jueves, 12 de diciembre de 2019

Autoimagen...

  Esto de la imagen que uno tiene de sí mismo o la que quisiera tener, resulta a veces   un quebradero de cabeza. Cuando no tienes mucho qué hacer -en cuanto a trabajo, quiero decir, no en cuanto a imagen-, aunque ya haya pasado la mayor parte de tu vida, en algo tienes que ocuparte. Y esta empresa,  mejorar tu "autoimagen", es una interesante tarea, aunque no llegue a buen término...¡Momento! Vamos a ser optimistas. Esperamos lograr más de una mejora. 
  Lo primero es lo primero: es necesario analizar las fortalezas (y ya transformamos esto en un análisis FODA, tan propio de una deformación profesional) para establecer el rango de acción posible. 
   ¿Qué fortalezas tengo?
    ¡Muchas! (creo, jaja) : actitud positiva (no se nota mucho pero algo hay), genes favorecedores (no tantas canas, no tantas arrugas), juventud en el alma (me "siento" joven, aunque el espejo me contradiga), perseverancia (a veces), espíritu creativo (no sé si servirá para esto), buena salud física y mental (con uno que otro "ajuste técnico"), belleza interior (jajaja), independencia emocional, financiera, legal, de juicio y todas las habidas y por haber. Otras más: educación esmerada, gustos refinados, inteligencia suficiente, buen sentido del humor (negro, jaja).
   ¿Cuáles son mis oportunidades?
   Dispongo de tiempo para ejecutar las acciones necesarias (la gracia es que desee hacerlas), dinero mensual (el de mi pensión, jaja), carezco de compromisos financieros (¡excelente!), fácil acceso al comercio y otras "fuentes de la juventud", posibilidades de cambiar de aire (familia y amigas en otros lugares del país)
    Por ahí estaríamos en lo positivo. ¡Bien!
    Vamos ahora al lado B.
    ¿Tendré debilidades? ¡¡Muchassss también!!
  Físico poco atractivo (de toda la vida, baja de estatura y con sobrepeso permanente), rostro ídem, gusto un tanto excesivo por la comida, fuerza de voluntad ahí no más cuando se refiere a las dietas y al ejercicio físico, tendencia al aburrimiento, poco contacto social (por decisión personal y circunstancial), de raza "chilena" con elementos mapuches, más bien de pocas palabras (orales), corta de genio, impaciente.
   ¿Y habrá amenazas en el horizonte personal? ¡Seguro que sí!
   Falta de motivación externa, aumento del costo de la vida, pensión baja, sistema de salud oneroso, factibilidad de aumento de achaques o males como el Alzheimer, la demencia senil, el mal de Diógenes, cáncer, diabetes, artrosis, artritis, etc. (jajaja).
   ¡Hummm! Debería haber terminado con las fortalezas, para no deprimirme. 
   Bueno, ya teniendo claro el análisis, hay que considerar qué debilidad es factible de cambiar, sin perder ninguna cualidad o fortaleza.
   Repasando lo escrito, no sé por dónde empezar, a qué debilidad hincarle el diente y que obtenga algún resultado. Lo que está claro es que la estatura y el rostro no tienen remedio (jajaja), tampoco los componentes étnicos, salvo que sea millonaria (que no lo soy) y esté dispuesta a iniciar un programa de intervenciones quirúrgicas al estilo Michael Jackson.  Lo del peso extra podría eliminarlo (al menos algo) siempre que lograra mejorar mi fuerza de voluntad y mantener la boca cerrada por más tiempo. ¡Y no es nada de fácil! Tal vez ponerme pequeñas metas y tratar de engañar a "la solitaria" con pequeños trucos: jugos de perejil con pepino (¡puaj!), jugo de cochayuyo (¡brrr!), mucha agua mineral cuando me dé hambre, rebanar el pan (que es una de mis grandes debilidades) en un sinnúmero de rebanadas  hasta llegar a la transparencia, para que parezca que como lo que acostumbro y, obvio, ir disminuyendo la cantidad global. Evitar al máximo comprar extras como papas fritas, magdalenas, chocolates, ramitas, caramelos y otras cosillas por el estilo.  En general, más que cambiar los componentes que consumo a diario (porque la compra de alimentos exóticos se llevaría mi pensión rápidamente), deberé a disminuir la cantidad. Quizás sea una buena estrategia usar platos más chicos (se verán llenos y no provocarán, en el inconsciente, el efecto de falta de alimento, jaja). Junto con eso, disminuir la velocidad de la ingestión, pues tiendo a apurarme demasiado.
   También podría trabajar la debilidad del "poco ejercicio", obligándome a salir más de casa (perdón, de palacio). Realizar compras en pequeñas cantidades, de manera que esto me exija salir para reponer lo faltante. Cierto es que viviendo en el mismo centro de la ciudad no es mucho lo que camino, pero, para abaratar costos también, iré al supermercado más económico (en algunas cosas) y que, precisamente, queda más distante. 
   Como espero que esto resulte, podré volver a lucir la variada vestimenta de estación que poseo y que, debido a los kilitos de más alojados en donde estaba antes la cintura, jaja, ahora podrán lucir sin riesgos de colapsar por las costuras. Eso permitiría, como antes lo hacía en vida laboral, sentirme diva cada día (otro jajaja).   

Lo último y, para callado, muy novedoso (al menos para mí). Encontré en el mercado una crema facial, económica, antioxidante, que combate el envejecimiento (eso dice al menos, no sé si el "combate" es en toda regla o sólo diplomático) y cuyo componente estrella es el maqui. Es muy agradable y tiene olor al fruto. Llevo dos días usándola y parece que he rejuvenecido (jiji). A lo que la termine capaz que mi rostro sea el de una adolescente. Y ahí, me veré enfrentada a otro problema, esta vez más grande: ¿cómo compatibilizar un rostro adolescente en un cuerpo "maduro"? Algo tendría que hacer, si no resultaría patética, como sucede con más de alguna gente linda que se "estira" el rostro, pero no el cuello. 
   En fin, como esto es sólo una hipótesis, esperaré a que suceda antes de actuar. Mientras tanto, pondré a trabajar mis neuronas. ¡Ellas también necesitan hacer ejercicios! ¿No les parece?
 (Entre paréntesis, tengo otro ingrediente secreto antioxidante, comprado en Oriente. Ya les hablaré de él. Les dejo con la curiosidad. Jiji, ¡qué mala soy!). 
   

1 comentario:

  1. Tráeme un galón de crema de maqui....(soy tu única cuñada original)

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