miércoles, 11 de octubre de 2023

28.086 pasos...

 

   18,700 kms.de caminata agregué hoy a mis índices saludables, que, seguramente, se desinflaron como un globo reventado ante la exhibición de mi almuerzo nada de sano. ¡No importa!, de alguna manera debía premiar a mis resistentes cuerpo y voluntad que, desde las 9,30 aproximadamente, partieron hacia la Rambla Cristóbal Colón y caminaron por toda su extensión hasta llegar al terreno privado de un Hotel vip que impide el paso al público. En el extenso recorrido de 5 y medio kilómetros desde el inicio de la avenida no se va a orillas del agua, sino a media altura, pues la primera línea está ocupada mayoritariamente por vegetación autóctona y árboles de diverso tamaño. Sólo hay unos sectores menores de playa, cada uno con un nombre distinto (Las Delicias, El Álamo, Oreja de Negro, Balneario Municipal y Los Verdes), playas de arena blanca pero con un oleaje en el día de hoy impresionante. El agua del Estuario no es muy atractiva de mirar, porque su color es más cercano al barro que a un cielo  despejado.    

    Apenas con 11 grados de temperatura, luego de una noche lluviosa y ventosa, partí a conquistar la costa de Colonia del Sacramento. Es un paseo muy hermoso, teniendo  por el lado izquierdo, la vegetación y el agua, mientras por el lado derecho, algunos edificios, hoteles y hermosas mansiones. Tras la primera línea de construcciones se erigen más residencias e infraestructuras específicas, algunas de las cuales les mencionaré más adelante. Bajé al Paseo Fernando de Magallanes, que me llevó más cerca del agua por un trecho, donde se erige un monumento en conmemoración al 500 Aniversario de la Primera Circunnavegación del mundo, realizada por F.de Magallanes, cuya flota estuvo fondeada en la Isla San Gabriel el año 1520. El motivo de este monumento es que justo al frente, en medio del Estuario, se ubica dicha isla. Olvidaba mencionar que en la primera parte de la Rambla uno puede recrearse con bellas y coloridas pinturas en toda la extensión del cierro de un estadio existente allí. Los matices y los tipos de obras artísticas pintadas alegran la vista de los paseantes, quienes tienen la fortuna de no encontrarse con rayados de ningún tipo en todo el trayecto. Nada de basura tampoco. Un verdadero descanso para el espíritu.    

   Habiendo ya caminado cerca de 3  kilómetros una pequeña construcción  concreta me salvó la dignidad, 😂.  Era un baño limpio y cuidado. ¡Qué alivio! ¡Seguimos, 😛! A pocos metros estaban las letras corpóreas de la ciudad, las que, sin problemas, pude fotografiar a piacere. Nadie por aquí, nadie por allá. ¡Vamos con la selfie, obligada a repetir porque salió más chascona de lo habitual, 😂. El viento se hacía sentir con fuerza. A los 4 kms. hizo su aparición un local de artesanías locales, que me di el tiempo de entrar a mirar y adquirir 3 de ellas. Tenían precios bien convenientes. Feliz como una lombriz (cambié el animal para no repetirme, 😂) con mis bonitas adquisiciones seguí caminando, sin mirar con atención hacia los lados, como buey con anteojeras, 🙈. Ese lugar se llamaba Real de San Carlos. Digo eso pues llegué al final del camino, sin darme cuenta que,  en sentido perpendicular,  estaba el Camino Real de San Carlos, que llevaba a la gran Plaza de Toros, una construcción extraordinaria.    

   Al regreso, luego de entretenerme fotografiando unos árboles algodoneros, esta vez sí desvié mi caminata hasta llegar, 800 mtrs. a la derecha, al edificio de la Plaza de Toros Real de San Carlos, edificio inaugurado el año 1910, aunque ya se venían realizando corridas de toros desde 1885. A pesar de la magnificencia del edificio, la actividad taurina sólo duró hasta 1912 debido a la muerte de un afamado torero en su arena. Es una estructura de 22 metros de altura, con tres plantas, con una capacidad original para 8 mil espectadores. El estilo de construcción es una mezcla de  románico e islámico, también conocido en el ámbito arquitectónico como 'sevillano'. Pagué con gusto la entrada de 100 p.u. (3 mil pesos chilenos) y recorrí las tres plantas, admirando su arquitectura. A lo que no tuve el gusto de acceder fue a los asientos (la mitad de ellos se encuentra restaurada; los demás se mantienen como eran originalmente mostrando con claridad  el paso del tiempo), las escaleras interiores y el arena. Muy poco el paseo pues he tenido la suerte de caminar por toda la extensión y altura en varios anfiteatros romanos, tanto en España, Italia como en Grecia. Esta Plaza de Toros es la única construida en Uruguay. En la actualidad se utiliza para un público total de 4000 personas en actividades culturales y deportivas. Fue un sorpresivo descubrimiento, grato por donde se le mire.  

    Mientras leía la reseña escrita de la Plaza de Toros, me enteré que, a pocos pasos de allí, se había erigido un Frontón Euscaro, inaugurado en 1910 y considerado el más grande de Sudamérica. Es un edificio que está en restauración (cerrado para turistas), bastante grande, alto, largo y ancho. Hacia el año 1974 fue restaurado cuando Uruguay fue Sede del Campeonato Mundial de Pelota Vasca. ¡Interesante!  De vuelta a la Rambla, me propuse caminar los 4 kms.de regreso a la civilización, 😂, en 50 minutos, pues ya eran las 13,10. ¡Tarea cumplida! ¡Uff! Y eso que venía con el viento en contra y con dos subidas moderadas (ignoro cómo calcular los grados de pendiente así que no me voy a "carrilear", 😉). Ese gran logro merecía un buen almuerzo, que sabía dònde servírmelo. Ayer en la tarde, mientras paseaba por el casco histórico,  vi en una esquina muy discreta, cerca de la Calle de los Suspiros, este restaurante.  Memoricé la ubicación y regresé, como delincuente ante su delito, 😉.  No podía haber elegido mejor.  Apenas 12 mesas pequeñas, música de jazz bossa nova de fondo, comida exquisita. Mi plato, un Chivito Enrique: bistec de chivo, con queso, panceta, tomates, lechuga, cebolla a a la pluma, papas hilo y una especie de pebre. ¡Ah! Me faltaba mencionar un huevo frito coronando el bistec, 😋😋. Acompañé el plato con pan y una cerveza bien helada, 🍺. ¡Salud!  

   Antes de que me olvide y que a futuro carezca de sentido, pues mañana abandono la ciudad, es importante señalar que del casco histórico, además de los Bastiones, la Muralla de la Ciudadela, el Faro, la Basílica, los cimientos de la Casa del Gobernador y algunas viviendas antiguas, es la Calle de los Suspiros un lugar típico de visitar. Está construido en empedrado de cuñas y sin vereda, con inclinación en el centro de la calle para el escurrimiento del agua. No es fácil caminar por esa corta calle, uno llega a suspirar, 😂.No hay una sola versión con respecto de su nombre. Una de ellas dice relación con una enamorada que perdió a su amado. Otra, con los reos condenados que pasaban por allí para ser lanzados al río. Y, la más  popular, que aquella calle fue un sector de prostíbulos, a los que llegaban los marineros suspirando por las señoritas que trabajaban en los burdeles. Sea como fuere, en la actualidad no se ven marineros ni "señoritas", así como no se escuchan suspiros, salvo los propios por el esfuerzo de no torcerse un tobillo entre tanta piedra irregular. 

  Ya tengo pasaje comprado. Mañana dejo Colonia del Sacramento muy satisfecha de haber disfrutado de casi todo lo apreciable. El tiempo de hoy, si bien es cierto estuvo helado, nublado y ventoso, fue ideal para caminar sin sentir el cansancio, que se habría notado de haber habido más de 20 grados  de temperatura como ayer.  Ya les contaré hacia dónde me llevarán  mis pies y el autobús. Por el momento, sólo quiero agregar que sigo considerándome tocada de cerca por la diosa Fortuna ...en esto (toco madera para no espantar la suerte). Nos leemos mañana. 


     

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