jueves, 2 de septiembre de 2021

De vuelta a las andadas...

   

   He vuelto a las andadas, en sentido absolutamente literal, ahora que mejora el tiempo y como una alternativa para dormir mejor, pues estoy un día sí y otro no, sufriendo de desvelo. Un poco más y voy a ser habitante honoraria de Macondo. ¿Se acuerdan de cuando los Buendía no tenían muy 'buenos días' precisamente porque eran víctimas de los estragos de una peste de insomnio? A ellos no los picó un bicho ni la mosca Tse-tsé; fue un personaje foráneo que los contagió. Y eso no era lo más grave -que no pudieran dormir- sino el hecho de perder sus recuerdos y olvidar los nombres y funciones de las cosas. Los inventores del stick-fix se hicieron la América con esa epidemia. ¿Se han fijado que siempre hay quien lucra a costa de las desgracias? Cuando no son las farmacéuticas, las empresas constructoras o funerarias, son las petrolíferas. Tal como pasa en las guerras: el dolor y muerte de muchos significa la ganancia para los fabricantes de armas y municiones... y para los estraperlistas. ¡Upss! ¿Y cómo  llegué hasta acá? Divagando...que es la manera en que la mente camina...para que las neuronas sigan haciendo sinapsis... 

  Hace un par de días fui a visitar a mi querida Mirella después de tres días de encierro. Al salir del parque decidí regresar caminando (ya lo había pensado más de una vez), aprovechando que el día estaba medio nublado. La gran diferencia es que tomé un trayecto desconocido para mis pies. Creo que había pasado por allí en vehículo,  aunque no estoy muy segura. Bien, la cosa es que no salí a la Avda. San Joaquín (la que lleva a Machalí), sino que seguí avanzando más  allá del parque, hasta alcanzar la Carretera del Cobre y por ella, acceder a Rancagua por el sector del Jumbo. Era una apuesta muyyyy interesante para mi espíritu aventurero, al cual he tenido medio encadenado en tiempos pandémicos, 😒.  Lo pensé  y lo hice. Aproveché, al estilo darwinesco, de ir examinando las diversas plantas que encontré en mi senda. Pronto pasaron a acompañarme en mi caminata unos ejemplares verdes de una planta rastrera de color anaranjado,  que me recuerda a las amapolas (las planté al llegar y las duché con abundante agua, pero aún no sé si alguna sobrevivirá  el transplante). 

   Fue para mí una novedad corroborar la cantidad de poblaciones (condominios más bien) de clase media (o alta) construidas en el trayecto. Ignoro qué  nombre tiene el sector, aunque vi una parte que se llamaba El Polo de Machalí.  Mucho tráfico particular especialmente y al llegar a la C.del Cobre, un criadero de 🐎🐎 🐎.  Tres kilómetros  contabilicé en mi aplicación de celular. De allí, según  mi creencia,  estaba a un paso del Vivero Julieta (lugar de origen de mis cítricos comprados hace un tiempo). Pronto llegó el desengaño: un letrero decía claramente "Rancagua, 6 kms.". ¡Chanfles!, me dije. No era tan cerca, aunque pensando con lógica  (lo que no siempre hago) es la misma distancia que recorrí el año pasado en varias oportunidades en que me fui caminando al parque por Avda. Membrillar. La gran diferencia es que aquí no había  asfalto sino ripio.  

    El sol ya había aparecido hacía un buen rato. Debí  despojarme de mi parca y caminar en polera (y jeans, claro) el resto del camino, que se me hizo largo por lo desconocido en plan pedestre, aunque muy descansado y relajante como ejercicio. En medio de él, suena mi celular: mi cuñada coronelina me llamaba para corroborar si seguía en este mundo luego de recibir la dosis de refuerzo y sin haber dado muestras de vida el día anterior, 😃.  Hice un alto en el vivero donde aproveché de comprar unas hermosas plántulas de lechuga y unos pensamientos enanos (nombre de las flores). Terminado mi vitrineo, continué mi camino, hasta llegar al paradero frente al Jumbo. Ahí  esperé  locomoción.  Ya eran pasadas las 13 horas y si bien podría haber llegado  caminando a palacio no quise esforzar mi bello cuerpo, 😂.  Score final, 11 kilómetros,  lo que no estuvo nada de mal. 

   Reiniciaré mis caminatas en tanto me mantenga semi-atada a Rancagua. Es sano, necesario y gratificante. No quiero ni puedo comenzar a viajar todavía. Debo dejar el huerto a buen resguardo, además de que no es tiempo de levantar la guardia con el bicho chino. En tanto sea así, volveré a caminarme la ciudad y sus alrededores, ahora con la belleza de las flores, el canto de las aves y las banderas de Septiembre. 

2 comentarios:

  1. ¿ Estraperlistas ? 🙄🙄🙄🙄🙄🙄🙄

    ResponderEliminar
  2. Palabra muy usada en España en tiempos de la guerra civil. Es quien lleva adelante el mercado negro de productos que tienen un precio fijo oero que debido a su alta demanda se aprovecha de vender por sobre la ley a escondidas.

    ResponderEliminar