martes, 21 de abril de 2015

¡¡Pay attention!! : ¡Las apariencias suelen engañar!

    Después del término de cada jornada laboral, llego a casa - pardón, a "palacio" -, ya cerca de las 21 horas. Bajo el puente levadizo (obviamente con control remoto, gracias a los fantásticos avances tecnológicos de nuestro presente), subo a mi torre por cada uno de  los 60 peldaños...¡Uff, vamos que se puede, siempre se puede! Aquí no ha sido posible mejorar el ascenso con tecnología; sólo hay factibilidad para Cánopy o Tirolesa, con caída directa a la Plaza o Bungee (es más directo, jajaja, pero tendríamos más de un ataque al corazón de parte de los residentes-usuarios, jajaja).
   Ya frente a la puerta, miro por el "ojo de Principessa" para que ésta (la puerta, obvio) proceda a mi identificación y moviéndose sobre sus goznes, me permita ingresar a mi morada (que no es morada precisamente, sino amarillo-tabaco u ocre).
   Prendo el televisor con un breve movimiento de cejas y busco el canal que conecto casi  todas las noches: CHV (pues ya a mediodía he visto el T13). No es inhabitual que el programa CC (Caso Cerrado) aún esté en exhibiéndose en su última parte. Me encanta la despedida de la Doctora : "Sea cortés, ande con cuidado, edúquese lo más que pueda, respete para que lo respeten ....y que Dios nos pille confesados"  (pardón, "que Dios nos ampare", me olvidaba que es Protector y no Castigador, jajaja).
   Lo interesante, más que la resolución de la Doc y que lo novedoso de cada caso (que en sí resultan variaciones de la misma melodía base), es la forma en que se va desenredando la "madeja", que suele presentar extraordinarias sorpresas, como ha sucedido un par de veces de las últimas que he visto. El vuelco que ha dado el caso (o "la vuelta de carnero", como dirían en mis tierras de origen) ha sido interesante, por decir lo menos. 
   El demandante quería "deshacerse" de una persona que había contratado para que realice las tareas del hogar, pues presentaba un comportamiento descuidado en sus funciones, estaba influenciando negativamente a su esposa y, como corolario, habíale robado una joya, además de otras que estaban desaparecidas (era fácil de suponer quién era responsable de la "invisibilidad" de estos objetos). El acusador, daba una serie de ejemplos de cada una de los cargos, tratando de manera muy despectiva a la empleada, que, para "mayor abundamiento" (jajaja, jerga al estilo tribunales), era latina; si no recuerdo mal, mejicana. 
   Cuando le correspondió hablar a la demandada, quien se notaba muy apocada y triste, reconoció que había robado las joyas, pero señala que lo explicará, asegurando que no es delincuente, lo que sin duda, resulta una afirmación desde todo punto de vista bastante "extraña", por decir lo menos. Obviamente, esa contradicción es aprovechada por el demandante, quien interrumpe permanentemente, con firmeza y claridad, a la demandada. Cuando la mujer comienza a hablar de su infancia, de la violencia sufrida personalmente, "¡ah! ¿qué onda? ", me dije. "¿A quién pretende engañar? ¿Pretenderá justificar su delito con la triste y pobre  infancia vivida?". Casi cambio el canal, pues me pareció grosera y torpe en su intervención, burda en el propósito de intentar provocar la compasión de los demás. Lógicamente, el hombre puso énfasis en el afán de hacerse la víctima de parte de la acusada. Cuando ya todo parecía claramente perdido para ella,  después de haber dicho que su empleador no era quien parecía, que ella conocía de maltrato y violenta doméstica porque la había vivido, solicitó hacer pasar a su testigo. 
  Y ahí fue cuando casi se le "cae el pelo" al demandante, pues la testigo era su propia esposa, una mujer bastante joven y de nacionalidad argentina. Se notaba llorosa y asustada, mientras el esposo le llamaba la atención por el hecho de estar, en el fondo, traicionándolo  al apoyar a una "delincuente". La demandada entregó las joyas a la jueza (las tenía en su poder),  agregando que todo había sido una estratagema, elaborada en conjunto con la esposa del demandante, para hacerlo llegar a la corte de la Dra. Polo. Es decir, las ...¡Mujeres, unidas, jamás serán vencidas! (jajaja). Se exhibió una  evidencia grabada del maltrato físico que el "compuestito" demandante daba a su esposa, resultando, al final, un "cazador cazado" en su propia trampa.    La esposa, que no había sido capaz  de denunciar la violencia de la cual era víctima, logró encontrar, para suerte suya, el apoyo de la demandada para atreverse a pedir ayuda y denunciar, elaborando aquel enrevesado plan que las llevaría a Caso Cerrado, donde podría exponer la situación que vivía y encontrar la solución que requería.
   Una vez que el victimario se vio descubierto, su violencia verbal y gestual subió de tono y,  aunque no agredió a nadie frente al público, abandonó el plató por donde no correspondía, seguido de dos policías, a quienes desoyó en sus instrucciones. 

   Sin lugar a dudas, el desenlace de este capítulo fue una sorpresa para todos. Lo bueno es que se logró dejar fuera de circulación a un golpeador más. Pero llama la atención la intrincada estrategia utilizada por la víctima y su colaboradora para romper el círculo de la violencia. Triste es decirlo, pero sucede más a menudo de lo que uno quisiera. Mujeres que se mantienen contra su voluntad en un ambiente de este tipo, porque no pueden escapar solas, o porque no saben elegir la mejor manera, o, por último, porque temen hasta la inmovilidad a quien las golpea. Nuestro país lleva una triste estadística de los numerosos femicidios que ocurren año a año, terrible final de muchos casos.      Así que, efectivamente, las apariencias suelen engañar, en casos como éstos y en otros menos luctuosos. 
    Recién hoy me decía el Corredor de Propiedades frente a la deuda de un arrendatario : "¡Me extraña que no pague a tiempo, si es tan correcto!".- "No", corregí yo, "no es correcto, parece correcto".
     La dualidad apariencia-realidad es parte de nuestra vida. Es tarea de cada uno de nosotros aguzar la vista y ver bajo el agua, leer entre líneas, analizar pequeños gestos, relacionar pistas, establecer comparaciones, detectar los "ruidos" o "incongruencias" que suelen producirse entre las acciones y las palabras, hacer funcionar el "tincómetro" y la intuición.... 
   Y si así y todo, resultas engañado/a por una linda apariencia, sigue adelante, no te niegues a continuar creyendo, confiando, esperando...que la realidad, que tu realidad, sea la que realmente esperabas...¡Good luck!
  

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