jueves, 25 de enero de 2024

La "Minga" que no fue, 😂...

    Ayer dejamos atrás  Puyuhuapi ('nido de puyes') en el noveno día de nuestra aventura. Después de unas jornadas de intenso calor (33 grados en Coyhaique, por ejemplo), antenoche nos sorprendió la lluvia en la primera localidad mencionada. Para mí ha sido una sorpresa llegar a estos lugares de nuestro país que nunca había visitado. La gran ventaja es que el traslado ha sido bastante más rápido en esta zona, pues desde Cerro Castillo hemos disfrutado de una Carretera Austral pavimentada (con algunos sectores mínimos de ripio, hasta ahora). Retrocedo un poco para presentar en orden los lugares visitados y las actividades realizadas.  
    El lunes 22 nos fuimos a Coyhaique, realizando un par de detenciones obligatorias para tomar café, por ejemplo. Cerca de las 10 estábamos frente a la Plaza de la ciudad, esperando por unos minutos a mi sobrino Juan Carlos que desde hace dos años volvió a vivir a esta urbe luego de residir por 10 años en Curepto. Le habíamos pedido orientación mecánica. Durante el trayecto por el ripio el día anterior, una piedra había, supuestamente, ingresado al sector de la luneta del vidrio posterior del Hyundai luego de rebotar en el parabrisas. Lógicamente, la preocupación era absolutamente  razonable. No podíamos arriesgarnos a que la situación de la luneta suelta en un extremo se agravara. Por ello, recurrimos a un residente -mi sobrino- para que nos recomendara un mecánico. Juan Carlos no sólo nos recomendó a alguien, sino que nos llevó a un taller, donde un mecánico-amigo fue de inmediato a revisar el vehículo, con la correspondiente sorpresa de que lo que había pasado era que una tuerca se había soltado. En no menos de 5 minutos el problema estaba solucionado a costo cero. ¡Un verdadero alivio! Nos despedimos agradecidas de mi sobrino, con el compromiso de juntarnos en la tarde en su casa, 😋😋. ¡Adivinen a qué! 
   Una vez libres de la dificultad, partimos a visitar Puerto Aysén y Puerto Chacabuco, dos hermosas localidades cercanas, con carretera pavimentada, 😊😊.Fotografías iban y venían, letras corpóreas, almuerzo en Puerto Aysén consistente en unos tremendos sándwiches, 2 chacareros y 1 churrasco italiano, con bebida y café ☕ en mi caso. Personalmente, no fui capaz de comer completo mi chacarero, así que salí del Restaurante con la mitad de él para mi desayuno del día siguiente. ¡Estaban exquisitos! Regresamos a Coyhaique pasando en la ruta a refrescarnos un poco al "Salto de la Virgen", una gran y hermosa caída de agua de sus buenos metros. Ya de regreso en Coyhaique fuimos a tomar posesión de la cabaña reservada, la que quedaba a sólo 3 cuadras de la casa de mis sobrinos, en la misma calle. Luego vino un rato obligado y necesario de descanso, toda vez que había 33 grados de temperatura, ¡uff, 🥵!  En el tiempo libre que nos quedaba, fuimos al Unimarc a realizar la compra más variada y abundante del viaje, y luego nos dirigimos a la Plaza y al Paseo Peatonal donde "engullimos" un sabroso helado, ¡mmm! 😋. 
      El atardecer nos encontró paseando por la plaza. Pronto regresamos a la  cabaña y desde allí a casa de mis sobrinos. Fue una alegría compartir nuevamente con ellos -en mi caso, obvio- las novedades personales y familiares, más unas ricas carnes de cordero y cerdo a la parrilla, que, como siempre, a Juan Carlos le quedaron exquisitas. Unas copas de Casillero para unos, cerveza y bebida para otros, con el acompañamiento de un surtido de ensaladas deliciosas. Y para finalizar, a la hora de Cenicientas, Ruth nos preparó su famoso trago con gin y menta, entre otros ingredientes. ¡Fantástico! Es muy rico ese brebaje, pero algo cabezón, dijo Marcela, lo que yo corroboré sin dudarlo. Pensar 🤔🤭que en diciembre 2022 nos servimos varios. Yo, inocentemente, dejándome llevar por lo dulce, no le hice ascos a los traguitos y luego no sé cómo llegué al dormitorio  (2° piso), 😅 🙈. Fue una velada muy agradable. Nos despedimos a continuación, agradecidísimas de la recepción y acogimiento. Besos 💋 para ellos. 
    El martes 23 nos fuimos de Coyhaique con destino final a Puyuhuapi, pero no sin antes fotografiarnos con el arriero y sus ovejas. Junto con ello,  nuestra amiga Marcela se levantó ese día con una "tincá": que en el Sodimac coyahiquino encontraría cerámica en el diseño que necesitaba para reponer UNA palmeta, que se quebró en la casa de su madre. Pretendía comprar 2 palmetas porsiaca. ¿En qué se basaba su "tincá"? En que había visto la misma cerámica en la  cabaña que arrendamos en Chile Chico (no se atrevió a dejar la pared sin una palmeta, 😂 😂 😂) y en otro lado del que ya ni me acuerdo. En su tiempo -nos contó- que había dejado los pies en la calle buscando aquello en Valdivia y Temuco, sin resultados positivos. ¡Y no me creerán que su "pálpito" resultó verdad! El único problemilla es que tuvo que comprar una  caja completa, 🙈. ¡Lo que es el amor filial...y la capacidad de compra! Así que ahí va la caja de cerámica, de la cual no sabemos cuántas llegarán enteras el viernes en la noche. ¡Ojalá más de dos, 😅😅, para que valga la pena el gasto y el cuidado! 
     En el itinerario de ayer nos detuvimos en Villa Mañihuales, Puerto Cisnes y Parque Queulat antes de llegar a Puyuhuapi. En la villa fue una detención breve, de servicio técnico esencialmente, 😉. En Puerto Cisnes estuvimos un buen rato, pues allí almorzamos sentadas frente al mar. Rica comida, de la cual Marcela dejó una empanada de queso-camarón para una comida comunitaria al no poder servirse las dos que pidió. Lindo lugar, con un bello Paseo Costanera, con letras corpóreas multicolores y con bastantes embarcaciones a la vista, muchas de ellas fondeadas mar adentro. Las costas de este puerto las baña el mar en forma de canal. 
   Una vez que hicimos un recorrido por P. Cisnes, procedimos a abandonarlo para dirigirnos, como próximo hito, al Parque Queulat. ¡Qué  maravilla de paisajes y de carretera en una primera parte! Luego, la maravilla natural seguía pero nos enfrentamos a una cuesta casi infernal, por suerte de bajada. ¡Impresionante. Es la llamada "Cuesta Queulat". Si uno mira en el mapa pareciera haber sido dibujada por un niño que aún no tiene control de la motricidad fina. Y de pronto, cuando ya habíamos vuelto al pavimento -¡uff!-, aparece el Ventisquero Colgante Queulat. El día estaba despejadísimo así que fue posible ver y fotografiar esa increíble belleza, 😍🤩. En una ocasión  anterior  (año 2017 tal vez) tomé un tour y cuando nos llevaron a ver el ventisquero, al interior del parque, fue imposible observarlo pues había llovido y las nubes obstruían la vista. Ahora, sin ingresar al Parque, pudimos verlo desde la carretera. 

    Pronto llegamos a la entrada del parque, ingresamos, pero sólo llegamos hasta las barreras interiores. Imposible entrar: ya eran las 16,30 hrs. El lugar cerraba a las 17 por lo que la última entrada había sido a las 14,30 hrs. No lamentamos tanto no poder acceder, pues ya estábamos "pagadas" con la preciosa vista desde la carretera. 

  Seguimos hasta Puyuhuapi. No nos faltaba mucho para llegar cuando, entre curva y curva, a orillas del Fiordo del mismo nombre, nuestra conductora exclamó, emocionada, "¡Una minga!" "¡No puede ser tanta suerte!", pensamos y dijimos. "¡Paremos, paremos!" "¡Imposible!", 😵😲🥺😭😫. No podíamos  ni pudimos. El camino angosto, las curvas iban y venían, no había espacio en el que orillarse. Hasta quisimos, en un momento de locura, arriesgar la vida, pero no, demasiados preciosas las nuestras, jajaja. ¡No puede ser, nos quejamos, 😭😭. ¡Resignación! Nadie de nosotros había visto esta actividad extraordinaria, ni la veríamos, por lo menos en esta ocasión, cuando de pronto, la Queen se encargó de llevarnos de un "paraguazo" a la realidad. ¡Qué minga ni que ocho cuartos! Eran las casetas -o como se llamen- de las dependencias de las salmoneras que estaban a orillas del agua y en parte de ella. La primera en darse cuenta de la situación,  por razones obvias, fue la Ely. ¡Plop! ¡Qué decepción! 😩😫🤔☺🤣🤣🤣.  Nunca mejor aplicada la expresión que "uno ve lo que quiere ver". Mis sobrinos nos habían hablado que iba a haber una minga, efectivamente, pero eso será 27 ó 28. Nosotros quisimos adelantar,  merced a voluntad, la celebración  para el 23, por ser a nosotras, 😂 😂.  Un nuevo chascarro para compartir ...y hacer bulling, 😂 😂.    

    Arribamos finalmente a Puyuhuapi.  Eran las 17 horas cuando vimos el letrero de bienvenida. ¡Bravo! Un hito más de la ruta cumplido. Rápidamente nos fuimos a la cabaña, perdón, no tan rápido,  pues nos perdimos, 😂 😂.¡Otra vez! ...y en Chile, 🙈. En un "caserío" -como dice wikipedia- ¡nos perdimos!, 🥴😰. Ya no procesábamos. Una vez al interior y luego de descansar un tanto salimos a recorrer el pueblo. Hacía calor, pero el cielo se había nublado amenazantemente. A pesar de ello, vimos unas personas bañándose. Para nuestra sorpresa, en el lugar hay bastantes alojamientos y varios locales para alimentarse. A este casi fin del mundo, la gente llega igual, motivada por conocer, participar,  tener nuevas experiencias, completar desafíos. 

   Durante la noche llovió un poco, pero no nos afectó. Al contrario, limpió el aire y nos dio la frescura necesaria para emprender el camino a Futaleufú, hacia donde nos aventuramos al día siguiente. Ya sabrán lo que pasó en el trayecto, 😉.  Hasta pronto. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario