lunes, 19 de abril de 2021

Presque vu...

 

  Les cuento que presque vu es una expresión de origen francés, que significa 'casi visto'. Se produce cuando nos parece estar a punto de recuperar una información o un recuerdo olvidado. Muchas veces habrás escuchado -o dicho- la expresión "¡espera!, lo tengo en la punta de la lengua". Pues eso  es el presque vu, medio pariente del déjà vu y del jamais vu

  No conocí la expresión francesa sino hasta hace un par de semanas, cuando leí la Trilogía Marciana de Robinson.  Ya les conté  en aquella ocasión  que uno de los grandes méritos  de estas novelas había sido la cantidad de conocimientos a los que me había permitido acceder en distintos ámbitos de la vida y ciencia humana, partiendo por la psicología.  

   Muchas veces he experimentado más de un presque vu. En este último tiempo ya se han transformado en acompañantes permanentes, 😂. ¡Qué se le va a hacer! ¡C'est la vie!... Recién, mientras  estaba escribiendo "vie", la tablet me autocorrigió "vieja", 🙈, jajaja. ¡Me tienen plenamente identificada! 😅.  En fin... 

   En mi caminata de hoy me fui rumbo a la salida oeste de Rancagua, siguiendo la vía de la Alameda B.O'Higgins. Mientras caminaba recordé que un par de colegas y amigos de los primeros tiempos en la ciudad de los Héroes vivían al final de la avenida, Amparo y .... ¿? Imposible acordarme del nombre de él. Después de intentarlo unos momentos, dejé  el intento por infructuoso. Seguí caminando, pasé por un paso bajo nivel y seguí adelante. Llamó mi atención la pintura mural, que se extendía más allá del paso en altura, bastante bien conservada aún. Vislumbré a don Salvador entre los personajes del mural. Firmaban los Trabajadores del cobre como autores o mecenas.  

   [Abro paréntesis:   Para ser honesta, no es un paseo para gozar de la vista ni llevar a invitados. Mucha basura a cada paso, con algunos intentos de pequeños espacios verdes. La verdad, de un tiempo a esta parte, pareciera que los encargados municipales de Ornato y Aseo más Áreas Verdes se han dormido o están  también  en cuarentena. Hay lugares por los que he pasado que dan pena...y asco, debo agregar. Hace un par de días anduve por la Avda. Las Torres (paralela a la carretera) y todo parecía un basural clandestino, a pasos de casas y edificios. Claro que para ser justa, debo también  señalar que a los residentes de los diversos sectores también  les cabe la mitad de la responsabilidad.  Cierro paréntesis].

   Caminé  y caminé... "Es otro día  más/ de caminaaar..." 🎶 🎵, me dije cantando y seguí  adelante, sin patear piedras -aclaro-, para cuidar mis zapatillas 👟 👟 ... No, a ese baile no me uniré. No sobro, porque toda mi vida estudié y trabajé, y si ahora "descanso" es porque me lo he ganado, 😂    

   Al fin llegué a la casa de mis amigos y efectivamente estaban al término de la alameda. A continuación, hay un terreno eriazo y más allá, de nuevo construcciones poblacionales e incluso edificios. Obvio, todo aquello casi nuevo para mí, al menos desde la perspectiva peatonal. Llegué hasta la calle 'La Unión' (mera coincidencia, 😨 😱) y decidí volver. Estaba en la mitad del tiempo disponible. Crucé la carretera e inicié el regreso. En ese momento eché en falta el sombrero o gorro (o lo que sea, pero que sirva ; busqué sinónimos y aparecieron hasta 'bonete' y 'tricornio', jajaja) para evitar el efecto dañino del sol.

 Pasé a orillas de un campo recientemente cosechado. Me atrajo el color y la perspectiva. Lo fotografié. Linda foto (😁,  yo misma me felicito). Natural y simbólica al mismo tiempo, por el alambre de púa que cruza la imagen, mezcla de vida, de cosecha, de trabajo terminado en conjunto con encierro, confinamiento y exterminio. ¡Me fui en la profunda! , dirían  los lolos de hace unos años.    

   Continué la marcha, esta vez casi a matacaballo. No sabía  si alcanzaría a llegar antes de las 9. Volví al presque vu y casi fui siguiendo paso a paso el proceso de la 'iluminación' definitiva. Ya me parecía recordar la letra del apellido de mi amigo, hasta que...¡tate!, lo cacé en el aire. Más adelante, llegó  el nombre, Carlos. ¡Ufff! Salí airosa esta vez, porque, también debo decirlo, en ocasiones no llego al "alumbramiento" debido a que tengo otras cosas más  relevantes que hacer y abandono rápidamente todo esfuerzo. Y les cuento una 'curiosidad': llegando al último tramo de mi trayecto, de pronto me adelantó una persona. ¡No creerán esto!, pero es verdad: era Carlos, la misma contextura, estatura elevada, cabello crespo, anteojos. Lo vi de perfil mientras avanzaba. Supe que era definitivamente él cuando se ubicó en la fila del IPS, seguramente para realizar trámite del Bono clase media. ¡Qué duda cabe! Lo recuerdo siempre preocupado hasta por el peso más pequeño, $$, jajaja. 

   Llegué  con un minuto de antelación, satisfecha, contenta de la caminata aunque algo cansada (fueron 9010 pasos los que di) y subí  temblorosa hasta el quinto piso para acceder a mi palacio. A propósito de temblores, ha habido un 'enjambre' en estas últimas horas. Desperté tres veces anoche con mi cama bamboleándose a medio ritmo. A media mañana, otro bamboleo, esta vez de mi silla cuasi-mecedora. En fin, lo que será será, como dijo Doris Day en su canción(se "me le" cayó  el carnet). Hasta pronto.

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