Realizando el proceso de elegir entre las palabras "locuras" y "caprichos" para este escrito, me vino a la memoria una canción (¡viejísima! -la canción-) de Luis Dimas (¡uh!, dirán o pensarán algunos/as) y rápidamente zanjé la disyuntiva.
¿Por qué hablo de "caprichos"?
" Caprichosa seguirás
por el resto de tu vida,
Si volvieras a nacer,
caprichosa vas a ser..."🎶🎶🎶🎶
Porque a lo que voy a referirme son esos deseos impulsivos y vehementes, para nada imprescindibles, y que yo he transformado en acciones (dentro de lo que cabe) en este nuevo mundo "acuarentenado".
Claro que, antes de hablar de caprichos actuales, hagamos un poco de historia al respecto.
Analizándome retrospectivamente me parece que no he sido ni soy una caprichosa consuetudinaria. Y aunque soy Géminis, debo puntualizar que, si bien vuelo muchas veces, más permanezco en tierra, haciendo digno uso de mis ascendencias (aire y tierra). Y, obviamente, ninguna situación volátil alcanza el grado de locura (creo..., me parece..tal vez alguna..., no sé...jajaja).
Recuerdo un capricho de culto: tenía unos 5 años y andaba acompañando a mis padres en un viaje a la ciudad, La Unión. Nosotros residíamos en el sector rural en ese tiempo. Al ir a una tienda ("Casa Gladys" se llamaba el local) vi un maravilloso canastillo plástico de color celeste y quedé enamorada de él. Me acerqué a mis padres que estaban en el mostrador comprando y lo solicité. "Nones", me dijeron. Salimos de la tienda y a media cuadra me "taimé" con llanto y detención incluidos. ¡Quería el canastillo! ¡Buááá! No recuerdo cuánto lloré, si también grité y/o me tiré al suelo, pero fui lo suficientemente convincente para que mis padres regresaran al local y me compraran el famoso cesto.
"Caprichosa vas a ser/por el resto de tu vida..."🎶🎶
Ya más crecidita, en la Universidad, hubo un par de ocasiones (¿o fueron más?; resulta conveniente no acordarse a veces, jeje), especialmente en el ámbito sentimental. Me solía enamorar y desenamorar con la misma rapidez, sobre todo si no veía correspondencia. En alguna ocasión, cuando el entusiasmo me duró un poco más de lo habitual y no tenía claridad qué pasaba, o veía señales contradictorias en el sujeto/objeto de mis suspiros, preferí tomar el "toro por las astas" y aclarar rápidamente la situación. "¿Sí o no?" "No eres tú, soy yo", me dijeron... Debí asumir la negativa (¡sniff), que no duró tanto tampoco (¡a otra cosa, mariposa!) "¿Ahora o nunca?", le dije a alguien en otra ocasión. Eligió ahora, por suerte (jajaja, no piensen mal, era sólo pasar de la "amistad" al pololeo).
Ya pasado el tiempo y mirando hacia atrás, pienso que hasta me casé por capricho. Por eso también no duró mucho la luna de miel (jajaja).
Ya pasado el tiempo y mirando hacia atrás, pienso que hasta me casé por capricho. Por eso también no duró mucho la luna de miel (jajaja).
En fin, me quedan varios ejemplos en el tintero, pero como esto no es un confesionario, me los guardo, quizás para otro momento más íntimo.
Bien, volvamos al presente.
Mis caprichos actuales son completamente inocuos, casi infantiles. Claro, ya estoy acercándome a la niñez nuevamente (jaja). Todos han sido trucos para no desesperar en este período. Lo interesante es que no han sido planificados. Simplemente han sido impulsos transformados en acción, ideas repentinas puestas en práctica, caprichos de sexagenaria (¡uff, ¡qué mal se lee "eso"! -sexagenaria-).
Ejemplo 1: desde que estoy en este trance (como todos lo estamos) me he cambiado cuatro veces de cama, en dos habitaciones distintas. ¡Tal cual! Eso ha traído variedad a mi vida, como si estuviera de viaje (jajaja). Tal como lo dije antes, no lo pensé así al comienzo.
A partir del tercer cambio, le vi la utilidad que tenía como una táctica para tener más acción de dormitorio (jajaja). Como las camas están orientadas de distinta manera, pensé que se me iba a producir un cortocircuito de neuronas enloquecidas tratando de adaptarse, pero no sucedió así, porque ya estaban lo suficientemente acostumbradas. Tomé conciencia del ajuste casi automático una noche en que, luego de apagar la luz para proceder al sueño, al cerrar los ojos procedí a "ajustarme" mentalmente a la misma posición que tenía en la cama anterior. ¡Eureka!, exclamé al igual que Einstein, al hacer tamaño descubrimiento.
Ejemplo 2: el cambio de distribución de los muebles no es nuevo para mí, pero lo he realizado en mayor cantidad, en el dormitorio principal, en el living-comedor y en la terraza. Me da mucho gusto entrar a algunas de esas dependencias y ver que lucen distintas, que hay otros espacios creados, aunque a veces la comodidad pueda no ser la misma. Si así sucediera, la solución es fácil: pasado un par de semanas, procedo a un nuevo cambio, o antes ... o después.
Ejemplo 3: "emprendimientos" les he llamado a dos acciones realizadas por primera vez: deshidratar las hojas de apio para un mayor aprovechamiento culinario y elaborar té de menta, de alysum y de buganvilia mediante el mismo proceso, la deshidratación. El apio está listo y envasado. Los té están en proceso, pues en el caso de las flores, la idea es que la materia prima se "coseche" una vez terminado su ciclo (cuando hayan "caído" las hojas de la planta).
Ejemplo 4: escribir más historias de las que escribo cotidianamente. Por un lado, un relato con fotografías de todas las ciudades de Chile que he recorrido, región por región, en soledad y en compañía. En algunos casos, el trabajo sólo ha consistido en copiar, pegar y diagramar lo que ya tenía escrito en el blog. En otros, debo redactar sobre la base de los recuerdos y de las imágenes guardadas. Ya llevo un 40 por ciento de avance. Es otra manera de viajar: a través de los recuerdos y las fotografías.
Ejemplo 5: con la misma acción del ejemplo anterior, escribir, pero esta vez, para realizar un Libro de la Familia (el "capricho" más ambicioso) con todos los antecedentes posibles, que incluya a cuatro generaciones partiendo por mis padres. Las "gracias" de este "capricho" son varias: preservar los recuerdos que se tiene de los fundadores de nuestra "dinastía"; dejar un valioso testimonio a los más pequeños acerca de sus orígenes; incorporar a todo el grupo familiar en la tarea (hermanos, cuñadas, sobrinos, sobrinos-nietos), con sus propios testimonios y recuerdos; entretenernos como familia, a pesar de la distancia que nos separa y de la pandemia que nos rodea.
Como pueden leer, hay caprichos nutritivos y útiles, a pesar de todo. Mientras tanto, la cuarentena que ha llegado con lluvia incluida, hace más llevadera la situación presente. La lectura ha quedado en segundo plano, pero el cambio ha sido y es interesante. ¡Hasta la próxima!
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