A pesar del cansancio, después de las últimas clases de inducción en cada uno de los 12 grupos de alumnos asignados, regresaba con la ilusión de comprar un rico almuerzo en los stands instalados en la Plaza de los Héroes y sus alrededores. Así que tomó el colectivo desde Rengo City con la mente enfocada en lo que degustaría al llegar, a eso de las 15,30 horas del sábado 11 de abril. Hacía fuerza mental para que el vehículo apresurara su marcha, aunque sabía que los riesgos eran posibles. Se alegró de haber decidido no viajar a Stgo., pues el cansancio era considerable, luego de una semana con 50 horas pedagógicas.
No crean que doña le hace asco al trabajo. ¡No, señores! ¡De ninguna manera! Sucede que sólo en los primeros años de docencia hizo tanta hora de clase y si bien en los últimos años su jornada no bajaba de 50 horas de trabajo semanal, NO estaba en AULA, donde el desgaste es grande. Uno debe transformarse en una verdadera actriz al llegar al aula y ésta pasa al ser el escenario para una actuación magistral o mediocre. Según la calidad de su desempeño recibe el valioso premio de la participación de su público, las sonrisas, la despedida cariñosa. Y aunque la fatiga física sea evidente, la satisfacción porcentualmente alta, es un bien, aunque intangible, muy preciado.
En la actualidad, ya forman parte del pasado la preocupación permanente por la asistencia diaria, tanto de los docentes como de los alumnos; ya quedaron atrás los enfrentamientos con algunos alumnos indisciplinados e insolentes, la atención de padres y apoderados prepotentes, las malas prácticas de algunos docentes, las exigencias, muchas veces exageradas de los superiores, los reclamos de distinto tipo, etcétera. Ahora su preocupación se centra en preparar el material de clases de la mejor manera posible, para luego guiar de la forma más óptima a sus discípulos. No hay apoderados que atender, ni reclamos que solucionar, tampoco controlar las tareas y horarios de los demás. Tampoco hay que preparar y dirigir reuniones, menos revisar y contestar correspondencia oficial, etcétera. ¡Bravo! Sin duda el sueldo no es el mismo, pero tampoco es para vivir en la inopia, gracias a una ayuda extra (que no revelaré pero que me permite tranquilidad; aclaro sí que no es nada "inadecuado", como un sobresueldo, algún contrato "trucho" o facturas ideológicamente falsas).
En la actualidad, ya forman parte del pasado la preocupación permanente por la asistencia diaria, tanto de los docentes como de los alumnos; ya quedaron atrás los enfrentamientos con algunos alumnos indisciplinados e insolentes, la atención de padres y apoderados prepotentes, las malas prácticas de algunos docentes, las exigencias, muchas veces exageradas de los superiores, los reclamos de distinto tipo, etcétera. Ahora su preocupación se centra en preparar el material de clases de la mejor manera posible, para luego guiar de la forma más óptima a sus discípulos. No hay apoderados que atender, ni reclamos que solucionar, tampoco controlar las tareas y horarios de los demás. Tampoco hay que preparar y dirigir reuniones, menos revisar y contestar correspondencia oficial, etcétera. ¡Bravo! Sin duda el sueldo no es el mismo, pero tampoco es para vivir en la inopia, gracias a una ayuda extra (que no revelaré pero que me permite tranquilidad; aclaro sí que no es nada "inadecuado", como un sobresueldo, algún contrato "trucho" o facturas ideológicamente falsas).
Su cansancio remitió mientras caminaba hacia la plaza y palacio, claro que el calor era.. i m p r e s i o n a n t e. Salió con 27 grados de Rengo y en Rancagua ya había 29 cuando recorría el Paseo Estado. Aunque no le hacía mucha gracia ir a palacio primero, para dejar su portadocumentos, una carpeta, delantal y chaqueta, debió hacerlo. Aprovechó la ocasión para cambiarse de ropa y salir veraniega. ¡Tenía hammmmbreee! Al abandonar del condominio, se fue directo al sector de los puestos de comida, casi levitando y conducida por el aromático olor a diversas carnes, empanadas, choripanes, seguramente. Recorrió todo el sector buscando un espacio donde ubicarse para pagar lo que quería consumir, pero no encontró sitio. Lo que vio fueron filas de 30 a 40 personas en cada puesto...¡Noooo!¡No podía ser! Si su objetivo era, a como dé lugar, almorzar, debería, a lo menos esperar, en una fila al sol, una media hora o más. ¡Imposible! Después de toda una mañana haciendo clases (de pie, lógicamente) no iba a estar ese tiempo a todo sol. Muy "sabrosa" podría quedar con los olores ambientales, pero corría el riesgo de quedar como un chicharrón. ¡No, muchas gracias!
Por lo tanto, recurrió a toda la reserva de resiliencia que tenía en esos momentos y optó por recorrer los otros stands. Realmente la Feria era muy variada, completa, hermosa y de buena calidad. Había artesanía en lana (no creo que hayan vendido mucho, eso sí, salvo que hayan tenido trajes de baño de lana, jajaja), orfebrería, en tejas, cuero, mimbre, fieltro, madera, crin. Había productos de chocolatería, verdulería, fiambrería, pastelería, conservas y mermeladas. Se podía degustar y consumir diversas cervezas de la zona, vinos, quesos, empanadas, panqueques, jugos, mote con huesillos. También se ofrecía la línea de los jabones de tocador, plantas medicinales, plantas de interior, etcetc. En resumen, había de "un cuanto existe".
Doña anduvo quedando enamorada con el rubro de las joyas en cobre: miró y re-miró los distintos stands dedicados a ese producto y "dejó reservado mentalmente" un juego para comprarlo el día domingo (jajaja; ésa es una estrategia que, ahora se da cuenta, ha utilizado en varias ocasiones. Cuando algo le gusta y se resiste a "caer" inmediatamente, toma la decisión de darse un tiempo de "prueba". Así, si el objeto está aún cuando vaya en una segunda ocasión, ya no es culpa suya, sino del objeto, que "la estaba esperando", jajaja). Admiró también la creatividad de un joven en el mismo rubro, pero con joyas más caras, aunque los diseños eran realmente extraordinarios.
Con tanta joya y otros productos hermosos casi se le quita el hambre, pero cuando se acercó al sector de cervezas, vinos y quesos, su solitaria comenzó a reclamar. Tomó la decisión de comprar una brocheta de queso de cabra y de vaca, para degustar y aplacar los reclamos airados de la "masa" interna, jajaja.
Al terminar su recorrido, sin haber comprado nada más que la brocheta, se fue a refugiar en palacio, donde prepararía algo rápido, de sus existencias en bodega.
La Feria había comenzado el día anterior en la jornada de la tarde. No tuvo ocasión de asistir al inicio por su horario de clases, pero cuando volvió a su mansión, a las 20,30 la actividad era bullente, pero necesitaba descansar para sus cátedras del sábado en la urbe de Rengo.
La programación del evento contemplaba a partir de las 17 horas presentaciones artísticas de diferentes agrupaciones musicales y de danza folclóricas, que estuvo disfrutando desde el mismo palacio. Bajar a verlos significaba estar todo el tiempo de pie y como había tenido suficiente de aquello en la semana, escuchó desde su hogar a unos metros de la Fiesta Huasa 2015.
El domingo, luego de regresar del Parque y de la Feria de frutas y verduras, pasó "por si acaso" por el sector de anticuchos, empanadas, asados y demases, pero la situación estaba igual que el día anterior. Ahora, es necesario aclarar que no se trata que no se "pueda" comprar; lo que sucede es que en las dos ocasiones, doña concurrió en horario peak por lo que lo que sucedió era lo esperable.
Sin embargo, en el sector...¡joyas! la cantidad de público era normal. Por lo tanto, fue a constatar "in situ" si los aros "elegidos" el día anterior estaban en su lugar..."¡No los veo! ¡Diablos, se los llevaron!", pensó a la primera mirada, pero...¡Noo! ¡Ahí estaban!...¡esperándola! Su rostro se iluminó y, antes de que alguien le gane "el quién vive", procedió a realizar su segunda y última compra en ese lugar.
Contenta y entusiasmada, apenas llegó a palacio procedió a preparar un rico almuerzo, con dos objetivos bien claros y definidos:
- Alimentar su hermoso cuerpo.
- Vengarse de sus nulos resultados para alimentarse en la Feria de la Plaza.
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