Sembré limones y nacieron unas pequeñas plantas de perejil, al menos lo parecen, pues no creo que sea cicuta. Deberé probar parte de sus hojas para confirmarlo. Es cierto que la cicuta, dicen, mató a Sócrates. Pero yo no soy él ni algo lejanamente parecido. La cicuta tiene categoría y rango. Sócrates le dio esa jerarquía. Antes de él, era una planta anónima. Ahora es parte de la historia merced a aquel sabio.
Ya me desvié y eso que no estaba emulando al filósofo; yo estoy a un mundo -y siglos- de él. Yo sólo sé que nada sé, a su lado.
Empecé hablando de los limones. Decía que sembré semillas de limones (más conocidas como pepas) y aparecieron unas plantas de perejil. Claro, no siempre uno cosecha lo que siembra, aunque haya un proverbio que señala que si uno "siembra vientos, cosechará tempestades". Si quisiera aplicarlo a la acción que realicé hace más de un mes, en lugar de perejil -o cicuta- podrían haber surgido naranjas, mandarinas, pomelos, tangerinas o cualquier otro cítrico. Por lo tanto, el proverbio está equivocado. Debe ser chino, creo yo (el proverbio). Los chinos suelen equivocarse, ¿no es cierto?
También sembré espinacas, cilantro y rúcula. No hubo en aquellos casos, ninguna sorpresa. Brotó lo que se esperaba, donde se esperaba. Lo único diferente -y preocupante- es su leeeennnto crecimiento. No me fijé si eran del tipo enanas estas verduras, aunque capaz que los enanos del huerto-jardín hayan hecho un maleficio. Más bien, razono, debe ser el factor clima. Hemos entrado al invierno, hace frío, el sol asoma de mala gana, sin el entusiasmo de siempre. El invierno debe tenerlo deprimido como a nosotros. En fin, deberé buscar alguna alternativa para apurar el proceso y que no envejezcan con escaso crecimiento, como otras (jajaja).
Mientras pruebo una pequeña hoja del perejil-cicuta, escucho en la radio que tengo sintonizada una antigua canción -no tanto- de Romeo y Julieta, upps, perdón, Julieta Venegas, llamada "Con limón y sal", como burlándose de mis ausentes y nonatas plantas de limón.
Le pongo atención a la canción y no entiendo si Julieta está experimentando con su enamorado, usando esos ingredientes como otros lo han hecho con el chocolate, la miel o las frutillas. ¡Suele haber cada cosa en el ámbito de la seducción! Y escuchando su letra, me tragué la hoja del perejil-cicuta, sin darme cuenta de lo que era.
Deberé probar otra vez. Ojalá no le vaya a hacer compañía a Sócrates.
Si fuera así, del otro lado de la Laguna Estigia enviaré mi aportes al Blog, con el gentil auspicio de Caronte. ¡No os preocupéis!😉😉
A "prosópito" de limones, recordé el refrán "Si la vida te da limones..." y pensando en su significado, parece que tengo un lado o masoquista o muy segura de mis fuerzas. Porque habiendo ya tenido suficientes limones en mi vida, he querido los que yo misma he sembrado. No pretendo hacer limonada, ni preparar tequila (no me gustan esos líquidos espirituosos, menos los que parecen anodinos y tienen cara de inocentes; lo digo por la falta de color), tampoco es mi objetivo obtenerlos para aliñar ensaladas u otros alimentos. No. Simplemente los quiero de adorno, para disfrutar sus hojas y su aroma, lo que es posible obtener de una siembra en un macetero.
Finalmente, logré averiguar que las dichosas y enclenques plantas que suplantaron a los limones eran de perejil. Voy a esperar que crezcan un poco más, para usarlas en uno de mis almuerzos. luego, volveré a sembrar limones. ¡El que la sigue, la consigue! Buenas tardes.
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