lunes, 27 de enero de 2025

Toledo y Segovia, ¡imperdibles!🤩🤩

 

    Poco antes de las 7 am. del jueves 23 estábamos caminando por las húmedas calles de Madrid para alcanzar el autobús que nos llevaría al centro. Una vez allí -Plaza Benavente-, 35 minutos después, tomaríamos un taxi que nos llevaría a la oficina turística (al lado del Templo de Debod), desde donde saldríamos a las 8,30 horas. El taxi se demoró todo lo que pudo, total el taxímetro manda. Llegamos casi a las 8,00,  hora en que abrieron la oficina. Nos reportamos y esperamos el bus, el que se fue con bastantes turistas a iniciar su tarea diaria.

   

    Toledo ("Toletum"según los romanos, "Tulaytulah" según los musulmanes) nos esperaba con sus casi 90 mil habitantes. Es llamada la "ciudad de las tres culturas" porque en ella coexistieron cristianos, judíos y musulmanes, antes de que los Reyes Católicos decretaran la expulsión definitiva de judíos y musulmanes no-conversos el año 1492. La ciudad se encuentra asentada estratégicamente en una colina de 516 msnm., rodeada del Río Tajo. Es Patrimonio de la Humanidad deste 1986 y tiene muchos méritos para serlo. Su fundación es prerromana, los que la conquistaron el 193 a.C. En el siglo V pasó a manos de los alanos y luego de los visigodos, los que instalaron la Corte y luego la capital de su dominio, con Atanagildo primero y  Leovigildo después. Junto con transformarse en la capital del Reino Visigodo, se instaló allí el arzobispado más relevante del reino. Cuando sucedió la invasión musulmana, Toledo pasó a ser parte de ese poderío hasta el siglo XI, siglo en que es conquistada por Alfonso VI de León, un rey cristiano. Otro de los hitos relevantes de la urbe es haberse transformado en sede de la Corte de Carlos I de España o V de Alemania (siglo XVI), lo que aún le dio más prestigio a la ciudad.  Aunque en los siglos venideros la vida en Toledo no es tan tranquila ni pacífica, pasa más adelante al dominio de los Reyes Católicos.  
     En relación a una de las características que define a los toledanos se puede señalar el trabajo del hierro como actividad incluso prerromana, lo que los va transformando en unos expertos fabricantes de armaduras, espadas y cuchillos, entre otros objetos. Lo otro típicamente toledano es la artesanía del damasquinado, técnica que consiste en incrustar hilos o láminas de oro o plata en acero, obteniendo como resultado piezas preciosas. La técnica es originaria de Damasco, Siria -de allí su nombre-, que se hizo popular en Toledo en tiempos de Al-Andaluz (dominio musulmán de la península Ibérica). Desde joyas, pasando por relojes, hasta platillos y figuras ornamentales diversas es posible elaborar mediante este arte.  
    Al llegar a Toledo, luego de recorrer 70 kms. nos dieron un paseo panorámico por los alrededores de la ciudad. El lugar parecía estar detenido en tiempos de la Edad Media, en medio de una colina y rodeado por el cauce de un río en la parte baja. Varios campanarios, cúpulas y torres sobresalían de las viviendas y demás construcciones. Paños de muralla se destacaban en el paisaje, un par de puentes antiguos, uno de ellos romano restaurado. Nos bajamos en un Mirador y la vista era fabulosa. Luego de gozar de tan bellas postales, nos llevaron a un Taller de Damasquinado, en el cual nos ofrecieron una breve explicación de la técnica y una no tan breve visita a la sala de exposición y ventas, 😁 😁. Nos entretuvimos por allí, cerca de un par de caballeros con armadura. Las piezas de joyería y demases estaban ordenadas en 3 categorías, con los correspondientes descuentos por ser a nosotras no más, 😉. Con la Eli compramos unos colgantes con nuestro signo zodiacal e inicial de nuestro nombre  -respectivamente- de la sección más económica y, seguro, sólo con la mitad de una hebra de oro si es que,  😂 🤣.   
    Nos dejaron en Plaza Granada, lugar de encuentro final antes del regreso. De allí nos fuimos a la subida peatonal, para la que yo estaba preparada pues la conocía desde el año 2016. Consiste en 6 escaleras mecánicas  -¡por suerte!, 🥵- separadas por descansos y algún tramo de caminata. Una escalera estaba en paro, así que algo de escaleras subimos. En la parte superior, un mirador nos permitía obtener una nueva panorámica de parte de la ciudad. De allí subimos, esta vez caminando, hasta la Plaza Zocodever, la más importante. Para mayor abundamiento, es aquélla donde se ubica el único Mc Donald de la ciudad, 😁 😁. Seguimos subiendo a la siga del guía, al que no alcanzábamos a escuchar si estábamos algo distantes. Hicimos unas cuantas paradas con explicaciones, en otras ocasiones debíamos pegarnos como moscas a la pared de alguna construcción medieval, para no ser atropellados por algún vehículo que se le ocurría transitar por las estrechas callejuelas, 😁😁.Pasamos por calles especializadas en la venta de determinados productos, por alguna puerta o arco medieval, por alguna iglesia, monasterio o convento, por alguna plazoleta o la entrada al barrio judío, hasta llegar frente a una de las joyas de Toledo: la "Catedral Primada", la que deberíamos conformarnos con conocer desde el exterior porque por ser día de festividades estaba cerrada al público. En todo caso, tuvimos la suerte de ver al Presidente de la Comunidad, que muy compuestito y acompañado por otras autoridades, iba a asistir a una misa en la catedral y luego sería parte de una  ceremonia de entrega de premios a los personajes destacados de la ciudad.  
   Allí mismo nos dejó el guía y nos dio tiempo libre. Teníamos una hora y media, entre comillas, pues debíamos dejar tiempo para llegar a Plaza Granada, la que estaba al final de las escaleras mecánicas.  La verdad es que no pudimos hacer gran cosa, aparte de caminar unas cuantas callejuelas estrechas de subida buscando la forma de llegar a la plaza Zocodever, para alimentarnos, pues no habría tiempo para hacerlo en otro  momento. Logramos llegar a la plaza, sacando fotos en el camino. ¡Hermosa ciudad medieval con sus calles adoquinadas, sin veredas, con construcciones antiguas de piedra y concreto, con puertas enormes y ventanas de fierro! Y también  -¡cómo no!- muchos locales de souvenirs, restaurantes y otros. Ya en la Plaza Zocodever nos fuimos al Mc Donald pues nos quedaban 45 minutos y sólo alcanzaríamos a comer algo a la rápida. Hamburguesas, papas fritas y bebidas, todo muy saludable, 😅,  fueron a parar a nuestro poder y, como pudimos, encontramos sillas secas en la terraza y nos instalamos a dar cuenta de todo aquello. No demoramos mucho. Ipso facto nos fuimos a las escaleras y ya pronto estuvimos a la espera del bus, que nos llevó de regreso a Madrid, donde debimos cambiarnos de vehículo y de guía, para emprender viaje a Segovia.  
    Ya instaladas en el nuevo bus, este guía, sin duda, estaba más preparado que el anterior, para beneficio nuestro, pues nos entregó a cada uno audífonos y una pequeña radio, de manera que todo lo que él iría explicando mientras caminaba lo escucharíamos. ¡Fenomenal! Eso sí se podía considerar como un trabajo serio de guía turístico. Pasadas las 16 horas estuvimos en nuestro segundo destino del día. Caminamos por las calles antiguas de Segovia, observando las murallas medievales, las angostas calles adoquinadas, las casas judías con sus marcas que indicaban su origen/religión, la reparación de los segundos pisos de las viviendas con la técnica del esgrafiado, hasta llegar al Alcázar de Segovia, una castillo fantástico, que algunos aseguran fue la inspiración de Walt Disney. Estuvimos en la plaza que precede su entrada, sin ingresar a él, pues no alcanzaba el tiempo para ello. En todo caso, fue suficiente ara admirarlo y tomar muchas fotografías. 
   Desde allí nos fuimos en dirección a la Catedral, una enorme y fantástica construcción de estilo gótico y renacentista, erigida entre los siglos XVI y XVIII. La suerte en este ámbito no nos acompañó tampoco: había un funeral en la Catedral en esos momentos y sólo se permitía el ingreso de turistas que ya tuvieran la entrada. Obvio, no teníamos cómo ingresar. Fue allí precisamente donde el guía nos dejó libres, indicándonos la dirección para llegar hasta la gran maravilla de Segovia, que nos esperaba al final de la calle por la que nos encaminaríamos. Íbamos en busca del "Acueducto Romano" tantas veces visto en videos y, en mi caso, sólo una vez en vivo y directo.    
   El "Acueducto de Segovia" es una herencia romana, mandada a construir en el siglo II d.C. por Trajano y Adriano (dos de los emperadores hispanos). Es una obra de ingeniería civil extraordinaria, de 17 kms. de longitud, cuya máxima altura pareciera estar en la Plaza de Azoguejo, lugar en que se levanta esta maravilla en doble arquería, alcanzando 28 metros de altura. ¡Resulta impresionante observar esta obra en medio de la plaza, saliendo de una callejuela angosta. Es algo así como cuando uno sale de la estrecha garganta de altas paredes rocosas para ver "El tesoro" en Petra (salvando las distancias). Después de admirar, fotografiar, fotografiarnos hasta el cansancio, nos fuimos a celebrar la fortuna de estar allí, 18 siglos después de su construcción con unos churros y una taza de chocolate compartidos. ¡Qué privilegio!  
    Pronto nos reunimos con el guía y los demás visitantes, nos subimos al bus y regresamos a Madrid, a 90 kms.de distancia. La carretera despejada permitió que en una hora estuviéramos bajando del vehículo y dando fin a nuestro día de tour y última tarde en la capital del Reino. No podíamos estar más satisfechas y contentas de haber dedicado ese día a ir a esas ciudades cercanas. El día había estado casi sin lluvia, con sol a ratos, y las vistas habían estado espectaculares. ¡Qué más se podía pedir! Era el momento, ¡uff! de arreglar la maleta y emprender rumbo a otra ciudad maravillosa: Cartagena -la Carthago Nova de los romanos-. Entonces, a tomar otro tren rápido, que nos llevaría al "cielo". Ya les contaré  lo que significa aquello. Hasta pronto. 





   



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