lunes, 23 de diciembre de 2019

Lecturas...

    En general -ya lo he mencionado alguna vez- no gusto de los relatos policíacos, como tampoco de este mismo género en el ámbito del cine. Sin embargo, más de alguna vez me he encontrado, por casualidad, debo decir, con alguna novela de este género, que realmente me ha sorprendido por su fuerza narrativa y la capacidad de crear y mantener el suspenso, que, incluso a una descreída como yo, atrapa.
   Pero, se preguntarán ustedes, ¿cómo llego a este tipo de textos si no son mis favoritos?    Sucede que mi biblioteca es, en la actualidad, absolutamente digital. Cada cierto tiempo descargo unas cuantas obras que podrían gustarme. Algunas las elijo por su autor/a, otras por el espíritu "de la tinca". Lo primero que me atrae es el título, reviso brevemente la sinopsis y decido. A veces, incluso es el escenario de los hechos lo que me hace decidir. No todo lo que descargo logro leerlo. En ocasiones, leo las primeras páginas y las envío a la basura. Las más de las veces, pasan la prueba (60% aprox.).
   A continuación, tres relatos, tremendos en sus hechos, sugestivos en su trama. Los dos primeros, policíacos; el tercero, una realidad, que no por ser ajena, es menos cruda y terrible.
   El silencio de la ciudad blanca de Eva García Sainz de Urturi (tantos apellidos impresionan). Me atrapó su portada y el escenario de los hechos. De un tiempo a esta parte me he transformado en una fanática de la literatura española actual, de la cual, debo decir, hay excelentes exponentes. El lugar de los hechos: Vitoria, una de las ciudades vascas importantes (que me falta por conocer) y sus alrededores, incluyendo la ciudad de Pamplona, ya en tierras de Navarra (visitada y admirada). 
   Después de 20 años en prisión, Tasio Ortiz de Zárate tendrá el beneficio de unos días en libertad. Es un asesino en serie, cuyas víctimas, con singulares características, fueron apareciendo en pares, siguiendo el mismo ritual. El victimario se asegura inocente, a pesar de las pruebas. Antes de salir del presidio, recomienzan los asesinatos, con similar ritual aunque con un pequeño cambio. La policía está en jaque. Las fiestas tradicionales de la  ciudad están en pleno desarrollo, lo que complejiza la situación. Las víctimas aumentan sin lograr avances, pues el posible autor está tras las rejas. ¿Será un imitador? Si es así, ¿cómo es posible que tenga información confidencial? Interesantísima trama, con una serie de detalles más, que no quiero compartir para no restar suspenso.    
 Un lugar donde esconderse de Nora Roberts, conocida autora estadounidense de bestsellers del género romántico y de suspenso. Habiendo ya leído de ambos de la misma autora, busqué la línea del suspenso, para continuar con la temática anterior. Con anterioridad disfrutado una novela de este corte, que me sorprendió gratamente.
   Un acontecimiento tristemente más habitual de lo que se quisiera es la raíz de todo el relato: una masacre en un Centro Comercial en Portland,  Estados Unidos. De sus autores -unos adolescentes-, de las víctimas -muertos y heridos-,  de las investigaciones, nos hablan las primeras páginas. Continúa el relato con las distintas formas en que los sobrevivientes han continuado su vida, hasta que, comienzan a morir varios de ellos, de distintas maneras, pero en forma sostenida. Reed Quartermaine estuvo en el Centro Comercial ese día. Su vida ya no pudo ser la misma: decidió ser policía y, en conjunto con su amiga Eisse, primera policía en llegar al lugar de los hechos, siguen la trayectoria de los sobrevivientes. Ellos son los primeros en detectar que algo pasa con las nuevas muertes, de lo que adquieren certeza cuando el mismo Reed es atacado y logra, apenas, salir con vida, descubriendo que la asesina es ni más ni menos que la hermana de uno de los autores de la masacre, y verdadero cerebro de la operación. De allí en adelante la vida de Reed y Essie se transforma en el seguimiento y espera de cada nuevo ataque, con el fin de atrapar a la asesina. 
   Interesante thriller, que vale la pena leer.
   Ya completa, por el momento, mi cuota de consumo subliterario, opto por una novela de la que tuve conocimiento hace años, pero para la que no había llegado su y mi momento. A propósito de esto, soy una convencida que hay libros que sólo te "llaman" cuando estás preparada/o para leerlos. Han pasado doce años de su publicación, lo tuve más de una vez en mis manos y no me "llamó" sino hasta ahora. Yo sé porqué: necesitaba primero estar en contacto personal con una realidad cercana, geográfica y social, para entenderla en su real dimensión, más allá de una comprensión intelectual. Y así ha sido.
  Mil soles espléndidos del estadounidense de origen afgano, Khaled Hosseini (2007).
   La novela se centra en Kabul, capital de Afganistán, donde confluyen las historias de dos personajes : Mariam  y Laila. Mientras la primera es hija bastarda de un rico empresario de Herat, la segunda es hija de un profesor de Kabul. La guerra y su situación de género las hermana, y las hace familia por amor, a pesar de que la vida les depara finales y futuros muy distintos.
   Las historias particulares son el complemento del relato. Lo realmente relevante son dos aspectos fundamentales en éste y otros países de Oriente Medio y Sur: la situación de la mujer en el mundo islámico y la guerra, de lo que se nos habla desde 1974 hasta 2005 aproximadamente. Y aunque, gracias a la información entregada por los medios de comunicación en su momento, yo sabía algo de lo sucedido en Kabul (un poco antes y después del atentado de las Torres Gemelas), a través de estas páginas no me pudo quedar más clara y patente la terrible realidad de esos años de la historia afgana.
   Aquí se  aborda la llegada de los soviéticos a Afganistán (1979), la derrota y expulsión de ellos, la guerra civil afgana por la lucha del poder (1990), la aparición de los Talibanes y la imposición de su doctrina a sangre y fuego, así como su derrota y el regreso a la "normalidad", merced a la intervención internacional, en una ciudad destruida por décadas de lucha, con miles de víctimas inocentes. 
  "Mil soles espléndidos" son los "que se ocultaban tras [los] muros"  de Kabul, junto con las "incontables lunas que brillaban sobre sus azoteas", según un poema de un persa del siglo XVII, que sirve de referencia a la novela. Son estos "soles" los que brillan en el corazón de  Laila y que la hacen regresar con su familia  a su ciudad, Kabul, para reencontrarse con sus raíces, luego de haber vivido el estatus de refugiados en Pakistán. 
   Extraordinario relato que muestra una realidad aún vigente en nuestros días en el otro lado de nuestro mundo, que, hoy, es más cercano y patente.

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