Llegó el día domingoooo.
Después de una noche de copas (jajaja) el día amaneció más tarde para las brujildas de nuestra historia. Pero siempre hay más poderosa que las demás...¿adivinen quién puede ser? Jajaja...¡Exasto! Doña Princess, seguida de su hermana...¡Hummm! Debe ser la estirpe, es decir, una cuestión de origen y genes....¡Síííí! ¡No me cabe duda!
- ¿No será una cuestión de experiencia...o de añoooosssss?
- ¡¡¡¡Quéééé!!!! ¡Por supuesto que no! ¡Uff! ¡Tan simpática que te han de ver!
- ¡Jajaja!
Se levantaron las primeras (como todos los días) y luego de desayunar bajaron al Súper, para comprar algunas especies de más fácil consumo a orillas de la Piscina en horario de almuerzo: un pollo asado (¡mmmm! ¡qué rico! ¡de chuparse los dedos!), agua con sabor, cerveciña, tomatiños... A lo anterior, doña le agregó una ensalada de papas con zanahorias que coció rápidamente e introdujo en una fuente.
13 horas:
- ¡Ringgg! ¡Su limusina a la puerta, doña Principessa!
Así era. A la Chiquilla (Juanita) no le bastó con invitarlas a la piscina de su castillo, sino que además las pasaba a buscar al palacio principesco para llevarlas hasta el mismo Reino de Sta. Julia. ¡Una verdadera dama!
Así que, antes de las 13,30 horas ya estaban frente a la piscina, después de recibir la cariñosa recepción de los dueños de aquel fantástico palacio, así como de sus lebreles. Abrieron sus bolsos, sacaron sus víveres y , por turnos, procedieron a ponerse sus trajes de sirenitas. ¡Guau! (Jajaja).
Doña Princess, persona de más confianza de palacio, se instaló en las cocinas del castillo a colaborar en la preparación de lo que sería el extraordinario almuerzo de ese dÍa. Estaban en lo mejor de su trabajo culinario con la chiquilla cuando...¡sorprise! ...llegan tres parientes de Ferdinand (sin avisar, jajaja) así que de 9 comensales pasamos a 12 ipso facto, más un nuevo can, de sexo femenino, de raza poodle (es decir, una cosa chica, lanuda, crespa y de orejas largas, jaja).
-Oye, Princess
- ¿Sí?
- ¿No te gustan los perritos?
- De lejos no más, jajaja. Ni los gatos, ni las tortugas, ni ninguna mascota animal...
- ¡Chuaata! ¡Qué pena tu vida! Jajaja
- Bueno, sí hubo una par de mascotas en casa, hace años... Y como la Infanta sabía que por las buenas no iba a conseguir que yo le comprara una, se las arregló con una amiga para introducir una perrita de contrabando a casa...
-¿Cómo así?
- Cuando estábamos en la Villa de Lanco, un día, al llegar del trabajo, escuché un ruido extraño, así como un quejido o llanto, el que provenía de una dependencia que no usábamos. Cuando ingresé alli, me encontré con un pequeño cachorro (cachorra era en verdad) que ya había dejado su húmeda huella sobre la alfombra. El grito no se hizo esperar y apareció, tímidamente la Infanta con su amiga, para explicarme que el día anterior habían encontrado en la calle, caminando medio perdida, a esa perrita, quien las había seguido hasta la casa. Podían haberla echado, pero no habían tenido corazón de hacerlo y la introdujeron a escondidas a palacio. Recuerdo que rápidamente la Infanta me dijo: "No te preocupes, mamá, nosotros vamos a cuidarla, darle de comer y todo lo que sea necesario...¡Por favor, por favor! Queremos quedarnos con ella" .¡Tía, por favor!, completó el ruego la Vanessa.
- ¡Uyy, qué tiernas! ¿Y?
- Les autoricé que se quedaran con la July, nombre que le pusieron a la señorita, pero deberían "fabricarle" una casa fuera de palacio, en el patio...
- ¡Qué mala! ¿Qué más?
- ¡Ufff! Es una larga historia, así que sobre la vida, obra y descendencia de la July te contaré en otro momento...
- Ok. ¡Te cobraré la promesa!
Volviendo al domingo 18 de enero, con la cara llena de risa, a preparar más comida. Dejamos las ensaladas listas (de papas, lechuga y tomates) para ir al piscinazo. A Ferdinand le correspondería hacerse cargo de cocinar tutos de plumíferos en el horno de barro (coincidentemente, también habían comprado pollo, pero crudo, jajaja).
Pronto, nos instalamos a tomar un poco de sol antes de introducirse al agua, al estilo Alfonsina Storni, pero, obviamente sin ese final trágico. Tampoco había caracolas, ni caballitos marinos...jiji, pero sí un balón con el cual estuvieron jugando un rato, haciendo gala de sus dotes de voleibolistas. Luego....¡a tomar soooolllll!!!...conversar y leer un rato...Doña Ximena, a fumar...(jajaja)
De pronto, se anuncian nuevos visitantes: una hermana de la Chiquilla y su esposo, jajaja... Donde comen 12 podrán comer 14, jajaja. Sin embargo, ellos venían recién saliendo de Santiago y pasarían a servirse algo por el camino. ¡Por suerte! Ya nos habíamos asustado, jajaja...
Unos momentos más y el almuerzo ya estaba listo. A colaborar con la instalación de la vajilla, a ubicarse en sus puestos, y ...¡al ataque! ¡Ñam, ñam, ñam! ¡Estaban ricos los tutos de faisán! ¡Ambos, acompañados con un exquisito Carmènere! Las ensaladas, aliñadas por doña, mejores (jajaja). Postre: frutas varias en trozos (sandía, melón, plátano, ciruela) ...y, luego, un café....¡Mmmm!
A tomar sol....a bañarse...nadar cual sirenas....
A las 19 horas, una pequeña once ofrece la dueña de casa con un trozo de torta, para cantarle nuevamente el cumpleaños a la sirenita más pequeña, la Sofía, que ese viernes había cumplido su primer año de vida. ¡Rica la torta!
Luego, las brujildas anunciaron su intención de retirarse (el día se había puesto algo helado, corría bastante viento y había bajado la temperatura en comparación con los días anteriores). La dueña de casa señaló de inmediato que le avisen el momento para devolverlas a palacio, personalmente, sanas y salvas. Así que, cerca de las 19,30, las brujas en cuestión, ya habiéndose despedido de sus anfitriones, estaban en camino de regreso a su mansión.
Sin embargo, no toda la actividad del penúltimo día del Aquelarre había terminado.
¡Ta, ta, ta, tán!
Llegaron a palacio a las 19,40 horas.
- ¡A las "socho" iremos saliendo, así que apurarse!, ordenó la Princess (jajaja, estaba en su terreno y había que hacerlo sentir).
Se "arreglaron", es decir, se cambiaron ropa, poniéndose pantalones, pues la tarde estaba más helada sin duda.
Mejor no se hubieran apurado tanto...ufff...grrrr, pues se "pegaron" un verdadero plantón, con ganas de volverse a palacio cada 5 minutos, pues la función no empezaría sino hasta las 21 horas.
- ¿Qué "función"era aquélla y dónde, amiga mía?
- Había llegado hasta Rancagua el "Caballo de Hierro", aquel que anduvo "galopando" por las calles de Santiago, que inauguró la actividad cultural "Teatro a Mil". Acá también lo trajeron como parte de variadas actividades culturales que se han estado desarrollando.
Sin embargo, permanecieron de pie, en plena Alameda, como parte del numeroso público que iba aumentando minuto a minuto, mientras desde lejos divisaban el caballo, que la verdad sea dicha, no les pareció gran cosa como para traerla del extranjero y pagar quizás cuántos morlacos por ella ...
21,15 horas y empezó a moverse el caballito, cuando ya desesperaban del aburrimiento y sólo estaban allí de puro porfiadas que eran, jajaja.
Y así como comenzó a moverse el caballo, comenzó a moverse la gente alrededor y emprendieron una especie de persecución equina a casi en caminata olímpica intercalada con trote...
Uff, doña Principessa iba a la cabeza de olas brujildas, tratando de tomar las mejores fotografías del cuadrúpedo, tanto con su cámara como con el celular, el que no encontró nada mejor que taimarse en plena tarea. Detrás, cerca de ella, le seguía sin perder paso, a pesar de las carreritas de vez en cuando, la brujita Miranda, mientras que cerraban el grupo las otras brujas, desesperadas (la Ximena, especialmente) porque no podían seguir el paso, gritando que se detengan. Jajaja, ¡¡capaz que la iban a escuchar entre tanta gente caminando y persiguiendo al corcel!! Cuando al llegar a la calle Astorga el itinerario cambió, pudieron respirar tranquilas; ya estaban a punto del síncope...por el esfuerzo de perseguir a sus compañeras de aquelarre como por el enojo, jajaja...
Esperaron un rato mientras una tripulante del caballo leía un poema y luego, cual amazona, se subía a la cabalgadura, para reiniciar la marcha.
Como ya habían tenido suficiente, nuestras heroínas se separaron del tumulto y de la plebe (jajaja) e iniciaron el camino a palacio. Era ya hora de descansar...y probar la exquisita borgoña que doña había preparado para degustar en el reposo del encuentro nocturno en torno a la conversación y al programa Máster Chef.
Ya terminada la borgoña y terminado el programa (felizmente no la amistad, jaja), cada una se fue a acostar, satisfecha y contenta de lo vivido.
El Lunes fue día de finalización del Aquelarre y partida de las primeras brujillas a su ciudad de origen, Sta. María la Blanca (Valdivia). A realizar las últimas compras, los últimos regalos y a preparar un almuerzo especial bajo la instrucción de la Chef : ¡¡¡la Principessa!!!
Obviamente, el almuerzo estuvo de lujo, al nivel de las comensales. Luego de ello, a descansar y dormir un poco. Con lo ingerido, imposible mantenerse despiertas. Ya de noche, a terminar de arreglar el equipaje y siendo las 22,35 comenzaron a bajar las escaleras del castillo, para llegar hasta la limusina que habían "palabreado" de antemano.
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