lunes, 31 de enero de 2022

La Palabra...

   

   La Palabra es el título de una de las obras claves del novelista estadounidense del siglo XX Irving Wallace. Yo tenía en casa  la pesada novela (972 grs.) desde el año 2006, casi virgen. Ya había avanzado en su lectura alguna vez, pero tampoco había terminado el proceso (como sucedió con la mayoría de las obras de papel que estoy leyendo desde fines del año pasado). Para qué decir que no recordaba niente de su trama, así que fue como si nunca la hubiera hojeado antes. Sus 650 páginas me dieron trabajo por cuatro días, en los ratos que dedico a la lectura. Anoche, sólo vi algo de tv y opté por terminar las 100 páginas que me restaban, así de interesante estaba la historia. A las 2 de la madrugada terminé y descansé. Acoto que no hice ningún desarreglo tan extraordinario, pues más de una vez llego a esa hora o más tarde viendo series o filmes. Coincidió que había 1 ó 2 fiestas en el condominio, con gritos, risas y karaoke incluidos, que tampoco me habrían permitido dormirme antes. ¡Imposible! Las voces, algunas bastante bien afinadas, me llegaron nítidas a mis oídos hasta bien comenzado el nuevo día. 

   Sobre la base de esta novela -una de las más  destacadas- debo señalar que I.Wallace no es un gran escritor literariamente hablando. Esta obra no deja de ser un best seller más, con un excelente manejo del suspenso eso sí. Logra captar el interés del lector, el que desea avanzar en la trama para saber qué ocurrirá.  Además,  el tema abordado es interesante. Es un escritor al que Dan Brown más de algo seguramente le debe (Código da Vinci). Aquí se trata de otro descubrimiento  extraordinario,  mantenido en secreto para evitar ataques y desacreditaciones. Se trata del denominado Documento Q,escritos que contendrían los dichos de Jesús y que supuestamente serían la fuente de los evangelios oficiales. 

  La historia comienza cuando a un famoso publicista estadounidense lo contactan para que se haga cargo de la promoción y lanzamiento de un nuevo Evangelio, basado en unos documentos -papiros- encontrados en una excavación arqueológica realizada en Ostia Antica, antiguo puerto del imperio, cercano a Roma. El hallazgo se ha mantenido en secreto por más de cinco años y ha llegado el momento de darlo a conocer al mundo. Será la noticia más relevante de todos los tiempos. Lo descubierto contiene un quinto Evangelio, el de Santiago, hermano de Jesús, además de un documento oficial de la administración romana que informa de la detención y crucifixión de un judío llamado Jesús. Toda esta información es una verdadera "bomba", pues confirma la existencia del Mesías y no sólo eso, sino, también informa de un par de detalles extraordinarios (no los relevaré aquí). A lo anterior se agrega que constituyen documentos de personas reales, que muestran a un Jesús distinto físicamente, con un relato desconocido de su itinerario magisterial, además de su mensaje de parte de testigos directos -que estuvieron a su lado-  y cercanos en el tiempo. Steven Randall, un cínico y recalcitrante agnóstico, se siente atraído por la novedad de aquello. Sin embargo, para participar en el grandioso proyecto debe, en primer término,  creer en lo que promoverá.  

     Luego de viajar a entrevistarse y conocer a los distintos estudiosos y editores del proyecto Resurrección Dos, surge la duda, insidiosamente incorporada por un enemigo del proyecto. Desde ese momento Steven no deja de investigar en una especie de tour desesperado, pues el tiempo que le queda para implementar la campaña promocional cada vez es más restringido. La ocurrencia de una serie de hechos "fortuitos" aumentan su desconfianza y se dispone a comprobar y probar que el misterioso y extraordinario hallazgo no es más que un fraude elaborado por un extraordinario falsificador y experto en papirología, arameo y otras artes. No obstante, cuando ya casi los hechos y evidencias están a favor de su teoría,  todo se tuerce y la verdad, "su" verdad y la que el mundo debiera conocer, quedan en suspenso. La unión de los poderosos, incluido el más acérrimo enemigo del nuevo Evangelio transforma su camino al develamiento de la verdad en un trayecto sin salida. Ya no habrá posibilidad de conocer la verdad. Los poderosos han triunfado. 

   Además de un suspenso muy bien logrado, la novela contiene mucha información verídica del ámbito de las fuentes del Nuevo Testamento y de descubrimientos en diferentes lugares que han aportado al fundamento del Cristianismo, así como las posturas disidentes con respecto a diversos hitos, lo que indica la amplia y profunda investigación sobre la que se sostiene el relato. Y aunque uno no sea precisamente creyente, sino más bien pertenece al mismo club que Randall, no deja de sentirse atraído por lo expuesto.

    Finalmente, el gran dilema que queda sin resolver es si el entregar esperanza a millones de personas y hacer de este mundo un lugar un poquito mejor justifica los medios. ¿Sí, de todas maneras? ¿No, de ningún modo? Cada cual se quede con su respuesta. Randall opta por encontrar la verdad en el amor y en la familia. Al parecer, es la salida para un David perdedor. Si me preguntan a mí, yo prefiero una amarga verdad a un  feliz engaño.   

martes, 25 de enero de 2022

Sentido...

    

   A veces pierdes el sentido de las cosas y de la vida. Y no crean que me vuelvo loca buscándolo, como si fuera una llave que se te pierde cuando estás a punto de salir para ir a una cita. No. Te quedas ahí, en el marasmo del sin-sentido, como una ameba o un protozoo no-pensante [me veo en la obligación de aclarar que mi pensamiento lógico (no siempre es así mi pensamiento, 'lógico' quiero decir) da por sentada la inacción intelectual de la ameba y del protozoo -capaz que me equivoque completamente-; en estos tiempos de comunicaciones difíciles y de mensajes que se malinterpretan, tergiversan, se "sacan de contexto" o se entienden al revés, es más sano y tranquilizante estipularlo por escrito]. Ignoro si el sin-sentido es contagioso. Tengo mis dudas. Pareciera que sus efluvios malsanos o aparentemente inocuos han ido desprendiéndose de la novela que he estado leyendo en estos días  (¿o será  que yo se lo he ido transmitiendo a la novela?; ¡quién puede saberlo en realidad en un mundo caótico, difuso, donde son tantas las probabilidades que al final sólo el caos es el que decide las cosas...¿Decide?¿Humm? Me parece que las cosas no se deciden, los actos sí o los no-actos; Ratzinger sabe de eso dicen las investigaciones aunque él lo niegue "a pata junta")

    Al leer esto tal vez te estés preguntando en qué onda o tsunami estoy metida, qué cigarrillo me habré fumado (no fumo nada,😉), cuál de mis pócimas espirituosas he trasegado ('trasegar', creo que nunca había utilizado este verbo, que es perfectamente ubicable en la RAE, 😅). Pero no; dejad esa tarea intelectiva para cuando sea realmente necesaria, que ya os explicaré a qué viene este cuento, por llamarle de algún modo.  

   Estuve una semana "metida" -inmersa suena mejor- en una novela-tratado-filosófico-histórico-crónica-de-viajes-y-del-absurdo-a-ratos de un escritor chino, GAO XINGJIAN, Premio Nobel año 2000. El texto en cuestión, lleva por título La montaña del alma, un mamotreto de 650 páginas que pesa 768 grs.(pensé que la balanza marcaría más, pero me equivoqué, 😂). El peso es anecdótico en este caso, por supuesto. Nunca había hecho este ejercicio. Me llevó a ello seguramente el trabajo continuado de sostener esa cantidad de gramos durante toda una semana en los momentos de la mañana y la tarde en que me dediqué a leer sus páginas. Junto con el acto físico de sostén (de 'sostener') que no fue irrelevante, debo agregar, para mayor abundamiento, que tampoco me resultó fácil su lectura. Hubo momentos en que hasta la música de fondo o en sordina me desconcentraba de su contenido. Fue, además, una lucha permanente contra el intenso deseo de dormir. ¡Ojo!👀 No se trata de que el texto haya sido de lo más aburrido ni tampoco tan profundamente abstruso. Es perfectamente entendible para cualquier lector. Ahora, lo que no sé es si en cuanto al gusto "cualquier" lector pueda opinar lo mismo. Creo que hay que estar preparado para leer estos textos. Yo lo había comprado el año 2002 y un marcador de página ubicado poco más allá de la página 100 fue la evidencia irrefutable de que había comenzado a leerlo, pero no había terminado el cometido. Ahora sí estaba preparada. El intenso y permanente sueño 😪 en que me debato a diario no creo que se deba tampoco a la picadura de una mosca Tse-tsé ni a que estoy en lucha contra una aguda anemia. Duermo lo suficiente así que tampoco es producto de insomnios nocturnos. Simplemente debe ser uno más de los síntomas de este encierro interminable. 

     El "tú" de la novela (que también  es "yo" y "ella") está en un paradero de autobuses. Todos han bajado por un tiempo indefinido para luego continuar el trayecto hasta el misterioso pueblo llamado Wuyi, desde donde podrá  iniciar el viaje hasta Lingshan o la Montaña del alma, del que ha oído hablar por primera vez a un compañero de asiento en el tren en el cual viajaba. Inicialmente no estaba en sus planes ir hasta allá, pues no existía aquel lugar para el "ti", quien no viste como turista. Sólo lleva consigo una mochila y unos zapatos de montaña firmes. Nada más lo destaca. 

   [ Nota: Gao Xingjian sufrió lo que muchos intelectuales y artistas en su nación: la estricta censura y prohibición de su quehacer. Fue enviado a una granja de reeducación por años, donde se vio obligado a quemar obras inéditas. Posteriormente logró publicar algunas obras pero la  Campaña contra la Contaminación Intelectual lo tenía en la mira y varias de sus obras fueron prohibidas. Una pequeña apertura del país luego de la muerte de Mao Zedong le permitió salir definitivamente del país para radicarse en Francia y allí terminar su obra maestra, La montaña del alma.]   

     El protagonista y narrador (yo, tú, ella), durante el transcurso del relato adopta diferentes enfoques descriptivos en su recorrido e inmersión por la geografía profunda y olvidada de su país. Se adentra en los bosques, en las pequeñas aldeas, visita vestigios de templos de los diferentes pueblos, recorre ríos, sube colinas y montañas, accede a parques, comparte historias, busca canciones en los diferentes idiomas de las numerosas etnias existentes en la inmensidad de su nación (han, zhuang, manchú, miao, yi, mongol, tibetana, etc.), de las dinastías y sus diversos emperadores, habla de una extensa cantidad de personajes históricos, actuales y del pasado, y de sus diferentes destinos (reeducación, prisión, condenas a muerte), informa de acontecimientos como la Revolución Cultural, la Guerra de los Reinos Combatientes, con sus protagonistas, amén de los efectos de la Gran Hambruna en los campesinos. Es un viaje abrumador, por la historia y la geografía de este territorio tan complejo, en que incluso los idiomas diferentes agregan una dificultad más para la comunicación y el conocimiento, además de todo el peso entorpecedor de los "mandos chinos", representantes del nivel central que todo lo controla y vigila.

   "¿Qué puedo hacer con lo que me resta de vida? Es la pregunta que me hago al escuchar en la noche en calma el sonido difuso de las aguas del río"/.../ "Ando siempre en busca del sentido, pero, a la postre,¿qué es el sentido?" es lo que podemos leer en la página 400 de la novela, donde el personaje hace patente sus reflexiones más íntimas. Más adelante (pág.405) se puede leer: "Tú sabes que no hago nada más que hablarme a mí mismo para distraer mi soledad./.../En este largo monólogo, "tú" es el objeto de mi relato, en realidad es un yo que me escucha atentamente, "tú" no es más que mi propia sombra". En el capítulo 66 el miedo a la muerte lo acosa y la realidad y los sueños se mezclan creando una nueva dimensión que lo lleva a descender a los Infiernos (cuando en lo geográfico sube y desciende por una colina interminable hasta llegar a un río, el equivalente al mítico Aqueronte). Casi al final, viene el golpe definitivo: "No existen los milagros, he aquí lo que Dios me ha dicho, a mí, eternamente insatisfecho. Le hago la pregunta: En ese caso, ¿queda algo por buscar?". Dios no responde (¡No se oye, padre!). Y como colofón (¡tatatatán!): "Lo mejor es aparentar que se comprende. Aparentar que se comprende pero de hecho no comprender nada. En realidad no comprendo nada, pura y simplemente nada. Así es." (the end) .

  La novela tiene pasajes muy hermosos, descripciones minuciosas y pictóricas (Gao es también pintor), que no dejan de ser divergentes desde el punto de vista de lo común. El yo también persigue sus recuerdos, especialmente de la infancia, teme beber en las aguas del Río del Olvido (Lete, uno de los ríos del Hades). Señala:  "El hilo de araña de tus recuerdos se ha adelgazado pero sigue siendo perfectamente claro ante tus ojos." ¡Uff! ¡Qué alivio! Hasta pronto.

domingo, 16 de enero de 2022

Hojas de papel...

    

    Desde la última vez que comenté un libro ya ha pasado tiempo (fue el 4 de diciembre...¡del año pasado!). Las hojas leídas se han ido acumulando -virtuales y físicas- y ya es tiempo de comentar, pero antes debo confesarles que he tenido una recaída, en un vicio del pasado, 😁. No ha mucho, mientras revisaba mi biblioteca física antes de viajar al sur a fines del 2021 (parece tan lejos y sólo han transcurrido quince días), me encontré con varios libros "vírgenes" metafóricamente "hablando". Y como son varios los años en que no he comprado ningún texto, los pobres estaban ya resignados a no sentir una pequeña brisa entre cada página, el calor de un rayo de sol o el roce de alguna mano humana, aunque eso significara el doblez de alguna de ella o un agresivo subrayado. El polvo ya había establecido su mansión en el 'canto de cabeza' de cada uno (debí recurrir a Google para informarme cómo los encuadernadores le llaman a esa parte de cada libro donde el polvo se deposita en primera instancia). Pensando en el gasto no mejor que incurrí cuando compré aquellas obras producto del ingenio humano, decidí, casi como compromiso de fin de año, empezar a leerlos cuanto antes y luego buscarles un nuevo dueño/a (sería una irresponsabilidad de marca mayor regalar un libro sin saber de qué se trata).   

   Volver a hojear -y ojear- hojas de papel ha sido una experiencia enriquecedora. Inicialmente pensé que iba a tener dificultades con el tamaño de la letra, pero, para mi sorpresa, no fue así. La mayor dificultad  ha sido desprogramar mi dedo índice derecho para que no insista, cada vez que me acerco a la parte inferior de una página, en hacer avanzar la escritura con un touched (toque) de la yema. Es ya una acción automática que he tenido que hacer voluntaria y consciente, al menos hasta que vuelva a usar la tablet para leer. Voy en la tercera novela física y aún ejecuto en ocasiones aquella acción sin darme cuenta.

   Aquí  va mi recuento (a propósito, les comparto que el año 2021 leí 64 libros, algo menos que el año anterior que había  leído 68; mis tareas culinarias y agrícolas me tuvieron más ocupada, 😁).   

    El rumor de la montaña de Yasunari Kawabata (premio Nobel japonés). El anciano Ogata Shingo (no confundir con Stingo, por favor) vive con la familia de su hijo Shuichi, quien a pesar de tener una maravillosa esposa en Kikuko, la engaña y tiene un hijo con la otra mujer, lo que sin duda lamenta Ogata. Su hija Fusako regresa a la casa paterna con sus dos hijos luego de haberse divorciado y su presencia tensiona la calma hogareña. Respetuoso de las vidas y decisiones de sus hijos, Ogata observa y analiza, sufriendo la decadencia moral de los jóvenes pero sin querer intervenir, pues tampoco ellos valoran a su progenitor creyéndolo senil. Sin embargo, Okata goza de los pequeños detalles de la naturaleza que lo rodea, del rumor de la montaña, de alguna flor, del viento entre las hojas, del movimiento de las nubes, del cariño y cuidado de su nuera. Es una hermosa novela absolutamente recomendable de leer.    

   La multitud errante de Laura Restrepo : "¡Cómo puedo yo decirle que nunca la va a encontrar, si ha gastado la vida buscándola!" Así da inicio a esta novela la escritora y periodista colombiana. Un relato que no deja de recordar a García Márquez en su estilo, aunque la poesía de su lenguaje lo hace único, además de su voz femenina. En una segunda lectura de la primera parte de la obra me sorprende su profunda belleza. Había casi olvidado su calidad como texto literario. La cantidad de libros que se habían acumulado en mi memoria -cada día más veleidosa- me obligó a releer unos cuantos capítulos, de lo cual me alegro pues descubrí matices semiocultos a una primera lectura. 'Siete por tres' es el nombre-apodo del buscador que ha hecho de aquello el único propósito de su vida. La narradora, colaboradora en un albergue que acoge a los desplazados de una guerra interna, sabe de la soledad, del desamparo, de la muerte en vida de esos pobres seres humanos desarraigados de todo cuanto creyeron poseer como propio y que siguen caminando porque sus pies marcan el paso empujados por una inercia ante la cual no tienen la voluntad de oponerse. Entre ellos llegó Siete por tres buscando a Matilde Lina y quien no tiene ojos ni pensamiento para nadie más se transformó en el único anhelo de la narradora.  

  Luna llena sobre Córdoba de Concepción Marín es una novela policíaca ambientada en la ciudad de Qurtuba (actual Córdoba) en que Sayyid, capitán de la guardia en la capital del califato debe investigar el crimen violento de una joven, lo que lo lleva al descubrimiento de una conspiración en contra del actual califa. Es un relato con la gracia propia de las novelas de su género, con algunos datos históricos interesantes de la época en que el Río Guadalquivir aún no había derivado a ese nombre y  era llamado Al-wadi-al-kabir. 😃. 

    El inventor de palabras de Gerad Donovan (escritor de origen irlandés). Julius Winsome vive solo en su cabaña en medio de un bosque de Maine (¡qué envidia!). 3282 libros le acompañan. Es la herencia de su padre, quien ya no está físicamente desde hace veinte años, pero aparece en cada página que lee, en su recuerdo y en el de Shakespeare, el otro gran amigo heredado, de quien aprendía cinco palabras cada día cuando era niño con la tarea, además, de incorporarlas en su conversación cotidiana (¡qué  buena estrategia pedagógica!). Ahora, ya en la cincuentena, las utiliza para sí mismo y con los demás, en las escasas ocasiones en que se relaciona con un otro. En una fugaz relación amorosa de la que sólo quedan momentos añorados sobrevive su compañero y amigo Hobbes,  su perro,🐩, el que es asesinado, no sabe si por casualidad o ex profeso. Sin apenas tener conciencia de aquello comienza una venganza letal sobre los cazadores que se acerquen a su cabaña. El relato es inmejorable en cuanto al desarrollo del lenguaje y al mundo creado por este especie de Robinson Crusoe voluntario, que desde una narración en primera persona nos muestra su solitario y tranquilo mundo. 

      La decisión de Sophie de William Tyron se llama la extensa novela de este escritor estadounidense, toda un clásico ya a estas alturas. Si bien el protagonista y narrador del texto es Stingo (aquí, nada qué hacer, 😒), un joven novelista sureño que llega a Brookling a vivir luego de que es despedido de una editorial, trabajo mortalmente aburrido para él que sueña con escribir sus propias obras y alcanzar la fama, la trama gira en torno a dos personajes más: Sophie y Nathan, también residentes en la "Mansión Rosa". Stingo sobrevive a duras penas sin buscar un nuevo empleo en su afán de escribir su primera gran novela, lo que va haciendo mientras su vida transcurre en amistad con la pareja de amigos recién conocidos. Sophie es una inmigrante polaca no-judía y católica, que mientras vivía en la ciudad de Cracovia fue apresada por los nazis y enviada a Auschwitz durante la segunda guerra mundial. En la actualidad, 1947, Sophie no habla demasiado de aquella terrible experiencia a la cual logró sobrevivir, pero con los pasajes que va compartiendo Stingo va rearmando su historia. Nathan es judío-norteamericano, proveniente de una familia adinerada y con un trabajo relevante en una farmacéutica (científico). Ayuda a Sophie desde que la conoce y logra que ésta recupere su salud y total belleza. Se enamoran y viven una vida esplendorosa. Sin embargo, el Paraíso comienza a resquebrajarse cuando estalla una escandalosa y sórdida escena originada por los celos de Nathan, que se repiten cada cierto tiempo, cada vez más violentos. Los misterios se van develando poco a poco : Nathan no es científico y padece realmente de esquizofrenia paranoide, Sophie era casada, tenía dos hijos y debió decidir (ésa fue su "decisión ") entre ambos para enviar a uno a las cámaras de gas en el momento de llegar al campo de concentración. Cómo termina la historia, qué sucede con el protagonista enamorado profundamente de Sophie, logró escribir  su primera obra o no, todo eso es posible descubrirlo si te atreves a leer esta fascinante y dolorosa historia.  

    La isla prometida de Amanda Helsing (bióloga y escritora sueca). Este libro estuvo en el poblado limbo de mi palacio por unos cuatro años. Lo recibí de regalo en tiempos en que ya no leía libros de papel. No obstante, este desafío retomado para aventurarme en caminos de celulosa, lo puso en segundo lugar en la pila de "urgentes para leer". La trama es atractiva e interesante  a grosso modo, pero no me convenció su calidad ni tampoco su manera de abordar la realidad huilliche de los habitantes de Chiloé en la segunda mitad del siglo XIX (1871). Me recordó  a Isabel Allende: entretenida, de fácil lectura pero de dudosa calidad. Lo novedoso para mí lo constituyó la recreación del mundo de los personajes en el año 1871, tanto en Holanda como en Chiloé.     

      A través del fuego 🔥de Nicholas Evans, periodista y escritor inglés. Esta novela presenta la historia de dos amigos, Eddie y Connor, que en temporada veraniega se dedican a combatir incendios forestales en calidad de bomberos paracaidistas, aunque en sus labores cotidianas, el primero es músico y sueña con la fama en un futuro próximo y el segundo, sin estudios universitarios, apoya a su madre en el campo y se dedica a la fotografía. Julia se constituye en la manzana 🍎 de la discordia cuando se transforma en la novia de Ed y Connor la conoce. Triángulo amoroso inmediato, que sólo este último conoce, por lo que decide alejarse cuando sus amigos se casan. Todo lo que sucede en la vida de cada uno, para que luego de transcurridos unos diez años vuelvan a estar juntos, es propio de un atractivo best seller, con un cambio de escenario a la realidad africana, desangrándose y muriendo de hambre por numerosas guerras tribales y luchas por el poder. 

   Hasta aquí mi informe. Espero que alguno de mis comentarios haya acicateado tu curiosidad e interés. Ése es uno de mis objetivos. El otro, no olvidar. Seguiré "achicando el agua" de mi embarcación llena de libros de papel.Hasta pronto.

    Nota: Córdoba a través del ojo de mi cámara, enero 2018.


















domingo, 9 de enero de 2022

Desde el balcón...

    

   Parafraseando a Jerzy Kosinski, titulo así este escrito. No soy el Mr. Chance de la novela Desde el jardín: me falta su simpleza y sabiduría (la verdad soy algo complicada y poco sabia en ocasiones, 😁), aunque he tenido la gran ventaja de ver el mundo más allá de las verandas (varandas, barandas) y cristales de las ventanas del balcón. "Gran" ventaja que tengo mis dudas si lo es realmente. El mundo está cada vez más lejos de ser un paraíso y pareciera acercarse a pasos agigantados a un infierno apocalíptico. No obstante, como eso aún no sucede del todo, desde mi balcón veo, escucho y respiro la vida (a veces mezclada con cannabis sativa que llega desde la plazoleta aledaña al palacio,😎),escapo del calor achicharrante y me libro de la mala compañía. A ratos bajo y me mezclo con la gente por necesidad, otras veces por gusto, pero por el tiempo justo para no cansar ni cansarme.  

    En mi balcón seguiré "estacionada" por algunos meses más (toco madera), hasta poder recuperar la libertad de movimiento  tan restringida por el bicho chino. No me siento encerrada -ya no-, ni ansiosa por estar sin verles la cara a mis congéneres, 😂 (capaz que tenga algo de asperger después de todo,😡 , no me sorprendería cuando recuerdo que siendo adolescente escapaba por la ventana de mi dormitorio para no saludar a las visitas,😅.Quiero aclarar, eso sí, que sociópata no soy). En mi balcón he encontrado la manera de crear vida y compañía sana, tal como Mr. Chance. Mi huerto-jardín es parte importante de mi vida.    

  Cuando analizo y hago un recuento de lo invertido (cash, cash) y lo cosechado como que las cifras no me cuadran, 😞. A lo menos compré el año pasado una docena (tal vez más) de sacos de tierra, más de una cincuentena de maceteros de distinto tamaño (otros tantos los obtuve de envases de agua mineral) y diferentes tipos de semillas y plantines. Si a ello se le agrega el costo del agua para regar y, obviamente, la mano de obra manteniendo, sembrando, trasplantando y regando periódicamente, los números no dan para nada.  

  Mis estadísticas revelan que a la fecha he cosechado una dos docenas de 🍓 🍓 🍓un ají,  un pepinillo para escabeche, tres morrones pequeños, unos cinco rabanitos (no daba para llamarles "rábanos"), varios tomates cherry (para un par de ensaladas no más; ¡eran tan pequeños,😱), algunas lechugas, rúcula, acelgas y kale para ensaladas, a lo que se agregan hierbas como cilantro, eneldo, perejil, albahaca, romero, menta y tomillo (este último ya en camino a la extinción porque está casi completamente seco)

   A lo comestible, hay que añadir el colorido de las flores: bugambilias, cardenales, pensamientos y petunias (a las que pronto se añadirán unas siempre vivas y rayitos de sol). Las plantas de pepinos y zapallos han añadido mucho colorido con sus abundantes flores también (aunque con nulo resultado en el caso de los últimos; ¡ni un miserable zapallito a pesar de las decenas de flores!)   

   El mayor enemigo de esta aprendiz de Mr. Chance ha sido, por lejos, el hongo oidio. Debí exterminar casi todas las plantas de tomates del segundo semestre, en tanto que de las hermosas acelgas rojas y amarillas casi no queda nada. Las zanahorias no lograron crecer más que el tamaño de una falange y las betarragas se agostaron con los hongos, terminando su existencia en el tacho de la basura. Los otros enemigos, dañinos y abundantes pero no tanto como su congénere anterior, fueron los pulgones, la mosquita blanca y...las palomas (algo más a raya las últimas durante esta temporada).  

   Falta añadir al recuento la futura producción del  limonero de Pica,  del kumquat, de la planta de frambuesa, de las phisalis, de un par de ejemplares de berenjenas🍆🍆,unos repollitos de Bruselas más los numerosos ejemplares de morrones que han sido producto del agua reciclada, amén de las acelgas y kale que continúan produciendo, más las hierbas aromáticas en permanente producción.   

   Resulta muy fácil concluir, después de lo expuesto, que no ha sido para nada rentable económicamente el huerto-jardín (si hubiera querido abastecerme con él para mi alimento cotidiano a esta hora estaría puro huesos y pellejo, jajaja), pero ha significado un tremendo y beneficioso ejercicio terapéutico y una compañía invaluable, además que me indujo a investigar muchísimo.  ¡Y eso no tiene precio!   

   Si quisiera evaluar el año, necesariamente debo compararlo con el anterior e inmejorablemente el 2021 sale victorioso. Menos angustia personal  (por vacunas y mayores libertades), más  contacto amical y familiar, tremendamente productivo en el ámbito culinario, con similar número de lecturas al año anterior, con la escritura en buenas relaciones diplomáticas con las Musas, con la recuperación de saberes olvidados (en panadería y pastelería) y con incursión en ámbitos desconocidos (deshidratación de frutas, charcutería, chocolatería y licorería artesanales; ¡por suerte no me gusta la cerveza, 😅...)

    Sin embargo, no todo fue miel sobre hojuelas. Ya les conté: no todo fructificó en el Paraíso; no siempre el pan, las magdalenas, algún nuevo plato quedó lo blando, esponjoso o sabroso como  debiera, pero todo comestible. Caso ya digno de terapia psicológica fue lo que me sucedió con la siembra de frutillas y champiñones. Me dieron un trabajo de muchos días, probando distintas formas, con distintos sustratos ...y ¡nothing! En el caso de las frutillas debí conformarme con comprar plantas y recurrir a los estolones para su reproducción, mientras que en el rubro "callamperil" debí resignarme a seguir comprando en los supermercados,😠.   

    Así ha transcurrido mi vida -y la de mis compañeros- en el balcón. Con la tranquilidad que me da el hecho de no esperar ningún Romeo (y si se apareciera tampoco lo reconocería, que se busque otra Julieta, 😂) y con la certeza de que hay que aprovechar los buenos tiempos y la tranquilidad mientras duren, sigo agradeciendo cada día mi buena salud, la compañía virtual de mi familia y mis amigos. Y si las vueltas de la vida y la vacuidad de los medios de comunicación permiten que me transforme en una persona famosa (como le sucedió a Mr.Chance) saludaré desde el balcón a mis admiradores, 😂😂😂😂😂😂...

miércoles, 5 de enero de 2022

Días de lluvia ☔..

 

    Aunque pueda parecer increíble recibí el año nuevo bajo la lluvia.  En el sur del mundo los días de calor fueron casi un mal recuerdo y viví unos días refrescantes, que me mojaron más de la cuenta el lunes 3 cuando viajé a Valdivia y la tierra se recuperaba de semanas de sequedad. Desde los pies hasta la cabeza quedé humedecida, no con tanta intensidad como en mis mejores tiempos (aquéllos de mi vida universitaria), pero lo suficiente como para que la ropa, las zapatillas y los calcetines se secaran en el cuerpo en tanto regresaba a La Unión, lugar de estadía.   

   Ha sido un buen paréntesis en mi vida habitual estos días desde el 30 de diciembre a la fecha. Partiendo desde Rancagua con una maleta cargada de libros, cual vendedora viajera, llegué en dos escalas a La Unión. Primera escala, Talca; segunda, lugar final. Lo importante es que regresaré sin productos, es decir, con todo "vendido". La mayor satisfacción fue ver la carita de asombro e ilusión en uno de los destinatarios -al menos- y los comentarios de lecturas realizadas en el último tiempo entre varios de los reunidos. En este tiempo en que la lectura de calidad no es lo normal, resulta gratificante encontrar personas y personitas que tienen este sano e interesante hábito.   

   Las primeras horas del 2022 las vivimos conscientes, despiertos y en pie. Hacía años que no me acostaba tan tarde -o tan temprano, según la perspectiva-. En compañía de pura juventud fue un gustazo pasar las primeras cinco horas y media del año entre libaciones y palabras, a ratos una verdadera Torre de Babel, no por los diferentes idiomas sino por temáticas cruzadas, de las cuales no logré siempre entender todo, pues los hablantes estábamos alrededor de la misma mesa, estirada y todo, pero una sola mesa. Agotados los temas y la botella de agua mineral con gas que había sobrevivido, nos pusimos de lo más razonables y nos fuimos a dormir. Al día  siguiente, la solución fue agüita de la llave, los restos de comida de la noche anterior y santo remedio.  

 El domingo, ya completamente recuperados de la falta de sueño y de cualquier exceso, se produjo la "estampida", una manera bromista de decir pues nadie salió arrancando. Simplemente sucedía que los integrantes de dos familias debieron regresar a sus lugares de residencia. Al día siguiente debían volver al trabajo. Los demás, sólo 5 de los 11 anteriores, fuimos a respirar aires puros a orillas del Lago Ranco. Primero llegamos hasta la Playa de Puerto Nuevo (localidad en que residimos los Álvarez-Saldaña cuando éramos pequeños) donde permanecimos un par de gratas horas a orillas del lago, mirándole la "cara al Indio" (un cerro al otro lado de la zona lacustre con un perfil aborigen).

 Luego nos trasladamos hasta la ciudad de Lago Ranco (al jardín del "guatón de Lipigas", 😂) y recorrimos el Sendero de la Pisada del diablo, desconocida para nosotros a la fecha (y lo sigue siendo, pues no logramos descubrirla, 😒). Fue una bella y gratificante caminata, que quiso culminar con una degustación ad hoc, pero terminó en fracaso completo pues los locales de comida "decente" estaban cerrados y el mejorcito, completo. Acuciados por el hambre y la necesidad de hacer uso de un wc nos detuvimos en un carro de comida al paso al salir de la ciudad (Onde Leo). Y ¡tate! ¡Dimos en el clavo! Comida chatarra pero muy rica y al fin pudimos acceder a un servicio higiénico  -las mayorcitas-. Allí fue donde me sucedió un percance no tan inhabitual para descuidados: mi celular fue a dar al interior del inodoro, 😱😠! Logré  evitar que se ahogue, pero se hundió completito en aguas turbulentas. Siguió respirando por unos minutos, pero luego empezó con tiritones -es probable que hayan sido tercianas-, tanto que debí apagarlo. Cuando pretendí volverlo a la vida, a pesar de mis infructuosos esfuerzos, no tuve buen resultado. Intentaba respirar pero sólo se quedaba en el intento por horas de horas.    

    Valdivia fue mi destino el lunes, con tres objetivos. Hacer una visita a mis padres (en el Parque Los Laureles), encontrarme con mi hermano Ernesto y solucionar el problema telefónico  (tarea de última hora). La lluvia ☔☔ no me sorprendió pero no tenía manera de escabullirme de ella sin mojarme (no llevé paraguas,🌂). Ya lo mencioné al comienzo. Zapatillas de lona y parca sin gorro no auguraban nada bueno. Felizmente no llovió como antaño, así que no alcancé a experimentar el frío cuando la lluvia es intensa. Fue persistente, pero no para quedar para el estruje. Les llevé flores a padres, me encontré con mi hermano con quien compartimos un buen rato, además de un té y capuchino. Sin embargo, en lo referente a la recuperación del servicio telefónico lo que podía  resultar mal resultó mal. Estuve más de una hora esperando atención en una cola, para que luego de aprobar la compra de un nuevo aparato, mis huellas digitales se botaran en huelga. Ninguna de las dos -índices de ambas manos- se dejó leer. Cuento corto, no pudieron terminar la atención. Antes de abandonar la oficina, la recomendación recibida fue un baño de arroz para el celular comatoso (que ya me lo habían dado el día anterior en casa). El baño debió esperar un buen rato, pues, mientras iba de regreso a La Unión, en la "Cuesta Cero", producto de un accidente automovilístico, el microbús debió detenerse por nada menos menos que una hora. Como podrán adivinar llegué de lo "más feliz" a casa de mi hermana a las 3 horas de haber salido de Valdivia.

     Pasadas las tres de la mañana desperté y saqué del baño de arroz a mi celular poniéndolo a cargar. Y aunque pudiera parecer increíble, a la mañana siguiente estaba en perfecto estado. Fue el momento de agradecerle a mis taimadas huellas, pues me ahorré la compra de un aparatito nada de barato. Conclusión: estamos hechos a prueba de agua mi celular y yo,  😁.