lunes, 5 de agosto de 2024

En medio de la Selva...

 

   No me bastó con una visita; ¡no, tenían que ser dos! Estaba dispuesta, incluso, a volver a madrugar pero no fue necesario, pues el tou se iniciaba a mediodía. No me pareció muy conveniente, pero era eso lo que había. Logré cambiar otros dólares a quetzales, de manera que la gracia era que invirtiera también en cultura y no sólo en compras de souvenirs. ¡Qué manera de haber tiendas y tienditas en Flores! ¡Qué tentación!🫣.Caminaba unos pasos y ya había otra. El mayor problema de estos lugares es que la mercadería no contaba con precios, así que había, obligatoriamente, que preguntar y eso ya es un compromiso, aunque a uno le digan que no hay tal. Felizmente me tocó entrar a unos tres locales con precios, y fue precisamente allí donde invertí en algunas cosillas. Lo increíble es que uno se deja llevar por los números y se engaña. Sólo cuando hace la conversión a dólares y pesos chilenos, se da cuenta que nada es tan barato; al contrario. De pronto, algo vale 100 Q y uno piensa, ¡qué barato! Pero luego conviertes y tomas conciencia que un pequeño recuerdo a ese precio (13,500 pesos) no es nada de barato. Bien, vamos a lo nuestro. 
   Ayer en la mañana, sin actividad comprometida, me dediqué a arreglar mi maleta y a sacar de ella mi bolsa matutera que descansaba de laborar estirada como ella sola. Ahora le tocaba empezar a trabajar. Luego de un par de duchas, desayunar, guardar todo, me fui a dejar mi equipaje al nuevo hospedaje. No alcancé a ver la habitación  pues estaba sin asear aún (el reloj marcaba las 11 a.m.). El calor se hacía sentir. Caminé un poco por las calles aledañas y al entrar a un local que atendía una mujer tomé la decisión de comprar, si había, un pantalón corto. ¡El calor con el jeans era excesivo! Andaba trayendo vestidos, pero no era prudente ir a la selva vestida de damisela.  Precisamente había suficiente mercadería dónde escoger, me probé uno y me lo dejé puesto. ¡Solucionado el problema independiente de  parecerme a Dora la exploradora, 😂! 

   Vueltas más, vueltas menos, me fui al lugar de encuentro, frente a la "Costanera" floreña. Era un minibús con capacidad para unos 30 pasajeros. Me alegré, pues, que como en ocasiones anteriores, iríamos "sobrados de cariño", 😂 😂. Pero no, de a poco se fue llenando. Ya salimos como 20 o poco más de la Isla. Cabe señalar, que todos eran jóvenes, siendo yo la única menos jovenzuela, 😬🤭. A mí no me preocupa ser la más -o la única- provecta,🤣,porque cuento con las condiciones básicas para dicha excursión,  pero no falta el bichito que te siembra la duda.  

   La distancia entre Isla Flores y Laguna Yaxhá [yakchá], que era el lugar a donde íbamos es de 76 kms., un poco más que a Tikal, destino del tour del día antes. Demoramos dos horas y poco más de viaje, pues se pasó a buscar a otros pasajeros. Al final, íbamos completamente llenos, con los asientos de los pasillos también ocupados. ¡Uff! Varios gringos y algunos de habla hispana. A poco de llegar se subió un chaparrito que se presentó como guía,  no sé si era mejicano, pero lo parecía, por la pinta y el "hablamiento", 🤣.Antes que nada, empezó a promocionar otro tour, optativo, mientras se estaba en el sitio arqueológico al que íbamos. Casi le digo "¡No mames!", con mi mexicano recientemente aprendido. No llegábamos aún al lugar del tour contratado y ya nos ofrecía otro, ¡pos ora!   
   La infraestructura del sitio arqueológico al que llegamos era hermoso y sencillo. Ya por ahí empezábamos bien. Hubo que llenar un formulario pequeño, comprar la entrada e ir al baño. Y el "huerito" del guía seguía tratando de conseguir, entre los casi 30 turistas, que al menos unos 10 fueran al tour extra. Fue tan mala la explicación que dio este tipo, hablando rapidito y chamullento, que por dejarlo de escuchar, creo, me inscribí, 😂 😂, sin saber bien a qué iba, 🤣🤣. "Con tal de no andar con él", pensé malignamente, 🙈, pues iríamos con otro guía a Topoxté [topochté]. ¡Partimos! Pregunté  a mis compañeros y todos estábamos en las mismas. No teníamos nada claro, pero, ¡vamos, que se puede!   
     Nos subimos a una lancha y eso ya fue genial. Por sólo navegar un rato, con el aire fresco de la laguna y el paisaje, estábamos pagados. Además,  habían sido 10 lucas más solamente, 😉. Ahí supimos que el Parque Nacional Yaxhá está reconocido como Patrimonio de la Biodiversidad, de manera que la Laguna y sus alrededores deben conservarse sin intervención humana, salvo la necesaria para la preservación del mismo parque. Ocupa una cantidad de 37 mil hectáreas de Laguna, humedales y selva, más seis pequeñas islas. Una de ellas fue habitada, posiblemente, hasta el período posclásico, siglo XV específicamente, conservándose todavía algunas  construcciones mayas, las que habían sido construidas en el período preclásico medio (antes de Cristo). Allá íbamos precisamente.  
     Luego de 20 minutos de navegación nos bajamos en una de las islas, Topoxté, la más grande y la central en importancia, pues contaba con un Centro Ceremonial y varias construcciones más, además de ser la más densamente poblada en su tiempo. Allí vivió este grupo maya. Si bien ocuparon 5 de las 6 islas, sólo residieron en tres de ellas, en tanto las restantes fueron ocupadas para otros menesteres.. Según los estudios allí hubo aproximadamente 100 estructuras mayas, aunque un mínimo de ellas han sido rescatadas. Luego de observar unas aves endémicas, de caminar entre árboles y naturaleza por unos minutos, comenzamos a ver estructuras constructivas, hasta llegar a la Plaza Central,  donde se ubican 3 templos, de los cuales sólo uno está en mejor estado y en condiciones de ser escalado. Esto no resulta fácil, porque la anchura de los peldaños es mínima, lo que dio origen a la hipótesis que sus habitantes debieron ser enanos, 🤔🤨🤭. La explicación que más se ajusta a las creencias y costumbres mayas es que el sacerdote o autoridad que tenía acceso a dicha estructura subía de costado como una forma de mostrar más respeto a sus dioses.    
    La verdad, yo sólo subí algunos peldaños, sólo por un par de fotos (¡qué vergüenza!, 😞), pero no quise seguir haciéndolo ya que los peldaños, además de ser angostísimos, eran muy irregulares, a lo que se agrega, por la cantidad de vegetación que tienen, que no es habitual que sean utilizados. En la parte superior del templo, según información de parte del guía, se ubican las dependencias donde el sacerdote guardaba sus vestimentas, tocados y joyas, que vestía previamente a su aparición ante el pueblo. En la parte baja y frente a la escalera se ubica el altar de sacrificios de ofrendas (inciensos). 

    [Entre paréntesis: mientras estuvimos en Tikal se nos explicó que los mayas no hacían sacrificios humanos, sino de sangre y de especies como incienso. Los de sangre lo podían ofrecer los varones, perforándose los dedos, las manos, la lengua 😛 , dejando caer las gotas de sangre en el altar. Las mujeres no podían ni debían hacer este tipo de ofrendas, pues su energía era necesaria. Sí existieron las ejecuciones, se nos señaló. Cierro paréntesis].  

    Terminamos de recorrer la pequeña isla, observando la cercanía de la laguna entre los árboles, además de encontrarnos con un par de habitantes más: un sapito y un mono aullador que cargaba una cría. Lo vi moverse entre las ramas, pero no vi mucho más, intenté sacarle foto pero no cooperó, 😂...Volvimos a la lancha y esta vez nos dirigimos a una ribera distinta, donde originalmente existía una plataforma construida por los habitantes de Yaxhá, quienes la utilizaban a manera de embarcadero. Los mayas de esta zona  inicialmente navegaban en balsas y más adelante en canoas. Al bajarnos debíamos  caminar hasta el Templo de las Manos Rojas, el más alto del sitio y al que subiríamos para la última actividad de la tarde. Allí también confluiríamos con el resto de los turistas. ¡Ah, me olvidaba de algo importante! En el grupo de Topoxté una de las jóvenes participantes era compatriota! ¡Qué emoción! ¡La primera encontrada en estos lares! Daniela, originaria de Isla Mocha, se dedica a la fotografía y a las Artes Visuales. Había estado en México,  Cuba y ahora en Guate. No supe más de ella, pues la caminata, las subidas y la obtención de imágenes no daban para entablar más conversación.    
     La parte más difícil del tour, luego de esa grata navegación en que, además del paisaje, nos encontrábamos con un sinnúmero de mariposas aventureras, amarillas y blancas, que pasaban volando cerca de nosotros -¡claro, ni que nadaran!, 🙈- y que hacían más maravilloso el trayecto,  la parte más difícil,  decia, empezó con la ascensión por el terreno, hacia el destino final. ¡Uff! Por tramos, había unas escaleras, pero igual había que subirlas. Primera parada: una estructura, que se supone sirvió de bodega para dejar las mercaderías que llegaban por vía lacustre... Seguimos, 🥵. Segunda parada: un par de estelas con figuras en relieve que informaban de la victoria de un señor sobre sus enemigos. Este sector recibe el nombre Plaza de los pájaros (por unas figuras en las estelas).   
  
  TERCERA detención: un complejo constructivo, no muy atractivo según yo, con dos construcciones similares unidas por una amplia escalera central. En una de esas construcciones observamos un mascarón de proa, restaurado, con una bellas figuras. Al subir la escalera, los ojos se me abrieron como platos. 

   Era una plaza central con tres pirámides de dimensiones no despreciables -dijo la "entendida",😁-,bastante bien conservadas. ¡Qué maravilla! Se trataba de la Acrópolis Norte, estructuras utilizadas para observaciones astronómicas. Cada una estaba dedicada a un astro, al Sol, a la Luna y a las Estrellas. Lo increíble es que podíamos subir a una, pero, ¡momento! La cosa no era tan fácil, pues la escalera estaba derruida por tramos, así que había que seguir una subida completamente sinuosa. Los peldaños, por suerte, eran más anchos, igual las precauciones nunca son demasiadas. La construcción tenía, por así decirlo, dos plataformas a las que alcanzar. Si ya estaba en la primera, la con mayor cantidad de escalones, ¡subamos a la segunda y más alta! Igualmente había que escoger por donde subir. ¡Ya! ¡Arriba! ¡Qué vista más fantástica y maravillosa! Disculpen la reiteración pero qué mejor forma de expresarlo.  Era una pequeña plataforma de unos 2x2 m., sin nada que impida la caída al vacío. Alrededor, parte posterior, sólo selva hasta el horizonte, por delante y los lados, la plaza central y las otras estructuras y hacia mi izquierda, se veía la crestería del Templo Manos Rojas, donde finalizaría el tour.  
     Unas cuantas fotos de los alrededores y más allá, unas selfies y otras imágenes que unos compañeros que también subieron me tomaron. Estábamos a unos 27 metros de altura aunque nos parecía más, por el esfuerzo en subir, 😂 😂.  Algunos minutos para bajar, otros para descansar y retomamos el sendero, acompañados por el intenso y envolvente canto de las cigarras. Comprobamos que eran ellas porque vimos muchas adheridas a los troncos de los árboles. La tarde iba declinando al interior del Parque, pero pronto salimos a la luz. Habíamos llegado al sector donde se ubicaba el rey de la fiesta : el Templo Manos Rojas o Templo 216.  
      Subimos, en mi caso, con un descanso intermedio. ¡Uff!  Peldaños y peldaños, de madera esta vez. Ya eran las 18 horas y comenzaba el sol a acercarse al horizonte. En una media hora más sólo quedarían unos rayos de recuerdo. No llovía -¡por suerte!- pero no habría estado nada de mal para bajar la temperatura corporal de la caminata, la subida y el clima tropical. No obstante, eso impediría apreciar la magia del atardecer, a más de 30 metros de altura, sobre una pirámide maya,  en medio de la selva, con el sonido de naturaleza rodeándonos y viendo,  además de selva desde lo alto, la Laguna Yaxhá,  por la cual habíamos navegado hacía un rato. Caían unas gotas que de pronto, tras nuestro lugar de observación, se transformaron en un Arcoiris.  ¡Era la guinda de la torta! Arcoiris a nuestras espaldas, al frente el atardecer,  a un costado la laguna y bajo nuestros pies miles de toneladas de piedra existentes allí desde hace siglos, reunidas para darle forma gracias al esfuerzo humano.  ¡Imposible pedir más!

    Luego de aquello, vino el desenlace: el regreso de dos horas, dormitando a medias, para llegar a Flores ya de noche y bajo una persistente lluvia tropical. Pasé a comprar una botella de agua y una cervecita (pequeña, 😉) antes de ir "a casa". Estaba sólo con el desayuno más unos 300 cc. de h2o. y nada más durante todo el día.  En el minibús, antes de que las luces se apagaran en el viaje de regreso, alcancé a comer unos nachos.  Era todo pero no tenía hambre, sólo sed. Mi nueva habitación era un horno, 🥵, así que hice funcionar el ventilador inmediatamente (todavía  sigue funcionando, ya van más de doce horas continuas, 🙈). Estuve bajo la ducha helada una media hora y luego a la cama, a intentar descansar y dormir. Más agua y yoghurt líquido. Eso fue todo. Hoy desperté temprano, pasadas las 3 a.m. y al no poder dormir más, aproveché  de escribir. 

  Después de esto me espera un día de espera -valga la redundancia-, pues mi viaje de regreso a Ciudad de Guatemala se inicia a las 19 horas, para llegar de amanecida a la capital. Ahí deberé esperar otro tanto -visitaré la ciudad nuevamente por unas horas- hasta dirigirme al aeropuerto. Ya en palacio, les compartiré lo sucedido en lo que queda de esta aventura. Hasta pronto.




   

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