jueves, 30 de enero de 2025

Granada, tierra de naranjas...

    

    Más que tierra de granadas, a nosotras nos pareció de naranjas. ¡Eran tantas las plantaciones de ellas que vimos antes de llegar allá, que no salíamos de nuestro asombro!, así como la cantidad de olivares al acercarnos a Córdoba. Pero ya hablaremos de esto último, que antes mucho hay que decir de las maravillas granadinas. Granada, distante 295 kms. de Cartagena, es una ciudad Patrimonial con todo la razón del mundo. Posee la mejor y más valiosa muestra de la cultura musulmana en tierras peninsulares, el Complejo llamado "La Alhambra", que, por si fuera poco lo anterior, se encuentra enclavado en una ubicación privilegiada, en los altos de la ciudad, dominando la parte llana.  
     Granada en la actualidad contiene 232 mil habitantes, muchos de ellos centrados en barrios típicos, como el Albayzín y el Sacromonte (donde se aglutinan descendientes de los musulmanes o moros y gitanos, respectivamente). Nosotros precisamente quedamos en el límite del Albaycín, de sus calles adoquinadas y estrechas, en subidas y bajadas,  con abundantes tiendas de souvenirs y de un cuanto hay de productos, tesoros para los turistas y compradores compulsivos, 😉. Saliendo del edificio en que estábamos alojadas, a la derecha teníamos el Albayzín y a la izquierda la Avda.Gran Vía, con la Catedral a unos pasos (y muchos otros puntos de interés).  
    Llegamos como a las 15,30 a esa tierra soñada y  mientras íbamos en el taxi a nuestro alojamiento recorrimos calles y avdas. ya recorridas.  Era mi tercera vez en la ciudad, ya casi como visitante frecuente. Al bajarnos del vehículo, me asombró. Cruzando la calle adoquinada estaban las tiendas de souvenirs. Se nos sonrió la cara cuando corroboraron que había ascensor. No cabíamos las 3 con nuestras maletas, pero eso no importaba. La fumadora se quedó abajo dándole al vicio, mientras las otras subíamos a tomar posesión del depto., que resultó muy acogedor, aunque algo pequeño (en correlación con el ascensor, 😂😂), pero contábamos con 3 camas y una lavadora.  Una de nosotras debía lavar bastante ropa.  Después de instalarnos, salimos a reconquistar Granada,  la apetecido por muchos.  
    Esa tarde recorrimos el casco histórico, llegando a la Catedral, al Monumento de Isabel la Católica y Colón, a la Plaza Nueva, fotografiamos el tímido paso del Río Darro por un costado de la Plaza Nueva, hasta llegar a un Bar de Tapas, ambientado en onda medieval, donde nos sacamos las ganas de probar las dichosas tapas españolas, acompañándolas con jugo, cerveza y vino, en consumo absolutamente moderado, 😉. Podíamos elegir 5 variedades de tapas por 14 euros, todas las cuales estaban muy sabrosas. Cada cual eligió una de su gusto y las restantes llegamos a consenso. El hambre nos hizo llegar a acuerdo con rapidez, 🤣 🤣, a todo lo cual le acompañó un platico con aceitunas y otras tapas, gentileza de la casa. Un poco de shopping, una entrada fallida a un Carrefour Express (supermercado), pues estaba lleno de chinos, que habían arrasado con los envases de agua. Debimos buscar otro super en las cercanías, pues necesitábamos pan y h2o. En el intertanto averiguamos paraderos de bus turístico y horarios pues al otro día teníamos planificado visitar La Alhambra.  

     Dos cosas: 1) en Granada la invasión china continúa (también en Córdoba, pero en menor escala). Desde que estuve el año 2016 en esta bella ciudad, la presencia asiática era realmente notoria. Ahora, sigue igual o ha aumentado. A pesar de ser temporada baja en el viejo continente,  los grupos de turistas chinos son numerosos. Todo lo invaden, con una actitud avasalladora y prepotente. El consejo a seguir es "si no puedes contra ellos, escapa de ellos o déjalos pasar". Imposible ganarles, 🙄😏😒. 2) Intentamos conseguir entradas a La Alhambra por Internet. Los precios oscilaban desde 20 a 71 euros. A nosotros nos interesaba, sí o sí, visitar los Palacios Nazaríes, donde se encuentran las dependencias más bellas que han visto nuestros eyes, amén  de fuentes, jardines y patios espectaculares.  Pasamos a una agencia de espectáculo de flamenco y entradas para el complejo, pero no nos convenció. Finalmente optamos por estar allá temprano e intentar conseguir las entradas en taquilla, como le había aconsejado un matrimonio vecino nuestro en depto. en Cartagena. 
      Al día siguiente madrugamos, pero entre vuelta y vuelta y decisiones tontas por demorosas, nos subimos recién a las 9,30  hrs. al tren turístico en la Plaza Nueva, pagando la módica suma de 9,35 eurillos por subirnos y bajarnos en las paradas que quisiéramos durante todo el día. El trencillo no iba directamente a La Alhambra; daba vueltas por media Granada antes de subir al complejo, lo que hicimos cerca de las 11 hrs. ¡Uff! Era para darse de cabezazos en los muros. Al ver grupos de chinos por todos lados casi me desespero. Yo había visitado La Alhambra en diciembre- 2016 y en enero-2018, ingresando a los Palacios Nazaríes en la segunda ocasión. La experiencia había sido tan impresionante que quería que mis compañeras de viaje también la tuvieran y yo repetirme, 😉. Pero la suerte nos seguía acompañando. Preguntamos si podíamos comprar, nos pidieron que esperáramos nuestro turno. Sólo podía pasar una. Me tocó la misión y partí con 50 euros de cada una esperando que alcance. Cuando me dijeron que había entradas a las 16 horas y a 18 euros cada una, casi me atraganto de la impresión. Feliz como una perdiz volví donde mis amigas, las que se pusieron igual de alegres porque, además de haber encontrado entrada para ver los Palacios, habíamos ahorrado una barbaridad. Por Internet nos habían ofrecido incluso a € 71 cada una.   
  Cabe señalar que si bien la entrada a los Palacios era a las 16 horas, mientras tanto podíamos visitar todo lo demás. Dos veces nos pidieron mostrar las entradas en todo el recorrido del complejo que hicimos entre las 11 y las 13. Disfrutamos del "Generalife", esa villa rural con jardines ideada por los Reyes Nazaríes a manera de descanso, cerca de sus palacios hacia finales del siglo XIII.  Fue un paseo hermosísimo y reparador. También visitamos el Palacio de Carlos V (data: 1526, siglo XVI) y la Alcazaba (siglo XIII), fortaleza en que residía la guardia de élite del sultán. Allí fue precisamente donde el cielo se descargó sobre nuestras cabezas, cuando subíamos a la Torre del Homenaje. Quedamos mojaditas; suerte que andábamos con nuestras parcas, más una llevaba paraguas. Eso nos permitió sobrevivir al pequeño diluvio, 🤣.  Esperamos unos minutos y seguimos con nuestra visita.  
 
     Ya siendo las 13 horas  bajamos a una parada del bus turístico, el que nos dejó en la Plaza Nueva, donde buscamos un restaurante  para almorzar. Optamos por una pizza cada una con bebida, lo que nos costó 10€, que lo valieron porque la pizza no era nada de pequeña. Antes de la 15 horas (14,40 horas) tomamos el tren turístico.  El  chofer demoró todo lo que quiso y se le ocurrió. Se detenía en las paradas, conversaba con alguna otra persona, etc., tanto demoró que  lo que podríamos haber hecho en una hora, demoró 1,20 hrs. Yo estaba histérica porque temía que llegáramos tarde y no nos dejaran ingresar. Pero llegamos a la hora exacta y casi no había gente en fila. Después entendimos que la abundancia de chinos que había al interior era la razón por la que aún no se había terminado la fila de ingresos cuando llegamos.  
    Una vez adentro, todo fue relax, alegría, asombro, fotografías, selfies, etc. ¡Volví a asombrarme de la belleza de las construcciones, de las decoraciones de las paredes, de los cielos rasos, de las ventanas, puertas, pilares y capiteles, de los patios, de las fuentes de agua, de los estanques, de las plantas y flores! Fue un recorrido maravilloso por los Palacios de Mexuar, de Comares y de Los leones. Abandonamos este complejo monumental por la emblemática Puerta de la Justicia y cada cual fue fotografiada saliendo de allí, mientras la última, simulaba cerrar la puerta, 😁 😁.  Esta es una de las cuatro entradas a La Alhambra, sobre cuyo arco se observa una mano, mientras en la pared interior aparece una llave. Ambos elementos son simbólicos y han sido  interpretados de distintas maneras, aunque presentan elementos en común: el poder y la  fe... Fuera de la puerta esperamos el tren turístico  y no nos bajamos de él sino hasta llegar al Mirador de San Nicolás (en el barrio Sacromonte), lugar desde el cual, habiendo buen tiempo, se puede observar una maravillosa puesta de sol sobre La Alhambra. Ese día no pudimos gozar de aquella vista, pues estaba muy nublado y amenazaba lluvia. Por ello, nos fuimos hasta el Monasterio de la Cartuja, pero faltaba poco para el cierre del horario de visita y sólo pudimos apreciar el edificio desde el exterior. Con ello, terminaba nuestro paseo y visita por los monumentos de esta hermosa ciudad, tierra de moros,  judíos y cristianos, principalmente. Había llegado el momento de hacer últimas compras, arreglar maletas y repararse para partir el siguiente destino : la hermosa Córdoba. Hasta pronto.








  

miércoles, 29 de enero de 2025

Cartagena y su historia...

 

     El 24 de enero nos dirigimos a Cartagena por vía férrea en un tren de alta velocidad. Nuestro pasaje, comprado por Internet, decía que nuestros asientos estaban en el sector "cielo". No sabíamos lo que significaba pero algo malo no sería, imaginamos, 😇😇. Partiríamos de una estación que no conocíamos, llamada "Chamartín". Eso sucede porque no todas las estaciones están preparadas para este tipo de trenes. Así que madrugamos para no sufrir por los atascos de tránsito que pudieran existir a primera hora de un día viernes, desde el alojamiento a la estación, a unos kilómetros de distancia. De nuevo tuvimos que someter nuestras pertenencias a los escáneres previos a acceder al tren y, de nuevo, 😒, mi cuchillito cocinero salió pillado. En el viaje a Madrid había pasado sin problemas, aunque igual debí abrir mi maleta, pero esta vez me lo requisaron, 😒. No era una gran cosa en cuanto al tamaño, no más de 5 centímetros de hoja🍁, pero no pasó la revisión. La idea era contar con él cuando me quede sola en "Las Europas" y, obvio, arriende pieza de hotel en lugar de depto. En fin, así son las reglas... Junto con ello, me anotaron en un registro, así que quedé seguramente como "persona de interés", 🙈 🙈.  
   Una vez pasado ese trago semi-amargo, 😉, nos fuimos a buscar el "cielo". ¡Era el segundo nivel del último carro, el número 8! Claro que las maletas no las llevamos al cielo, se quedaron en "tierra" no más. Haberlas subido sin ayuda de ningún ángel habría sido una ordalía. El vagón iba lleno, así que tuvimos compañía...masculina, 🙄. El viaje por tierras de las comunidades de Madrid y de Murcia nos dejó como aprendizaje las grandes extensiones de cultivo existentes, de olivos, almendros, naranjas, mandarinas, limones...¡Campos y campos sembrados y plantados con aquéllos y más! ¡Impresionante! El tren se detuvo apenas en cuatro estaciones, contando a la que llegamos. Aunque hubo momentos en que la velocidad llegó a 298 kms., no dejó de demorar su buen poco para la distancia existente entre ambas ciudades -440 kms.-. En realidad , algo menos, pues sólo llegamos "veloces" en el cielo hasta Murcia, a las 11,01 hrs. En aquella estación compramos billetes para irnos en un Renfe los restantes 50 kms. Llegamos a las 13 horas a Cartagena. Del depto. podíamos disponer a partir de las 15 horas, así que decidimos almorzar cerca de la estación. Cerca de ella se veían restaurantes, por lo que partimos hacia ellos caminando y con  nuestras maleticas a cuestas.  
    No fue tan fácil encontrar algo a gusto. A dos cuadras estuvimos frente a un hotel. Acaloradas por el esfuerzo y la temperatura más alta que en la capital, nos detuvimos allí y nos instalamos en la terraza a almorzar. No podíamos haber elegido mejor. El almuerzo estuvo excelente. De primero nos servimos, una de nosotras, crema de calabaza; las otras, ensalada César. De principal, salmón con pasta, dos y pollo con salsa de champiñones y papas fritas, la tercera. Bebidas y jugo para no atorarse y de postre, tarta (de manzana, una; de queso, las otras), además de café. Una pidió café con leche, lo que a todas nos causó mucha gracia -y preocupación,😬- después, porque el almuerzo estuvo bastante contundente. ¡Uff! Todo por 18 eurillos,  😁 😁.  

   Cerca de las 15 horas nos fuimos a buscar el depto. arrendado, que estaba a un par de cuadras, por lo que no requerimos de medio de movilización. Abrir el depto. fue casi una gimkana. Tuvimos que ir a una oficina, abrir con una clave recibida por wahtsapp, pasar al interior, buscar una cajita adosada a la pared, abrirla con otra clave, sacar el juego que nos correspondía, salir de allí, ir a otro edificio y abrir una puerta que costó muchísimo, subir a un segundo piso (para nosotros tercero), sin ascensor, para llegar, ¡uff!, a un alojamiento bastante bueno. En general, debemos decir que hemos tenido bastante buen ojo y suerte al respecto, 😃😃. 

   Luego de instalarnos, salimos a conquistar el mundo, o sea, Cartagena. Es una ciudad de 220 mil habitantes. Fue fundada por el cartaginés Asdrúbal el Bello el año 227 a.C. bajo el nombre de Qart Hadasht, transformándose en un bastión importantísimo para el poderío cartaginés en el Mar Mediterráneo y en la Península. El Imperio Romano estaba en proceso de expandir sus dominios y la superioridad cartaginesa en el mar era un impedimento para sus planes. Fue el origen de las Guerras Púnicas, de las cuales una de las campañas de la Segunda G.P. tuvo como objetivo la conquista del puerto de Qart Hadasht. Escipión el Africano lo logró el año 209 a.C., a partir de lo cual la ciudad pasó a llamarse Carthago Nova. Pero eso no fue todo, pues a la llegada de los visigodos y, poco después, del poderío bizantino se le llamó Cartago Spartaria. Posteriormente, viene la aparición de los árabes...En fin, la urbe fue oscilando según los vaivenes de la historia y los cambios en el poder.  

    Lo primero que visitamos, a pocas horas de nuestra llegada, fue el "Museo de la Muralla Púnica", a pocos pasos de nuestro alojamiento. Allí nos encontramos con restos de la muralla cartaginesa que rodeaba Qart Hadasht desde su fundación. Murallas de 5 metros de ancho, de 10 metros de alto, que no sólo cumplían una función defensiva, sino también servían de caballerizas y dormitorios para los soldados. Un admirable y práctico aprovechamiento del espacio. También allí nos encontramos con los restos de una cripta cristiana, parte de una ermita  construida de fines del siglo XVII y comienzos del siglo XVIII,  que fue hallada durante las excavaciones. Luego de admirar tan valiosos vestigios arqueológicos, partimos en busca del anfiteatro romano y nos encontramos con la estructura de una Plaza de Toros en reparación. Cabe señalar que el año 2017, cuando estuve por primera vez en esta histórica ciudad, la "Plaza de Toros" estaba igualmente en mantenimiento. Ahora, investigando en Google, entendí que efectivamente  el Anfiteatro Romano estuvo allí, pero que la Plaza de toros contemporánea fue construida sobre sus ruinas, por lo que los vestigios más antiguos permanecían ocultos. Es ahora cuando se está excavando para sacarlos a la luz. 
     No nos fue bien en aquello, pero pronto descubrimos, en nuestra  caminata, restos del Cardo y del Decumano romanos, las principales calles de la ciudad, que datan del siglo I. Quisimos conocer una Domus Romana, pero no tuvimos suerte pues el recinto estaba cerrado. Nos desplazamos hasta el Paseo Marítimo, llegando hasta el Puerto de Yates y las embarcaciones oficiales de la Marina. Pronto estuvimos en el sector de la Rueda de la Fortuna, de la escultura de la cola de la ballena y del Monumento a las víctimas del terrorismo (una escultura de 5 metros que impresiona). Después de aquello accedimos al Paseo Peatonal, presidido por el hermoso edificio del Ayuntamiento, seguido por otros de estilo renacentista, con múltiples tiendas y locales comerciales en sus primeros pisos. En aquello nos sorprendió la noche y luego de buscar un supermercado para comprar lo básico para la once y el desayuno, nos fuimos a nuestro alojamiento. Al día siguiente, teníamos esencialmente 3 puntos de interés que sí o sí visitaríamos.   
     El sábado 25, antes de la 10 a.m., estábamos en las calles de Cartagena dirigiéndonos a la "Casa de la Fortuna" (Fortuna Propitia), donde encontraríamos los vestigios de una domus -casa-  romana, del siglo I a.C. existente en el subsuelo de un Museo creado con el mismo nombre. Luego de pagar 3 eurillos cada una nos dedicamos a recorrer las ruinas, que contenía los muros y espacios de las distintas dependencias de la vivienda de un romano adinerado. Lo que más llama la atención son los restos de los coloridos y bellos mosaicos en las paredes del atrio, lugar de recepción  de los visitantes...  
   De allí nos dirigimos a otro museo, el del "Teatro Romano", pagando la correspondiente entrada de 4 euros. Luego de pasar por las salas de exhibición del Museo llegamos a la gran maravilla de Cartagena: ¡el Teatro Romano! Extraordinario el trabajo de reconstrucción y habilitación para que los visitantes y amantes de estas bellezas clásicas puedan sentirse, aunque sea en una parte pequeñísima, herederos de tan grandiosa cultura. Estuvimos allí un buen rato. Al salir, comenzamos a buscar el acceso y subida al Cerro Concepción  pues queríamos visitar el castillo, pero anduvimos como el perro que persigue su cola. ¡Puchas que nos costó encontrar el dichoso ascensor!  
   Tanta caminata y búsqueda nos dio hambre, así que buscamos dónde almorzar primero para recuperar fuerzas y luego dirigirnos a una audiencia con el Sr. Castellano, a ver si tenía la deferencia de atendernos. Una vez encontrado el moderno ascensor para subir al cerro, luego de almorzar convenientemente, caminamos hasta allá, pagamos el importe 😒🙄, para ahorrarnos la subida y nos fuimos al Castillo, entreteniéndonos un buen rato arriba con unos pavos reales -bellísimos- que andaban algo inquietos y con las hormonas algo soliviantadas, 😂 😂.  Después de aquello, ingresamos al Castillo de la Concepción donde recorrimos distintas dependencias y accedimos a la torre del homenaje para admirar, desde las alturas, la ciudad y el puerto de Cartagena. Allí nos enteramos que los castillos-fotalezas cercanos a la ciudad eran varios, uno en cada colina, a excepción de una que estaba sin construcción. Con esta última visita habíamos completado lo que teníamos previsto visitar de la ciudad, por lo que nos fuimos satisfechas a casa a descansar y a alimentarnos -otra vez, 🙈-. Teníamos todo listo para viajar al día siguiente a Granada (alojamiento y pasajes), sólo nos faltaba ordenar de nuevo nuestras maletas, 🥴🥺😢. El viaje lo haríamos en bus y esperábamos fuera de lo más entretenido. Hasta pronto.







 


lunes, 27 de enero de 2025

Toledo y Segovia, ¡imperdibles!🤩🤩

 

    Poco antes de las 7 am. del jueves 23 estábamos caminando por las húmedas calles de Madrid para alcanzar el autobús que nos llevaría al centro. Una vez allí -Plaza Benavente-, 35 minutos después, tomaríamos un taxi que nos llevaría a la oficina turística (al lado del Templo de Debod), desde donde saldríamos a las 8,30 horas. El taxi se demoró todo lo que pudo, total el taxímetro manda. Llegamos casi a las 8,00,  hora en que abrieron la oficina. Nos reportamos y esperamos el bus, el que se fue con bastantes turistas a iniciar su tarea diaria.

   

    Toledo ("Toletum"según los romanos, "Tulaytulah" según los musulmanes) nos esperaba con sus casi 90 mil habitantes. Es llamada la "ciudad de las tres culturas" porque en ella coexistieron cristianos, judíos y musulmanes, antes de que los Reyes Católicos decretaran la expulsión definitiva de judíos y musulmanes no-conversos el año 1492. La ciudad se encuentra asentada estratégicamente en una colina de 516 msnm., rodeada del Río Tajo. Es Patrimonio de la Humanidad deste 1986 y tiene muchos méritos para serlo. Su fundación es prerromana, los que la conquistaron el 193 a.C. En el siglo V pasó a manos de los alanos y luego de los visigodos, los que instalaron la Corte y luego la capital de su dominio, con Atanagildo primero y  Leovigildo después. Junto con transformarse en la capital del Reino Visigodo, se instaló allí el arzobispado más relevante del reino. Cuando sucedió la invasión musulmana, Toledo pasó a ser parte de ese poderío hasta el siglo XI, siglo en que es conquistada por Alfonso VI de León, un rey cristiano. Otro de los hitos relevantes de la urbe es haberse transformado en sede de la Corte de Carlos I de España o V de Alemania (siglo XVI), lo que aún le dio más prestigio a la ciudad.  Aunque en los siglos venideros la vida en Toledo no es tan tranquila ni pacífica, pasa más adelante al dominio de los Reyes Católicos.  
     En relación a una de las características que define a los toledanos se puede señalar el trabajo del hierro como actividad incluso prerromana, lo que los va transformando en unos expertos fabricantes de armaduras, espadas y cuchillos, entre otros objetos. Lo otro típicamente toledano es la artesanía del damasquinado, técnica que consiste en incrustar hilos o láminas de oro o plata en acero, obteniendo como resultado piezas preciosas. La técnica es originaria de Damasco, Siria -de allí su nombre-, que se hizo popular en Toledo en tiempos de Al-Andaluz (dominio musulmán de la península Ibérica). Desde joyas, pasando por relojes, hasta platillos y figuras ornamentales diversas es posible elaborar mediante este arte.  
    Al llegar a Toledo, luego de recorrer 70 kms. nos dieron un paseo panorámico por los alrededores de la ciudad. El lugar parecía estar detenido en tiempos de la Edad Media, en medio de una colina y rodeado por el cauce de un río en la parte baja. Varios campanarios, cúpulas y torres sobresalían de las viviendas y demás construcciones. Paños de muralla se destacaban en el paisaje, un par de puentes antiguos, uno de ellos romano restaurado. Nos bajamos en un Mirador y la vista era fabulosa. Luego de gozar de tan bellas postales, nos llevaron a un Taller de Damasquinado, en el cual nos ofrecieron una breve explicación de la técnica y una no tan breve visita a la sala de exposición y ventas, 😁 😁. Nos entretuvimos por allí, cerca de un par de caballeros con armadura. Las piezas de joyería y demases estaban ordenadas en 3 categorías, con los correspondientes descuentos por ser a nosotras no más, 😉. Con la Eli compramos unos colgantes con nuestro signo zodiacal e inicial de nuestro nombre  -respectivamente- de la sección más económica y, seguro, sólo con la mitad de una hebra de oro si es que,  😂 🤣.   
    Nos dejaron en Plaza Granada, lugar de encuentro final antes del regreso. De allí nos fuimos a la subida peatonal, para la que yo estaba preparada pues la conocía desde el año 2016. Consiste en 6 escaleras mecánicas  -¡por suerte!, 🥵- separadas por descansos y algún tramo de caminata. Una escalera estaba en paro, así que algo de escaleras subimos. En la parte superior, un mirador nos permitía obtener una nueva panorámica de parte de la ciudad. De allí subimos, esta vez caminando, hasta la Plaza Zocodever, la más importante. Para mayor abundamiento, es aquélla donde se ubica el único Mc Donald de la ciudad, 😁 😁. Seguimos subiendo a la siga del guía, al que no alcanzábamos a escuchar si estábamos algo distantes. Hicimos unas cuantas paradas con explicaciones, en otras ocasiones debíamos pegarnos como moscas a la pared de alguna construcción medieval, para no ser atropellados por algún vehículo que se le ocurría transitar por las estrechas callejuelas, 😁😁.Pasamos por calles especializadas en la venta de determinados productos, por alguna puerta o arco medieval, por alguna iglesia, monasterio o convento, por alguna plazoleta o la entrada al barrio judío, hasta llegar frente a una de las joyas de Toledo: la "Catedral Primada", la que deberíamos conformarnos con conocer desde el exterior porque por ser día de festividades estaba cerrada al público. En todo caso, tuvimos la suerte de ver al Presidente de la Comunidad, que muy compuestito y acompañado por otras autoridades, iba a asistir a una misa en la catedral y luego sería parte de una  ceremonia de entrega de premios a los personajes destacados de la ciudad.  
   Allí mismo nos dejó el guía y nos dio tiempo libre. Teníamos una hora y media, entre comillas, pues debíamos dejar tiempo para llegar a Plaza Granada, la que estaba al final de las escaleras mecánicas.  La verdad es que no pudimos hacer gran cosa, aparte de caminar unas cuantas callejuelas estrechas de subida buscando la forma de llegar a la plaza Zocodever, para alimentarnos, pues no habría tiempo para hacerlo en otro  momento. Logramos llegar a la plaza, sacando fotos en el camino. ¡Hermosa ciudad medieval con sus calles adoquinadas, sin veredas, con construcciones antiguas de piedra y concreto, con puertas enormes y ventanas de fierro! Y también  -¡cómo no!- muchos locales de souvenirs, restaurantes y otros. Ya en la Plaza Zocodever nos fuimos al Mc Donald pues nos quedaban 45 minutos y sólo alcanzaríamos a comer algo a la rápida. Hamburguesas, papas fritas y bebidas, todo muy saludable, 😅,  fueron a parar a nuestro poder y, como pudimos, encontramos sillas secas en la terraza y nos instalamos a dar cuenta de todo aquello. No demoramos mucho. Ipso facto nos fuimos a las escaleras y ya pronto estuvimos a la espera del bus, que nos llevó de regreso a Madrid, donde debimos cambiarnos de vehículo y de guía, para emprender viaje a Segovia.  
    Ya instaladas en el nuevo bus, este guía, sin duda, estaba más preparado que el anterior, para beneficio nuestro, pues nos entregó a cada uno audífonos y una pequeña radio, de manera que todo lo que él iría explicando mientras caminaba lo escucharíamos. ¡Fenomenal! Eso sí se podía considerar como un trabajo serio de guía turístico. Pasadas las 16 horas estuvimos en nuestro segundo destino del día. Caminamos por las calles antiguas de Segovia, observando las murallas medievales, las angostas calles adoquinadas, las casas judías con sus marcas que indicaban su origen/religión, la reparación de los segundos pisos de las viviendas con la técnica del esgrafiado, hasta llegar al Alcázar de Segovia, una castillo fantástico, que algunos aseguran fue la inspiración de Walt Disney. Estuvimos en la plaza que precede su entrada, sin ingresar a él, pues no alcanzaba el tiempo para ello. En todo caso, fue suficiente ara admirarlo y tomar muchas fotografías. 
   Desde allí nos fuimos en dirección a la Catedral, una enorme y fantástica construcción de estilo gótico y renacentista, erigida entre los siglos XVI y XVIII. La suerte en este ámbito no nos acompañó tampoco: había un funeral en la Catedral en esos momentos y sólo se permitía el ingreso de turistas que ya tuvieran la entrada. Obvio, no teníamos cómo ingresar. Fue allí precisamente donde el guía nos dejó libres, indicándonos la dirección para llegar hasta la gran maravilla de Segovia, que nos esperaba al final de la calle por la que nos encaminaríamos. Íbamos en busca del "Acueducto Romano" tantas veces visto en videos y, en mi caso, sólo una vez en vivo y directo.    
   El "Acueducto de Segovia" es una herencia romana, mandada a construir en el siglo II d.C. por Trajano y Adriano (dos de los emperadores hispanos). Es una obra de ingeniería civil extraordinaria, de 17 kms. de longitud, cuya máxima altura pareciera estar en la Plaza de Azoguejo, lugar en que se levanta esta maravilla en doble arquería, alcanzando 28 metros de altura. ¡Resulta impresionante observar esta obra en medio de la plaza, saliendo de una callejuela angosta. Es algo así como cuando uno sale de la estrecha garganta de altas paredes rocosas para ver "El tesoro" en Petra (salvando las distancias). Después de admirar, fotografiar, fotografiarnos hasta el cansancio, nos fuimos a celebrar la fortuna de estar allí, 18 siglos después de su construcción con unos churros y una taza de chocolate compartidos. ¡Qué privilegio!  
    Pronto nos reunimos con el guía y los demás visitantes, nos subimos al bus y regresamos a Madrid, a 90 kms.de distancia. La carretera despejada permitió que en una hora estuviéramos bajando del vehículo y dando fin a nuestro día de tour y última tarde en la capital del Reino. No podíamos estar más satisfechas y contentas de haber dedicado ese día a ir a esas ciudades cercanas. El día había estado casi sin lluvia, con sol a ratos, y las vistas habían estado espectaculares. ¡Qué más se podía pedir! Era el momento, ¡uff! de arreglar la maleta y emprender rumbo a otra ciudad maravillosa: Cartagena -la Carthago Nova de los romanos-. Entonces, a tomar otro tren rápido, que nos llevaría al "cielo". Ya les contaré  lo que significa aquello. Hasta pronto. 





   



sábado, 25 de enero de 2025

En Madrid, lluvias mil...

  

   Arribamos a la capital de la madre patria el martes 21 de enero, con la rapidez en el cuerpo transmitida por el tren de alta velocidad. Cuando nos bajamos con nuestras maleticas seguimos a la masa, al menos esta vez, 😉. Así llegamos a la salida de la Estación Atocha, donde un sinnúmero de taxis llegaban, esperaban y salían, mientras una larga fila de clientes iba avanzando para subir a los vehículos. Nosotras pedimos un vehículo por app, que no resultó nada de rápido y aunque le envíamos nuestra ubicación nos indicaba que debíamos movernos hacia otra calle, llamada Alfonso XII. Comenzamos a buscar la famosa calle pero no la encontrábamos. Preguntamos al menos a 3 personas: no tenían idea. En la rotonda que había al llegar a Atocha el tráfico era infernal,  lo que se complicaba con trabajos en la vía.  El taxi había llegado y nosotros no estábamos en la dirección correspondiente. Al fin logramos ubicarnos merced a google maps.  El chofer tenía una cara de tres metros cuando subimos a su vehículo y nos llevó a nuestro alojamiento con face de pocos amigos sin dirigirnos una palabra. El costo del viaje,  17 euros y fracción,  ya se había cargado a la tarjeta de Marcela, así que no se justificaba su enojo.  Posteriormente,  supimos que a Marcela le hicieron un recargo de más de 2 euros por la espera, 😬. 

  Para ingresar al depto. no tuvimos problemas, pues la anfitriona estaba esperándonos. Muy afable ella y el depto., de primera.  Cerca de allí había una frutería y un supermercado,  así como un paradero de buses, que nos dejaba a un par de cuadras de la plaza Puerta del Sol. El ingreso al depto. tenía sus  bemoles, pues habia que abrir la cerradura mediante bluetooth. La patroncita aprendió a hacerlo y con eso tuvimos suficiente. Lo que se nos anduvo yendo en collera fue la cocina, pues era de inducción y, otra vez, ella fue la que solucionó el problema. Con la cafetera no pudieron las chiquillas, a pesar de pedirle ayuda a google. Les quedó grande. Yo, ni lo intenté. Lo lamentable fue que no pudimos tomar de ese café rico que nos dejó la anfitriona. En todo caso, el nuestro no era de despreciar, 😉. La puerta del baño hizo trabajar nuestras neuronas cuando intentamos cerrar ese cuasi-sagrado cubículo; hasta llegamos a pensar que no había  puerta, 🤣 🤣. Simplemente, era de corredera, 🙈.    
     Ya instaladas y habiendo tomado desayuno, nos fuimos al centro, no sin antes comprar una tarjeta con pasajes para hacer uso de un bus de recorrido. En Madrid, para nuestra alegría, cada pasaje nos costaba 0,60 €. ¡Vaya diferencia con Barcelona, donde debimos desembolsar 1,6 € por lo mismo. Aunque estaba lloviendo en la capital, fuimos a conocer algunos lugares de interés. Nos bajamos cerca del Museo del Prado, para comenzar la primera parte del recorrido subiendo la "Cuesta de Moyano" hacia el Parque "El Retiro", donde caminamos por calles secundarias hasta que llegamos a la principal, con sus fuentes y esculturas, más la laguna y sus patos. Llovía a ratos y, a pesar de ello, no faltaban los deportistas al interior, de ambos sexos, que realizaban sus trotes personales, además de algunos turistas y "clientes frecuentes", 🤭🤭que deambulaban por el parque.  
 
    Dejando atrás el parque nos esperaba la "Puerta de Alcalá", que impresiona verla en vivo y en directo, así uno la haya visto en fotos y documentales muchas veces. Pero posar con ella en el fondo es otra cosa. Seguimos caminando y llegamos al Palacio de Cibeles con sus torres y "miriñaques". ¡Qué belleza de edificio y qué buena ubicación! Nuestro recorrido continuó hasta la Plaza Puerta del Sol, admirando los bellos edificios, sus estilos y esculturas en el trayecto hasta el centro-centro. Una vez allí, nos dedicamos a buscar dónde almorzar, no sin antes pasar a vitrinear a un par de locales de souvenirs. Nos fuimos a comer a una picada que recordaba y que para mayor contentamiento no había subido en exceso los precios por comida por ser un plato
 buffet. Desde que entré ahí por primera vez el año 2016 había subido  sólo 3 euros, 🤗. Nos sacó del paso el local. Si bien algo repetimos en cuando a la comida, no nos gustó la cocción de la carne, 😬.   
       Al salir, la lluvia ☔ nos sorprendió con su intensidad. Quisimos aprovechar el resto de la tarde yendo a visitar la Plaza Mayor, la Catedral de Almudena y lo siguiente, pero debimos renunciar a la brevedad y protegernos bajo el dintel de un local comercial. Al amainar un poco el agua decidimos recorrer el camino hasta llegar a Primark, subiendo hasta la Gran Vía. Llegamos algo mojadas, pero ¡lo logramos! Primark es una tienda de ropa económica, pero de buena calidad, no muy bella la verdad -la ropa, pero útil-. Cada vez que he estado en Madrid (si mal no recuerdo ésta es la quinta vez) me ha resultado divertido reconocer a los turistas mediante un detalle, cuando uno pasa por ahí cerca:  los que llevan bolsas de Primark seguro lo son en su mayoría, 😂 😂.  Obvio, nosotras no fuimos menos. No salimos con la bolsa aquella, pero sí con productos. El frío invierno nos obligaba a abrigarnos más, 🤭🤭. Luego de aquello nos fuimos al paradero del autobús 6, al que no debimos esperar gran cosa, aunque la demora estuvo en el viaje de regreso al depto., tranquilamente 40 minutos. En Madrid los semáforos son abundantes y el tráfico, como en todas las ciudades grandes, es alto en determinadas horas del día (3,5 millones de habitantes).    
     Al otro día, salimos bajo la lluvia también. A pesar de ello, hubo momentos sin ella, que nos permitieran visitar lo pendiente: Plaza Mayor, Mercado San Miguel (maravilloso y completamente gourmet), la  Catedral de Almudena, el Palacio Real, con un sabroso brunch a la pasada, 😋. Además, fuimos a la Plaza España, al Templo de Debod, la Gran Vía y buscamos  dónde almorzar. Esta vez estuvimos en un restaurante a media cuadra de la Puerta del Sol, donde quedamos a ombligo parado, pues el primero elegido era "revuelto con champiñones y jamón" y aquello resultó ser dos huevos revueltos con los agregados mencionados. Ya con ese plato estábamos listas, pero luego se vino el principal, mis amigas, carne con papas fritas  y yo,  calamares con ensalada (no estaban muy sabrosos los calamares, 😒). Faltaba el postre: una, pudín; las otras, helado de fresca. ¡Uff!  
    Como luego había que hacer ejercicios para quemar calorías, a caminar se ha dicho. Nos fuimos de vuelta al Primark por algunas otras cosillas, y acompañé a cuanta tienda se les ocurrió pasar a Marce y Ely, más a unos locales de venta de souvenirs. No pudo faltar el supermercado y partimos, merced a google maps, en búsqueda de uno que nos hizo caminar su buen poco. Ese día, si no me equivoco, anduvimos cerca de los 14 kms. Llegamos cansadísimas al alojo, aunque igual algo de bebida caliente y un poco de pan comimos, a excepción de una, que sólo le "dentró" líquido, 😁. Nos quedaba aún un día más en la capital del Reino y pretendíamos aprovecharlo al máximo. Para ello, el primer día habíamos contratado un tour para visitar dos ciudades espectaculares. Ya les contaré mañana acerca de esos Patrimonios de la Humanidad, de los que por estos lares hay muchos, partiendo por nosotras, 😂 😂 🤣.  Hasta pronto.