domingo, 18 de agosto de 2024

Casi al Sur del mundo...


Viernes 16

 Aquí estamos las tres esperando hace un rato ya considerable que nos traigan nuestro almuerzo. Estamos en la localidad de Puelo, Región de Los Lagos. Tenemos hambre, varios parroquianos se han ido, aburridos de esperar. Nosotras hemos persistido. Ya habíamos visitado dos restaurantes y no nos gustó el menú, pues queríamos pescado. Volvimos al local al que no quisimos pasar, 😂 😂... ¡Bravo! Nos ha llegado pan con pebre y mantequilla. No dura mucho en la panera. Desaparece como por arte de magia, 🪄.Se nota que estábamos angurrientas. Nos traen las bebidas. No quise pedir de nuevo cerveza, pa' que no me pelen, pues una no bebe porque conduce y la otra por elección libre y soberana, 🥴. Así que me matriculé con un néctar, al que debí agregarle agua, pues no me gusta tan espeso ni tan dulce. Como a la hora de estar esperando, llegó nuestro pedido: todas merluzAs, con papas fritas unas, con ensalada surtida,  yo, 😇😇. Estaba rica la comida y abundante. Con algo más  de sal y harto jugo de limón, quedó perfecta. Al salir nos dimos cuenta que habíamos adquirido, sin querer queriendo, un nuevo perfume con aroma a fritura, 🥴. ¡Quedamos algo pasaditas! Era el segundo día de nuestra aventura de fin de semana largo. 

Jueves 15 

    Habíamos abandonado Lanco al mediodía del jueves, un poco tarde, la verdad, pero que no influyó mayormente, pues la distancia al lugar de destino "sólo" era de 238 kms. No nos fuimos en forma directa, pues en el trayecto pasamos a las ciudades de FrutillarLlanquihue. En la primera ciudad caminamos por la costanera, sacamos fotografías del lugar y de nosotras, nos acercamos al Teatro del Lago, ¡hermoso todo aquello! El tiempo nos acompañó. El cielo estaba parcial, no llovía aunque hacía bastante frío. La caminata nos ayudó a activar nuestros esculturales bodies, 😉. 

 

   Una vez que nos reencontramos con Frutillar, seguimos viaje por la ruta de la Cuenca del Lago Llanquihue. El Volcán Osorno se mostraba perfecto y despejado, a orillas de la otra ribera del lago. Recorrimos 20 kms. y estuvimos en Llanquihue. Ya eran pasadas las 16 horas. Tarde para almorzar en forma correcta. Sólo encontramos sándwiches en el restaurante que estaba abierto, en una ciudad pequeña, en pleno invierno y en día feriado. Las papas fritas fueron el acompañamiento infaltable a los sándwiches solicitados, regados por bebidas y una cerveza, en mi caso. Eran más de las 17 horas cuando salimos del local y preferimos, por la hora y el poco tiempo de luz que nos quedaba, irnos al alojamiento, ubicado en un condominio nuevo en la ciudad de Puerto Varas, a 12 kilómetros.  
    ¡Excelente elección de nuestra amiga Marcela y a un precio extraordinario, dada la calidad del departamento! Nos instalamos y salimos a reconocer la ciudad. La noche ya había comenzado. Recorrimos el sector céntrico y la costanera. ¡Bonito espectáculo nos ofrecía Puerto Varas de noche, con sus hermosas construcciones iluminadas! El frío y el hambre nos obligó a regresar al alojamiento. Una rica y opípara once y ya estamos como en casa. Ocupamos el tiempo restante de esa primera noche para comprar nuestros pasajes aéreos a España, país que visitaremos en enero 2025. ¡Bravo! Quedó todo listo para ese viaje tan especial.  

    Viernes 16 , ¡otra vez! 

   Salimos como a las 10 de la mañana desde nuestro refugio. Al interior de él no éramos conscientes de la baja temperatura, 1 grado apenas de mínima, que fue subiendo pero con poco ánimo, que era el mejor en el caso nuestro, pues iríamos ese día a la zona sur continental de la Región de Los Lagos, Cochamó Puelo, a 93 y 124 kms., respectivamente (tomando como kilómetro cero la ciudad de Puerto Varas). En Cochamó el frío era intenso, aún estaba nuboso. Así y todo, había artesanos a orillas del Estuario de Reloncaví. Recorrimos el lugar, compramos un par de recuerdos, en  mi caso, un gorro de lana -hermoso y abrigador- y un jarro enlozado con figuras del lugar. Ya eran las 13 horas, aún temprano para almorzar, por lo que decidimos llegar hasta Puelo, distante 30 kms. Recorrimos las pocas calles de Puelo y buscamos dónde almorzar, de lo que ya les hablé al inicio del relato.  
    Nos desocupamos después de las 16 horas, lo que nos permitió regresar con tranquilidad. Pasamos a Cochamó a tomarnos unas fotos sobre el Mirador y luego continuamos rehaciendo el camino hasta llegar a "casa", entre nubes y más de unas gotas a ratos. Antes de irnos a guardar, pasamos a un supermercado. Necesitábamos un tarro de leche evaporada para preparar un traguito especial, 🥂😋😋, con el que nos sacrificamos mientras planificábamos paso a paso nuestro futuro viaje por España e Italia, 👏👏. 

 

 Sábado  17

    Luego de un desayuno bien alimenticio, leche con cacao y  chocolate, huevos revueltos y pan, nos preparamos para salir a conquistar otro sector de Región. Se trataba esta vez de Maullín (88 kms.) Calbuco (a 68 kms.tanto de P. Varas, como de Maullín). En la primera localidad estuvimos sólo un rato, porque no nos gustó, aunque es poseedora del atractivo de ubicarse a orillas del Río Maullín. Toda ciudad construida a orillas de cursos de agua tienen un encanto indiscutible. 

   De allí partimos a Calbuco, que nos sorprendió por su tamaño, cantidad de embarcaciones, de gente trabajando y visitando la feria en las afueras del Mercado local. Allí sufrimos un golpe en nuestro orgullo nacional, de fuerte impacto. Sucede que en más de una ocasión hemos criticado la venta de carne para el consumo sin cadena de refrigeración y en algún local poco formal. Nos parecía cosa de Perú, de República Dominicana, de Guatemala y , tal vez, de otros países de nuestro subcontinente. Jamás lo habíamos visto en nuestro país. "Aún" no lo habíamos visto en Chile, sin embargo, lo vimos acá en Calbuco. Suponemos que el tiempo helado ayuda a la conservación (tampoco había moscas alrededor), pero aquello no nos conformó. Nuestro orgullo nacional quedó gravemente herido con lo visto. ¡No podíamos creerlo! Y pensamos en voz alta si acaso se trataba simplemente que nos "faltaba calle" como a tantos o vivíamos en la Caverna de Platón. ¡Quién puede saberlo!   

    Almorzamos en Calbuco, en una cocinería, empanadas fritas, de camarón-queso, de loco y mariscos, con bebida o café, según gustos. Igual salimos algo fritas, con la gran diferencia que fue todo bastante expedito ...y económico. Después de aquello, partimos con un kilo de tacas y un par de kilos de choritos a cuestas, que, por suerte se portaron bien y no reclamaron por ir encerrados todo el resto del camino, 😂 😂. 

   Al regreso pasamos por Llanquihue, pues el día de llegada no nos dimos tiempo para aquello. Hace muchosss añosss yo había estado en la ciudad (por la década del '70 -¡del siglo pasado, 🙄😬🤭-)  y recordaba el lago y un cisne. Pasados los años, está muy hermosa la ciudad. Caminamos por la costanera, fotografiamos el paisaje y nosotras en él también, mejorándolo, 😂. El lugar estaba lleno de vida, parejas, familias, caminando,  a orillas de playa, tratando de ubicarse bien frente a las letras corpóreas, único lugar en que las he visto en medio del agua, 👏. ¡Nos encantó! Nos acercamos lo que pudimos a los cisnes, más fotografías y después empezamos a regresar hasta donde habíamos estacionado el vehículo. En eso, unos pequeños que estaban jugando a la pelota, las lanzaron hacia donde nosotras íbamos pasando. Fue en ese momento que el espíritu de Maradona me poseyó, 😂 😂,  y quise atajar el balón y devolverla de la manera más profesional posible, 🙈 🙈.  ¡Quién  me manda a  mis años! Caí redondita, como si hubiera sido yo la pelota, 😁 😁.  Terminé con una rodilla lastimada, nada más -¡por suerte!-. Nada de quiebres de cadera ni cosa por el estilo, ¡qué fome! 😂 😂. Una de mis amigas -la con el alma más negra, debo agregar- se arrepentía, después, de no haberme fotografiado en el momento de la caída en lugar de darme la mano para que me parara del pavimento. Lo de siempre, pues: uno ve caras, no corazones, 😂 😛.    

   Luego de pasar a un supermercado para poder preparar una rica once y un par de cocteles, nos fuimos a guardar al depto. De una alimenticia once dimos cuenta en primer lugar y luego preparé crema de limoncetta y crema de quetzalteca, ambos tragos muy deliciosos y nutritivos. Mientras yo hacía aquello, Marcela peleaba a brazo partido con los choros pues debía darles un buen baño con limpieza y todo y ellos no estaban ni ahí con asearse. Tuvo que amenazarlos con echarlos al agua caliente para que se tranquilizaran. Al final, casi congelados al interior del refrigerador, debieron resignarse a pasar una noche fría, exactamente igual a la que había fuera del depto. Nosotras, en cambio, dormimos calentitas, metidas entre sábanas de polar, una con calefacción  eléctrica además de su guatero regalón, que se quedó por Pto. Varas, porque se aburrió de su esclavizada vida, 😂 😂.  

  Domingo 18 

   Se da término a nuestro viaje. Debemos volver a casa. Mis amigas trabajan el lunes, mientras yo gozo del descanso luego de hacer lo mismo -trabajar- por 40 años. ¡Cómo pasa el tiempo, no! El trayecto que hicimos en el camino de vuelta fue espectacular. Nos vinimos bordeando el Lago Llanquihue, gozando del paisaje, de las  bellas  construcciones a sus orillas o en las cercanías, de la vista de los Volcanes Osorno, Calbuco y Puntiagudo, que se turnaban para mostrarse entre las nubes o sin ellas a cada rato, asomándose entre los árboles. ¡Realmente una maravilla de paisaje! En el trayecto pasamos a un Mirador, primero, más que a mirar a comprar kucken de migas y de nuez para comer ( a pesar de haber desayunado bien hacía poco más de una hora).  

    Saliendo de allí, pasamos por Ensenada, por los Saltos de Petrohué y el Lago Todos los Santos. Yo ya había estado allí hace muchos años, de manera que fue casi una novedad volver a caminar por estos ellos parajes. Hacía frío, pero valía la pena el "sacrificio". Hermosas postales de estos lugares pudimos dejar grabadas en nuestro celulares. Aprovechamos una mayor detención frente al lago para servirnos un café caliente allí mismo en el vehículo, gracias al agua caliente de la que nos habíamos provisto en el termo. Fueron unos minutos de relax, para luego retomar el camino y dirigirmos  hasta Puerto Octay. 

   Nos sorprendió gratamente la ciudad, con más habitantes de lo que habíamos supuesto. Buscamos dónde almorzar. Eran las 14,40 horas y ya era tiempo de sentarnos a una mesa. Nos detuvimos frente a la Plaza de la ciudad. El local estaba lleno. Nos hicieron un lugar y nos quedamos allí a comer. Hoy día todo era elegir entre distintas preparaciones de carne: asado alemán, estofado de carne y carne salteada con verduras. Todo llegó muy pronto y a pesar del esfuerzo que hicimos, ninguna pudo terminar su plato. Eran demasiado abundantes. No dimos por rendidas, aunque la comida estaba bastante buena. Salimos de allí, arrepentidas de haber comido más de la cuenta. ¡Uff!

    El resto del trayecto lo hicimos sin contratiempos, aunque luchando, a ratos a brazo partido, contra la modorra y el sueño, incluida la conductora, 😐. Ingresamos a la ciudad de Río Bueno a buscar un saco de papas. ¡Tal  cual! ¡Qué elegancia la de Francia, 😂 😂! El auto parecía estar bajando de nivel, categoría feria libre, además de estar bastante cargado ya con nosotras, 😂 😂.  Finalmente llegamos a nuestro destino a las 18 horas, sanas y salvas, después de cuatro días de aventuras. El frío nos recibió con los brazos abiertos, contra el cual debimos luchar un buen rato, mientras la calefacción producía el efecto deseado. Ahora ya estamos descansando, para enfrentar mañana un nuevo día, que más de una sorpresa, seguro, nos entregará. Hasta pronto. 

Lago Todos los Santos
De Puerto Varas hacia Ensenada por orillas del Lago Llanquihue.

Frutillar, día jueves 15.
Cochamó y sus proximidades.

Cochamó desde Mirador en la ciudad.

En Calbuco, viernes 16.


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