miércoles, 31 de marzo de 2021

In time...

   

   In time , también  conocida como "El precio del mañana", es una película que se estrenó en Chile el 3 de noviembre de 2011 y que fue la última que disfruté en compañía de mi querida hija en un cine de Santiago dos semanas antes de que terminara su tiempo mortal. El nombre en español del filme no corresponde exactamente al título en su idioma original, que en realidad nos habla de llegar justo a tiempo, de casi no llegar o incluso llegar tarde por segundos.  

   Así me sentí denantes, con la gran diferencia que estar "sobre la hora" no me iba a significar la muerte, aunque sí implicaba el riesgo de estar desplazándome por la vía pública con una autorización ya caducada, lo cual podría traerme aparejada una sanción pecuniaria si era sorprendida por la autoridad policial, que andaba en bastante cantidad por el paseo. Ya me veía corriendo como la madre de Will Salas tratando desesperadamente de alcanzar a su hijo antes de que su reloj-vital marque cero. Yo no iba a alcanzar a nadie para salvarme, sino sólo a la verja de entrada al condominio, que me permitiría  exclamar "¡estoy salvada"!

   Hoy debía terminar un trámite en una entidad bancaria, lo me obligaba a realizar dos más en otras reparticiones privadas, felizmente cercanas espacialmente. Por ello salí a primera hora, con miras a ser atendida más prontamente, pero el primer señor no fue muy diligente que digamos, ni en tiempo ni en información, por lo que debí volver a su ventanilla, momento en el cual aproveché de llamarle la atención por su quehacer poco eficiente (😂), lo que también hice con el Gerente de otra entidad bancaria, que me señaló, al menos dos veces, que yo podría haber cerrado la cuenta corriente por teléfono y no ir al banco. No le bastó con que le dijera que yo no acostumbraba a realizar el importante paso de terminar una relación con alguien (😌) de esa forma. Yo había querido enfrentar la "ruptura" como toda una "mujercita", es decir, face to face, y ni siquiera me lo agradecía. Fue divertido cuando me hizo firmar los últimos papeles y me explicó, como con pececitos de colores, que había marcado que yo no le había entregado ninguna tarjeta... Yo, de inmediato, le señalé "Pero si usted no me pidió nada", jaja. ¡Ni modo que te iba a entregar algo que no me  pediste!, pensé  para mis adentros, 😅.     

    Bueno, la cosa es que al terminar los trámites me quedaban cincuenta minutos de mis dos horas de mi segundo permiso semanal. Así que partí  a calle Santa María a intentar comprar congelados. Tercer intento que hacía. No alcancé a estar diez minutos en la fila exterior y desistí: de allí no iba a salir a una hora prudente y dudaba que mi estado físico estuviera en buenas condiciones como para correr luego unas ocho cuadras hasta llegar a palacio. ¡Imposible! Hice una veloz pasada por el interior de un supermercado cercano, compré unas pocas cosas y ya sólo me quedaba una docena de minutos. En mi trayecto de regreso, la verdad es que pude haber sido fiscalizada en varias ocasiones pero me da la impresión de que, por unos minutos, adquirí la capacidad de ser invisible a los ojos humanos. Cuando traspasé la verja de entrada a palacio, según mi reloj, me había pasado en un minuto, según el celular, en dos. De cualquier manera, si el permiso hubiera estado en un chip neuronal, seguro que quedo tirada en la plazuela de los alrededores cuan larga soy -perdón, cuando corta- antes de alcanzar la reja salvadora.   

    A propósito  de chip, hace un par de días  leí  un artículo en que se daba a conocer la aparición de una nueva empresa tecnológica que entraba a competir en el ámbito de chips neuronales que permitan conectar el cerebro humano con aparatos tecnológicos.  Es un  nuevo emprendimiento de Elon Musk (el mismísimo empeñado en los futuros viajes comerciales a Marte), cuyo competidor es el "gigante asiático", jajaja (entiéndase China) ¡Parece increíble estar ya en este nivel de avance en la vida real! Desde hace años, esto era realidad sólo en la literatura y la filmografía de ciencia ficción... Sin duda, será un gran adelanto en el área de la IA, pero, al mismo tiempo, una peligrosa arma de control mental de alcances ilimitados. En fin, para allá vamos...

domingo, 28 de marzo de 2021

Agente Topo en Marte....

   

   El Agente Topo, interesante documental chileno, que hace un mes tuve la oportunidad de disfrutar. Bueno, nunca tanto disfrute, si se entiende por ello la obtención de un placer, goce o alegría, porque la temática del filme no da precisamente para alegrarse. Es una realidad que impacta, especialmente cuando se ha tenido la experiencia de ver el envejecimiento y deterioro progresivo de nuestros seres queridos más cercanos (los padres) y uno, personalmente, va entrando en aquella curva indefectiblemente. Como acostumbro (ya no sé si calificar esta costumbre de conveniente o no) no averigüé mayores detalles del film antes de verlo, salvo su origen, escenario y posibilidades de ser premiada. No recordaba que era efectivamente un documental y desconocía completamente que sus "personajes" no eran actores. Posteriormente, me enteré de aquello, lo que agregó más puntos a mi valoración del producto. No haré un análisis artístico; carezco de la experticia ("expertiz", dirían los siúticos) para hacerlo. Sólo puedo decir que el gusto amargo con que uno queda al terminar de ver la obra se hace necesario -al menos de vez en cuando- frente a una perniciosa -y también comprensible- costumbre de esconder la cabeza como las avestruces. Cada cierto tiempo es perentorio un baño o, por último, una ducha, de realidad pura y dura. 

   En esta ocasión, ubiqué  al Agente Topo en Marte, no porque me haya extraviado completamente de contexto y ya por efectos de la edad esté chocheando. ¡Nada de eso! La explicación es simple y sencilla: fue una extrapolación y analogía, resultado de lo que había visto (el documental) y mi lectura diaria. Acabo de terminar de leer Marte Verde, segundo volumen  de la Trilogía Marciana  de Kim Stanley Robinson, y he aquí lo que ha sucedido.  

   Han transcurrido dos décadas de años marcianos (equivalentes a cuatro décadas terranas). La Revolución de 2061 ya está lejana, aunque todavía bien nítida en la memoria de los Primeros Cien que sobrevivieron a ella, y que siguen adelante gracias al tratamiento gerontológico al que se han sometido. Tienen más de cien años. Algunos recuerdos más distantes se han ido borrando, pero, en general, se encuentran en perfectas condiciones para trabajar y movilizarse. Algunas ciudades han sido reconstruidas, otras son completamente nuevas. Hay un nuevo ascensor espacial gracias al gentil auspicio de las transnacionales, verdaderas dueñas de Marte...y de la Tierra. Los gobiernos terranos son meros testaferros y empleados de estos grandes consorcios, que se han ido fusionando hasta sólo quedar unas pocas a cargo de los bienes  -y de las vidas- de ambos planetas. 

  Mientras tanto, ya hay dos generaciones de nativos marcianos, población que se hace cada vez más numerosa. Los que no viven y trabajan camuflados entre el personal de fábricas y empresas meganacionales, viven en refugios escondidos, tratando de pasar inadvertidos para el Comité de la Autoridad Transitoria, cuyos miembros 👮 son el brazo policial de las meganac. También existen ciudades o villas "demimonde", a la vista de todos, pero con una actuación neutral y discreta. 

   En la Tierra, el dueño de una de las transnac, cuya acción se diferencia de las demás en que, además de buscar beneficios, también contribuye al desarrollo de las naciones en las cuales se involucra, se interesa en llevar adelante un programa de apoyo a la Resistencia marciana. Y aquí es donde entra a tallar el "Agente Topo", Art Randolph, a quien se le prepara y selecciona para introducirse en alguna de las células de la Resistencia. 

   Cabe señalar que la generación "issei", como se le llama a los Primeros Cien (de los cuales sólo van quedando 39 luego de la fallida Revolución del 61) sigue siendo fuente de inspiración y guía del movimiento marciano,  ahora todos en el mismo sector, aunque oscilando desde la postura más extrema a la moderada en cuanto a los métodos "revolucionarios", lo que también sucede con las generaciones nativas.  Todos coinciden, eso sí, en la urgente necesidad de un gobierno autónomo e independiente de la Tierra, que mantenga relaciones de mutua cooperación con el planeta originario. No en vano, todos son humanos. El problema surge cuando se hace necesario una base común de principios y métodos para organizarse bien y llegar, esta vez sí, a un buen resultado, sin que aquello signifique una guerra civil. La tarea es ardua, con avances y retrocesos, sin que se asegure que el grupo de los "rojos" (los ambientalistas más acérrimos y defensores del estado primigenio del planeta rojo) deje de realizar atentados por su cuenta. 

    Mientras tanto, en la Tierra, el caos subsiste y se agrava. Las epidemias, el hambre y la guerra causan estragos, y sólo un tercio de la población tiene acceso al tratamiento gerontológico, lo que también es causa de numerosos y cruentos enfrentamientos. En la otra vereda, las trasnac se siguen fagocitando y luchando entre sí por el poder mundial. Siendo ése el estado del arte, se produce la fractura de parte del casquete polar antártico, lo que trae como consecuencia una catástrofe de nivel planetario: la inundación de todas las ciudades costeras del planeta. Es el momento clave para comenzar el movimiento en Marte, cuyo resultado tiene todos los elementos de los grandes eventos históricos.  

     ¿Por qué Marte "Verde" 

   En este volumen, ya se está a inicios del siglo XXII. Las acciones de terraformación han ido avanzando. El helado, desértico, desolado e inhóspito planeta al que llegaron los pioneros ha ido subiendo de temperatura, los glaciares se han ido derritiendo, la vegetación se ha ido instaurando como parte del paisaje, incluyendo bosques de árboles adaptados, aún pequeños en tamaño pero promisorios. También se cuenta con pequeñas granjas sustentables, con huertos y animales domésticos. La vida se ha ido imponiendo en Marte, más allá de las condiciones desfavorables. Las generaciones nativas, superiores en altura y agilidad que los colonos terranos, tienen un nuevo espíritu y se nota. El proceso de areoformación  es ya un hecho.

    A la par de la lectura, he ido revisando numerosos videos acerca del planeta rojo, cuyos datos científicos son absolutamente coincidentes con los presentados en la trilogía, a excepción, obvio, de la acción humana en él. Ello me ha llevado a aprender de todo un poco: de fenómenos físicos, químicos, biológicos, sociológicos, ecológicos, geológicos -o, mejor dicho, areológicos (por "Ares", el otro nombre de Marte). Así que, sin pertenecer a consorcio alguno, mis ganancias han sido extraordinarias. En imaginación, entretención, aprendizaje y amplitud de perspectiva. ¡Qué mejor! Hasta pronto.     

  

jueves, 25 de marzo de 2021

Gelificada...

    

  Con esto de andar con el gel en la cartera, además  de echarse gel cada vez que uno ingresa a un local, creo que se me va a formar una nueva dermis sobre mi epidermis, transparente, gelatinosa, pegajosa y con un aroma poco atractivo, aunque tampoco tan terrible, para ser honesta. Es posible que cuando esta pandemia se acabe y ya no sea necesario usar gel, estaremos como las serpientes, tirando los restos de nuestra piel pandémica, tal como nos gustaba hacerlo luego de una puesta al sol  con insolación incluida. 

   Como animal de costumbre que soy (al igual que ustedes,😁), ya casi mecánicamente estiro la mano para recibir el chorrito gelificante o aprieto el envase o pedestal donde se ubica, a la entrada de cualquier local o centro comercial. Para qué decir con la temperatura corporal. Ya ni me importa la cantidad que marco ni me asombra, a excepción de que surja una cifra de 34 o bajo ese número, como me ha sucedido en varias ocasiones. Cabe señalar que no tenía frío en dichas circunstancias ni estaba a punto de congelamiento ni de colapso, por lo que, seguro, el aparato estaba haciéndose el chistoso o estaba aún a medio funcionamiento, por no decir en mal estado. Sabido es que marcar bajo 35 ya debiera ser índice de hipotermia, con los consiguientes síntomas.  

   De pronto se me ocurre pensar que habría sido interesante que el gel hubiese sido de distintos colores, para alegrar la vida, digo yo. Habría sido divertido ver manos de distinto colorido o de algún  color indefinible si hubiera habido mucha  mezcla, lo que no hubiera sido muy elegante. En fin, ideas locas que surgen. A propósito de ideas, me surge una duda e interrogante (se nota que me levanté  temprano hoy, 😊) : ¿servirá  de algo -positivo, claro- echarse gel en la cara? ¿Tendrá algún efecto rejuvenecedor a mediano o laaaaaarrrrgo plazo, como dicen lo tiene el barro del Mar Muerto? ¡Hummm! No voy a probarlo, en todo caso. En un par de ocasiones me he puesto una "máscara de pepino" en crema en la face y no es grata la sensación, además de lo que cuesta eliminar todo aquello después. ¡Qué decir del barro!  

    Imagino que tanto echarnos gel no traerá un daño colateral (lo habrían advertido los señores médicos, claro, siempre que se pusieran de acuerdo). El área sanitaria lo ocupa permanentemente, y no se ha sabido de que a alguien se le ha "caído" una mano tanto echarse gel, por ejemplo. De todas maneras, cuando toda esta situación pase, algo de esta medida va a permanecer en nuestras costumbres: creo que seguiré con el frasquito de gel o alcohol (aclaro, alcohol sanitario; de otro modo  sería  una "petaca" y eso no hablaría muy bien de  mi bella persona) en la cartera, especialmente cuando reinicie una de mis actividades favoritas, viajar. Hasta pronto,👋👋.

lunes, 22 de marzo de 2021

Planeta Rojo...

   Inicié el regreso a mi hogar, casi en las mismas condiciones de hace justo un año atrás cuando comenzaba el mismo proceso, sólo que desde España. La historia pareció repetirse, aunque en una escala más reducida, por las distancias y por estar en el propio país. Esta vez tampoco estaba segura si iba a llegar a destino sin novedad. Salí de una ciudad en cuarentena, que no era la misma que había declarado como sede de mis vacaciones, nada menos que a 89 kms. más al sur, lo que no resulta menor si se trata de fiscalizaciones. Unas horas antes de la partida, los nervios me consumían, pero trataba de disimularlo, no muy bien me imagino, toda vez que soy una pésima actriz (😂). Quiero dejar en claro que no hubo ni la más mínima intención de vulnerar el sistema. Sin embargo, ambas ciudades, la declarada como efectiva y en la que residía momentáneamente, estaban en la misma situación de confinamiento, de manera que aunque hubiera querido trasladarme a la original -y legalmente autorizada- no habría podido. La gran ventaja es que son parte del mismo territorio provincial, por lo tanto no había habido ninguna vulneración en mi traslado provisorio. La suerte me acompañó.  No hubo fiscalización de salida esa noche (el día  que fui a comprar el pasaje sí la había) y llegué a mi ciudad de origen sin problemas. Acá, los fiscalizadores estaban ocupados de los viajeros que iban a Santiago, de forma que tampoco tuve interferencias a la hora de salir del Terminal. En todo caso, había tramitado los documentos correspondientes.  

   Ya en Rancagua volví a mi rutina con el sonido de la actividad céntrica rancagüina y de la música de fondo preferida (guitarra instrumental, piano, new age, orquestada), mientras visito y observo otros mundos y me involucro con la vida de otros humanos, a la distancia. Aquello me llevó a desplazarme por Marte, tratando de salvar de la mejor manera su accidentado relieve, con numerosos y kilométricos cráteres, gigantescos farellones, extensos y profundos lechos o canales secos de ríos..., todo bañado por una pátina de polvo rojo cargado de óxido de hierro, en que la temperatura diaria más alta sólo es algo superior al punto de congelamiento. Hace poco más de una semana, Perseverance informó  de una temperatura máxima  de -13 °C y una mínima de -73°C en el suelo marciano, que, lógicamente, hace casi imposible la vida humana a la intemperie. Si a ello le agregamos una "atmósfera" irrespirable para el ser humano, altísima en dióxido de carbono (+95%), resultará una tarea sobrehumana la sobrevivencia en el planeta cuando llegue la hora. 

   Todo parece difícil  en Marte, sólo apto para superhombres, científicos en primera instancia, que, lo más seguro, serán superados por intereses económicos y políticos, una vez establecidos los primeros asentamientos. Mientras el magnate Elon Musk señala que el hombre estará en el Planeta Rojo el año 2025, la NASA habla de 2030 y los Árabes, de 2032.

  En el volumen I de la Trilogía  Marciana del escritor estadounidense Kim Stanley Robinson, Marte Rojo, se nos da como fecha el año 2026. ¡Bastante cerca de lo proyectado!, sobre todo considerando que la novela fue escrita el año 1992.  

   Es un relato extraordinario (gracias, Esteban, por el dato), de casi 600 páginas alucinantes, en que se nos cuenta de manera pormenorizada el viaje de los Primeros Cien a Marte, todos científicos, especialistas en distintas áreas, de distintas nacionalidades, aunque predominando la rusa y la norteamericana, seleccionados de un grupo mayor que pasó un período de prueba en la Antártida. Al mismo tiempo de construir los primeros edificios que constituirían la base marciana, van explorando y buscando vida, instalando reactores nucleares, haciendo prospecciones para ubicar agua, formando una granja para alcanzar el autosustento. Mientras trabajan en los fundamentos básicos que permitirán la permanencia del hombre en el planeta, las diferencias de posturas y la formación de pequeños grupos bastante cerrados que habían surgido en el largo viaje desde la Tierra a Marte pasan un poco al olvido. Cada cual se aboca a la tarea que tiene por delante. Sin embargo, a poco andar, hay dos visiones de mundo que entran en conflicto : intervenir el suelo y el hábitat marciano al mínimo, por un lado, mientras por el otro, está la idea de "terraformar" Marte, es decir, crear las condiciones para que sea perfectamente habitable para los seres humanos, lo que implica una intervención mayor. Esto último supone aumentar la temperatura del planeta y densificar su atmósfera (a grosso modo), lo que significa, en realidad, "cambiar" Marte. Un grupo se separa de los demás y se va con rumbo desconocido.    

    El tiempo pasa, se han creado varias ciudades en Marte, han llegado muchos "terranos" de distintas nacionalidades, pero aún no hay un gobierno único y centralizado. Los intereses económicos y políticos han comenzado a desestabilizar el quehacer marciano y una organización supranacional comienza a transgredir el Tratado de no propiedad (similar al que rige la Antártida). La inmigración se transforma en un negocio, junto con la explotación de los numerosos minerales existentes en el suelo marciano, mientras en la Tierra, el caos se ha desatado por el hambre, la sobrepoblación y las guerras. Lo que sucede posteriormente no es inesperado ni sorpresivo, pero sí muy doloroso, además de ser una muestra clara de que nuestra especie es depredadora por naturaleza. 

   Al final del volumen, ya es casi fin del siglo XXI y la realidad planetaria ha cambiado. La utopía ha desaparecido hace décadas, mientras una realidad distópica se ha instaurado, dividida en dos facciones. Los detalles se los dejo a los amantes de la lectura de ciencia-ficción y a los curiosos por este futuro, ya muy cercano. 

   Desde una perspectiva técnica, el relato se inicia con un acontecimiento clave y cruento que ocurre en la mitad de la historia, hecho que en ese momento carece del profundo significado que adquiere después, cuando, como lector, ya conocemos a los personajes protagonistas. Una vez llegué a ese hecho, releí el primer capítulo para comprender la magnitud del suceso y las motivaciones del personaje. Ahora, y no al comienzo de la lectura, estaba en condiciones de evaluar sus conductas. Interesante recurso, al que se agrega que la narración va cambiando de punto de vista: cada ciertos capítulos, la historia se entrega a través de la visión de un personaje distinto. Esta técnica enriquece y complejiza el mundo narrativo y sus personajes. 

    Mientras escribo, la Tierra sigue en su doble movimiento, que también parecieran tener las naciones que la habitan. La pandemia sanitaria continúa hasta cuando sea su lógica, lo que no impide que varios países continúen con sus amenazas e incursiones en terrenos vecinos o no tanto. Marte, en tanto, aún permanece tranquilo, helado, solitario, magnífico, como lo ha estado por millones de años. ¡Qué aproveche su último tiempo en soledad! Ya queda menos para la invasión... 

lunes, 15 de marzo de 2021

Ya es hora...


     Han pasado los días en mi vida y en la vida de los demás. No ha habido mayores cambios a mi alrededor, lo que supone falta de novedad, pero también inexistencia de sorpresas desagradables o tristes y eso es bueno siempre.  En un par de días más  regreso a mi hogar (más  conocido como palacio,😂), luego de haber disfrutado de la magia del sur. Tranquilidad, ambiente puro, lluvia, baja temperatura y, en mi caso personal, familia y amigos. Han sido tres semanas de horas compartidas, de varias anécdotas, recuerdos y risas, de reeditar la experiencia obligatoria de compatibilizar costumbres particulares e ir creando una rutina compartida sin fricciones ni desencuentros. Prácticamente no hemos salido de casa, a excepción del inicio en que estuvimos en Coñaripe (a muy buena hora porque después todo ha sido cuarentena) y de una arrancada a Valdivia para encontrarnos con un hermano y unos amigos -de Lanco-. He aprendido a conocer las mejores "picadas" para el rico pan y para las más frescas frutas y verduras en la ciudad de La Unión, mientras en casa he aprovechado el tiempo, no sólo en leer, cocinar y lavar loza, sino también en deshidratar ciruelas, membrillos, romero y cáscaras de granada. Ayer preparé, por primera vez (en dicho formato), un rico pastel de zapallo italiano, zucchini o calabacín (pueden elegir el nombre que más les guste). También he aprovechado bastante YouTube para informarme sobre eventos internacionales y la opinión que se tiene de nuestro país en el extranjero, que es bastante positiva, aunque acá muchos lo ven todo rojo o negro. 

   En relación a mis lecturas, he incursionado en una curiosa variedad. Les cuento.  

     Hambre  de Alberto Vásquez-Figueroa : un escritor y traductor recibe de un absoluto desconocido (integrante de una tribu africana) un regalo y una misión : lo primero, una pequeña piedra, y lo segundo, terminar con el hambre de África. Todo aquello no le deja de parecer alucinante al personaje, que no tiene pasta de héroe ni le interesa serlo, mientras que su "ayudante" -la piedra- nada le dice ni le inspira. Consciente de que lo que muchas ONGs no han podido lograr en años de campaña, él no podrá hacerlo con la única "ayuda" de una piedra, le da vueltas y vueltas a la tarea, hasta que logra encontrar la solución, al examinar la situación desde una perspectiva lateral o divergente. El análisis realizado es genial y la solución otro tanto. Resulta muy interesante la propuesta, que no la comparto para ver si te atreves a averiguarla. Pero no basta con la idea. Ahora hay que "venderla", para iniciar su puesta en práctica.  En otras palabras, conseguir quién  puede financiarla. De si logrará su cometido o no también nos da cuenta el relato, interesante y esperanzador.

      Quizás mañana la palabra amor de Jordi Sierra. Tal como lo anuncia el título es una historia romántica adolescente. No lo soy, obvio, pero igualmente la leí. Nada extraordinaria pero cumple su función de entretener. Dora sale del sanatorio en que ha estado durante un año, luego de un intento de suicidio. Sus padres y única hermana murieron en un accidente automovilístico. Ella debió estar con ellos, pero por mala conducta, fue castigada a quedarse en casa y aquello la salvó. Al salir del centro de salud, ya preparada para reemprender su vida, se va a vivir con su abuelo, quien está siendo atendido los últimos meses por un joven voluntario, debido a que se fracturó la cadera. Además de ser atractivo, Hilario es amable, servicial y puntualísimo. Pero guarda un secreto imperdonable del que sin ser culpable directo, es testigo y "cómplice". Pronto Dora comienza a averiguar y descubrir algunas cosas sobre él, cuando, por inasistencia a su tarea, decide buscarlo. Es una bonita historia, que tiene como escenario la ciudad de Barcelona. 

   El inquilino de Javier Cercas. Una breve novela de este autor que me encanta, de la cual lo más sorprendente es el desenlace. Un profesor universitario de la Facultad de Lenguas de una universidad norteamericana se ve en la situación de que le reducen el horario de trabajo a un mínimo, con amenaza de despido si no realiza un trabajo con investigaciones y publicaciones incluidas, debido a la llegada de un prestigioso y nuevo académico, el que no sólo se instala en su mismo condominio, se "adueña" de casi todo su horario de clases, de su oficina, sino también de su enamorada. Es más atractivo, simpático, capaz y activo que él.  La vida de Mario Rota se transforma en una verdadera pesadilla, hasta que sucede lo fantástico e incomprensible. ¿Qué será? Lo dejo en el misterio.

    Los herederos de William Golding. Extraña novela. Los acontecimientos narrados se desarrollan en la Prehistoria, lo que no resulta nuevo en mis lecturas. Lo extraordinario es la perspectiva narrativa: personal y primitiva. No hay un narrador omnisciente en tercera persona que nos presente el mundo de los neardenthal con sus habitantes, sino que el lector accede a la visión de ese mundo primitivo desde la mirada y comprensión  de un neardenthal, que actúa apenas por sobre un peldaño del ámbito animal, con una conciencia del peligro como elemento clave de su existencia, al mismo nivel del hambre, la sed, la necesidad de protección del frío y el instinto sexual. El peligro se transforma en omnipresente  cuando captan un olor diferente a lo acostumbrado.  Hay unos "seres" distintos y desconocidos, de los cuales deben precaverse en tanto no conozcan más de ellos. Pronto Lok y Fa salen de dudas, al constatar que "los otros" han dado muerte a  integrantes  de su tribu y raptan a los más  pequeños. Se preparan para su rescate y en la observación del quehacer del "enemigo", toman conciencia de los adelantos de esos otros seres, blancos y brillantes para ellos. Son los homo sapiens, quienes los reemplazarán en la cadena evolutiva.  

     La ciudad de Luis Zueco. Me entusiasmó el escenario y la ubicación temporal del relato, toda vez que los acontecimientos suceden en uno de los pueblos medievales considerados más bonitos de España y que tuve la ocasión de visitar el 18 y 19 de febrero de 2020 (antes de la pandemia). El pueblo es Albarracín y la época, la medieval. 

   [Entre paréntesis : Albarracín es un pueblo medieval en la actualidad, patrimonio de la humanidad por la conservación de sus construcciones y su disposición urbana. Precisamente eso fue lo que me indujo a visitarlo, aunque no resulta fácil llegar hasta allá para un turista de a pie. La locomoción es escasa y no se puede regresar del lugar el mismo día. No obstante, fue lo mejor, pues disfruté de alojar en una construcción antigua, construida a centímetros de un despeñadero y a metros de una de las entradas que se conserva de la muralla medieval.

   Debo agregar que tampoco fue tarea fácil llegar hasta el alojamiento, luego de subir escaleras escarpadas y calzadas empedradas con adoquines, donde la maleta debió dar lo mejor de sí, mientras yo trataba de orientarme entre las estrechas calles medievales. Fue como retroceder en el tiempo a un mundo de otra época con sólo  dar unos cuantos pasos desde las afueras de la zona de construcciones. Ya instalada, recorriendo el sector de las murallas que se conservan y que se encaraman hasta la parte alta de la ciudad, pude obtener una panorámica extraordinaria del sector, techos de casas de hasta dos o tres pisos, con torres y campanarios, todos de color rojizo, visión que complementé con un tour a pie por las calles del pueblo y la visita de algunas construcciones, además del paseo al atardecer por las orillas del río Guadalaviar, que me permitió vivenciar el atardecer albarracinense y maravillarme de la ciudad antigua iluminada, antes que la noche y el frío  me empujaran a encerrarme en el alojamiento ].

    Es en esta localidad, entonces, donde sucede una serie de brutales asesinatos de maestros de gremios, que mantienen a los alguaciles en estado de tensión y búsqueda, agravado todo por el asesinato de uno de sus filas. A esta situación intramuros, se agrega la amenaza al señorío de Albarracín por parte del rey de Aragón, Pedro III, cuyos ejércitos inician el sitio en las cercanías de la muralla defensiva. Cabe puntualizar que por su ubicación estratégica, su riqueza y desarrollo comercial, su independencia, este señorío -musulmán en sus comienzos-, es un botín ambicionado por diferentes reinos existentes en la España del siglo XIII. El relato mezcla lo histórico con lo ficticio, incorporando el elemento de la magia que estaba en plena vigencia en este periodo medieval, antes de que fuera satanizado y prohibido por la Iglesia.   


viernes, 5 de marzo de 2021

Mujeres...

  

 Casi emulando a Silvio denomino este escrito. No resulta fácil ser objetiva a la hora de hablar de las congéneres que han tenido relevancia en mi vida, pero de lo que no hay ninguna duda ni subjetividad es que pesan más que los varones, no por volumen ni gramos, sino por cantidad, consistencia y permanencia. Es curioso que, a pesar de mi conocido poco interés en "hacerme" de amigos -en sentido genérico-, he tenido la suerte de contar con varias mujeres bien amigas, que han pasado las dos pruebas claves, la de la distancia y la del tiempo. Aquéllas, las que han permanecido, en los buenos momentos y en los difíciles, son menos pero valen su peso en oro, jejeje (perdón, no es políticamente correcto hablar de peso en lo referido a las amistades, menos si se trata del género femenino).  

 Hay un dicho que versa, sabiamente, que "la caridad empieza por casa". Cierto es que uno no elige la familia,  que no siempre hay una relación amistosa entre todos y cada uno de sus componentes, pero, a veces, se tiene la fortuna de no llevarse mal con nadie o casi nadie y eso ya es casi un milagro, 😂. En mi caso, la cercanía no es similar con todas (recuerden que estamos hablando del sexo débil), pero lo interesante es que no haya mala onda con ninguna, especialmente si se trata de cuñadas, que suele ser habitualmente el terreno más "peligroso", 😁.  No comemos en el mismo plato, pero si hay que compartir y reírse en alguna ocasión lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo -espero-. Esto es así desde mi unilateral perspectiva; sin embargo, no sé si ellas opinarán lo mismo de mí, 🤣.    

   Sin ninguna duda, las tres mujeres más importantes de mi familia  y de mi vida son fáciles de detectar: mi hija, mi madre y mi hermana (Mirella, Urbana y Gladys), mientras que de las cuñadas,  la más cercana es Carmen, aunque esta relación tiene sus claroscuros periódicos  (la verdad sea dicha, por lo que no debiera molestar, 😅). A dos sobrinas me siento bastante unida -Ruth y Viviana- y la relación es gratificante, lo que no obsta para que la atmósfera con las demás no sea grata y cordial, aunque menos frecuente.  Eso es en el ámbito familiar.  

   En el terreno de la amistad, cada etapa de mi vida ha tenido presencias femeninas trascendentales. La primera, una docente que me marcó el camino futuro, mi profesora de Castellano de Enseñanza Media, Ilse Schwencke, con quien después tuve el privilegio de ser colega y amiga en el mismo colegio en que estudié, Liceo Abdón Andrade Coloma de La Unión, y aunque la vida y el trabajo nos separó por años, hemos vuelto a saber de nosotras a la distancia y de manera virtual. Ella representó el modelo de docente que yo pretendí alcanzar después.  

    En cada colegio que trabajé  tuve pocas pero buenas amigas, excepto en el primer establecimiento en que laboré, el Colegio Alemán de L.U. No hubo feeling con el espíritu femenino de esa institución, que sí lo hubo en el Liceo A.A.C., claro que, a excepción de Ilse, nadie más pasó las pruebas del tiempo y el espacio, lo que tampoco sucedió con el Colegio Santa Cruz de Río Bueno, donde laboré cuatro años. 

    Los lugares posteriores sí han dejado huellas 👣 indelebles, especialmente el Liceo CHG de Lanco, el Colegio EBM de Rancagua y CEPECh Rancagua. Amigas que han permanecido y que, independiente del tiempo transcurrido, los encuentros con ellas constituyen un continuum con paréntesis de separación que no disminuyen el cariño y la confianza.  Son amigas de varios años ya, Glady, Carmen, Lidia, Ada, Marcela y Karen. Para las tres primeras vaya un abrazo profundo por la alegría de haberlas conocido y mantener el vínculo. Agrego a Rossi, siempre presente también, aunque no-docente.  

   En Rancagua, mi ciudad de adopción, la presencia femenina ha sido abundante. Pareciera ser un mundo docente plagado de mujeres. Algunas han permanecido a través de los años -Anita y Eliana-, varias duraron el tiempo suficiente para ser parte de muy buenos recuerdos. La institución preuniversitaria, mi último reducto laboral, resultó  una sorpresa agradable y gratificante, tanto en el ámbito laboral como en el de la amistad.  Sólo cuatro años y medio y hay tres amigas de excepción, todas docentes de historia: Ana María,  Natalia y Andrea.   

    Sin embargo, no sólo  el ámbito  laboral ha sido buena tierra para  la amistad.  También  lo ha sido la vida comunitaria -María Isabel, gracias por tu amistad-, a la que agrego la experiencia que se vive fuera de casa, cuando uno viaja. Yo no creía  posible que unos lazos surgidos en un viaje pudieran perdurar, pero así  fue, contra todo pronóstico. El tiempo dirá si permanecerán.      
       Hace tres días llegué  hasta Lanco para visitar a una de mis entrañables amigas, desde hace 34 años. Largo ha sido el recorrido, del que durante 8 años estuvimos trabajando a diario, codo a codo, en el Liceo CHG. Ambas ya hemos colgado los guantes, casi literalmente hablando, pues nos tocó dar una dura pelea contra un sinfín de variables que nos dificultaron la tarea, pero que nos hicieron más fuertes, junto a Carmen  y  Lidia.  Hoy estamos en etapa ya de descanso, viviendo de nuestras rentas, 😂, alejadas de las aulas, pero con la satisfacción de haber hecho lo mejor que pudimos. En unas cuantas horas, repasamos parte de lo vivido en común recordando a muchos con quienes compartimos el mismo escenario. Actualmente, ya no luchamos con las vicisitudes del ejercicio docente directivo, ahora la lucha es con el cansancio del cuerpo y de la memoria; con la pena por los que se lleva la muerte y que, un día no tan lejano, también nos llevará  a nosotras. Mientras tanto, esperamos que la vida nos siga ofreciendo nuevas oportunidades de encuentro.


   

lunes, 1 de marzo de 2021

Activistas....

 

    Cuando veo los grupos de gente, más o menos numerosos, movilizándose cada vez que sucede algún hecho luctuoso, habitualmente donde hay algún niño, mujer, hombre o joven del "pueblo" involucrados, me surge la duda acerca de la sinceridad de sus gritos, sus lienzos y sus pancartas. No se trata de que no crea que hay personas más sensibles que yo, con mayor conciencia social. Sucede simplemente que cada vez estoy más descreída con respecto a mis congéneres, especialmente cuando observo que muchos actúan no conducidos por unos sentimientos más o menos sinceros, sino, al parecer, guiados por otros propósitos u otras pasiones y/o creencias. Si a ello se le agrega la violencia irracional, más irracional toda vez que el blanco es equivocado,  no me cabe duda que la razón ha pasado al olvido, o bien, el hecho se transforma en la excusa para la acción.  

    Puede que no sea popular mi postura, pero de pronto llego a pensar que cada velatón, que cada marcha o movilización  de este tipo, es resultado de una especie de moda, fomentada a través de las redes sociales por grupos interesados, en que los seguidores  de esas redes se sienten impelidos a participar para no ser menos, para estar en la actitud que se considera políticamente correcta, no vaya a ser cosa que se transformen en "sospechosos" para los demás. Pareciera que involucrarse en este tipo de actividades ha reemplazado a los hobbies de antaño. A ver quién se apunta a mayor cantidad de causas, quien grita e insulta por más  tiempo, apedrea o lanza otro tipo de proyectiles, todo ello mejor si es transformado en un video subido a las redes y queda constancia de la participación.   

      Que conste que estoy hablando de movilizaciones por hechos particulares que se transforman en causas masivas. No quiero decir que no sea absolutamente condenable el asesinato de un niño, el abuso sexual o la violación de alguien, la muerte de un ciclista, un ataque homofóbico, un femicidio... Yo, menos que nadie, puedo no ser sensible a este último tema, por ejemplo. Pero, los dolores no son más intensos cuando son públicos y gritados a voz en cuello. No debiera ser necesario salir con una pancarta, tirar piedras, pretender un linchamiento o tomarse la justicia por propia mano para que el resto sepa que empatizo con el dolor de una familia o que repudio un hecho. Tampoco digo que no haya personas sinceras y que de buena fe concurren a estos actos. Pero no puedo entender que frente a un "culpable particular", se apedree a los funcionarios de PDI y de Gendarmería y se provoque destrozos en las instalaciones. Eso ya me parece una acción demencial y hasta surrealista, sobre todo si hay tanta preocupación de grabar lo que se hace y publicarlo después.  

    En nuestro viaje familiar reciente pasamos por la ciudad de Panguipulli, escenario no hace mucho de la "rabia" popular, que se puso en marcha antes de tener la versión completa de los hechos. Y aunque hubiera sido un abuso y asesinato policial -que no lo fue- ni aún así se justifica en absoluto la destrucción realizada. Y si al foráneo le resulta penoso ver los restos de lo que fueron hasta hace poco edificios institucionales al servicio de las personas, blancos de un "sentido deseo de justicia", terrible debe haber sido estar esa tarde observando el tour incendiario dirigido por un grupo de "campeones" de la justicia, activistas de cuanta causa sea posible. 

     Viendo aún la cobertura total de casi el cien por ciento de los medios televisivos nacionales en torno al caso del niño Tomás Bravo, que repiten una y otra vez la misma información y las mismas imágenes, no dejo de pensar en la responsabilidad que éstos tienen en la acción humana. Han transformado la vida cotidiana en un verdadero show, del que hay que sacar el mejor partido para mejorar los raiting. Repiten y especulan tanto en torno a lo mismo, que contribuyen a un estado de exacerbación de la opinión y acción de algunas personas, lo que unido al trabajo de los provocadores amateurs y profesionales, crean el caldo de cultivo propicio para las acciones agresivas y violentas.   

    Es cierto que el Poder Judicial ha hecho méritos para su desprestigio, así como Carabineros. Es verdad que la corrupción ha aumentado en nuestro país en los últimos años y que los políticos son los mayores responsables, junto a otras personalidades. Imposible negarlo. Sin embargo, el mal no es generalizado. Por tanto, si digo que en Chile no hay justicia, me equivoco; si afirmo que todos los Carabineros son asesinos falto a la verdad. En ambos casos caigo en la generalización y adopto una postura extrema. Personalmente no soy analista, ni siquiera amateur, pero acostumbro a informarme medianamente del acontecer del país, por lo que puedo opinar tratando de conservar cierta objetividad, creo. En Chile se está llegando a una polarización peligrosa y aquello no es sano para ninguna sociedad. Ya sería hora de que los medios de comunicación, que olvidaron hace rato su obligación de informar objetivamente y tomaron partido, se hagan un autoanálisis, inicien un período de reflexión y recuerden sus votos profesionales, volviendo a darle lustre al ejercicio de una libertad de expresión responsable.