No creo mucho en las "casualidades", no porque sea una partidaria de lo contrario, el determinismo, sino porque el término 'casualidad' en su propio significado anula el elemento voluntad (o libre albedrío, como le llaman otros) absolutamente presente en la vida humana; también el determinismo lo hace. No siempre estoy tan segura de las cosas, dudas tengo a cientos. Miles de tratados sobre esto e ideas parecidas se han escrito, a favor y en contra, y no voy a ser yo quien asegure haber hallado la verdad en algo en que muchos estudiosos no se han puesto de acuerdo. Mientras algunas veces estoy en la incerteza de su existencia (me refiero al azar), no me resulta fácil descartarlo en algunas situaciones.
Guernica desde hace años "me persigue". Aparecen de vez en cuando sus extrañas figuras en claroscuro en el fondo de mi conciencia. Es un fuerte imán su imagen. Me refiero a la pintura nacional - y universal a la vez- que surgió del pincel de
Pablo Picasso. No soy aficionada a la pintura, aunque hay obras que a lo largo de mi vida me han cautivado, por su belleza, colorido, creatividad, fuerza y emociones -positivas o negativas- que generan. Muchas, debo ser honesta, no me dicen nada. No me "interpelan" dirían algunos. Otras, como Guernica de Picasso, me gritan a voz en cuello.
Cuando en una de mis cacerías virtuales de novelas para mi lectura, encontré un texto bajo ese nombre no lo pensé dos veces para descargarlo, sin siquiera leer su sinopsis argumental. El tema no era desconocido para mí y sigue apasionándome, así como Pompeya, por ejemplo, con la clara diferencia de que la desgracia horrorosa en el primer caso es obra de la voluntad humana. En lo que le ocurrió a la ciudad de Gernika no hubo azar ni determinismo, tal vez en Pompeya, pero no en el espacio sagrado de la espiritualidad vasca.
Creo que oí hablar por primera vez de lo sucedido en Gernika cuando estuve en la universidad, mientras estudiábamos y leíamos a los ensayistas, novelistas, poetas y dramaturgos de las generaciones del '98 y del '27, principalmente. Nuestros profesores nos hablaron de la Guerra Civil, del fusilamiento de García Lorca, del exilio y muerte de Antonio Machado, de la prisión y muerte de Miguel Hernández, del exilio de Rafael Alberti, Luis Cernuda, Juan Ramón Jiménez, Max Aub, Ramón Sender, Luis Buñuel y de tantos intelectuales simpatizantes de la causa republicana. En esas clases nos enteramos de qué manera esa pequeña ciudad vasca había sido conocida a nivel mundial: gracias a la pintura de Pablo Picasso.
[Entre paréntesis... En el texto leído aparece una referencia muy interesante a un documental de autoría del cineasta Luis Buñuel, llamado "Las Hurdes: tierra sin pan" del año 1933, que es realmente impactante. En el cortometraje de 27 minutos se da a conocer la vida de los habitantes de una pequeña localidad de la Región de Extremadura, tan atrasada y aislada que hasta el pan les era desconocido. Es una realidad brutal, ya avanzado el siglo XX...(el documental se puede encontrar el youtube)...Cierro paréntesis]
En mi segundo viaje a España, llegué hasta Gernika un día con lluvia. La ciudad actual no refleja ni muestra a sus visitantes su trágico pasado al pasear o recorrer sus calles. No hay ruinas a la vista, han desaparecido, al menos en la zona que yo recorrí. Sí quedan como testigos silenciosos unas construcciones y símbolos que se salvaron del bombardeo, no sé si por casualidad o por cosas del destino: el Árbol sagrado (ante el cual juraban los reyes desde la edad media), la Sala de Las Juntas, la Iglesia-Catedral Santa María. Cerca de estos símbolos de un tremendo peso histórico, el Parque de los Pueblos de Europa, con obras de artistas reconocidos, entre ellos el escultor vasco Eduardo Chillida, de quien vi obras también en otras ciudades españolas.
Lo más impactante para mí en ese 22 de diciembre del 2017, fue la visita al Museo de la Paz de Gernika, donde participé en la recreación auditiva y visual del bombardeo de la ciudad, ejecutado por aviones de la Legión Cóndor de nacionalidad alemana, quienes probaban ese día el concepto de "guerra total" contra una localidad cualquiera sobre civiles desarmados, todo en connivencia con Franco y Mussolini.
Al comenzar la lectura de Guernica, la historia de un ícono del siglo XX, del historiador neerlandés Gijs van Hensbergen, me encontré con la sorpresa que no era una obra literaria, tampoco hablaba de la vida de la ciudad sino que era la historia del cuadro del malagueño Pablo Picasso denominado Guernica, el que se transformara en símbolo del sufrimiento del pueblo español y de todos los pueblos que han vivido los horrores de la guerra. En sus casi 500 páginas, se informa del contexto histórico, económico, político y cultural de Europa, España y Estados Unidos, para entender la génesis, el desarrollo y el significado final de una de las pinturas más relevantes del siglo XX. Todo lo que sucedió desde antes de su creación en 1937 hasta su envío a Estados Unidos con el fin de salvaguardar la obra, su posterior regreso a España el año 1981 y su instalación definitiva en el Museo de Arte Reina Sofía en la ciudad de Madrid aparece en este libro detalladamente.
Resulta interesantísimo conocer todos los entretelones de su creación, de los efectos que causó en la Exposición de 1937 en París, cuando se dio a conocer y se denunció a través de ella la atrocidad de la guerra en tierra española, por qué se decidió su envío a Estados Unidos, la gira que hizo por diferentes ciudades, museos y exposiciones, el lugar donde quedó en custodia, las reacciones a favor y en contra de su mensaje y valor artístico, las negociaciones de años para lograr su regreso, luego de la muerte de Franco, un par de años después de la muerte de su autor, Picasso, quien nunca más regresó a España (imposible hacerlo, estaba vetado por el régimen por su postura política), muriendo en tierra francesa.
La lectura de este libro ha sido una intensa lección de historia del siglo XX a través del impacto del arte en la vida humana. ¡Absolutamente recomendable!
¡¡¡¡¡ que interesante Mónica !!!
ResponderEliminarEl cuadro en cuestión es impresionante. Creo,desde mi ignorancia,que el estilo de Picasso era el único que podía reflejar el horror del hecho.
Voy a ver al tiro Las Hurdes.
Gracias por el dato
😉
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