lunes, 23 de marzo de 2015

Lo que me hace feliz...

   Es el Día de la Felicidad y aunque ya he escrito en dos ocasiones anteriores sobre el tema, la tercera será la vencida (o bien no, ¿quién puede saberlo?). 
   ¿Qué me hace feliz?, pienso...

¡Jummmm! A ver.... a ver.... pensemos....

    Primero,  sentemos algunas premisas...

1.- La felicidad es un estado de armonía entre lo físico y lo inmaterial del ser humano, entendiéndose por ello, el cuerpo y ....el alma, espíritu o como se le quiera llamar. Es decir, un estado de equilibrio  que ningún factor endógeno ni exógeno entorpece.  Es como un cielo despejado, una superficie acuática sin olas, ....una noche estrellada....
2.- La felicidad es un estado temporal, de un momento específico, más breve o más extenso, dependiendo que no haya "ruidos". Es estar en un instante y lugar en que nada te duele ni te molesta. En la medida que no es permanente se detecta, pues si lo fuera es probable que pasara inadvertido.
3.- La felicidad es de intensidad variable, es decir, no necesariamente es un estado de dicha extrema o de  alegría desbordada. Hay momentos de tranquilidad y descanso en que has logrado tener todo en orden y nada rompe tu paz interior, no hay "amenazas" latentes en tu diario vivir; todo se desliza suave y tranquilo. Ése precisamente es el momento preciso para exclamar : ¡Soy feliz!
   Dicho lo anterior, entonces,  la felicidad supone equilibrio y tranquilidad en algún momento más o menos duradero. Aquí se ajusta lo que dice E. Weinstein, acerca de ser "feliz del alma".
   Si es así, somos felices muchas veces y en variados momentos,  más, seguramente, de lo que reconocemos y nos damos cuenta. Somos felices cuando estamos en paz con nuestra actuación diaria, cuando nadie en la familia está en una situación de extrema necesidad o dolor, cuando no tenemos graves carencias sociales, económicas o afectivas. 

   Estamos de acuerdo que no vivimos en el paraíso;  si fuera así perderíamos, de seguro, vitalidad y no faltaría lo que se nos ocurriría para darle emoción al día a día. 
También es verdad  que a diario hay riesgos al salir a la calle, que no sabes si verás el siguiente amanecer, que tus seres queridos no estarán a tu lado (figuradamente) para siempre (además de los que ya han partido), que hay muchas cosas que quisieras tener o hacer pero no puedes, ya sea por falta de dinero, oportunidades o tiempo. 
  Asimismo, hay numerosas situaciones  en este mundo y en nuestro medio habitual que no son justas, que no nos gustan, personas desagradables, terribles o atroces, pero en la medida que aquello no es producto de lo que nosotros, directa o indirectamente, hacemos o dejamos de hacer, no debiera impedirnos valorar lo que de bueno hacemos y tenemos. Aquí se trata de ver el vaso medio lleno y no lo contrario. Algunos podrían pensar que es una actitud conformista o acomodaticia. ¡No, en absoluto!  Hay situaciones, prácticas, actitudes que no dependen de uno mismo, y que, aunque puedas hacer saber tu rechazo, no lograrás cambiarlas, al menos por el momento. Entonces, si has manifestado tu desacuerdo y rechazo (dentro de lo que significa no caer en lo indebido), si no has replicado lo que rechazas en otros, por el momento ya no puedes hacer nada. Es posible que llegue el instante que sí,  a través de tu voto, por ejemplo, y ahí sí estás obligado a actuar. 
     Llegado a este punto, a este preciso instante en que has hecho lo correcto y que ya no está en tus manos mejorar tu mundo, ni el de tus cercanos ni el de todos, es hora de ser feliz. Es hora de ver lo que has avanzado (sin hacer zancadillas a nadie ni tomar desvíos), lo que has logrado (sin quitar a los demás lo que les corresponde ni desconocer a los que te ayudaron), lo que has vivido (bueno, regular o malo pero que no ha sido en vano) y poner todo en la balanza : te darás cuenta que, sin dejar fuera  lo malo o negativo, siempre tendrás un resultado a tu favor.


    Lo que me hace feliz...en la actualidad...


- Mantener la capacidad de pensar, analizar y deducir sin inconvenientes (creo, jajaja).

- Seguir teniéndole apego a la vida, alegrándome de despertar cada día, con tareas por hacer.
- Tener tan  buena salud considerando el recorrido (jajaja)
- Poseer la voluntad de seguir adelante, de seguir haciendo cosas, de seguir creando, escribiendo, mejorando en lo que es posible.
- Tener un trabajo nutritivo y con  sentido, en que el aporte es mutuo.
- Mantener la ilusión de seguir recorriendo y conociendo nuevos y  pequeños o grandes lugares de nuestro país y mundo. 
- Continuar disfrutando de la alegría  de leer un  libro,  de ver una  película, de asistir a un evento cultural, de escuchar música, de ver programas interesantes y entretenidos.
- Encontrarle sentido a cada una de las acciones que realizo, dándome cuenta que aún no me he automatizado ni he caído en la inercia
- Darme cuenta que soy capaz de reírme, alegrarme  y emocionarme con lo que es divertido,  bueno y hermoso; que me enojo y enrabio con lo que lo merece, pero que estos  últimos sentimientos no me invaden ni me arrastran.
- Caminar por las calles de Santiago Centro al mediodía bajo un cielo nublado el 23 de marzo de 2015...¡Triple felicidad! : porque es lunes y tengo día libre, porque puedo caminar y ...¡porque el sol no achicharra mis neuronas...!

- Darme el gusto de comprar lo que me apasiona: todos  los Cds de la 4a. temporada de Juego de tronos  y un kilo de granadas...¡Doble felicidad! : porque puedo adquirirlos sin que mi presupuesto se desestabilice y disfruto de lo adquirido.   
- Aceptar, sin amargura, que hay cosas que son imposibles y que no hay nada que uno pueda hacer para cambiarlas: que la vida tiene un final, que hay sueños que no se cumplen, que hay deseos que no se concretan, que así como hay personas extraordinarias, excelentes, buenas y regulares, también hay deficientes y muuuyyy malas, aprovechadoras, sinvergüenzas y criminales....; es decir, toda la gradación posible entre lo bueno y lo malo. Aquí lo importante es que uno se acerque pemanentemente a los que marcan positivo en la línea cromática de los valores, sin caer en oscilaciones incongruentes.
- No cortar los lazos, sino mantenerlos y fortalecerlos, si cabe; claro que en tanto no vea signos de corte en el otro extremo. Me explico (como no lo hizo don Quijote, en cierta ocasión, jajaja) : hacerme "responsable" de todas "mis rosas", de los afectos creados e iniciados voluntariamente, en tanto éstos sean nutritivos y sinceros, de acercarme y retomar contactos, de aportar en buena onda y recepcionar agradecida. Si no hubiera reciprocidad, entender o aceptar. 
- Tener la capacidad de rechazar lo inaceptable y no hacerme cómplice de aquello ni por temor, por conveniencia, por dinero, por complacer, por si acaso...(jajaja). ¡Noooooo! Lo malo, lo inadecuado, lo reprochable lo es aquí y en la "quebrada del ají" ... Y, si en una de ésas, me "pillan volando bajo" (jajaja), porque puede suceder ...¡a elevar el vuelo cuanto antes y poner distancia afectiva y de la otra, inmediatamente!  Si no, no habría manera de mirarme al espejo con tranquilidad después...

- Y, por último, lo que también me hace feliz,  tan o más importante que todo lo anterior, es mantener en la memoria lo vivido junto a los seres queridos y cercanos que han formado parte de mi vida o con quienes compartí un tiempo finito, personas como mi querida hija, Mirella,  y mi recordado padre, Asendino; además de buenos amigos como Hernán,  Marlene, Silvana y Rubén, que aunque hayan partido antes,  seguirán vivos mientras yo y otras  personas los recuerden, tales como eran, con sus aciertos y sus debilidades, así como con las cuotas de alegría y entrega que aportaron al camino conjuntamente recorrido. 
    ¡Hasta pronto!
   

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