jueves, 2 de marzo de 2017

A través de la ventana...

     Día jueves, febrero.  Estamos en Curepto, tranquila ciudad de la región maulina.  Pareciera que está recién amaneciendo, sin embargo, ya son las 9 A.M. Escucho el canto de un gallo...otro más... Este el mundo de los sonidos  básicos. Una gaviota ensaya también su voz. Un sonido de pasos se acerca, su autor está aún fuera de mi vista.  ¡Ya! Un hombre pasa por la calle, con una mochila en la espalda y otra en la mano.  Al parecer va de viaje.  Se aleja.
   Me levanto.  Ya no puedo dormir. He tomado la decisión de regresar mañana a casa.
..........  
Desde hace unos días estoy en casa, dedicada a retomar el descanso en solitario que creo, a fin de cuentas, es lo que más me gusta.  No significa que no me contacte con nadie y me haya transformado en una ermitaña en medio de la ciudad.  No, de  ninguna manera: salgo a realizar trámites, al súper,  a vitrinear en  ocasiones, pero principalmente permanezco en casa, levantándome temprano, cumpliendo con lo básico de las tareas hogareñas sin fanatismo, pero esencialmente leyendo y escuchando música.   
  Hoy miércoles  es un día muy grato en cuanto a la temperatura, así que estoy gozando de  una agradable tarde, con  suave y fresca brisa en el balcón, luego de haber terminado de leer la Trilogía de la Vida del Emperador TRAJANO, textos a cuál más apasionante.  Alguien puede desacreditar el valor de estos textos por el hecho de contemplar ficción en el desarrollo de la narración,  pero en su defensa debo señalar que el guión y la mayoría de los detalles tienen fuentes históricas y es aquello lo que hace más interesante el relato, aunque, por otro lado,  tampoco da lugar a la salvación de los héroes: allí está la historia para impedirlo.
  En contacto con  los hechos de la vida de uno de los grandes emperadores del Imperio Romano,  TRAJANO,  con tanto poder en sus manos, con tantas victorias obtenidas,  con tantos sueños de conquista,  y que es  vencido por una enfermedad, que lo lleva a tan indigno final (cuerpo paralizado, sin poder comunicarse), agravado por una alta probabilidad de que hayan apurado su fin merced al veneno, termino dándome, metafóricamente eso sí, con una piedra en el pecho por vivir en tiempos más "civilizados" y alejada de las cúpulas del Poder, donde Maquiavelo   campea como Pedro por su casa.
   Y aunque distamos siglos de los hechos mencionados, cabe señalar que en esta Era del Conocimiento y de la Tecnología en la que vivimos también hay, felizmente, Trajanos, pero..., asimismo, Adrianos... por desgracia. Así, mientras el primero sueña, planifica y se da a la tarea de grandes proyectos que beneficien la institución,  la empresa o  el país, preocupándose del bienestar de la gente, el segundo destruye lo realizado por el anterior,  sin importarle sembrar la incertidumbre y el temor.


  Frente al (los) poderosos, es muy difícil que la gente común pueda rebelarse logrando parar el abuso o la ilegalidad. Habitualmente, optamos por adaptarnos, asumir lo que viene y tratar de sobrevivir de la mejor manera. O...cambiarse de bando...(¡Grrr!)
¿¿Y  todo para qué???
   Llegados a este punto,  cabe evocar a uno de los grandes de la lírica española, Jorge Manrique,  que en unos pocos versos, expresa magistralmente, la nimiedad de las ambiciones humanas particulares frente al devenir de la vida y de la historia:
   " ¿Qué se hizo el rey don Juan ?
     Los Infantes de Aragón, 
     ¿qué se hicieron?
     ¿Qué fue de tanto galán,
     .....
     ¿Qué fueron sino rocíos
     de los prados?"  
   Mirado todo desde arriba, del Olimpo o desde un quinto piso de mi palacio, las hormigas se ven minúsculas, aunque sean de las más peligrosas. Lo que hacen casi no se ve y su vida es muy breve... ¿Para qué luchar entonces si "la suerte está echada" (Alea iacta est)?
   Tema para la reflexión...
   Nos leemos...
 

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