domingo, 28 de enero de 2024

Supervivencia casi al desnudo...

 


   

     No siempre resulta fácil distinguir entre "supervivencia" y "sobrevivencia".Términos que tienen el mismo origen pero que se diferencian en la manera cómo se continúa después de un riesgo mortal o un suceso extremo. El "superviviente " va más allá de sólo mantener la vida; es quien supera los estándares esperados.  Es lo que pasó con las experiencias observadas el jueves 25 en Villa Sta. Lucía y en Chaitén,  además,  sin exagerar,  lo que nosotros experimentamos en el último lugar y en el viaje de regreso el día viernes 26. Comparto lo observado y vivido  con ustedes a continuación. 

    El jueves 25 salimos a las 8,55 de Futaleufú, con la satisfacción de que íbamos ya completando nuestra aventura, quedando sólo un lugar más en que descansar al término del día nuestros cansados huesos... acompañados de abundante carne y grasa,😂😂 😂.Pasamos a despedirnos de los Rápidos del Futa... y luego proseguimos viaje por un  terreno ya conocido: en dirección a Villa Sta.Lucía. Así como nos fuimos acercando (distante 76 kms.) fuimos buscando las huellas de la gran desgracia de 2017. El día 16 de diciembre de ese año a partir de las 9,02 hrs., producto de una abundante lluvia caída los días 15 y 16, se produjo el desprendimiento de rocas en la zona alta de un cerro (a 1.400 m. de altura),  lo que arrastró consigo hielo y nieve de una laguna glacial y todo lo que encontró a su paso, hasta llegar a la villa a las 9,20, donde arrasó con 28 casas y varias dependencias públicas. La cantidad de muertos fue de 21 personas, más 1 desaparecida, cuyo cuerpo no fue encontrado. Ingresamos esta vez por un lugar distinto porque queríamos ver el centro de la tragedia y porque no habíamos olvidado  aquella desgracia que le ocurrió a un grupo de compatriotas.     
    Lo primero que vimos fue un terreno vacío, árboles muertos, mudos testimonios de la tragedia de esa mañana en que la naturaleza le demostró una vez más al ser humano que es impredecible. Luego estuvimos frente al monolito en homenaje a dos funcionarios de la Municipalidad fallecidos ese día (a quienes también se les recuerda en un par de puentes en la salida norte, a través del nombre dado a esas estructuras). De la ex Plaza de la Villa, a punto de ser inaugurada en esos días, sólo quedó una especie de escenario, el letrero y un asiento. Precisamente bajo ese techo se erigió un Memorial que recuerda a cada una de las víctimas,  en placas con sus nombres, adosadas a una gran piedra de la catástrofe. Recorrimos el lugar y mientras lo hacíamos un señor en vehículo nos invitó a ver el Museo de sitio que se levantó a metros de allí. Fuimos y nos encontramos con una bella vivienda llamada "Casa Testimonial", que lucía una bandera "extraña", en cuya sección de color azul sobresale una cruz de color rojo. El Museo de la Casa de la bandera se creó un año después del evento y guarda en su interior testimonios visuales del antes y del después de lo que sucedió. Precisamente allí es posible visualizar el "milagro" de la Casa de la Bandera, pues los 5 habitantes de la vivienda se refugiaron en el segundo piso y lograron salvar sus vidas. Fue una experiencia interesante y conmovedora. Habernos detenido por más de una hora en este lugar era el mínimo homenaje. 
     Seguimos avanzando, por carretera pavimentada, en dirección a Chaitén. A media hora nos enfrentamos al Puente Río Yelcho (hermosa obra de ingeniería), ubicado sobre el río del mismo nombre y frente al Ventisquero ídem, cerca de un lugar llamado Pto. Cárdenas, que no visitamos (había que desviarse un poquito del camino). A pocos kilómetros de allí vimos aparecer el primer letrero que indicaba el inicio del Parque Pumalín, enclave natural de más de 400 mil hectáreas, de las cuales la mayor parte fue una donación del multimillonario estadounidense Douglas Tompkins. 20 minutos después de pasar esta primera indicación del parque estábamos en Chaitén (13,04 h.).  
    Pasando el puente de entrada nos fuimos al Museo de Sitio, el segundo de esa jornada, donde están los testimonios del gran desastre que dejó en la ciudad la Erupción del Volcán Chaitén, el 2 de mayo de 2008. El Museo estaba cerrado pero pudimos ver en el terreno de la dependencia algunas casas destruidas y hundidas bajo centímetros (metros tal vez) de ceniza, lodo y otros elementos que contenía  el lahar en su recorrido letal. Felizmente en el caso de este evento, la evacuación temprana del pueblo permitió que los fallecidos fueran pocos (5 personas). Los supervivientes no aceptaron irse a otro lugar, Santa Bárbara, distante a 12 kilómetros y volvieron a vivir al mismo asentamiento. No todos volvieron, por ello, para evitar que esas viviendas fueran ocupadas por otras personas, el Estado las adquirió. Allí están como testimonios ¿del abandono a lo propio, del miedo a la repetición, del respeto a la fuerza de la naturaleza o de la actitud razonable? Estos motivos o alguno parecido seguro son fundamento de la ausencia. Los demás, los que se quedaron, supervivientes ante de la desgracia. 
   Casi contagiadas por tamaños ejemplos de resiliencia, decidimos intentar el ascenso al Volcán que, según supimos, es de un kilómetro de altura. Buscamos nuestra cabaña, la última, para alimentarnos primero. Nos costó encontrar nuestro alojamiento  pero lo logramos (estaba frente al cementerio,  😂😂). Preparamos un opíparo plato de fetuccinis con huevo frito y un mix de salsas. Todo rico y alimenticio, lo necesario para enfrentar el tremendo desafío del ascenso. Hacía muchísimo calor y algo de cansancio, así que descansamos cerca de una hora y luego partimos rumbo a la entrada del sendero que conduce a la cumbre del Volcán, la que queda a la friolera de 18 k. Llegamos allí a las 17,45 y el sendero cerraba a las 17,30, ¡plop! Aún estaba abierto, eso sí, y nos encontramos con algunos senderistas que ya terminaban su desafío.  
      Las dudas se presentaron, no podemos negarlo. Al bajar del todo terreno, 😉,recibimos un ataque sorpresa de parte de una nube de tábanos y colihuachos. De todas maneras, emprendimos el sendero y  a poco de haber empezado a caminar🚶‍♀️🚶‍♀️🚶‍♀️ , un joven extranjero que volvía nos dijo "empeorán los tabanós arriba", "ok, senquiu", les respondimos. Continuamos a pesar de que un letrero señalaba que la dificultad de la caminata era medio alta. "Vamos, que se puede", nos dijimos. Yo, más acostumbrada a aquellos bichos voladores desde la vez que visité en más de una ocasión el balneario de Hueicolla, esperaba que se estacionaran en alguna parte de mi cuerpo y con un buen manotazo, los mandaba a la otra vida, o, al menos, al hospital traumatológico de los insectos, 🙈. Creo que causé  estragos en la especie esa tarde, jajaja. Me transformé en una verdadera insecticida, 😉. Logramos llegar al hito 1 de 9 en total, saltando incluso un árbol que estaba atravesado en el sendero, pero desistimos de seguir adelante. Los atacantes aumentaban y ya nos veíamos con numerosas ronchas. Todas íbamos mal preparadas para la actividad. Una con sandalias, dos de manga corta, yo con vestido sin mangas, otra de pantalón corto. ¡Pésimas senderistas! La supervivencia casi al desnudo como íbamos, no era posible. Optamos por sacarnos fotos hasta donde alcanzamos y regresar al troncomóvil.   
     De regreso quisimos interiorizarnos dónde quedaba Santa Bárbara, el lugar donde Soa Bachelet quiso que se trasladaran los habitantes de Chaitén. Tomamos una carretera secundaria y habiendo avanzado "bastante", nos dimos cuenta que íbamos directo al aeródromo. Al retroceder "caímos" en cuenta que la nueva ubicación estaba en el mismo lugar de la bifurcación. Definitivamente, nuestras facultades de orientación estaban algo deterioradas  😂 😂. ¡Nada qué hacer! No éramos "supervivientes", sino sólo "sobrevivientes", no cabe duda... Nos fuimos a la ciudad y buscamos un supermercado (necesitábamos alimentación para la última jornada del siguiente día), una feria artesanal, recorrimos algo más la ciudad y regresamos a tomar onces, en tanto, al  atardecer, fuimos hasta la Costanera a ver lo poco que quedaba de la puesta de sol. Ya estaba oscuro cuando retornamos al alojamiento. Nuestra amiga Marcela preparó unas ricas micheladas a manera de despedida, ¡salud! y luego nos fuimos a las camas. Tarea urgente : preparar bien las maletas. Una ducha helada y a acostarse, pues la próxima jornada sería intensa. 
       ¡Último día, nadieN se enoja!,  exclamamos en el momento de levantarnos y darle la bienvenida al nuevo amanecer. Preparamos unas contundentes hamburguesas 🍔🍔para el viaje, desayunamos y a las 8,42 íbamos saliendo de Chaitén.  Debíamos estar en Caleta Gonzalo a las 11, para zarpar a las 13 horas. La carretera iniciaba con pavimento pero luego seguía y terminaba con ripio, de modo que los 57 kilómetros de distancia los hicimos en 80 minutos. A las 10 estábamos ubicándonos en la fila de automóviles para embarcar. Fue muy agradable estar allí. Mucha naturaleza (nalcas y helechos por montones, como en toda la Patagonia), servicios básicos y un prometedor sendero a un Mirador de 3 kms.de ida y vuelta. El sendero era completamente nuevo en su estructura de madera. Me habría gustado recorrerlo pero el hecho de estar en una situación de espera no habría hecho grato y relajante el ejercicio. Sólo  caminamos un poquito para la foto, 😂😂.A las 13,22 -algo atrasados- estábamos subiendo al transbordador, en el que navegamos media hora por el Fiordo Largo. Allí bajamos a tierra y recorrimos unos 15 kilómetros por un camino asfaltado hasta llegar a un lugar llamado Leptepú donde embarcamos en otro ferry, en el que navegamos por un tiempo interminable sobre las aguas que separan al continente de la Isla Grande de Chiloé. Fueron tres y media horas en este segundo transbordador, en el que conversamos, nos alimentamos (las mega-hamburguesas ya habían "desaparecido", 😁, en la embarcación anterior) con chocolate, yoghurt y alguna otra cosilla, pues de hambre no íbamos a morir, 😂. Eramos sobrevivientes "entraditas en carne", 😂 😂 😂.    
   Bajamos en Hornopirén a las 19,12 horas aproximadamente, para irnos, por carretera durante una hora hasta Caleta Puelche, donde debimos subirnos a otro transbordador, que nos llevaría en media hora a Caleta La Arena. ¡Ufff! Esto parecía cuento de nunca acabar. La verdad es que no pude apreciar en totalidad la belleza de la navegación debido a la presión de ir un poco contra el tiempo en cada tramo. Sé que debí gozar más del aire puro, del viento, del paisaje, del trayecto en sí en lugar de estar preocupada de la llegada. Es lo que nos sucede tantas veces a los seres humanos, que por estar pendientes de un destino al que llegar, no gozamos del camino que se recorre para arribar a ese objetivo. A la navegación en el tercer ferry sí logré sacarle más provecho inmaterial. El momento de la puesta de sol se acercaba de manera que las vistas eran hermosas en un cielo con nubes. Estábamos ya arriba del vehículo, prontas a llegar a Caleta La Arena, cuando se activó  la alarma de SENAPRED en nuestros celulares -con el correspondiente susto-, debido al incendio que se había originado en un sector de Pto. Montt, ciudad por la que debíamos pasar una vez que abandonáramos la última embarcación, lo que hicimos siendo casi las 21 horas.  
       Cuento corto, 😂,  llegamos a la  Grande y Noble ciudad de Lanco en la madrugada del sábado, exactamente a las 01,30 horas, cansadas de conducir -Marcela- y cansadas de andar sobre cuatro ruedas, Ely y yo, 😂. En el transcurso de esas horas cuatro horas y media habíamos pasado por Pto.Montt, habíamos sido testigos de la gran humareda que se elevaba en un sector de la ciudad y habíamos logrado llegar a la Ruta 5 Sur. Al pasar por fuera de Osorno nos detuvimos en un Pronto Copec, para usar los servicios, tomar un café y comer algo, algunas de nosotras, 😂,yo no. Seguimos adelante luego de recuperarnos de la modorra del viaje (yo había descuidado mi tarea de copiloto y eso significaría bulling posterior  pero nada podía hacer frente al cansancio). La luna nueva, enorme y anaranjada, nos acompañaba a poco de salir de Pto. Montt. Eso era fuera de nuestro pequeño espacio vehicular. Al interior, acompañadas a la distancia por nuestras amigas Jessi y Lidia, nos animamos tanto que nos pusimos a cantar a voz en cuello con nuestras melodiosas voces, 😂 🙈 🙈. La grabación de ese entusiasta momento quedó grabado en el correspondiente audio-video, que no agregaré aquí para no arriesgar demandas por daños superficiales o profundos, temporales o permanentes de los tímpanos de algunos oyentes, 😂 😂 😂.  
     A manera de cierre, sólo puedo agregar que esta aventura de 11 días ha sido muy crecedora, nutritiva (¡harto que nos nutrimos, 😂!), entretenida al máximo, desafiante (no es fácil ser copiloto, fotógrafa, manipuladora de alimentos, coach, etcetc,😂). En serio, fue un esfuerzo diario de levantarse muy temprano, de conducir al menos tres carreteras importantes con sus bemoles en muchos tramos (la Ruta Número 40 de Argentina, muy deteriorada en una larga extensión; la Carretera Austral aún a medio pavimentar, con tramos de ripio muy complejos; la Ruta 5 Sur, en excelentes condiciones, pero con un llamado casi irresistible a elevar la velocidad), de recorrer tramos en varias rutas secundarias, todo aquello por un total de 3.765 kilómetros. El hecho de permanecer al interior de un vehículo por muchas horas seguidas, de cambiar de alojamiento a diario, de enfrentar caminos, localidades y ciudades desconocidos, de sortear situaciones imprevistas (las menos por suerte), etcetc., todo ello, con buen ánimo, excelente disposición y colaboración mutua a fue una experiencia impagable. Al final, me siento y estoy muy agradecida por la confianza, por la empatía, por el cariño y la buena onda. 









viernes, 26 de enero de 2024

Rafting en el Futaleufú...

  

 
     Habría sido bonito. Habría sido el cumplimiento de un sueño, una hazaña heroica, una inyección de adrenalina a la vena, pero no, era demasiado. Yo ni siquiera sé nadar, la Ely tampoco. Marcela sabe pero no tanto, señala, lo que no le serviría en caso de accidente. En nuestro viaje a Futaleufú pasamos por los rápidos y nos detuvimos allí. Bajamos a la ribera del río, observamos y pensamos que nunca podríamos ser capaces de realizar esa actividad, ni siquiera por tener la foto más extraordinaria, 😂, ¡qué  motivación más banal! En fin, debimos conformarnos con bajar lo más cerca de ese increíble fenómeno natural, grabarlo y fotografiarlo. Y aunque vimos algunos jóvenes que andaban preparados para el desafío, no tuvimos la suerte de verlos en acción.  Futaleufú ciudad es un verdadero centro de rafting, con numerosos locales que ofrecen esta experiencia.   
    Llegamos a esta hermosa localidad luego de salir de Puyuhuapi el miércoles 24. Apenas habíamos  avanzado un par de kilómetros y nos encontramos con un taco automovilístico. Un señor se acercó a informarnos que un árbol había caído sobre la carretera y que demoraría al menos unas dos horas en ser despejada. Mientras tanto, dijo el señor, tengo desayunos para ofrecer,😄¡La "negocia"! Tuvimos una pequeña duda (ya habíamos desayunado abundantemente, como siempre, 🙈), pero decidimos seguir. Vimos pasar más de un vehículo en sentido contrario, lo que significaba sólo una cosa: que ya estaba despejada la ruta. Ya había varios trozos del árbol caído, del que seguro iban a hacer leña, jajaja. Una vía estaba libre , ¡Uff!, nada de espera.  ¡La suerte nos sonreía!   
    A los 45 kilómetros de recorrer carretera pavimentada, 😁, llegamos a La Junta. Allí, obviamente, nos sacamos todas las selfies que pudimos, con los letreros correspondientes. Entre los 68 kilómetros que nos distanciaban del siguiente poblado -Villa Santa Lucía- nos detuvimos en un Mirador a orillas del Lago Yelcho. No nos detuvimos en la Villa de la Doña, pues nuestra idea era interiorizarnos de su historia reciente al regreso de Futa... Los 73 kilómetros que nos separaban de Palena los hicimos en una hora aprox. gracias a un trayecto  mixto entre pavimento y ripio. Entramos a la ciudad a las 12,29, para ir a instalarnos a orillas de la plaza y recorrer un par de cuadras, conociendo el lugar. En Palena nos encontramos con varios ciclistas argentinos participantes de una Cicletada Internacional del Cruce de Los Andes. Luego nos dirigimos al Parque Cerro de la Virgen, que quedaba bien cerca, pero igual nos subimos al vehículo, 😂 😂, con la mala suerte de que el cerro tuvimos que subirlo a pie, 🙈. Unas buenas panorámicas de la ciudad y, acto seguido, nos despedimos de Palena. Ya podíamos decir que la habíamos conocido. 
    ¡Uff! ¡Vueeeeltaaa!  Recorrimos los 43 kilómetros  de Palena a la bifurcación que nos llevaría, finalmente para esa jornada, a Futaleufú. De allí, 48 más y estaríamos llegando a nuestro destino, pero... aún nos faltaba pasar por la zona de Rafting, en el cauce del "Río Futaleufú", donde soñamos con practicar dicho deporte extremo. Debimos conformarnos con imágenes y audios, 🥴. A las 15,16 estábamos ingresando a la hermosa Futaleufú. ¡Bravo! Nos fuimos directas a la Cabaña de la Parra, donde cocinaríamos ese día. A las 16,08 ya estábamos sentadas a la mesa, a punto de servirnos un sabroso arroz primavera (precocido,😂) con hamburguesa y una rica ensalada de tomates. A la cocinera se le pagó en especies el servicio (una heladita cerveza Corona...¡para mí, lero, lero!, 😋😋). Después, a reposar la comida, que hacer mucho esfuerzo luego de comer hace mal, 😂 😂.  Indudablemente, teníamos que dejar que nuestra conductora y amiga descansara lo suficiente.  
   Ya más repuesta, nos invitó a visitar algunos lugares de interés de Futa..., que había averiguado en un folleto que encontró en la cabaña (entre paréntesis, el dichoso folleto turístico siguió camino con nosotras, aburrido de estar tan quieto y tan lejos,😂 😂). En primer lugar nos fuimos a las orillas de la Laguna Espejo, donde se ubica la Costanera, sencillo y hermoso paseo de madera. Fotos al bello paisaje y a nuestras bellas personas, para subirnos al Hyundai y partir, esta vez, al Mirador de la Torre del agua. Pero nada hacía presagiar que el famoso Mirador al que nos había invitado nuestra amiga, no tenía subida para vehículos. Sólo se podía acceder a pie, por una escalera de "apenas" 283 peldaños y un tramo superior sin escaleras, en que había que ir sorteando raíces arbóreas para no tropezar e irse de "hoci...a cada momento" (expresión  aportada por la Queena, 😂, 🙈). Llegamos arriba en calidad de palta extra madura. Incluso grabamos un video para eternizar el momento. Desde la altura se veía Futaleufú en casi todo su esplendor, con la Laguna Espejo brillando. Nuestra amiga, cual Judas, nos abandonó en plena cumbre, dejándonos a merced de las bestias salvajes y humanas, que las hay. Según ella, nos avisó que bajaba de inmediato. Después confesó que necesitaba alejarse de nosotras por unos minutos para recuperar la estabilidad emocional y alinear sus chacras, 😂 😂. Nosotros, que nada sabíamos de lo que pasaba por el sistema límbico de nuestra amiga, la buscábamos entre las zarzas y las enredaderas que rodeaban la escalera. En vano; trabajo extra y peligroso, pues, además, íbamos bajando los numerosos escalones de concreto sin barandilla para afirmarnos. Cuando llegamos al llano nuestra amiga estaba feliz de la vida, al interior de su troncomóvil.    
     Después de sacudirnos un poco pues la cantidad de tierra y polvo que acarreábamos era abundante,  nos fuimos con destino a comprar pan -dobladitas- y algún  recuerdo. En el trayecto se nos "terciaron" unos helados, 😋. Obligadas a sacrificarnos, 😜.  Nos sentamos a la sombra a degustar nuestros helados y luego ingresamos al local de artesanías.  Nada muy barato, pero opté por comprarme un termo individual con paisaje y nombre de la ciudad. Antes de que se oscurezca fuimos al Puente Gélvez, ubicado en dirección a un paso fronterizo, de los múltiples que hay con Argentina en el sur de Chile, donde el río Futa... ofrecía "el" espectáculo para los amantes de la aventura y de la fotografía. ¡Hermosas imágenes obtuvimos! Ya eran las 20,24 y nos fuimos de regreso a la cabaña. El hambre nos atenazaba el estómago (¡cuándo no!,😅). Nuestra once fue pantagruélica: queso, cecina, tomates y palta, ¡ñam, ñam! Alguna conversación hubo posteriormente,  acuerdos para el día siguiente y ...¡hora de acostarse! El día miércoles había terminado para nosotras. Sólo nos quedaban dos jornadas de viaje ..."c'est fini". Los viajes maravillosos también terminan. De los últimos días, les hablaré  pronto. Hasta mañana.  








jueves, 25 de enero de 2024

La "Minga" que no fue, 😂...

    Ayer dejamos atrás  Puyuhuapi ('nido de puyes') en el noveno día de nuestra aventura. Después de unas jornadas de intenso calor (33 grados en Coyhaique, por ejemplo), antenoche nos sorprendió la lluvia en la primera localidad mencionada. Para mí ha sido una sorpresa llegar a estos lugares de nuestro país que nunca había visitado. La gran ventaja es que el traslado ha sido bastante más rápido en esta zona, pues desde Cerro Castillo hemos disfrutado de una Carretera Austral pavimentada (con algunos sectores mínimos de ripio, hasta ahora). Retrocedo un poco para presentar en orden los lugares visitados y las actividades realizadas.  
    El lunes 22 nos fuimos a Coyhaique, realizando un par de detenciones obligatorias para tomar café, por ejemplo. Cerca de las 10 estábamos frente a la Plaza de la ciudad, esperando por unos minutos a mi sobrino Juan Carlos que desde hace dos años volvió a vivir a esta urbe luego de residir por 10 años en Curepto. Le habíamos pedido orientación mecánica. Durante el trayecto por el ripio el día anterior, una piedra había, supuestamente, ingresado al sector de la luneta del vidrio posterior del Hyundai luego de rebotar en el parabrisas. Lógicamente, la preocupación era absolutamente  razonable. No podíamos arriesgarnos a que la situación de la luneta suelta en un extremo se agravara. Por ello, recurrimos a un residente -mi sobrino- para que nos recomendara un mecánico. Juan Carlos no sólo nos recomendó a alguien, sino que nos llevó a un taller, donde un mecánico-amigo fue de inmediato a revisar el vehículo, con la correspondiente sorpresa de que lo que había pasado era que una tuerca se había soltado. En no menos de 5 minutos el problema estaba solucionado a costo cero. ¡Un verdadero alivio! Nos despedimos agradecidas de mi sobrino, con el compromiso de juntarnos en la tarde en su casa, 😋😋. ¡Adivinen a qué! 
   Una vez libres de la dificultad, partimos a visitar Puerto Aysén y Puerto Chacabuco, dos hermosas localidades cercanas, con carretera pavimentada, 😊😊.Fotografías iban y venían, letras corpóreas, almuerzo en Puerto Aysén consistente en unos tremendos sándwiches, 2 chacareros y 1 churrasco italiano, con bebida y café ☕ en mi caso. Personalmente, no fui capaz de comer completo mi chacarero, así que salí del Restaurante con la mitad de él para mi desayuno del día siguiente. ¡Estaban exquisitos! Regresamos a Coyhaique pasando en la ruta a refrescarnos un poco al "Salto de la Virgen", una gran y hermosa caída de agua de sus buenos metros. Ya de regreso en Coyhaique fuimos a tomar posesión de la cabaña reservada, la que quedaba a sólo 3 cuadras de la casa de mis sobrinos, en la misma calle. Luego vino un rato obligado y necesario de descanso, toda vez que había 33 grados de temperatura, ¡uff, 🥵!  En el tiempo libre que nos quedaba, fuimos al Unimarc a realizar la compra más variada y abundante del viaje, y luego nos dirigimos a la Plaza y al Paseo Peatonal donde "engullimos" un sabroso helado, ¡mmm! 😋. 
      El atardecer nos encontró paseando por la plaza. Pronto regresamos a la  cabaña y desde allí a casa de mis sobrinos. Fue una alegría compartir nuevamente con ellos -en mi caso, obvio- las novedades personales y familiares, más unas ricas carnes de cordero y cerdo a la parrilla, que, como siempre, a Juan Carlos le quedaron exquisitas. Unas copas de Casillero para unos, cerveza y bebida para otros, con el acompañamiento de un surtido de ensaladas deliciosas. Y para finalizar, a la hora de Cenicientas, Ruth nos preparó su famoso trago con gin y menta, entre otros ingredientes. ¡Fantástico! Es muy rico ese brebaje, pero algo cabezón, dijo Marcela, lo que yo corroboré sin dudarlo. Pensar 🤔🤭que en diciembre 2022 nos servimos varios. Yo, inocentemente, dejándome llevar por lo dulce, no le hice ascos a los traguitos y luego no sé cómo llegué al dormitorio  (2° piso), 😅 🙈. Fue una velada muy agradable. Nos despedimos a continuación, agradecidísimas de la recepción y acogimiento. Besos 💋 para ellos. 
    El martes 23 nos fuimos de Coyhaique con destino final a Puyuhuapi, pero no sin antes fotografiarnos con el arriero y sus ovejas. Junto con ello,  nuestra amiga Marcela se levantó ese día con una "tincá": que en el Sodimac coyahiquino encontraría cerámica en el diseño que necesitaba para reponer UNA palmeta, que se quebró en la casa de su madre. Pretendía comprar 2 palmetas porsiaca. ¿En qué se basaba su "tincá"? En que había visto la misma cerámica en la  cabaña que arrendamos en Chile Chico (no se atrevió a dejar la pared sin una palmeta, 😂 😂 😂) y en otro lado del que ya ni me acuerdo. En su tiempo -nos contó- que había dejado los pies en la calle buscando aquello en Valdivia y Temuco, sin resultados positivos. ¡Y no me creerán que su "pálpito" resultó verdad! El único problemilla es que tuvo que comprar una  caja completa, 🙈. ¡Lo que es el amor filial...y la capacidad de compra! Así que ahí va la caja de cerámica, de la cual no sabemos cuántas llegarán enteras el viernes en la noche. ¡Ojalá más de dos, 😅😅, para que valga la pena el gasto y el cuidado! 
     En el itinerario de ayer nos detuvimos en Villa Mañihuales, Puerto Cisnes y Parque Queulat antes de llegar a Puyuhuapi. En la villa fue una detención breve, de servicio técnico esencialmente, 😉. En Puerto Cisnes estuvimos un buen rato, pues allí almorzamos sentadas frente al mar. Rica comida, de la cual Marcela dejó una empanada de queso-camarón para una comida comunitaria al no poder servirse las dos que pidió. Lindo lugar, con un bello Paseo Costanera, con letras corpóreas multicolores y con bastantes embarcaciones a la vista, muchas de ellas fondeadas mar adentro. Las costas de este puerto las baña el mar en forma de canal. 
   Una vez que hicimos un recorrido por P. Cisnes, procedimos a abandonarlo para dirigirnos, como próximo hito, al Parque Queulat. ¡Qué  maravilla de paisajes y de carretera en una primera parte! Luego, la maravilla natural seguía pero nos enfrentamos a una cuesta casi infernal, por suerte de bajada. ¡Impresionante. Es la llamada "Cuesta Queulat". Si uno mira en el mapa pareciera haber sido dibujada por un niño que aún no tiene control de la motricidad fina. Y de pronto, cuando ya habíamos vuelto al pavimento -¡uff!-, aparece el Ventisquero Colgante Queulat. El día estaba despejadísimo así que fue posible ver y fotografiar esa increíble belleza, 😍🤩. En una ocasión  anterior  (año 2017 tal vez) tomé un tour y cuando nos llevaron a ver el ventisquero, al interior del parque, fue imposible observarlo pues había llovido y las nubes obstruían la vista. Ahora, sin ingresar al Parque, pudimos verlo desde la carretera. 

    Pronto llegamos a la entrada del parque, ingresamos, pero sólo llegamos hasta las barreras interiores. Imposible entrar: ya eran las 16,30 hrs. El lugar cerraba a las 17 por lo que la última entrada había sido a las 14,30 hrs. No lamentamos tanto no poder acceder, pues ya estábamos "pagadas" con la preciosa vista desde la carretera. 

  Seguimos hasta Puyuhuapi. No nos faltaba mucho para llegar cuando, entre curva y curva, a orillas del Fiordo del mismo nombre, nuestra conductora exclamó, emocionada, "¡Una minga!" "¡No puede ser tanta suerte!", pensamos y dijimos. "¡Paremos, paremos!" "¡Imposible!", 😵😲🥺😭😫. No podíamos  ni pudimos. El camino angosto, las curvas iban y venían, no había espacio en el que orillarse. Hasta quisimos, en un momento de locura, arriesgar la vida, pero no, demasiados preciosas las nuestras, jajaja. ¡No puede ser, nos quejamos, 😭😭. ¡Resignación! Nadie de nosotros había visto esta actividad extraordinaria, ni la veríamos, por lo menos en esta ocasión, cuando de pronto, la Queen se encargó de llevarnos de un "paraguazo" a la realidad. ¡Qué minga ni que ocho cuartos! Eran las casetas -o como se llamen- de las dependencias de las salmoneras que estaban a orillas del agua y en parte de ella. La primera en darse cuenta de la situación,  por razones obvias, fue la Ely. ¡Plop! ¡Qué decepción! 😩😫🤔☺🤣🤣🤣.  Nunca mejor aplicada la expresión que "uno ve lo que quiere ver". Mis sobrinos nos habían hablado que iba a haber una minga, efectivamente, pero eso será 27 ó 28. Nosotros quisimos adelantar,  merced a voluntad, la celebración  para el 23, por ser a nosotras, 😂 😂.  Un nuevo chascarro para compartir ...y hacer bulling, 😂 😂.    

    Arribamos finalmente a Puyuhuapi.  Eran las 17 horas cuando vimos el letrero de bienvenida. ¡Bravo! Un hito más de la ruta cumplido. Rápidamente nos fuimos a la cabaña, perdón, no tan rápido,  pues nos perdimos, 😂 😂.¡Otra vez! ...y en Chile, 🙈. En un "caserío" -como dice wikipedia- ¡nos perdimos!, 🥴😰. Ya no procesábamos. Una vez al interior y luego de descansar un tanto salimos a recorrer el pueblo. Hacía calor, pero el cielo se había nublado amenazantemente. A pesar de ello, vimos unas personas bañándose. Para nuestra sorpresa, en el lugar hay bastantes alojamientos y varios locales para alimentarse. A este casi fin del mundo, la gente llega igual, motivada por conocer, participar,  tener nuevas experiencias, completar desafíos. 

   Durante la noche llovió un poco, pero no nos afectó. Al contrario, limpió el aire y nos dio la frescura necesaria para emprender el camino a Futaleufú, hacia donde nos aventuramos al día siguiente. Ya sabrán lo que pasó en el trayecto, 😉.  Hasta pronto. 



martes, 23 de enero de 2024

Psicópatas en la ruta...

   

     El domingo 21 salimos de Cochrane muy temprano (7,20 a.m.). Teníamos unos planes que requerían más tiempo, así que nos sacrificamos y nos levantamos a las 6 de la mañana. El día estaba hermoso y el pronóstico seguía señalando una temperatura más que favorable, casi excesiva. Nuestra primera detención fue en el Desagüe del Lago General Carrera. Allí estuvimos tomando hermosas fotografías, que nada tienen que envidiarle a Suiza. Las cuestas, curvas, subidas y bajadas del trayecto hasta llegar a Puerto Tranquilo no tuvo la misma tensión en ese tramo que lo vivido el día anterior cuando nos habíamos trasladado a Caleta Tortel, por lo menos hasta Tranquilo. Llegamos a muy buena hora, 10,30 hrs. El plan era realizar el tour de las "Catedrales de Mármol", pues, aunque Marcela y yo lo habíamos hecho con anterioridad,  queríamos que Ely, que no conocía el lugar,  tuviera la oportunidad de ir hasta aquella maravilla natural.  
    A las 11 horas ya estábamos con los "sentadores" salvavidas puestos, 🥴, y ubicadas en la embarcación que nos llevaría a las Catedrales de Mármol. Unos minutos y empezamos el tour, sin tener ningún problema de salpicaduras o algo parecido. Ya no resultaba, entonces, tan adrenalínico el trayecto. Marcela y yo habríamos querido que nuestra amiga tuviera esa experiencia extrema de terminar bien mojada, 😂 😂,  pero la modernidad nos jugó en contra, 😜. El recorrido por este santuario natural fue bastante minucioso y completo, tanto así que hasta las que ya habíamos visitado el lugar, tuvimos alguna novedad.  El tour tuvo una duración de una hora y media y un costo de 20.000 pesos. Después nos enteramos que había alguna oficina operadora que, al parecer, era más económica (😬). En todo caso la experiencia valía su precio, así que terminamos felices, satisfechas y sin rastros de agua en  nuestra ropa, 🤣.  
  
     Una vez cumplido ese primer hito, ya siendo las 13,20 hrs., nos dedicamos a buscar un lugar para almorzar. Encontramos uno rápidamente en la calle principal y frente a la playa. Todas optamos por merluza frita con acompañamiento, más bebida, a excepción de mi bella persona, que no quiere saber nada con las gaseosas. Opté por un café caliente. Lo óptimo sería vino o cerveza pero, más que mis compañeras me pelen hasta el dedo chico si elijo algo de lo último mencionado, la razón fundamental es evitar la modorra después de almuerzo, pues no podría cumplir con mi función de copiloto. 

    [Entre paréntesis: inicialmente, yo pretendía que esta tarea, sumamente estresante e intensa, fuera compartida con la Queen, pero ella prefirió que yo siguiera adelante por el tema de las fotografías, pues desde que tengo el privilegio  -del que ellas carecen-  de poseer un Galaxy S 23..., me han asignado casi tácitamente la función de fotógrafa oficial. Así que he debido redoblar mis esfuerzos, porque fotografío, hago algún video -resultan pésimos debo agregar, 😁- y debo atender a la conductora en mi calidad de copiloto. Me han estado "amenazando" que me van a entregar la descripción del cargo con las tareas a realizar, pero a esta fecha, quedando sólo tres días para la finalización del viaje, aún no lo hacen. La cuestión es que el tema de la oferta y la demanda no deja de tener sus complejidades. Debo proveer de agua, galletas, chicles, koyac, compota de frutas, frutos secos, además de buscar música algunas veces. También debo seguir el camino a través de Google y corroborar que vamos bien. En reiteradas ocasiones, además, me veo en la difícil tarea de iniciar alguna canción a capella para mantener despierta a la jefa y no siempre mi voz resulta lo suficiente melodiosa. Por desgracia, habitualmente carecemos de la base musical de un karaoke, porque continuamente perdemos la señal telefónica y de Internet. La cuestión es que ha resultado una función bastante demandante, que no se la doy a nadieN, 😂 😂 😂. Cierro paréntesis]. 

     Una vez calmada el hambre y pagada la cuenta, retomamos nuestra aventura en cuatro ruedas. El destino final de ese día era Puerto Ingeniero Ibáñez,  pero antes pasaríamos por Bahía Murta y Villa Cerro Castillo. Por lo tanto, nos desviamos por 4 kilómetros en la ruta y nos dirigimos a Bahía Murta, lugar que sólo yo conocía. Nuestra gran "hazaña" fue irnos a mojar los pies a orillas del Lago Gral. Carrera, cerca del Faro de la localidad, y descansar un poco (la jefa). Luego hicimos un breve recorrido por el lugar, pasando por las afueras de la casa de los padres de Ruth (sobrina). Al no ver señales de la camioneta de mi sobrino Juan Carlos, pasamos por fuera pero no nos detuvimos...Cabe destacar que la localidad sigue mejorando su infraestructura. Esta vez, había varias casas (población) ya casi totalmente construidas, que no estaban en diciembre 2022. 

   Regresamos a la Ruta 7 sin saber que sería en este tramo, cuando ya estábamos cerca de Villa Cerro Castillo que pasaríamos por una experiencia extrema, casi de película de terror, 🙈 🙈.Sólo nuestros nervios de acero lograron conjugar el peligro. Sucede que hay varios kilómetros en muy mal estado, con hoyos y ripio suelto.  Se dio el caso que comenzamos a desplazarnos con bastante lentitud porque un camión iba bloqueando el paso. Nosotros íbamos en tercer lugar. El conductor del automóvil delante nuestro logró adelantar (ya ni me acuerdo si de manera correcta o no) y nosotros seguimos detrás del camión por un buen rato, hasta que nos cansamos y empezamos a preocuparnos, porque el camionero se iba de una pista a otra. Cuando se fue completamente a la pista izquierda y nuestra conductora hizo amago de adelantar por la derecha, pues hacerlo por el lado que nos correspondía no se podía, el camionero rápidamente retomó su derecha y nos cerró el paso. Ahí fue cuando las tres montamos en cólera. Este señor no dejaba adelantar por ningún lado, así que nuestra amiga, apenas vio libre y sin peligro el adelantamiento, procedió a "ponerle chala" al acelerador, pidiendo que le hiciéramos saber nuestra indignación al "simpático" conductor. Obvio, instrucción recibida, orden ejecutada. Procedí velozmente a mirar hacia el indignado energúmeno,  que vociferaba contra nosotras, y le hice un gesto universalmente conocido y con una interpretación  única. Seguro adivinaron qué gesto-ademán fue. ¡El mismo de doña Cristina Fernández hace poco! ¡Sorry,  😒😬🥴, me puse a la altura de la ex Primera Dama! No pude dilucidar cuál fue la reacción de nuestro "amigo de ruta" porque lo dejamos atrás de inmediato, pero él aceleró a ojos vista su vehículo tras nuestro. Allí fue cuando su actitud nos pareció psicopática y, vaya suerte la nuestra, pronto ingresamos al tramo de carretera pavimentada, donde pudimos perder de vista al psicópata. El golpe adrenalínico fue intenso en las tres: mientras una conducía a mayor velocidad, pero con prudencia, yo procuraba colaborar en las indicaciones, mientras nuestra amiga Eli, como si fuera Rodrigo de Triana, oteaba el horizonte tras nuestro. ¡Uff! La situación nos llevó a recordar más de una película en que algún camionero loco persigue a un pacífico conductor por desafiar su prepotencia y al alcanzarlo hace uso de una motosierra para dar cuenta de su "enemigo", 😒🙄😬🥴.

     Llegamos a Villa Cerro Castillo e ingresamos a la localidad,  quedándonos a orillas de la plaza. Ya estábamos recuperando la tranquilidad, cuando vimos llegar al camión, que también ingresó a la villa, estacionándose como a una cuadra de distancia, para unos minutos después volver a la carretera e irse en la dirección de nuestro destino por ese día. Obviamente, me llovieron las amonestaciones por "mi actuar", lo que me pareció bastante injusto, debido a que yo no había hecho más que cumplir con lo solicitado, haciendo  lo que me pareció más ad hoc a la situación. Ahora, se me responsabilizaba del peligro en que habíamos caído, sin saber si la amenaza se había terminado. Unas fotos del cerro que da nombre al lugar, el ingreso a un baño por allí cerca y luego procedimos a continuar con nuestro camino.  
    Llegamos sin novedad a Puerto I.Ibáñez como a las 19 horas a una cabaña estupenda, al interior de un complejo turístico. Nos instalamos y pronto, antes que se oscurezca, salimos a la "costanera", accedimos al muelle, nos fotografiamos en el sitio de las letras corpóreas, saludamos y conversamos brevemente con un colega de Lanco con quien nos encontramos (¡qué chico nos pareció el mundo!), tuvimos toda la intención de ir a la disfrutar de las últimas horas del Festival Internacional de Jineteadas y Folclore, pero en hacer unas compras básicas y otros menesteres se nos fue el tiempo y cuando nos acercamos ya había terminado esa tradicional fiesta de tres días, ¡Plop! Otras vueltas por el pueblo y fuimos a alimentarnos, para luego dedicarnos a descansar. Al día siguiente, si no nos encontraba el camionero psicópata, nos dirigiríamos a la gran ciudad de Coyhaique.  Terminaba un día angustiante por momentos y necesitábamos relajarnos.  Hasta pronto.    





domingo, 21 de enero de 2024

Chilenas de corazón...

  Así nos sentimos cuando pasamos la frontera chilena,  luego de haber estado algo más de dos días en una Argentina cara, poco señalizada y con muchos kilómetros de carretera con hoyos.  Eso fue lo malo que vimos, que habríamos pasado por alto si hubiéramos podido llenar nuestras bolsas matuteras, pero como no fue así,  pelamos, 😂 😂.  Lo otro fue el viento permanente que tuvimos desde El Bolsón hacia el sur, que aún persistía en nuestro Chile Chico y ayer en Cochrane.  Por un lado es positivo, pues de esa manera se aminora el calor del verano, aunque signifique posar toda chascona en selfies y demases, 🙈. Además nos permitió secar en un par de horas unas prendas que necesitábamos.    

   La verdad es que respiramos tranquilas una vez que estuvimos en nuestro Chilito. Sea como sea, tendrá unas "autorías" como la mona, seguirá habiendo inflación aunque algunos lo nieguen, delincuencia desbocada, pero es nuestro país (algo así creo que dijo Andrade con respecto a su gobierno, 😂, el Osvaldo -con su garabato incluido, claro-, no el Daniel, 😉). La gran conveniencia de visitar a nuestros vecinos, por ahora, es el bajo precio del "nafta", menos de la mitad del nuestro. En Chile Chico llegamos a una cabaña construida en un patio interior, con unas camas espectaculares,  donde dormimos como bebés. Pequeña, limpia, abrigada, segura. Esa noche hubo viento, pero no sentimos ningún temor a salir volando. La base estaba más firme que la de la cabaña de la ciudad Gobernador Costa. Llegamos donde los chilechiquenses como a las 18 horas. Luego de instalarnos salimos a conocer parte del pueblo. 

   A dos cuadras teníamos el Lago General Carrera , las letras corpóreas y un Paseo Costanera en construcción que llegaba al sector portuario. Muy buen equipamiento. Caminamos por un trecho, llegamos hasta la plaza, donde nos asombró un busto pequeñísimo de don Arturo Prat al lado de uno grande de don Bernardo. Casi nos pusimos a gritar "¡Injusticia!". Luego fuimos a la avenida principal, donde vimos la I.Municipalidad, un hospital nuevo de paquete (seguro construido por este gobierno, 😂), supermercados y otros establecimientos comerciales. Fuimos a ambos super y no encontramos pollo asado, 🐔, pues no había llegado. Así que debimos conformarnos con huevos revueltos y tomate picado. Una rica once degustamos poniéndonos un poco al día en las últimas noticias. Al día siguiente, luego de un buen desayuno, salimos a las 8,38 hrs.  

   Ya nos íbamos cuando nuestra conductora se detuvo y cruzando la calle avanzó por una vía que subía un cerro. Sucede que desde el día anterior nos preguntábamos qué había en aquel lugar ubicado a un costado del pueblo, pues veíamos varias banderas flameando y se divisaba una plataforma. Hipotetizando creímos que era un Santuario, pero no: era la Plaza de los Vientos, un Mirador en altura, equipado con binoculares fijos, que permitían tener una panorámica completa de la ciudad. Lindo y estratégico lugar.  Casi perdimos la posibilidad  de verlo, de no ser por nuestra amiga, que vio el letrero indicatorio (esta vez no le falló la vista, 😂). Fueron unos minutos hermosos. Una vez bien "venteadas", nos subimos al Hyundai Creta y comenzamos a avanzar por la Patagonia chilena, ¡bravo!👏👏.  
    [Entre paréntesis: para el que no conduce y/o el que lo hace pero no ha tenido la experiencia de desplazarse por caminos de ripio, es todo un tema carecer de esa preparación. Al que no conduce y que ignora el tiempo de traslado por estas vías, no siempre le resulta entretenido el recorrido, que se demora más si algunos tramos están con baches, en reparaciones o con  mucho tráfico. Cierro paréntesis].

      Pasamos por Puerto Guadal y nos internamos en dicha localidad, a 115 kms. de Chile Chico, que fue fundada hace poco más de cien años. Tiene pocos habitantes. Es un pueblo encantador y limpio. Allí nos detuvimos a orillas de las letras corpóreas para fotografiarnos y luego tomarnos un rico café con un sándwich, cada una al lado del troncomóvil, gozando de las vistas. El tiempo estaba excelente. Continuamos nuestro camino por la Carretera Austral, en la cual, cada ciertos tramos veíamos unos letreros de madera en forma de casita, en que aparecían los nombres de soldados y oficiales que murieron mientras participaban en la construcción de la misma carretera, a manera de homenaje y agradecimiento.     

     Puerto Bertrand fue nuestra próxima parada. Hermoso y  colorido lugar, con sus kayacs multicolores y un bus-restaurante. Fotografiamos y nos retratamos como era de rigor y buscamos, desesperadas un servicio higiénico. Suerte que encontramos un local en el que pudimos solucionar dicho problema, ya "endémico" en nosotras, especialmente  en dos, 😂.
    Seguimos avanzando y pronto estuvimos en la Confluencia del Río Baker con el Río Neff. Al comienzo habíamos pretendido ir por tierra y caminando a ver esta belleza natural, pero a poco andar por el sendero habilitado nos pareció que, a lo menos, nos significaría un retraso de unos 40 minutos en nuestro viaje, así que abortamos la caminata, aunque harto bien que nos habría venido para nuestra salud corporal. Había ya pasado media hora desde que habíamos salido del hito anterior y yo ya andaba buscando un baño. Cerca de la entrada había un antiguo pozo negro pero sin puerta. No me quedó otra que usarlo. A esas alturas, ya no estaba para remilgos, 🥴. Salimos de ese sendero pero, a no más de 100 metros, a orillas de la carretera había unas vistas espectaculares de la Confluencia,  que aprovechamos para fotografiar con entusiasmo.  
    Continuamos nuestro camino, entre numerosas curvas, subidas, bajadas y ciertos sectores de dos vías pero muy estrechas. Como nunca , estábamos muy agradecidas de nuestra amiga conductora, que con unos nervios de acero, enfrentaba a los enemigos al volante que pasaban raudos por nuestro lado. Nos detuvimos en Cochrane a almorzar. Muy bueno y sabroso el menú. Optamos por carnes rojas y salsas. El calor se hacía sentir, aunque sabíamos que en nuestro destino final de ese día, el tiempo no sería tan generoso. 
     La distancia de 125 kms. a Caleta Tortel se hizo cansadora e interminable. Demoramos 3 y media hora en llegar, claro que con algunas paradas técnicas y de descanso (el cigarrillo relaja a algunas, 😜). Finalmente llegamos a las 19,43 horas bajo un cielo nuboso y oscuro. Nos llevaron a "nuestra" cabaña, que tenía la estufa a combustión lenta encendida. Mis amigas, friolentas de estandarte, casi saltaban de alegría.  No era tan top la cabaña pero tenía de todo lo necesario y era amplia. Allí comprobé que ser "Chica" Wom puede ser muy beneficioso en ciudades grandes pero en esta zona no resulta muy gracioso. No tiene la suficiente cobertura o sencillamente no la tiene para nada. No me quedó otra que usufructuar del wifi de Marcela. Por suerte, me ha ido bien hasta el momento, pues mientras tiene conexión me facilita, pero tampoco tiene siempre. Hay muchos sectores de la Carretera Austral en que ni ser de Claro, Entel ni Wom son garantía de comunicación celulística.  
    Una vez en el alojamiento tortelino nos instalamos, descansamos un rato y, luego, salimos a comprar pan y a caminar por la Caleta. Tuvimos la suerte de que la lluvia se apiadó de nosotros y esperó hasta la noche. Logramos recorrer las pasarelas y sus pequeñas plazas hasta cerca del recinto de Carabineros. Marcela y yo habíamos estado en una ocasión anterior aunque en distintas fechas y, la verdad sea dicha, nos decepcionó el deterioro y casi abandono del lugar. Las pasarelas no tenían sus barandas completas en todo lo que caminamos y muchas de las tablas por las que uno se desplaza requerían un reemplazo urgente para no constituir un peligro para los paseantes. También hay muchos objetos en desuso, ya en calidad de basura, que están a la vista y al paso de cada uno. Realmente nos pareció una pena. Cuando volvimos a la cabaña ya se estaba oscureciendo. Dejamos para el día siguiente, antes de irnos, ver la posibilidad de un tour que nos permitiera tener una panorámica del lugar desde una embarcación. 

    En el resto de ese día nos dedicamos a tomar onces y luego a irnos a descansar, porque al día siguiente, luego del tour por la Bahía de Tortel, iríamos esencialmente a dos lugares que nos requerían algo de tiempo y deseábamos, además, tener la tarde libre para variar un poco, 😂 😁.... Llovió durante la noche, de manera que nuestro plan inmediato cambió y el inicial también.    

   En primera instancia decidimos no buscar un tour para navegar por la Bahía. Todo estaba húmedo y rodeado de bastante niebla. Arreglamos nuestros bártulos (los pocos que trasladamos a la cabaña el día anterior, porque en una aldea dotada de pasarelas y escaleras para acceder a todos los lugares es imposible utilizar un vehículo) y los guardamos en el maletero. Antes de irnos debimos casi arrancar de los perros, que en verdadera jauría perseguía al auto donde fuera. Logramos escapar, 😂 y el camino que no nos había llamado la atención el día anterior producto del cansancio, nos pareció maravilloso. Junto con ello, la gran ventaja que teníamos es que había llovido. Luego de recorrer 48 kms. entre árboles, altos farellones, mucha vegetación (coigües y nalcas) y sin el polvo del camino, llegamos a Pto. Yungay. Decidimos ir hasta allá y no alcanzar Villa O'Higgins como era nuestro plan original, por un tema de tiempo. No alcanzaríamos a recorrer nada y ya deberías regresar. ¡Nada qué hacer! Al ver la fila de vehículos que había para disponerse a utilizar el transbordador, supimos que tampoco habríamos ni siquiera alcanzado el primer viaje a las 10 hrs.    
    Una vez que salimos de Pto. Yungay iniciamos el camino de regreso de nuestro recorrido, cantando unos buenos temas, 😂, para practicar el arte de la interpretación musical sin egoísmos, 😂 😂 😂. Para ser sincera, las que cantan bien del grupo son Jéssica y "Soa" Lidia, mientras Marcela y yo, más que cantar, desentonamos; la Queena ni siquiera  canta, 😉. Nos ha dado con música de los años 70 principalmente, cantantes de los cuales nuestra conductora ha evidenciado un gran manejo (de las letras). A la pobre Eli ya la tenemos "chata" con nuestras voces de tarro, especialmente la mía... Todo el resto del plan era avanzar de sur a norte. Por lo tanto, anduvimos los 123 kms. y arribamos a Cochrane, donde pernoctaríamos.     
    La cabaña quedaba en un altozano a orillas del río, con una vista maravillosa. Su calidad (la de la cabaña) era indesmentible. Estuvimos allí cerca de las 15 horas, luego de haber pasado a comprar algunas provisiones a un supermercado. Nos preparamos unos ricos espirales con salsa y huevo frito, junto a ensaladas de lechuga y tomate. Fui premiada con una cerveza heladita, mmm, 😋😋.Luego, lavamos algunas prendas y fuimos a recorrer el pueblo. No nos fue muy bien en el lugar de las letras corpóreas, pues estaban en mantención, aparte de que al subir la cuesta de ripio para acceder al promontorio, el troncomóvil casi se queda "pegado" por exceso de ripio suelto.  ¡Ahí sí que la habríamos hecho de oro!  Recorrimos el centro, cargamos el estanque de combustible  (literalmente  hablando) y luego pasamos a admirar y  fotografiar las casas-mate, en especial la que están terminando de construir. Cochrane se aprecia como un pueblo ordenado, limpio y con varios proyectos nuevos.  
     En lo personal, ayer intenté terminar este escrito pero fue imposible. El sueño me vencía. Finalmente tuve que aceptar que debía acostarme temprano. Ya eran las 22 horas. Al día siguiente -hoy-, ya más repuestas por una tarde en el mismo lugar, nos empezamos a mover a partir de las 6 A.M y estábamos saliendo de Cochrane a las 7,20 hrs. Nos esperaba un viaje con 3 detenciones importantes y el arribo al destino planificado.  El único problema es que nada hacía presagiar lo que sucedió después, ya en el último tramo del camino. Pero como nos acompañó la diosa Fortuna, podemos seguir relatando historias de rutas. Mañana será otro día. Hasta pronto.