martes, 9 de noviembre de 2021

Bla, bla, blá...

   

   No voy a hablar de Greta Thunberg ni de la Cop 26, aunque no deja de ser un tema que debiera ser atendido, no por el personaje en cuestión sino por lo que se "juega" en esa instancia en Glasgow. Muchos ya han hablado y mucho mejor que yo, así que paso por esta vez. Sin embargo, le tomo prestada la expresión a la joven activista a pesar de no ser ella la creadora ni mucho menos. 

  "Bla bla blá" es una onomatopeya (que en la RAE aparece como 'blablá') que hace alusión a un discurso vacío, insustancial y sin sentido que, sin embargo, usan algunos hablantes por distintos motivaciones que no pueden estar más alejadas del verdadero origen y objetivo del lenguaje. Viene a cuento recordar que debieron pasar miles de años antes de que la especie humana pudiera comunicarse, primero rudimentariamente y luego en forma más fluida y abundante a través de la palabra, de manera tal que pudo ir dando forma sonora y visual a lo pensaba y quería que los demás supieran. El blablá onomatopéyico carece de la condición básica para que la comunicación cobre sentido: la intención comunicativa, por lo que malamente podría uno vanagloriarse de haber hecho uso del lenguaje para no decir nada.  Estamos claros que el lenguaje es una 'herramienta', una de las más utilizadas para comunicarnos con los demás. No es la única, también está la música 🎶 y el arte en general, así como los gestos y ademanes, pero es el 'instrumento' que contiene menos posibilidades de error de interpretación, además de alcanzar categoría universal independiente del idioma. A pesar de su condición de 'medio' y no de 'fin' (a excepción en algunas obras literarias) el lenguaje no debiera "prostituirse" como sucede muchas veces. 

   Lo que hizo ayer el honorable diputado Jaime Naranjo no tuvo nada de honorable, aunque ha dado material para memes y para más de alguna línea en diarios internacionales. ¡Se hizo "famoso"! Prostituyó el lenguaje, lo usó con fines espurios, aun cuando su "marca" tras el micrófono le pueda dar cabida en los récords Guiness y sea la gran hazaña de su vida de la que sus nietos -si los tiene- pudieran estar orgullosos. Merece, sin duda, un monumento como seguidor de Maquiavelo. Claro que no sólo él, que fue el ejecutor, sino todos sus demás camaradas. 

   Me vienen a la memoria dos situaciones: una expresión popular y un relato breve de Chéjov, si mal no recuerdo. El relato nos ubica en una pequeña aldea rusa, en la que una familia no da más de sí de orgullo: un integrante, el hijo mayor, ha aparecido en el periódico. El único problema es que el motivo de su "fama" es un hecho delictivo, lo que no menoscaba el "tremendo logro" para la familia. En segundo lugar me acordé de algo que también guarda relación con el tema; es una expresión que conocí desde pequeña, en que una sartén criticaba lo negra -sucia- que estaba su vecina, la olla, sin haberse mirado antes al espejo y ver lo tiznada que también estaba ella -la sartén-. Sus equivalentes no pueden ser más claros: el fin justifica los medios y la reiterada costumbre de ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio

   Me interesa puntualizar con respecto a esto último que es un problema visual generalizado, diría yo. Seguramente más de una vez yo he caído también en aquella conveniente ceguera. Pero la gran diferencia es que yo no soy autoridad, ni política ni convencional constituyente; tampoco soy una persona de interés público, por lo que mis problemas visuales no afectan la vida de muchos otros, aunque aquello no me exonera del error. De pronto, la realidad suele ser tan diferente de lo que yo percibo y veo de lo que algunas personas declaran por los medios que he llegado a preguntarme si acaso estamos en dimensiones paralelas que se interceptan o que el efecto Mátrix es más generalizado de lo que uno piensa. Es el momento en que clamo internamente por alguna pócima alucinógena o una aceptación sin cuestionamientos. No sé qué será mejor. Si por esas rarezas de la vida me toca en suerte probar alguna o las dos opciones, les paso el dato. Hasta pronto.

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