En el último relato les conté que íbamos a un aeropuerto. Efectivamente. El domingo en la tarde-noche (acá oscurece como a las 18,30 hrs.; "estamos" iniciando el verano) nos dirigimos al aeropuerto de Bangkok. Íbamos a tomar un vuelo doméstico, de poco más de una hora de duración, que nos llevaría al norte de Tailandia, a la región llamada Chiang Rai. Fue el momento de pasar por la inspección correspondiente, donde nos quitaron todas las botellas de agua que portábamos, elemento tan vital en estas tierras. ¡Qué mala onda! Nos despedimos de Carolina, una de las guías que nos acompañó en Bangkok, a la que volveremos a encontrar el penúltimo día. Lamentablemente para nosotros, el vuelo sufrió un retraso de poco más de una hora, lo que significó un relajo que casi devino en aburrimiento, luego de un día agotador. Lo bueno, eso sí, fue que estábamos en un ambiente de grata temperatura. Llegó la hora de subir al avión, pequeño y con forma de pájaro. No tuvimos ninguna atención a bordo, pero no fue necesario, pues la mayoría se dedicó a dormir. Pasadas las 21 horas, después de un rápido aterrizaje, estuvimos en nuestro destino. Fuimos recibidos amablemente por la guía "chiang-ríense", Apple ('Manzanita', 😊,su apodo). Consulté su gentilicio y resulta que acá no existe esa palabra que señala el origen de cada cual, sino que se habla de 'gente de' y se agrega el lugar.
Nos llevaron al hotel, directo a la cena (ya eran las 22 horas), pues cerraban la cocina. El hotel Meridian es un extenso complejo, con parque, estanques de agua y piscinas, todo en sólo 4 pisos. La ciudad de Chiang Rai, más pequeña que Bangkok, permite mayor uso de suelo. Mientras en la capital hay cerca de 9 millones, la urbe a la que llegábamos tenía 200 mil residentes.
Tuvimos nuevamente habitaciones individuales, cada una con dos camas de 2 plazas, un sillón-sofá o poltrona, un tv grande, un baño con tina y jacuzzi, etc. Fuimos atendidos a cuerpo de rey y...de reinas, 👸.Mucha amabilidad y gran esfuerzo por hablar algunas palabras en español, lo mismo que sucedió en el aeropuerto, donde un joven nos pidió la documentación en un castellano poco claro, pero que era manifestación de interés y consideración por nuestras ilustres personas.
Día Uno en Chiang Rai... (lunes 11 de marzo)
Esa mañana, al abrir las cortinas de la habitación, pude ver claramente el lugar donde estaba. Cada habitación contaba con un balcón -equipado- orientado hacia jardines interiores, lagunas o estanques, dependiendo del edificio y ubicación. En la atmósfera de naturaleza cuidada, a ratos, se escuchaban sonidos de aves. Abandoné la habitación y caminé desde el edificio 3 al comedor, ubicado en el mismo piso. El desayuno estuvo variado y exquisito. Jugos, yoghurt, frutas, ensaladas, comidas, pasteles, ¡uff! ¡Pobres 😥 propósitos de bajar de peso! ¡Frustrados al máximo! En todo caso, sólo me sirvo una rebanadita de pan, 😇, y varios alimentos más, 🙈.
Primera visita: Wat Chiang Yuen o Templo Rojo. Es un templo que se encuentra cerca de una enorme escultura de Kuan Yin, diosa de la Compasión y de la Misericordia, en lo alto de una colina y de una pagoda. Al templo se accede descalzo y merced a un ascensor, que lleva a sus visitantes al segundo o tercer piso, desde cuyas ventanas pueden observar, con otra perspectiva, los alrededores del complejo. El Buda que hay al interior no se puede fotografiar de pie, sólo de rodillas o estando sentado. Los adornos florales en cada templo son extraordinarios, de una belleza que abruma. En el piso superior tiene murallas en relieve de color blanco con escenas propias de esta religión. La Pagoda está a unos pasos. El interior es blanco completo, lo que obliga a una atmósfera de recogimiento. Para llegar hasta la diosa, en la colina más elevada, cada visitante puede subirse a un pequeño carro que hace el recorrido en un par de minutos, pero que significaría bastantes más caminando. También aquí hay que descalzarse. Se puede subir un par de pisos para tener una visión panorámica desde la altura. Esta construcción tiene acceso, asimismo, por una amplia escalera, cuyas barandas son el cuerpo blanco de dragones, elemento arquitectónico impresionante.
Segunda : Singha Park: se le llama de esta manera a un amplio terreno entre colinas, ubicado a 12 kms.del Aeropuerto internacional de Chiang Rai. Es una enorme plantación de té, que cuenta con una sala de degustación y venta, a la que accedimos curiosos e interesados. Prácticamente todos salimos acarreando algún producto de este lugar. Tailandia es uno de los grandes productores y exportadores de té en el mundo, lo que otorga plus valía a plantas de cultivo, recolección y procesamiento como éstas. En general, la vida del habitante asiático está indisolublemente unida a los campos de té, arroz y otros, que averiguaré pronto.
Tercera experiencia : Almuerzo campestre en una especie de restaurante rural. En medio de una especie de quinta, se levanta un comedor techado, abierto a los lados, que cuenta con una isla central, en forma de bote, donde se ubican unos cuencos de greda con llama, sobre los cuales se ubican los recipientes con comida. Nos servimos lo que quisimos de un número de platos acotados, todo muy sabroso. De postre, trozos de una piña muy dulce, fruta que se cultiva en la Región en plantas a ras de tierra. Todo aquello, como siempre, acompañado de un jugo o bebida con bastante hielo. ¡Uff, hacía calor!
Cuarta actividad del día: Navegación por el Triángulo Dorado: accedimos con rapidez por la calle donde se ubica una extensa feria de productos, especialmente de ropa y souvenirs, para llegar a uno de los Muelles del famoso Río Mekong. Nos subimos a una embarcación que nos llevó por ambos lados, desde donde pudimos observar lo cerca que están las fronteras de tres países: Tailandia, Laos y Myanmar (ex Birmania). Apple, la guía local, nos habla de algunos edificios que se observan en terreno extranjero, que están prohibidos en esta tierra, por ejemplo, los Casinos de Juego. Menciona también la fuerte restricción que existe en la vecina Myanmar, hoy con un estricto gobierno militar. Su población es similar en número a la de Tailandia (68 millones de habitantes). Laos, en tanto, es una nación pequeña de 7 millones aprox., que no tiene salida al mar. Desde nuestro paseo fluvial observamos un edificio con forma de hojas de loto, arquitectura de fuerte influencia china. Apple nos cuenta que hay un número importante de adinerados ciudadanos chinos con propiedades en ese sector de Laos. Poca vida libre debe quedarle a este pequeño país, así como están las cosas, 🥴🥴.
Hora de volver al Hotel. Nos subimos al bus y nos adormecemos. El ambiente acondicionado de, vehículo nos permite descansar, amén de la toalla húmeda y el agua heladas que recibimos al subir a él. 😌. Se nos encuesta vía whatsapp: ¿Quién quiere ir a un mercado nocturno? Tatatatán. Algo menos de la mitad acepta la propuesta.
Mercado Nocturno de Chiang Rai: son unas cuatro cuadras por ambos lados de una especie de feria ambulante, con ropa, souvenirs, bisutería, comida. Tuvimos unos 50 minutos para recorrer, regatear y comprar. Yo iba con el firme propósito de comprarme alguna prenda liviana. ¡Lo logré! Un pantalón con elefantes (de esos típicos que se ven también por nuestro Chilito, a 100 bahts, 2 mil 500 pesos aprox.) y una blusa-polera delgada. Esa me costó encontrarla pero también...¡lo logré! De color negro combinable, a 150 bahts ( 4 lucas). Volví feliz de mi compra de mercado nocturno.
Llegamos a cenar satisfechos, evento que terminó con un rico café y conversación con Ruth, otra viajera. Al volver a la habitación imposible no ducharse. Si bien la temperatura es menos rigurosa, igualmente se sobrepasan los 30 grados. La gran ventaja es que la temperatura mínima es inferior a Bangkok.
Día Dos en Chaing Rai (martes 12 de marzo) Primera actividad: visita de Wat Rong Suea Ten o Templo Azul. Esta construcción abrió sus puertas el año 2016. Fue construido por artistas locales. Además de su color característico, se destaca por poseer una enorme figura blanca de Buda, de 6,5 m. al interior del templo. Las paredes y los pilares son de color azul y celeste, lo que le otorga un aire de irrealidad al lugar, absolutamente propicio para la oración. Es una bellísima construcción, que se complementa con varias edificaciones más pequeñas, todos de color azul con dorado. Una bella fuente de agua, un oratorio al aire libre, todo adornado con dragones, signos zodiacales y otros miriñaques, 😆.
Tribu Mujeres Jirafa : hasta no hace mucho esta experiencia no pasaba de ser parte de algo visto en un video documental o de una revista de investigación antropológica. Nunca pensé que tendría el privilegio de estar al interior de la comunidad de estas mujeres, que podría comprarles algunos productos, fotografiarme con ellas y conocer algo de su entorno. Estas mujeres, muy menudas y parecidas entre sí, por las que no parece pasar el tiempo, son originarias de Myanmar (ex Birmania). Una serie de guerras civiles y luchas por el poder, provocaron su desplazamiento hasta estas tierras, donde viven en comunidad. Se les conoce como mujeres "Padaung" ('mujeres de cuello de jirafa'), pertenecientes a la tribu kayan, karen o karenni, una de las minorías tibeto-birmanas.
Ingresamos a su comunidad en un terreno arbolado, entre cañadas, con camino de tierra. Fuimos avanzando de puesto en puesto, instalados en sus viviendas ligeras, de madera, como de campamento. No vimos hombres adultos a excepción de uno, pues ellos, durante el día salen a trabajar fuera del sector. Todas las mujeres visten su traje típico, algunas con el adorno del cuello más alto que otras. Vimos niñas que también lo llevaban, aunque de bastante menos altura, lo que es normal pues el cuerpo debe ir adecuándose según crece la persona a dicho abalorio de latón. Vimos unos 5 niños, el más pequeño de poco más de un año, hasta un par xe niñas de unos 10. El trabajo artesanal propio de estas mujeres es el tejido a telar de unas bufandas típicas (de las que compré una a 100 bahts), joyas de bronce y figuras de madera de ellas mismas como souvenir. Realmente fue una interesante e inesperada experiencia. Al leer el programa del viaje obviamente me había informado que las visitaríamos, pero no tenía claridad acerca del grado de interacción que podríamos alcanzar. ¡Ah!, me olvidaba de un detalle. Ellas elaboran unas cremas con savia vegetal, lo que les da una tonalidad más blanca a la piel.
Wat Rong Khun o Templo Blanco : ¡una verdadera maravilla!, que se comenzó a construir el año 1997 y aún no se termina. Es una construcción realizada con fondos privados. Está pintado enteramente de blanco pues simboliza la pureza de Buda, adornado con miles de trozos de espejos que muestran la brillantez de su sabiduría. Antes de ingresar al templo se camina por el Puente de la Reencarnación que va mostrando las etapas de ésta: animales primero, Infierno luego (con manos desesperadas y rostros sufrientes pidiendo perdón por su sufrimiento que aparecen como surgiendo de una profundidad a orillas del puente). Luego, antes de ingresar a la Sala de Reuniones o Capilla principal, uno debe descalzarse, caminar respetuosamente, no fotografiar nada en dicho lugar y abandonar el lugar por la salida del fondo. El gran atractivo de este templo, además de su color y los cristales que lo ornamentan, lo constituye la gran cantidad de figuras mitológicas, como dragones de distintos tamaños y figuras.
Se paga entrada para poder ingresar al edificio principal. Saliendo de este edificio uno puede caminar por los jardines. Al fondo del recinto hay hermosas caídas de agua entre rocas (algunas de las cuales tienen talladas figuras de animales), muchas plantas y árboles cuidados. Muchos maceteros colgantes con coloridas flores adornan el camino lateral de todo el templo mayor y que conduce al fondo del recinto. También divisamos un edificio dorado en forma de pagoda, que, según averigüé por Internet, correspondía a la biblioteca. No llegamos hasta allá. El tiempo no alcanzaba
El calor, a pesar de la esperanza de que fuera menos inclemente, no nos dio tregua. Mi galaxy marcó, sin arrugarse 37 grados. ¡Ufff! No había ánimo para seguir recorriendo, así que nos acercamos al lugar de encuentro, un café cercano. Allí nos esperaban con soft drink, en mi caso de un exquisito capuchino helado, 🥵🥵😋😋😋.
Una vez nos subimos al bus refrescante, nos dedicamos, como dice la guía Thai, a "planchar la oreja", jajaja 😂 (echar una pequeña siesta). Recorrimos en bus unos 40 minutos y estuvimos en el lugar de nuestro almuerzo de ese día martes. Era otra especie de Quinta de Recreo, como la del día anterior. Almuerzo realizado con toda calma, entre las 14,20 y las 15,30, para luego retomar el viaje por carretera. Nuestro destino era llegar a la ciudad de Chiang Mai ('ciudad nueva '). A las 18 horas estuvimos en el nuevo alojamiento, un hotel precioso, con mucha madera en su construcción, con piscinas y estanques al igual que el anterior. Aquí pasaríamos dos noches y unas cuantas aventuras más. Ya les contaré de aquello. Hasta pronto.
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