sábado, 24 de abril de 2021

Quijotadas...

     

 Mientras miro los Quijotes que están frente a mí,  pienso en la fuerza del personaje y en la genialidad de su autor. Siempre me ha atraído este héroe enclenque y casi patético, tan disminuido físicamente (especialmente al final de su aventura) pero tan fuerte en sus convicciones, que ni la más cruda ni dura realidad podía (sin querer hablé en pasado como si ya no fuera posible su existencia) cambiar su perspectiva. Todo lo embellecía su mirada, le otorgaba dignidad y grandeza, incluso a sus enemigos. Porque es sabido que un enemigo indigno hace pobre el triunfo o inaceptable la derrota.  

    No hace mucho pude sopesar la fuerza del personaje y su persistencia -por suerte- en la vida actual, cuando escuché tararear a Diego -sobrinonieto de 8 años- : "se reirán de tu locura, de tu oxidada armadura, de tu cansado rocín, caballero de la triste figura" 🎶🎵. ¡Quedé estupefacta! ¡No podía creerlo! Obviamente le pregunté  qué es lo que cantaba, si conocía a los personajes, etcetc. ¡Sabía toda la historia de don Quijote con sus personajes y los principales hitos de la historia! ¿Cómo era posible a tan corta edad? Yo leí la novela -y no me avergüenzo decirlo- cuando estaba en la universidad estudiando Pedagogía en Castellano. ¡Era obligatorio, 😁, y , obviamente, debí leer sus dos partes! 

     La explicación era bastante simple: el programa televisivo educativo 31 minutos era el causante. Pusieron en escena la obra bajo la forma de un Show Teatral con un resultado espectacular, con algunas innovaciones interesantes, guardando una fidelidad bastante estrecha con el texto literario. A Diego le había gustado tanto, que en su horario diario de tv había visto varias veces el programa, tanto así que había memorizado la letra de las canciones y comprendido a cabalidad el texto. ¡Ésas son las maravillas de los medios, que muchos aprovechan de la mejor manera! Claro que también interfieren con la obra original y verdadera, ésa en dos tomos, con letra bastante chica, que yo leí  cuando tenía 18 ó 19 años, a toda velocidad, para dejar tiempo a otras lecturas obligatorias. En el liceo no nos habían exigido su lectura, lo que no me exime de culpa, pero la que no me pesa para nada, pues yo había  leído muchísimos otros libros 📚 📚 ; es decir, no había estado perdiendo el tiempo. Cuando fui docente incluí la lectura de El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha, aunque sólo en sus primeros capítulos.  ¡Era mucho exigir más  a los pobres niños!  

    Ya no quedan Quijotes de tomo y lomo en este mundo, sólo Sanchos, pero con las características del inicio de la aventura. Un Sancho realista, concreto, con los pies en la tierra, dispuesto a emprender el camino por un sueldo que le permita mantener a su familia. Tampoco quedan muchos molinos, aunque más de alguno divisé  en mi último viaje por el suelo español, incluso tuve el privilegio de estar cerca de tres de ellos, bastante maltrechos debo señalar, pero aún diciendo "¡presente!" en las alturas de Vejer de la Frontera. 

   Tal vez el último Quijote conocido de los tiempos modernos haya existido en la India, bajo el nombre de Mahatma Gandhi. El verdadero luchaba con su espada, desfacía entuertos, ayudaba a los débiles, enderezaba injusticias...Gandhi luchaba con el arma de la palabra y la actitud, con la acción no violenta. Allí habrían entrado en conflicto... A pesar de todo, tengo la firme convicción de que más de un Quijote Nn debe haber en este mundo, adaptado a los tiempos y con las armaduras actuales, que no siempre son aptas para la cruda realidad. No tienen muy larga vida, al menos en sus intenciones y acciones. Es una lucha perdida de antemano, como la de su antecesor. Por experiencia sé que casi todos tenemos una etapa quijotesca, de mayor o menor duración, dependiendo de nuestros valores y de la dureza del medio. Creemos que tenemos la fuerza y los talentos para marcar la diferencia, para enderezar lo torcido, pero no nos dura mucho la que suponemos la "gran misión" de nuestra vida. Los que nos rodean, con palabras claras, algunas amables, otras, malsonantes, se encargarán de 'ponernos en vereda' y hacernos ver que o estamos haciendo el ridículo o debemos seguir las reglas no escritas. Pronto te unirás a los arrieros y venteros y dejarás de hacer quijotadas. No está bien hacerlo porque atentas contra la "sagrada" costumbre. Ya has visto la luz y has seguido el buen camino. Sin embargo, no debes avergonzarte de haber querido "cambiar el mundo" (¡como si se pudiera!). Atesora aquello y sigue a la masa en lo que corresponda. Tampoco ella es infalible; al contrario, muchas veces se equivoca o es manipulada. En realidad, debes aprender a llevar casi una doble vida, si quieres sobrevivir sin mayores dificultades y conservar algo de tus valores personales, sin transformarte en un "hideputa", mira que de ésos hay muchos.   

   Persiguiendo a Don Quijote y a Cervantes visité hace unos tres años Alcalá de Henares, el lugar de nacimiento del escritor. Fue emocionante recorrer las empedradas calles medievales por las que pudo haber caminado alguna vez el niño Miguel. Allí estaba su casa, cuidada y preservada. Por allí también caminaron y jugaron otros grandes, pero no tanto como "El Manco de Lepanto", gran hacedor de historias y vidas ficticias, de tal profundidad y trascendencia que superaron con creces a su creador.   

2 comentarios:

  1. Cuando nos encontremos te contaré de cuando mi mamá decía de mi papá : "¡¡ Tan Quijote este Nacho !!

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  2. Ojalá sea pronto, para que no nos olvidemos.

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