Antes había una máxima que indicaba que un hombre o una mujer había cumplido su objetivo en la vida si lograba hacer tres cosas: tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro. Cabe preguntarse ¿por qué aquello habrá sido considerado la máxima aspiración humana?
Veamos...
1. Tener un hijo/a: involucraba muuuchas cosas, partiendo por dejar en claro que de ninguna manera se trataba sólo de engendrarlo, es decir, de cumplir únicamente con la función biológica y animal de cada uno de nosotros, sino que implicaba, además, el sentido intrínseco y profundo que significa crear una vida, traerla al mundo, preocuparse por ella, guiarla y hacer de dicho ser la mejor persona posible, contribuyendo con esta nueva vida a mejorar el mundo y la sociedad. Y lógicamente ese hijo o hija se entendía al interior de una familia tradicional y bien constituida.
2. Plantar un árbol: en muchas ocasiones lo vi entendido más bien de manera literal. Recuerdo imágenes de personalidades realizando efectivamente la tarea de plantar un árbol, es decir, echarle un poco de tierra con una pala a un vegetal que le habían llevado a algún parque, para el cual ya estaba cavado el hoyo previamente. Eso era todo, pues, además, la tarea de terminar con la plantación tampoco estaba a cargo de quien había ejecutado tamaño despliegue de trabajo físico (jajaja), sino de los trabajadores correspondientes. A pesar de que esa imagen se generalizó y pasó a simbolizar esta tarea humana, yo diría que su significado inicial tenía un espectro mucho más amplio y profundo que aquel acto "ciudadanamente correcto", una empobrecida imagen de la acción de dar vida (nuevamente). Indudablemente, cuando se acuñó esta frase, símbolo de nuestro mejor qué-hacer humano, no se pudo estar pensando en estos pequeños "saludos a la bandera", como el antes descrito. Se aludía más bien a nuestro compromiso con la naturaleza, a nuestra tarea de contribuir con "acciones concretas" y no con meras palabras y guiños políticamente correctos, a nuestro rol en la preservación del planeta para las siguientes generaciones, a devolver a la tierra lo que de ella habíamos usado, pero aportando efectivamente. Pues si bien se había usado la tierra para el sustento personal y familiar, debía restituírsele lo recibido de tal manera que pueda seguir sirviendo y aportando a los que vienen.
3.- Escribir un libro: según mis recuerdos, ésta era la tarea más difícil para la mayoría, y que no siempre se llegaba a cumplir. Y en la actualidad, sigue siendo así, aunque con esto de las redes sociales, han proliferado los denominados "escritores emergentes" (jejeje).
- ¡Eso es cierto: han proliferado como la mala hierba...o como los virus, en este tiempo! Para muestra, un botón....
- ¡No veo el botón! Jajaja
- ¡Humm! ¡Hazte la desentendida no' más!
- ¡De ninguna manera! ¡No me creo escritora, aunque, a veces, para amenizar las crónicas, pueda declararlo! Sólo soy ....
- "...un pobre agujero...", jajaja. Me acordé de la canción de León Gieco, a quien fui a ver el año pasado...
- Permíteme terminar.... Quería decir que sólo soy una "escribidora" de crónicas, que pone en el papel,... pardón, en la página "virtual",... sus vivencias, puntos de vista, uno que otro conocimiento y alguna loca idea surgida del trabajo asociativo de sus neuronas...esencialmente para sí misma y algunas pocas personas que tengan la deferencia de leerla (o el tiempo, las ganas o nada mejor qué hacer, jajaja).
"Escribir un libro" constituye el aporte intelectual que le entregas al mundo en que has vivido, es el legado -malo, regular, bueno o extraordinario- que le dejas a los demás como parte de la cultura colectiva. Es la huella de tu paso por este mundo una vez que has partido, es una muestra de tu mirada interna y externa, es una evidencia de tu capacidad de creación y re-creación. En fin, es tu reflejo en el espejo, un intento de obtener un pasaporte para la inmortalidad, tu permanencia entre los vivos a pesar de que ya no lo estés, el diálogo establecido con humanos de otras geografías y de otros tiempos. ¡Es tu máquina del tiempo!
-¡Ohhh! ¡Gurú! ¡Me inclino ante tanta prosapia! o ante una Principessa tan "conspicua", como, sin duda, diría tu hermano Héctor, jajaja.
- Jajaja, "suena" bonito...
En pocas palabras:
Tener un Hijo es preservar la especie, tu nombre, tu familia.
Plantar un Árbol es dejar el entorno igual o mejor que lo recibiste.
Escribir un Libro es aportar con tu experiencia y sabiduría al mundo.
¿Serán estas "tareas" las mismas aspiraciones humanas en la actualidad?
Debe haber gente, de seguro "los pocos sabios que en el mundo han sido" (usando unos versos de Fray Luis de León), que sigue manteniendo estas aspiraciones como divisas en sus propias vidas, pero , sin duda, las prioridades han cambiado. Lo que antes era indiscutible (casarse y tener hijos) ahora no lo es para todos. Hay muchas parejas incluso, aun estando casados, que deciden NO tener hijos, pues su interés es desarrollarse profesionalmente y compartir, sin la responsabilidad de "criar" con todo lo que esto conlleva. Hay otros que están en una relación sinérgica con la naturaleza sólo cuando están en la playa (si es que acaso se llega a producir la sinergia) o se acercan a la sección frutas y verduras de un súper (jajaja), mientras tanto sólo escriben mensajes de whatsapp, con abreviaturas inentendibles...
- Y tú, Princess, ¿en qué parada estás?
- Me gustaría hacerle honor a la máxima,... pero... no obstante.... sin embargo...sólo puedo hacerlo en proporción a mi realidad....
- No tengo tierra para plantar un árbol...A pesar de aquello, tengo jardineras y maceteros varios, con plantas, flores y verduras, que además de alegrarme la vida, contribuyen, aunque sea en una infinitesimal parte, al oxígeno del planeta...
Ensalada resultante de la cosecha de morrones |
¡Ya!... Absolutamente válido, en todo caso.
- No tengo un libro, sino que tengo varios...jajaja
- Sin ninguna pretensión expresa ni oculta, te invito a convencerte por ti misma.¡Mira las fotografías! La mayoría corresponde a compendios de lo aprendido en mi tarea docente, en tanto otros son producto del "divertimento" de este último año, ...
- ¡Upss! Pensé que estabas bromeando...
- ¡Yo no bromeo, ...¡jamás!..., jajaja. Y, por último, lo más importante: tuve, tengo y tendré para siempre, en los años vividos juntas y en el recuerdo, una maravillosa hija: Mirella ("Mientras siga mencionando tu nombre, nunca morirás")
- ¡Guauu! Eso significa que ya has cumplido con la máxima, por lo tanto...
- ¡Jajaja! ¡Nooooo! ¡Aún no estoy lista para el cajón! ¡Espérate un poquito! Me queda mucho por entregar, escribir y...plantar...
- ¡Bien, amiga mía! Así me gusta...
- ¡Sí! ¡Eso he aprendido: la vida hay que vivirla hasta donde nos toque, de la mejor forma que podamos, dependiendo de nuestra realidad, de nuestras capacidades y de nuestros valores...! ¡Vamos, que se puede, hoy, mañana y ...todo el tiempo que sea posible! ¡He dicho!
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