miércoles, 28 de mayo de 2014

Comentario sobre la obra de JOSÉ SARAMAGO

ACERCA DE … JOSÉ SARAMAGO



Participar en la aventura de leer a José Saramago  (escritor portugués, Premio Nobel de Literatura 1998)   ha sido todo un desafío. Su existencia tomó cuerpo en mi existencia cuando llegó a mis manos un artículo suyo sobre su negación de la existencia de Dios, idea que comparto, parcial o plenamente no lo sé, porque no he llegado a conocerlo tanto. De este texto de un par de páginas, pasé a la lectura de varias de sus obras : “Todos los Nombres”, “Levantado del suelo”, “Ensayo sobre la Ceguera”, “La caverna” y, por último, “El Evangelio según Jesucristo”, según un colega (el único docente, en el círculo que frecuento, que conoce a Saramago) su mejor obra.
        Después de esta incursión, interrumpida por la lectura de otros autores y por tareas diversas, no puedo asegurar que he descubierto racionalmente eso que me lo hace tan atractivo de leer. Sí puedo mencionar, separadamente,  algunas de sus características formales, como, por ejemplo,  párrafos muy extensos, hasta de un par de páginas ;  inclusión del diálogo en la prosificación de los textos, sin utilización de signos auxiliares ni puntos apartes, peculiaridades que  exigen al lector –o lectora, como en mi caso- concentración, interés y silencio, para no irse involuntariamente de su mundo a otros mundos, abandonando sus personajes. Los seres que pueblan los textos de Saramago son tan comunes y corrientes que impresionan por su sencillez, su pureza, su honestidad. Son personajes no contaminados; lo bueno y lo malo de ellos – desde una perspectiva ético-cristiana – es original, inédito, sin falsificaciones, ni sofisticaciones; en fin, auténtico. En su vida anodina, mediocre, rutinaria y elemental va surgiendo (o surge),  a veces de manera paulatina, otras, inesperadamente, un  quiebre, una fisura, una situación límite, que los enfrenta, tarde o temprano, a opciones trascendentales ; a opciones de vida  -o de muerte, como en el último texto mencionado-. Y lo que más me agrada: su  lenguaje poético y su especialísimo estilo narrativo. A pesar de la creación de ese mundo ficticio, Saramago no nos permite olvidarnos de su existencia : está siempre presente, opinando sobre el qué-hacer de sus creaturas, adelantándonos algún acontecimiento, planteándonos alguna idea personal, mostrando todo su manejo y conocimiento del mundo. Y , aunque haya detractores de Saramago , -porque también los hay -, te invito a leerlo, a adentrarte en su escritura, a vivir con las mínimas o grandes cosas que le suceden a sus personajes, a quedar impresionado por esa capacidad extraordinaria de asombrar ; en fin, a gustar y degustar un buen texto literario.    
 


)

 Lanco, 23 de Febrero de 2004. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario