Desde una perspectiva política no es cosa buena que un país o nación viva en la inestabilidad (¡no lo sabremos nosotros!). El espíritu nacional se afecta y, en lo económico, no hay progreso o, al menos, no el que se espera y desea. Es el caso de la República Checa, que fue fundada en 1918 bajo el nombre de Checoslovaquia después de la disolución del Imperio Austro-Húngaro. Incluía las provincias de Bohemia, Moravia, Eslovaquia, Rumanía y parte de Silesia. Durante la Segunda Guerra Mundial dejó de existir, dividiéndose en el "Protectorado" de Bohemia y Moravia bajo la égida del III Reich y la República Eslovaca, con pequeños territorios anexionados a Polonia y Hungría, en lo que se llamó el Pacto de Munich (1938). La promesa a cambio era la paz por parte de Hitler. Obviamente no cumplió. De esta "repartija", lo que quedó sin "dueño" se transformó en Checo-Eslovaquia, a cargo de un gobierno autoritario, que no duró mucho porque terminó por desaparecer, cuando el resto de las tierras checas fueron invadidas por la Alemania nazi.
Se llamó República Socialista Checoslovaca entre 1960 y 1990, mientras el país estuvo bajo el dominio comunista. El evento histórico llamado "Primavera de Praga", apertura por parte del gobierno para introducir algunos cambios que favorecieron la libertad de prensa y otros aspectos, más la actividad política de escritores, artistas e intelectuales, no fueron bien recibidos por la U.R.R.S., que en un Pacto llamado de Varsovia, firmado con cuatro aliados más, tomó la decisión de invadir Praga (¿por qué no me sorprende?!). Finalmente el año 1989, bajo la Revolución de Terciopelo, cayó el régimen comunista, lo que permitió la apertura al mundo, hasta llegar al 1 de enero de 1993 en que se produce la escisión de checos y eslovacos, dando lugar a dos repúblicas independientes.
En la actualidad, según nos informó la guía local (quien nos encantó) el pueblo checo está muy disconforme con su presidente, cuyo gobierno es ineficiente y no es más que un títere de otros poderes. "Es un borracho", nos dijo. No pudimos obtener más información porque ya estábamos ingresando al Castillo de Praga. Hay un ala de la construcción, donde funciona el Parlamento de Praga, a la que sólo accedimos desde el exterior. No está permitido ingresar. A pesar de ello, alcanzamos a informarnos que los checos están esperando las próximas elecciones para cambiar de autoridad. Se nos dijo que los ciudadanos no quieren nada con el partido comunista, luego de estar añosss bajo un régimen como aquél. El lado político predominante es de derecha.
La República Checa es un país pequeño, con una desarrollada industria metalúrgica, fabricación de automóviles (los Skoda), tranvías y tractores. Tienen la mejor cerveza de Europa (todos nos han dicho lo mismo, 😂), una población pequeña, de hombres poco recomendables (muy flojos, 😅), con el recuerdo de un Rey y Santo que dio todo por el reino, San Wenceslao, que llevó al esplendor al reino de Bohemia durante el siglo X.
La ciudad de Praga -o Praha- tuvo la suerte -por un lado- de no sufrir los efectos físicos de la guerra mundial (bombardeos) pues estaba precisamente bajo el control de los nazis. Aquello le permitió conservar su arquitectura intacta, lo que es notorio cuando uno recorre sus estrechas calles adoquinadas y céntricas de la parte antigua. La mezcla de estilos sorprende a la vista. Junto a una parte de estilo gótico en la Catedral de San Vito (que forma parte del conjunto arquitectónico del Castillo), hay otras secciones construidas posteriormente, con estilo románico y barroco. La explicación de la mezcla de estilos en el mismo complejo dice relación con los siglos en que se ha estado construyendo y ampliando. Al final, la primera construcción, Basílica de San Jorge, data del siglo X (año 920), mientras que lo último es del año 1929. Si se considera aquello, significaría que lo que tuvimos el privilegio de conocer y apreciar ha estado construyéndose por mil años.
De la parte interior del Castillo, cabe destacar un gran salón, que servía para "un cuanto hay": desde reuniones, banquetes y fiestas, hasta competencias de caballos. ¡Tal cual! Salimos de esa parte del Castillo por donde los hacían los cuadrúpedos, aunque con dos pies, eso sí, 😂.Antes de hacerlo, fuimos a conocer otras dependencias, en las cuales se veía un extraño y gran artefacto de color verde, que ocupaba una buena parte de la estancia. Era la chimenea. Por último, el pueblo checo, desde el punto de vista religioso, estuvo dividido entre católicos y protestantes, aunque originariamente fueron lo último. Sin embargo, no todo fue pacífico entre ellos. Precisamente la Guerra de los Treinta Años se inició por el tercer episodio de 'defenestración' ocurrido en Bohemia (los dos primeros ocurrieron durante el siglo XV), en tanto, el causante de la guerra fue el año 1618, en que los nobles lanzaron por unas ventanas del castillo a sus gobernadores católicos, exigiendo libertad de culto. Como podemos apreciar, no todos los reinos son paraísos donde reina la felicidad para siempre, como nos hicieron creer los cuentos infantiles.
Al salir del castillo por la puerta de los equinos ingresamos al Callejón de oro, camino estrecho en que se ubican casitas de colores que correspondieron inicialmente a la servidumbre y que más tarde fueron habitadas por orfebres -de allí su nombre- pintoresco lugar de pequeños cafés y puestos comerciales. Al abandonar el lugar, en una torre con subterráneo nos esperaba una dependencia de torturas, con variados y sofisticados artefactos para infringir el dolor y muerte. El ser humano siempre ha sido muy "aplicado" en esas artes.
Otras partes de Praga conocidas y visitadas: la Iglesia Santa María de la Victoria en que se exhibe el Niño Jesús de Praga, imagen santa visitada por creyentes de todo el mundo. ¡Imposible no visitar sus dependencias! Puente de Carlos, el más viejo de Praga, construido en el siglo XIV, que une ambas riberas del río Moldova. Tiene numerosas y bellas estatuas y es un gusto recorrerlo. Junto con ello, muchos artistas con sus caricaturas y vendedores de joyas artesanales ofrecen sus productos en el ancho y largo puente.
Desde allí se puede acceder a las estrechas calles comerciales, de ☕☕, restaurantes, tiendas de souvenirs y de un cuanto hay, hasta llegar a la torre del Ayuntamiento que contiene el Reloj Astronómico, curiosidad que atrae cientos de turistas cada hora. En los costados del reloj hay 4 personajes alegóricos: la Muerte, la Avaricia, la Lujuria y la Vanidad. Cada hora, la Muerte toca una campanita anunciando que la hora de cada cual ha llegado y las figuras mueven la cabeza tratando de ganar tiempo. En ventanillas superiores van pasando los doce apóstoles mientras, arriba, un gallo canta. Es un verdadero espectáculo ver aquello.
El problemilla es que se junta tanta gente que los malulos aprovechan para carterear -o mochilear, 😂-, por lo que fuimos doblemente advertidos de aquello. Aún así, una de nuestras compañeras de viaje fue cartereada, literalmente hablando. Le sustrajeron su billetera con dinero, tarjetas y pasaporte incluidos. Felizmente, actuaron rápido los guías que le ayudaron y además de bloquear tarjetas, al día ya estaba en posesión de un pasaporte provisorio. Rápidamente aprendimos la lección. Lo primero que asegurábamos era cartera o mochila.
Nos habían anunciado que República Checa era el país más económico de toda la gira. ¡Nunca fue! Nos lanzamos como desesperados a comprar souvenirs y anduvimos cuatro horas tratando de "conquistar" y comprar Praga con euros y koronas. Más de alguien terminó trasquilado al no saber hacer la conversión de una moneda a la otra. Yo no ingresé a almorzar el primer día: me compré un jugo y consumí fruta y un sandiwch, mientras veía pasar un tranvía tras otro, en una cantidad y frecuencia impresionantes. El segundo día fui a servirme una ensalada y una bebida, además de comprar unos berries en una especie de feria, muy ricos, aunque nada de baratos, pero valían la pena. Fueron un par de días de caminata y compras, además de admirar una bella ciudad con una extraordinaria arquitectura.
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