miércoles, 10 de noviembre de 2021

Ceguera...

 

   Antes de iniciar mi viaje, ya arriba del bus, mientras esperaba con algo de molestia que el recorrido comenzara pues ya estaba durando demasiado la espera, sin poder evitarlo escuché parte de una conversación que el pasajero tras mío mantenía con "su amor". Fue tal el rechazo casi físico que me provocó aquello que estuve en un tris de cambiarme de asiento y ubicarme lo más lejos posible del "seductor". Había muchos asientos desocupados por lo que no habría sido problema  cambiar de lugar. 

  ¿Qué es lo que comenzó a provocarme incomodidad y luego una reacción casi somática? Creo que lo primero tiene que ver con los prejuicios. Yo había visto, antes de sentarme, al sujeto y para un gusto femenino general debo señalar que era lo más parecido al "antimino", 😂. ¡Lo siento, pero el condicionamiento romántico de muchas féminas es muy profundo! Respondemos a estereotipos fijados a presión y con unos cuantos soberbios -tornillos-para que no se desprendan. La verdad es que no me interesaba escuchar una conversación privada de un "antimino" pero no podía evitarlo. Lo segundo fue que el tono y algunas expresiones activaron recuerdos de un sujeto que estuvo en mi vida por tres años y que me mantuvo por un tiempo engatusada como a una rata solitaria y hambrienta, 🐭 . Así es. Hay sujetos -y sujetas, 😏- que no maltratan ni ofenden literalmente, pero que te dominan como el araña al incauto mosquito antes de devorarlo o succionarlo (y que después de haber obtenido lo que querían lo escupen). 

   Palabras y expresiones  como "cariño", "envíame una foto reciente para ver a la Paula de ahora", "eres linda para mí", "consérvate para mí como yo me conservaré para ti" fueron parte de la conversa -y eso que no me interesaba escucharlo, 🙈-. Lo último, digno del mármol y dicho en un tono tan reposado, que me provocó náuseas por el recuerdo.  No es que a mí me hayan dicho exactamente eso, pero era en un estilo parecido. ¡Grrrr! Y a pesar de que no quería escuchar -dijera el copuchento- no faltaron frases como "ya estaremos juntos y nada ni nadie podrá separarnos", al más puro estilo de bolero o canción cebolla (recuerden que recién ayer, 9 de noviembre, como siempre y sin tarjeta,  Zalo Reyes le llevaba un ramito de violetas, a su amor de toda la vida). 

   Esta situación me indujo al autoanálisis -nuevamente- y a una condena casi en voz alta de mi estupidez pasada. ¿Cómo diablos pude estar tan ciega?, me pregunté. No crean que no me cuesta escribir ✍ sobre esa etapa oscura de mi vida, de la cual no quisiera ni acordarme, pero tal como lo expresé latamente en una ocasión anterior, "quien olvida su historia está  condenado a repetirla" , así que mejor es que apure un mal trago de vez en cuando, que caer de nuevo en una trampa como aquélla. Además, aunque me avergüence reconocer la estupidez personal, sirve para exorcizar y reconocer demonios tras una sonrisa y palabras melifluas.  

    Para evitar errores de este tipo o parecidos hay que aprender algo de matemáticas, al menos a calcular promedios (¿cómo le irá a Boric en este ámbito, 😂). ¿Qué debemos aprender a promediar y equilibrar? La imagen que uno tiene de sí mismo y la que los demás  tienen de uno, incluyendo familiares, amigos y algunos enemigos, para atender a una muestra objetiva del universo que nos conoce. Considerando que uno tiene más de un espejo en casa -además del de la cartera o mochila- debiera tener claridad de sus gracias y defectillos físicos, carta de presentación ante los demás, especialmente  frente a los postulantes a entrar en un  contacto más cercano. De manera que si un "posible" postulante a tu sensible -y a veces, estúpido- corazón ❤ , procede a halagarte en forma un tanto exagerada, es hora de ponerse en alerta y al menos comenzar a tener los ojos más abiertos y los oídos más receptivos, sumar 2+2  y cotejar los resultados, esperando que tus conocimientos aritméticos no estén anquilosados. Si a lo anterior se agregan promesas de viajes inolvidables que no se realizan, de expresiones como "todo lo mío es tuyo" sin tener nunca ocasión de ver "lo suyo" que va a ser tuyo, estás por un  camino  espinoso, te lo aseguro.  O es un mitómano/a  compulsivo/a o un estafador que está  preparando el terreno. Si a ello le agregas que te mantienen por mucho tiempo al teléfono es porque, por un lado, está creando la necesidad de una comunicación permanente, y, por otro lado, está controlando e impidiendo que un competidor pueda arrebatarle la "presa" (dicho en todos sus significados y acepciones). 

   Así que, amiga/o   mía/o, si comienzas con problemas visuales que te impidan ver la realidad de tus relaciones sentimentales, además de concurrir con periodicidad a consultar a un oftalmólogo, te recomiendo que pidas la opinión a un/a   buen/a   amigo/a  y  la sopeses en su justa medida, pues él o ella, lejos del ámbito de influencia de tu seductor podrá observar y analizar la situación con mayor objetividad.  ¡A buen entendedor suficientes palabras! 

   ¡Ah! Si eres de los suertudos y suertudas que ha encontrado el verdadero amor, felicitaciones  y a cuidarse mutuamente  porque no resulta fácil dar en la diana. Hasta pronto.


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