sábado, 10 de abril de 2021

Tierra llena...

  

    Creo que iría a la Luna aunque sea sólo para ver una "salida" de la Tierra por el horizonte lunar. Ver nuestro hogar del tamaño cuatro veces mayor que el que vemos la Luna desde la Tierra debe ser alucinante, especialmente si ponemos en la balanza la inevitable comparación cromática, blanco-gris-negro contra azul-verde-turquesa en un fondo negro tachonado de estrellas. ¡Imposible no sentirse fascinada con esta posible visión!

  Aclaro de inmediato que no se me ocurrió a mí solita ponerme en esta perspectiva y tesitura. Me imaginé por unos instantes en esta observación y disfrute minutos gloriosos gracias a lo expresado por un personaje de otra ficción, Ta Shu, un poeta, periodista y viajero chino ya de sus años (al igual que la que escribe), que llega a la Luna el año 2047.  

    Luna Roja se llama la novela de Kim Stanley Robinson que acabo de leer. Ya sé que más de alguien recordará que me había comprometido a leer a Asimov de inmediato, pero al ver mi "estantería" virtual y observar la portada de este texto no pude resistir la tentación. ¡Sorry!, un pequeño incumplimiento, que tampoco es tan grave. Recordaba tener una enorme cantidad de obras de Asimov, pero me encontré con que estaban en pdf "antiguo", cuyo formato no es tan grato a la lectura como el que acostumbro en mi tablet, así que opté por lo inmediato y lo fácil. Seguí leyendo a Kim. Luego de esto, -¡ahora sí-, descargaré una nueva versión de Asimov. Como pueden ver, soy un claro ejemplo de lo exquisitos que nos hemos puesto en esto de la tecnología.   

   Vuelvo a Luna Roja. Más que de esa tonalidad real y literal, aunque en ocasiones sí suele verse así, el adjetivo corresponde a una  metáfora. La Luna en esos años -2047- está prácticamente en poder de los chinos, los que a partir del  año 22 (falta poco), como que no quiere la cosa, mientras casi todos tenían sus ojos -y también sus esfuerzos y sus rovers- puestos en Marte, casi al estilo de las tomas de terrenos y de los okupa, se instalaron en la Luna con el objetivo de realizar "investigación científica", desplegaron sus maquinarias y comenzaron la construcción de "asentamientos". En el relato novelesco existen también edificaciones de otros países, pero en menor escala. China "la lleva" en la Luna.

    El texto es una especie de thriller casi alucinante, si no fuera por las intervenciones y comentarios que Ta Shu comparte con sus seguidores a través de las redes. Sus observaciones, desde la mirada armónica y moderada del feng shui, soslayan la realidad político-económica que lo rodea. No puede hacer otra cosa so pena de ser censurado...y sancionado. 

   Además de la interesante posibilidad de entrar en contacto con los casi frenéticos acontecimientos que invaden las vidas de los protagonistas jóvenes de la historia, Fred Fredericks (un joven experto en comunicación cuántica estadounidense que trabaja para una empresa suiza) y Chang Qi (una "princesa roja", hija de un importante jerarca chino), involucrados en la lucha interna por el poder (uno, completamente inocente; la otra, líder de los mil millones de desheredados de la China actual y futura), el lector se encuentra con la visión panorámica de la humanidad a un horizonte de un par de décadas de nuestro tiempo histórico. 

 La presentación de la realidad política y económica que se vivirá a corto plazo casi adquiere un carácter profético en el relato. El libro fue publicado recientemente, en octubre de 2018, de manera que tiene como fundamento elementos temporales e históricos muy cercanos para su proyección futurista. En el año 2047 las dos potencias que gobiernan el mundo son Estados Unidos y China, ambas naciones en un inestable equilibrio interno debido tanto a la lucha de poder al interior de sus países a nivel de las altas esferas político-económicas, como por el descontento de sus habitantes, lo que se ha traducido en manifestaciones permanentes cada vez más violentas, especialmente en el "país del norte", mientras que en el "gigante asiático" la caldera está aumentando su temperatura. Xi Jinping ya no está en el poder, aunque se recuerda como uno de los grandes líderes junto a Mao Zedong y Deng Xiaoping. Los continuadores no han hecho bien la tarea y los mil millones están cansados de sus esfuerzos y sufrimientos para alcanzar el "sueño chino", cuyos beneficios sólo los han recibido los restantes quinientos. La emigración interna sigue siendo la única vía de salir de la extrema pobreza campesina, aunque en las ciudades viven en medio de la ilegalidad y de la miseria, sin la posibilidad de acceder a los "premios" que entrega el partido. Cansados de estar al margen toda una vida, están preparados para responder al llamado de un cambio.

   En consecuencia -no podía de ser de otra manera-, más allá de la atmósfera terrestre, la  Luna también se ha transformado en escenario de batalla por el control mundial, lo que claramente viven en carne propia Fred y Qi, quienes caen en manos de las distintas facciones, situación de la que logran huir casi milagrosamente con ayuda de compatriotas de ambas naciones, que están más allá de los intereses políticos en juego. 

   Novela muy recomendable si la temática esbozada te interesa. Hasta pronto.

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