Hoy miércoles 6 estoy en el Aeropuerto Charles de Gaulle de París, a 5 grados de temperatura, con un sueño que no se lo encargo a nadieN. Me dan ganas de dormir tirada en algún sillón, de los que hay algunos por acá, pero aún no estoy tan suelta de cuerpo como para dormir en medio de gente desconocida y a la vista del público paseante. Claro que no es impensado dormir luego de un vuelo de 14 horas en que mayoritariamente dormité y mi sueño verdadero no fue más que una media hora. Eso, lógicamente, me tiene dando cabezadas que parecen saludos al estilo japonés. La última comida la había hecho a las 5 de la mañana francesa, casi un tentempié, de manera que pasadas unas cinco horas, me vi en la obligación de buscar un desayuno más contundente, con un buen café americano y un sanguchote con lechuga, tomate, huevo duro y pollo. Estaba rico, 😋😋. Valía su poco también. No quise nada dulce en esta ocasión. El embarque será pasadas las 15 horas francesas (9 horas después de aterrizar) de manera que no podía arriesgar tener un colapso por falta de alimento, 😂 😂 (¡como estoy tan débil, 😂).
No fueron 9 horas (aquí no se trata tampoco de 30 pesos, 😬), sino...¡once horas esperando la salida del avión a Bangkok! ¡Realmente cansador! ¡Fue mucho! (punto en contra para la empresa, con la que viajo por primera vez). Hubo que inventar actividades para no aburrirse tanto. Aproveché de tomar desayuno-almuerzo morosamente, pasé por varios locales de duty free (compré unas cosillas), visité varios toilettes, 🙈,cargué mis aparatos tecnológicos, revisé el escrito que realicé en el primer tramo del viaje (de Santiago a París), agregué imágenes y lo subí al Blogger. Escuché a Villegas, a Radio Biobío, además de a otros youtubers. También empecé a leer una novela de Ken Follet (ya les contaré de qué se trata). Igualmente me sobró tiempo para el aburrimiento. Además, no podía conversar pues me "dentró" la onda antisocial, 😂. Decidí andar a mi aire y por cuenta propia. Estoy recién conociendo a mis compañeros.
Una vez en el avión, respiramos más tranquilos. En mi caso con mayor razón, porque no teníamos tras nuestro a un francés fétido, como nos sucedió en el primer tramo del recorrido. La más perjudicada había sido la Paty (una "chiquilla" de Los Ángeles), que debió soportar los "efluvios" del extranjero avecindado en Chile, quien instaló sus pies sin zapatos casi en uno de sus brazos. ¡Qué señor más desconsiderado! Pero no se las llevó "peladas". Recibió el reto explícito y en voz alta de Patricia, regamos con mi perfume el sector sin disimulo, 😂,y la chiquilla optó por cambiar de asiento porque ya estaba con jaqueca. ¡Qué sorpresa más inesperada y desagradable!
Al llegar a París,, por otro lado, la policía francesa del "terror" nos examinó como si nos hubiéramos ido a hacer un chequeo completo, incluido el pap y la mamografía, 😂 😂. Había que sacar fuera del equipaje los perfumes y demases. Debí botar un botella de agüita que me regalaron en el avión y que continuaba sellada. ¡No se podía llevar, dijeron o indicaron, había que botarla! Mi tetra de jugo también cambió de dueña,🥴😡 -una funcionaria-, así que obligada a comprar una agüita "perra", 😝,con mis recursos de pensionada, 😉.
El viaje a Bangkok duró 15 horas, 😭😭.Suerte que la mayoría estaba falta de sueño, de forma que hubo más tiempo de descanso que el día anterior. Dormir más nos dio la sensación de que el vuelo había sido más corto (pequeños autoengaños). Cuando averiguamos el tiempo faltante para aterrizar, luego de dormir un poco, faltaban sólo 4 horas. ¡Uff! Ya estábamos en la "quemá". Pronto nos empezó a dar hambre, pues habíamos cenado hacía 11 horas. Suerte que se apiadaron de nosotros y nos sirvieron desayuno. En este segundo viaje nos había correspondido asiento en la mitad del avión (no casi arriba de la cola, como en el tramo anterior) por lo que el alimento nos llegó más rápido. Un pancito caliente, salado, de calabaza (medio raro se sentía al gusto, aunque no era desagradable), un pan frío pequeño para untar con queso, mantequilla y "mermelá", una compota de frutas (mi amiga Marcela habría estado contenta,😉),un chamito y un jugo. Esta vez no guardé nada. Todo se fue a mi hambriento estómago, 🙈, que no a la parrilla.
El frío que habíamos sentido en más de una ocasión al interior de los aviones pasó a ser parte del pasado cuando accedimos al estacionamiento donde nos esperaba el bus que llevaría nuestro equipaje y a nosotros al hotel y a almorzar. Habíamos pasado exitosamente los trámites de inmigración. Esta vez no nos quitaron nada y no escanearon el equipaje nuevamente. ¡Uff! A pesar de la temperatura superior a 30 grados, el bus estaba fresquito. Demoramos en llegar pues hay una distancia de unos 26 kms. desde el Aeropuerto de Bangkok (con 16 millones de habitantes) al sector céntrico donde se ubica el hotel. Almorzamos en el mismo local, en primer lugar, mientras terminaban de limpiar las habitaciones. Esta empresa tiene como política entregar habitaciones individuales, salvo que viaje alguna pareja. Aquello me pareció una experiencia interesante. Veremos qué pasa.
El almuerzo fue e s p e c t a c u l a r . Un buffette muy variado y abundante. El cuidado que hay que tener, eso sí, es que la comida tailandesa es picante. Con toda honestidad, a pesar de que yo como ají y pimienta a diario, 😝🥵🥵, me vi en apuros con unos platos. Además, utilizan bastante el curry y todo alimento que contenga este condimento, ya contiene el picor del curry. Me serví de varios platos una pequeña muestra para probar y si bien unos especie de ceviche estaban exquisitos, me hicieron casi arder la "luenga", 🔥. Postres: muchos, ricos y variados. Bebidas, café, agua de coco en su fruta. ¡Ñam,ñam,ñam!
Ya terminado nuestro exquisito almuerzo, partió cada uno a su habitación. Me enviaron al piso 22 (no a freír espárragos, por suerte,😁). Mis maletas no se fueron por su cuenta, debí bajar a buscarlas. Ya con ese trámite aprendí a cómo usar los ascensores y las tarjetas, miren que suelen tener sus complejidades, con mayor razón éstas que hablan thai, 🙈 🙈. Muchos se pusieron a dormir un poco. Yo, fiel a mis principios -que los tengo-, nada de siestas: ordené mi ropa, me duché y lavé el cabello, lavé ropa, 😂, estuve escribiendo y viendo algunos videos. Así que aproveché bien el tiempo y ni siquiera me acordé que tenía sueño pendiente. Cerca de las 18 nos juntamos en el lobby, para cambiar dinero y luego subirnos a un bus que nos llevaría a Chinatown, un lugar emblemático de Bangkok. Antes de todo ello bajé a la piscina (en el piso 14) para conocerla. ¡Muy hermosa! Y, obvio, sólo gente linda en ella. En el mismo recinto, un restaurante. En relación a la parte dinerillo, el cambio es conveniente: por cada euro te entregan 37 bath. Y los productos no son caros. Mañana ya probaré en el terreno cómo resulta aquello.
Pasadas las 18 horas salimos hacia el destino de esa tarde. Ya empezaba a atardecer, momento del día en que la magia llena las calles y callejones de Chinatown. Es un antiguo barrio compuesto y construido por chinos comerciantes e inmigrantes, que habitan un sector característico de la ciudad, de población viviendo abigarrada, con muchos habitantes por m2, con cientos de locales de diferente tamaño, importancia y delicatessen. Nos contaba Carolina, la guía española-thai, que hay un importante número de locales dedicados a la gastronomía que han sido premiados con estrellas Michelin, tanto establecidos como callejeros.
Recorrimos parte de Barrio Chino, pasando con cierta dificultad en veredas atestadas con clientes del diario alimento, como por los mismos carros con venta de comida callejera. En estos lugares hay olores diversos, predominando los olores a comida de diverso tipo: frituras, anticuchos, pescado. Luego de pasear por la rutilante Chinatown, nos fuimos a cenar a un hotel, comida buffette aunque con menos variedad que en el que nos alojamos. Estaban muy ricos unos tallarines de arroz con champiñones y demases. Bebida, frutas, café. ¡Nada de pan, 😒 , pero en verdad no se ha echado de menos. Hay tantos otros alimentos ricos.
Ya de regreso, no nos olvidamos con Claudia ir a la piscina. Cada cual se fue a poner su traje de baño y nos encontramos en el piso 14. Noche cálida, al aire libre, casi al borde del edificio estuvimos bañándonos y haciendo nuestra performance para fotos de recuerdo. Suerte que alcanzamos antes de que cierren la dependencia (a las 22 horas). Luego, de nuevo a la habitación, otra ducha para sacar el cloro del agua y ... a acostarse. No me dormí enseguida. Había que aprovechar el tiempo y la tranquilidad para escribir y revisar fotografías, pero el cansancio me venció a la hora de Cenicientas. Al día siguiente -hoy- debíamos subirnos al bus a las 8 horas. Correspondía descansar. El segundo día en Bangkok se anunciaba muy interesante, con visitas a construcciones importantísimas y caminata por una calle comercial. Era hora de dormir 😴, que mañana -hoy- efectivamente iba a ser un gran día. Hasta pronto.
Cada vez me enamoran más tus aventuras.
ResponderEliminarMuchas gracias 😘. Cariños.
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