lunes, 22 de noviembre de 2021

Lo que viene...

 

  ¿Dónde está el piloto? es la pregunta que vino inmediatamente a mi mente mientras caíamos en picada y la tierra se acercaba con rapidez de vértigo a nuestro encuentro. El susto inicial se trocó en alivio cuando abrí los ojos y me encontré estirada cuando corta soy en mi sillón cuasi-mecedora. La modorra me había vencido y por unos minutos había cerrado los eyes mientras estaba leyendo un divertido relato de un hombre que "despierta" en el Purgatorio. Que "despierta" es un decir nada más pues si lo hace allí es porque está muerto, 😁. Ya les contaré de esa interesante lectura. Anoche, luego de varias semanas de un muy buen dormir me desvelé un tanto, creo que por efectos del eclipse lunar más largo en mil años, según leí.  Desperté  a las 2 de la madrugada. Me levanté y asomé al balcón cual Julieta en espera de su Romeo. Allí estaba la Luna, feliz de la vida, -Romeo brillaba por su ausencia- no sé si ignorante o en conocimiento de que pronto iba a ser ocultada a los ojos humanos. Me asomé de nuevo a las 3 y ya no volví a hacerlo hasta las 4,19, hora en que los astrónomos habían anunciado que comenzaría a verse una sombra en su superficie. Mientras llegaba la hora, comencé a ver una serie coreana distópica, El mito de Sísifo, donde aparece también el desmañado actor de El juego del Calamar. No es ninguna maravilla la serie, pero la prefiero a las de narcos o de acción pura y dura. 

  Bueno, volviendo a la Luna, justo a la hora de la umbra me asomé nuevamente y efectivamente comprobé que lo anunciado era verdad -algo que lo sea, pensé-. Fue el momento en el que lamenté no tener una cámara fotográfica potente o un telescopio que me permitiera ver el fenómeno y fotografiarlo. Intenté algunas instantáneas pero no se distingue nada del evento astronómico. Luego grabé un video con acercamientos y alejamientos y lo que mejor quedó grabado fue el canto de unas aves, 😒.  En fin, se hace lo que se puede con los medios con los que uno cuenta. Que no se diga que no lo intenté.

  ..... Ha transcurrido un par de días de lo escrito. Mis "dormires" -permítaseme el plural, 😁- han recuperado lo propio de una conciencia tranquila -u olvidadiza, creo yo-. Anoche dormí menos, eso sí, por "la" calor dirían algunos y por la necesidad de acostarme informada que me mantuvo más tiempo del habitual "pegada" a los informativos televisivos y digitales. A esta hora, descanso de mis actividades matinales y escribo. Es otro día caluroso como el de ayer, al que evité someterme en su momento más álgido al concurrir a sufragar más temprano que otras veces. No es que haya madrugado ni nada parecido. Tampoco es que haya pretendido hacerle la competencia a los vocales de mesa. Salí como a las 9,30 horas de palacio para llegar pasadas las 10 horas al local de votación, pues me fui caminando, sana costumbre que he adquirido desde que abandoné las aulas, para darle todo el ejercicio posible a mis extremidades y demases. Una vez allá, fue tan rápido el proceso que quedé un tanto frustrada, 😂. No había nadie en la fila de mi mesa así que "dentré" inmediatamente y salí al par de minutos. No tuve ningún problema con el doblez de las papeletas y hasta le gané a una persona que estaba en la cámara secreta antes que yo (¡tremendo triunfo, 😅!). Después, el resto del día se estiró como un felino con sueño hasta que pasadas las 19 horas comencé a observar los informativos televisivos. Como no soy analista en el tema político no haré ningún comentario de los resultados, no haré pronósticos para la segunda vuelta ni daré consejos a los contendores. Eso queda para los entendidos y como tema de conversación con mis afines (una sola persona plenamente identificada, 😂, aumentada a dos recién). Así que a conversar conmigo misma "más" mejor, pues los debates con familiares o amigos pueden sacar una que otra "roncha" innecesaria.  

   Ayer terminé de leer ¡Coño, que me he muerto! de Jesús Lázaro (¡vaya seudónimo!). Es un relato "entre el Cielo ...y el Infierno" como dice el autor, muy divertido, en que se presenta la "vida" y las etapas que pasan los que abandonan este valle de lágrimas, que no se parece en nada -o muy poco- a lo que uno imagina (los que creen en la vida ultraterrena). Fácil de leer y con un buen sentido del humor, falta que hace en estos tiempos convulsos. Un aviso por si acaso: todo lo malo que has hecho en vida pesa en el momento de decidir hacia donde serás destinado, así que a tenerlo claro llegado el momento, para evitar sorpresas desagradables. Yo, de partida, pasaré unos cuantos años en el Infierno, les aseguro. Tendré que ir haciéndome a la idea, 😓 . 

   Otras lecturas han sido Aurora Boreal de Asa Larsson, El silencio de las Viñas de Gisela Pou, Sinuhé, el egipcio de Mika Waltari, La luz tras la ventana de Lucinda Riley y Cuando el cielo se caiga de Francisco Galván. Aunque al autor finlandés Mika Waltari lo busqué por recomendación, debo señalar que no me fue fácil terminar el extenso relato. Intenté leer otra obra de él pero quedé en eso nada más: en el intento. De los demás textos, me pareció destacable el estilo de Francisco Galván, aunque del tema de esta novela he leído mucho (la guerra civil española). Además del estilo interesante (no florido como el de Waltari) me gustó la perspectiva. El personaje que lleva la historia no es republicano ni nacionalista; es un policía que en un mundo absolutamente polarizado es capaz de mantenerse algo neutral y ser capaz de ver los errores (y horrores) de ambos bandos en guerra. Lo triste es que, a la larga, la neutralidad no es posible y aquello le termina costando la vida.

    Se acerca una fecha infausta. Lo bueno, dentro de todo, es que el tiempo transcurrido me ha ido preparando para enfrentarla de mejor manera. Y no es sólo el tiempo, también mi propio desarrollo que retomó su camino cuando correspondía hacerlo. Dicen que la vida es la mejor maestra y no les falta razón. Hasta pronto.  

   

2 comentarios:

  1. Pregunta:
    Sinuhe ¿era el médico egipcio? .

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    Respuestas
    1. Sí. Precisamente leí la novela porque en la recomendación se indicaba a Waltari como uno de los buenos de la narración histórica. Los hechos en los que se ve involucrado Sinuhé en el relato de Waltari tienen relación con el nuevo dios que quiso imponer Akenatón, hecho que pasado un tiempo derivó en una revolución popular.

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