viernes, 16 de diciembre de 2016

Avila, antigüedad y misticismo

   
No estaba en nuestros planes iniciales visitar la ciudad de Ávila. Sin embargo,  lo que vimos en un programa televisivo en Bilbao, nos "obligó" a incorporar una modificación en nuestro itinerario, de lo cual no dejamos de congratularnos.  

   
Partimos desde Bilbao con entusiasmo,  toda vez que el trayecto lo realizaríamos en tren, así que sería una nueva experiencia. La primera parte del recorrido la hicimos en la línea ALVIA, que nos llevó hasta Valladolid
 Allí, mientras esperábamos el transbordo, aprovechamos de almorzar en la misma Estación. No tuvimos tiempo de realizar ninguna incursión por la ciudad,  la que  en todo caso no se vislumbraba muy atractiva.  Nos llevó tiempo tratar de acordarnos en qué parte de nuestros conocimientos de historia de educación básica habíamos grabado la ciudad de  Valladolid. Debí recurrir al nunca bien ponderado Google, quien nos solucionó inmediatamente el problema.  Recordé , ipso facto, que ese dato correspondía a mis conocimientos almacenados en Cuarto Básico,  cuando me enseñaron el Descubrimiento de América y, por ende, algunos aspectos de la vida -y muerte- de Cristóbal Colón. Valladolid era la ciudad donde el descubridor había muerto.  
   La segunda etapa del viaje  era la más breve.  El tren al que nos subimos era menos formal en su funcionamiento, lo que no dejó de sorprendernos.  Nosotras preocupadísimas de buscar nuestros asientos numerados y de pronto nos dicen que podemos ocupar cualquiera.  ¡Claro, nadie controlaba! Así que aprovechamos de ponernos  cada una en una ventana diferente.  Al ver que la espesa niebla continuaba persistente,  el entusiasmo se nos había ido disminuyendo proporcionalmente .
Faltando poco para llegar a nuestro destino,  desapareció la niebla y salió un poco de sol, lo suficiente para animarnos. Cuando nos acercábamos a la ciudad y divisamos parte de la muralla de Ávila, la maravilla se reflejó en nuestras pupilas . ¡Qué viaje más justificado!
   Llegamos al Hotel Palacio de Monjaraz sin demora, una hermosa construcción antigua, siglo XVI, que había sido residencia de nobles del lugar y que se habilitó hace algunos años como hotel. En su sala de recepción nos dio la bienvenida una armadura de un señor   medieval.
Todo el local nos hablaba de tiempos pretéritos,  con una construcción de piedra, con  mobiliario antiguo y restaurado, con valiosos y hermosos objetos de arte. El baño de nuestra habitación era un verdadero lujo. ¡Precioso!
   Tomamos posesión de  nuestra suite, revisamos y constatamos todas las "gracias" de  nuestro alojamiento (calefacción al por mayor -4 en total-, frigo-bar con agua mineral y café de grano de regalo) y luego salimos a recorrer la ciudad,  dándonos cuenta  que estábamos apenas a unos 100 metros de la muralla, construcción que data del siglo XII, 
de estilo románico, aunque  quienes participaron en su construcción, de  manera directa o indirecta fueron judíos, árabes, visigodos y españoles de  la época,  tanto del ámbito real y aristocrático,  como del pueblo. 
 Los antecedentes nos señalan que su objetivo fue militar defensivo y que probablemente se erigió sobre una muralla similar de origen romano. En la actualidad es Patrimonio Histórico de la Humanidad,  junto con las numerosas iglesias,  conventos, ermitas y otras construcciones que le otorgan al sector antiguo de Ávila  un aire   medieval impresionante.  Es la muralla defensiva   mejor conservada que existe,  al menos en España. 
  Tuvimos el privilegio de recorrer esta histórica construcción por toda la extensión habilitada para ello, 1.600 metros aproximadamente de sus 2500 de existencia actual .  

Caminamos por el adarve (camino en altura sobre el muro y tras las almenas, a través de las cuales observamos a la cercanía y a la distancia a los abulenses, gentilicio con que designa a los habitantes de Ávila), accedimos a los diferentes torreones, miramos desde las diferentes puertas amuralladas, nos imaginamos, mediante la narración de la visita guiada, los diversos episodios históricos ocurridos. 
   No logramos recorrer la ciudad en su totalidad, pero creemos que vimos y entramos en contacto con lo más relevante: su fortaleza amurallada, las numerosas construcciones dedicadas a la vida religiosa,
las diferentes estatuas y símbolos de homenaje y reconocimiento a dos de sus  hijos ilustres, Sta. Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, los dos poetas místicos españoles por excelencia del período renacentista.  

    Caminamos por las  calles empedradas (principalmente de adoquines) de la ciudad vieja de Avila, respiramos el aire frío y húmedo de estos días de fines de otoño,
disfrutamos de la tranquilidad de sus estrechas calles y pasajes, entramos y salimos por las puertas de la muralla,  recorrimos el Paseo del Rastro, nos asomamos por iglesias y ermitas,  grabamos decenas de imágenes en nuestras cámaras y retinas, agradeciendo a la suerte haber llegado hasta allá.   
  Hay lugares que marcan vidas y éste es uno de ellos. No sabemos si tendremos la suerte o una nueva oportunidad de visitarla, pero sin duda,  esta ciudad no pasará al olvido en nuestro caso. ¡Imposible olvidar la  belleza visual y espiritual que encierra lo que se guarda tras y alrededor de estos fronteras humanas!
 
   





 

No hay comentarios:

Publicar un comentario