domingo, 9 de enero de 2022

Desde el balcón...

    

   Parafraseando a Jerzy Kosinski, titulo así este escrito. No soy el Mr. Chance de la novela Desde el jardín: me falta su simpleza y sabiduría (la verdad soy algo complicada y poco sabia en ocasiones, 😁), aunque he tenido la gran ventaja de ver el mundo más allá de las verandas (varandas, barandas) y cristales de las ventanas del balcón. "Gran" ventaja que tengo mis dudas si lo es realmente. El mundo está cada vez más lejos de ser un paraíso y pareciera acercarse a pasos agigantados a un infierno apocalíptico. No obstante, como eso aún no sucede del todo, desde mi balcón veo, escucho y respiro la vida (a veces mezclada con cannabis sativa que llega desde la plazoleta aledaña al palacio,😎),escapo del calor achicharrante y me libro de la mala compañía. A ratos bajo y me mezclo con la gente por necesidad, otras veces por gusto, pero por el tiempo justo para no cansar ni cansarme.  

    En mi balcón seguiré "estacionada" por algunos meses más (toco madera), hasta poder recuperar la libertad de movimiento  tan restringida por el bicho chino. No me siento encerrada -ya no-, ni ansiosa por estar sin verles la cara a mis congéneres, 😂 (capaz que tenga algo de asperger después de todo,😡 , no me sorprendería cuando recuerdo que siendo adolescente escapaba por la ventana de mi dormitorio para no saludar a las visitas,😅.Quiero aclarar, eso sí, que sociópata no soy). En mi balcón he encontrado la manera de crear vida y compañía sana, tal como Mr. Chance. Mi huerto-jardín es parte importante de mi vida.    

  Cuando analizo y hago un recuento de lo invertido (cash, cash) y lo cosechado como que las cifras no me cuadran, 😞. A lo menos compré el año pasado una docena (tal vez más) de sacos de tierra, más de una cincuentena de maceteros de distinto tamaño (otros tantos los obtuve de envases de agua mineral) y diferentes tipos de semillas y plantines. Si a ello se le agrega el costo del agua para regar y, obviamente, la mano de obra manteniendo, sembrando, trasplantando y regando periódicamente, los números no dan para nada.  

  Mis estadísticas revelan que a la fecha he cosechado una dos docenas de 🍓 🍓 🍓un ají,  un pepinillo para escabeche, tres morrones pequeños, unos cinco rabanitos (no daba para llamarles "rábanos"), varios tomates cherry (para un par de ensaladas no más; ¡eran tan pequeños,😱), algunas lechugas, rúcula, acelgas y kale para ensaladas, a lo que se agregan hierbas como cilantro, eneldo, perejil, albahaca, romero, menta y tomillo (este último ya en camino a la extinción porque está casi completamente seco)

   A lo comestible, hay que añadir el colorido de las flores: bugambilias, cardenales, pensamientos y petunias (a las que pronto se añadirán unas siempre vivas y rayitos de sol). Las plantas de pepinos y zapallos han añadido mucho colorido con sus abundantes flores también (aunque con nulo resultado en el caso de los últimos; ¡ni un miserable zapallito a pesar de las decenas de flores!)   

   El mayor enemigo de esta aprendiz de Mr. Chance ha sido, por lejos, el hongo oidio. Debí exterminar casi todas las plantas de tomates del segundo semestre, en tanto que de las hermosas acelgas rojas y amarillas casi no queda nada. Las zanahorias no lograron crecer más que el tamaño de una falange y las betarragas se agostaron con los hongos, terminando su existencia en el tacho de la basura. Los otros enemigos, dañinos y abundantes pero no tanto como su congénere anterior, fueron los pulgones, la mosquita blanca y...las palomas (algo más a raya las últimas durante esta temporada).  

   Falta añadir al recuento la futura producción del  limonero de Pica,  del kumquat, de la planta de frambuesa, de las phisalis, de un par de ejemplares de berenjenas🍆🍆,unos repollitos de Bruselas más los numerosos ejemplares de morrones que han sido producto del agua reciclada, amén de las acelgas y kale que continúan produciendo, más las hierbas aromáticas en permanente producción.   

   Resulta muy fácil concluir, después de lo expuesto, que no ha sido para nada rentable económicamente el huerto-jardín (si hubiera querido abastecerme con él para mi alimento cotidiano a esta hora estaría puro huesos y pellejo, jajaja), pero ha significado un tremendo y beneficioso ejercicio terapéutico y una compañía invaluable, además que me indujo a investigar muchísimo.  ¡Y eso no tiene precio!   

   Si quisiera evaluar el año, necesariamente debo compararlo con el anterior e inmejorablemente el 2021 sale victorioso. Menos angustia personal  (por vacunas y mayores libertades), más  contacto amical y familiar, tremendamente productivo en el ámbito culinario, con similar número de lecturas al año anterior, con la escritura en buenas relaciones diplomáticas con las Musas, con la recuperación de saberes olvidados (en panadería y pastelería) y con incursión en ámbitos desconocidos (deshidratación de frutas, charcutería, chocolatería y licorería artesanales; ¡por suerte no me gusta la cerveza, 😅...)

    Sin embargo, no todo fue miel sobre hojuelas. Ya les conté: no todo fructificó en el Paraíso; no siempre el pan, las magdalenas, algún nuevo plato quedó lo blando, esponjoso o sabroso como  debiera, pero todo comestible. Caso ya digno de terapia psicológica fue lo que me sucedió con la siembra de frutillas y champiñones. Me dieron un trabajo de muchos días, probando distintas formas, con distintos sustratos ...y ¡nothing! En el caso de las frutillas debí conformarme con comprar plantas y recurrir a los estolones para su reproducción, mientras que en el rubro "callamperil" debí resignarme a seguir comprando en los supermercados,😠.   

    Así ha transcurrido mi vida -y la de mis compañeros- en el balcón. Con la tranquilidad que me da el hecho de no esperar ningún Romeo (y si se apareciera tampoco lo reconocería, que se busque otra Julieta, 😂) y con la certeza de que hay que aprovechar los buenos tiempos y la tranquilidad mientras duren, sigo agradeciendo cada día mi buena salud, la compañía virtual de mi familia y mis amigos. Y si las vueltas de la vida y la vacuidad de los medios de comunicación permiten que me transforme en una persona famosa (como le sucedió a Mr.Chance) saludaré desde el balcón a mis admiradores, 😂😂😂😂😂😂...

2 comentarios:

  1. Estaremos bajo tu balcón para aplaudirte. Y no es solamente Julieta la que recibe a su galán. Acuérdate de Rapuncel.
    P.S. el tomillo seco es muuuy sabroso.

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  2. Jaja, mi amiga Rapuncel, tan obsequiosa. Lo que suele hacer la soledad...! Yo, felizmente, curada de espanto... Tomillo cosechado, ☺️.

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