jueves, 9 de abril de 2015

Momentos de olvido: ¿zancadillas de nuestra psique?

    Anclada en la orilla de un río imaginario, contempla el tiempo pasar (como si eso fuera posible). Cual Penélope, pero sin un tejido que sirva de excusa o herramienta para reducir la espera, espera…y espera... (jajaja). Mientras sigue lamentándose del  lapsus sufrido, piensa que debe optar por la resignación. Ha olvidado en Santiago el cargador de su tableta, que es su diario de vida (más exactamente "diario de blog") y se ha quedado con la pantalla apagada, esperando que ocurra, tal vez, un milagro. No obstante, además de saber que éstos no existen, entiende que desde el ámbito celestial nadie acudirá para hacerla cambiar de idea (¡seguro que en eso van a estar pensando, jajaja!).

-¡Uff! En situaciones como ésta se puede comprobar de qué manera  dependemos de la tecnología en la actualidad.
- Cierto, pero, ¡por favor!: ¡¿Me vas a decir acaso que no tienes ninguna otra alternativa para escribir tus ideas?!
-¡Claro que sí! Pero me he acostumbrado a ese aparatito que ahora está callado y taciturno. Mis dedos caben perfectamente en cada tecla virtual y puedo escribir en ella en cualquier lugar y momento, con toda comodidad.
- Pero .¿¡Y el Pc?! ¿Para qué lo tienes? 
-Ya te dije : ¡No es lo mismo! La creatividad no fluye de la misma manera y con los Musos hay que tener cuidado: ¡son caprichosos!
- ¡Hummm! ¿Serán los Musos? En fin, cada loco (o loca, como en este caso, jajaja), con su tema. Te sugiero que aproveches de comprar un nuevo cargador, lo que te va evitar múltiples problemas en alguna ocasión futura.
- Es que en eso anduve denantes. ¡Fue una lata! Ya me parecía al personaje del cuento de Edmundo de Amicis, De los Apeninos a Los Andes: iba de local en local y al ingresar a cada cual renovaba, con bastante esfuerzo, mis esperanzas para comprobar, instantes después, que había sido inútil hacer acopio de buena onda: "¡No, nos quedan de éstos!" ¡Grrrr! Recorrí 10 locales y.¡nothing!
-¿Y qué vas a hacer, entonces?
- Aún no estoy segura, tengo mis dudas pues había planificado viajar  sólo hasta la próxima semana a Santiago y eso significa que para recuperar ese adminículo debería esperar...¡demasiado! No quiero viajar este sábado, pues debo acostumbrarme a mi nuevo horario de trabajo, que está bastante intenso. Quiero ver si logro recuperarme después de realizar casi 50 horas pedagógicas de clases, jajaja. 
- Yo que tú, entonces,  me compro una nueva tablet. Jajaja
- ¡No es mala idea, eh!
- Oye, ¡estaba bromeando!
- Yo  no. Así  podría adquirir una más actual y cómoda.
- ¡Qué loca!
- Es que el que puede puede, jajaja.
   
   Así no más fue.
  Después de tanto ir de aquí para allá llegó a su palacio a las 14 horas. Por suerte para ella y para la Humanidad toda había dejado cocinadas unas tortillas de acelga la noche anterior, de manera que sólo debía preparar las ensaladas, lo que hizo prestamente. A las 15 ya estaba almorzando. Sin embargo, a las 15,30 debía marchar para cumplir con su deber. De pronto, ¡eureka!, sus neuronas hacen sinapsis.

- ¡Qué tonta! Si sólo tengo dos períodos de clases significa que ingreso a las 17,30. ¡Chanfle! "Cuasi"  me equivoco.  ¡Me queda tiempo! Veamos qué provecho le saco.

   Pensó en lo que podría hacer en una hora-reloj y rápidamente tomó una decisión: bajar hasta Falabella a realizar el último intento de encontrar a Wally (jajaja). Cinco minutos y ya estaba en el lugar, pero conseguir que alguien la atienda eso sí que era una tarea compleja. Primero vitrineó para tener algunas ideas claras y luego se dio a la tarea de "cazar" a una señorita o caballero. 
    ¡¡Bien!! Lo consiguió luego de unos minutos. Al preguntar por un cargador, tuvo un instante de emoción, "sí tenemos" escuchó, ¡bravo!, a probar inmediatamente, "un momento, voy a buscar el conector para la corriente", vamos probando y probando por todos los orificios de la tableta y nada, jejeje.
   Fue definitivo. No tenía otra opción: estaba obligada a comprar un artefacto nuevo, sus Musos ya  estaban desesperándose, le reclamaban a cada rato y ya no atendían razones. Por tanto, considerando que no podía viajar por el momento, se "tiró a la piscina", con ropa y todo (jajaja).
- En todo caso, su Sría., tengo un atenuante: compré un aparato chiquito y barato, jejeje.
   Estaba entusiasmada pidiéndole instrucciones a la vendedora, cuando toma conciencia de la hora: sólo le quedaban 20 minutos de gracia. Hizo fuerza mental para que empleada la atienda lo más rápido posible y se dirigió raudamente a palacio. Aunque estaba contra el tiempo, se dio el pequeño lujo de desenvolver su adquisición, prenderla y tratar de hacerla funcionar. Quedó con la tarea a medias, pero fue más fácil de lo que había pensado. ¡Es que el que sabe-sabe, como dicen las Bolocco!
     ¡Zooommm!  Cuál bólido de "Rápido y furioso" (me imagino porque no he visto la saga ni la voy a ver), dirigió sus patitas al lugar de su  "pega". Allá estuvo hasta las 20,30 horas hablando, hablando y hablando....¡Pobres chicuelos! Las primeras clases (primera semana) son absolutamente expositivas, explicativas del programa y del trabajo que se desarrollará durante el año. Ese miércoles era el  sexto grupo similar al que debía dictarle la misma cátedra. Ya se sabía el discurso de memoria, pero, como cada vez, fue agregando, según las reacciones observadas, como una verdadera showoman, comentarios y anécdotas sabrosas, noticias intercaladas y otros, para seducir, conquistar o, en último caso, despertar a su público cautivo (jajaja).

    Terminó con éxito su cometido, pero llegar a palacio y tratar de leer, ver algún capítulo de la temporada Juego de Tronos que compró el domingo, era  misión imposible. ¡Para qué decir cómo le dolían sus "patitas"! Debió instalarlas en la tina con sales y otras hierbas, mientras se dedicaba a otra cosa (jajaja). Por suerte, no le molestaron para dormir, lo que hizo sin inconvenientes, como un verdadero saco de papas, jajaja. 
    Y aunque aún no termina la semana (me quedan todavía dos días laborales) debo reconocer, una vez más, que ,me gusta lo que hago, que me doy cuenta, por enésima  vez, el poder que tenemos los docentes, en cualquier aula donde ejerzamos. Es decisión de cada uno de nosotros, indudablemente, hacer uso de ese poder de la manera más constructiva y grata posible. La enseñanza y la guía magisterial, a pesar de todo lo seria y dedicada que debiera ser, no tiene por qué caer en el  aburrimiento y tedio. Así que, nuevamente me declaro profundamente feliz de haber elegido esta profesión y función. 
   ¡Bon Jorno!

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