¡Qué maravillas de ciudades! En Barcelona (Barcino, Barcinona) habíamos sido testigos del arte de Antonio Gaudí y de otros genios arquitectónicos modernistas; nos habíamos admirado de edificios góticos y modernistas; nos sentimos gratamente sorprendidas del buen vestir de sus habitantes (1 millón 650 mil), de la tranquilidad y limpieza en las calles y medios de movilización (buses y metro), de las construcciones extraordinarias producto de distintas ferias mundiales celebradas en la ciudad condal. En Tarragona (Tarraco) el mar nos pareció más presente, seguramente por el tamaño menor de la urbe (140 mil habitantes), mientras lo romano tomaba protagonismo extremo.
Una vez en la Estación de Buses, a la que llegamos a las 14,30 horas, luego de que mis amigas ni se dieran cuenta dónde las llevaba el bus -costó despertar a una cuando íbamos llegando-, quisimos, sin resultados, llamar un vehículo de app, pero fue imposible. Después supimos que no existía este medio en la ciudad. Un taxi-van nos sacó del apuro y por 11 € nos llevó al "Hotel Catalunya Express", donde por 24 más por cada una nos dieron una habitación triple en la que cupimos apenas, 😁, especialmente en el baño. Dejamos nuestro equipaje y partimos a descubrir la urbe, no sin antes acercarnos a la Estació de Renfe (trenes comunes) para comprar nuestros billetes del siguiente destino. Nada de barato pero no había otra alternativa más rápida (los buses demoraban una hora más ). Nos hubiera gustado el AVE (tren de alta velocidad); sin embargo, la estación de éste se ubicaba a 15 kms. ¡Nada qué hacer! Así y todo no fue una baratura cada pasaje -24€-. Cabe señalar que lo más caro que hemos experimentado en España es la adquisición de pasajes y la movilización en general.

Partimos a conquistar lo ya conquistado por cartagineses, romanos, visigodos y árabes antes que nosotros (sin contar a los diversos inmigrantes, 🙈). Primero gozamos de las vistas de la playa a orillas del Mediterráneo. ¡Maravillosa! El sol 🌞 😎 brillaba sobre nuestras cabezas y rielaba sobre las olas. Las selfies iban y venían. Subimos al Balcón sobre el Mediterráneo cual Julietas a la espera de su pirata Romeo, 🤣. ¡Qué panorámica más hermosa! No llegó Romeo -¡qué novedad!- así que partimos a buscar las huellas de otros grandes, menos caprichosos, creo: Julio César y Augusto, este último el principal impulsor del desarrollo de Tarraco, aunque la ciudad ya había sido fundada por Escipión el Africano en el contexto de la Segunda Guerra Púnica (contra el cartaginés Aníbal), en el año 218 a.C.

Caminamos menos de una cuadra, desde el balcón donde termina la Rambla de Tarragona. Miramos unos metros hacia abajo, lado izquierdo, y nos encontramos con una obra monumental, construida a fines del siglo II d.C., hoy, Patrimonio de la Humanidad: el Anfiteatro Romano, 🙄😮🤗. Obvio, partimos hacia allá, ipso facto. Para mí no era novedad, pero para mis compañeras, un sueño, especialmente para Marcela, profesora de Historia. Yo había viajado el año 2017 a conocer este lugar y otros de la península y ya me había extasiado al contemplar estas obras, lo que no significa que no me entusiasmara volver a visitar algo tan preciado en mi memoria. Cinco euros cada una de mis amigas, la mitad, yo, pagamos para ingresar. Me quedó muy claro esta vez que, mientras el emperador Valeriano estaba en el poder, fueron ejecutados un obispo y sus dos diáconos, lo que sin duda encendió el ánimo de la gente, pues en el siglo III d.C. el Cristianismo estaba a un paso en convertirse en una de las poderosas religiones del imperio. Las actividades de este anfiteatro (combates de gladiadores, luchas con fieras y caza de animales, más espectáculos atléticos y similares) ya estaban en decadencia cuando sucedió lo de los cristianos sacrificados. Más adelante, en el siglo VI, en memoria de los mártires, se levantó una basílica sobre la arena del anfiteatro. En el siglo XII se superpuso una Iglesia Románica dedicada a Sta.María del Milagro; a partir del 1576 le sucedió un Convento trinitario, en tanto en 1780 pasó a ser prisión. ¡Uff! ¡Cómo cambian las prioridades e intereses a través del tiempo!

Recorrimos, examinamos y fotografiamos la construcción, para luego subir unos metros y ver, al otro lado de una avenida, las ruinas del Circo Romano de Tarraco y el Pretorio, 😳🤗. Para allá nos dirigimos. Estas construcciones, que, desde fuera, no parecen lo que son, resultan grandiosas. La vez anterior que estuve acá no pude ingresar al Circo, 😉, pues estaba cerrado por mantenimiento, de manera que casi todo me era desconocido. El Circo estaba destinado a las carreras de carros (de bigas y cuadrigas), los que competían en equipos. Este edificio se construyó a fines del siglo I d.C., junto con el Foro Provincial del Pretorio, siendo usado para tales efectos hasta finales del siglo IV.

Anduvimos por unos cuantos metros bajo un túnel, que nos impresionó por su conservación, el colorido con las luces artificiales y por el hecho de saber que mientras caminábamos en él lo hacíamos por debajo de una calle contemporánea. Después de leer diversas estelas romanas en que se hacía alusión a varias personalidades de la época, nos dedicamos a recorrer el Pretorio, hasta llegar al terrado del edificio (tres plantas más arriba) donde pudimos disfrutar de vistas panorámicas extraordinarias de la ciudad, especialmente de la Catedral, del Anfiteatro y del Mediterráneo.

Una vez que bajamos me atreví a proponerles a las "chiquillas" ir hasta el "Pont del Diable", un Acueducto Romano ubicado en los alrededores de Tarragona, a unos 5 kms., trayecto que hice una vez caminando, pero que esta vez lo hicimos en un taxi, que logramos encontrar como a las 5 pm. Estuvimos de suerte, pues de otra manera no habría podido mostrarles esta maravilla arquitectónica de más de 2.000 años de existencia. Lo negativo es que no está lo suficientemente cuidado: hay entrada libre y gratis y eso lleva consigo descuido de parte de más de algún visitante. Considerando que es un patrimonio histórico valioso, debería estar más resguardado. De allí, por 1,6 €, nos subimos a un bus de recorrido que nos anduvo paseando por una población suburbial ubicada por donde el diablo -el mismo del puente, 😂- perdió el poncho. 45 minutos después, ya de noche, llegamos de regreso a la Estació de Trenes, desde donde, caminando, nos fuimos hasta el alojamiento, pero, a medio camino, pasamos a servirnos alguna cosilla.

Milagrosamente, debo decir, mis amigas no habían reclamado por falta de alimentos, lo que no dejó de asombrarme. Cabe señalar que no nos habíamos alimentado desde las 9 am., pues apenas llegamos a Tarragona nos dedicamos a visitar los puntos de interés ya mencionados; sólo teníamos esa tarde para hacerlo. En el local elegido, optamos por unas hamburguesas 🍔, que disfrutamos con verdadero gusto. Mientras estábamos en ello, nos dimos cuenta que teníamos hambre realmente, la que habíamos controlado, ignoro cómo, durante todas esas horas. De allí nos dirigimos a nuestro alojamiento, a unas cuantas cuadras. Para variar, nos anduvimos perdiendo un poco, así que más se alargó nuestro regreso.

Al llegar al hotel, nos preparamos principalmente para dormir, pues estábamos cansadas. No demoramos mucho en quedarnos dormidas. Al día siguiente saldríamos temprano, pues desayunaríamos casi frente a la Estació, antes de ir a esperar el tren 🚆 🛤 . Era nuestro primer viaje en este medio, lo que nos llenaba de entusiasmo. El trayecto a Zaragoza, nuestro próximo destino, duraría poco más de 4 horas, por lo que a las 8,30 del domingo ya estábamos instaladas en una cafetería cercana, para desayunar como Dios manda. Un sánguche a la francesa pidió una, uno con bacon la otra y la tercera, vuesta servidora, un croissant con chocolate, todo acompañado con café o té. La atención grata y el buen ambiente del local nos mantuvo un buen rato allí, para después cruzar la calle e irnos a la estación. Esperamos lo que correspondía hasta que a las 10,08 estábamos abandonando Tarragona, casi con un vagón completo para nosotras. Era domingo y viajaba bastante menos gente. Felices las tres, 😉, nos arrellanamos en nuestros asientos para iniciar el viaje. Lo que no esperábamos era lo que nos avisó el revisor, 🙄😬😱. Ya estábamos allí y no había posibilidad de cambiar de medio. Preferimos tomarlo con Andina y darle la bienvenida a la aventura. Ya les contaré. ¡¡Zaragoza, para allá vamossss!!! ¡Arrivederci!



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