miércoles, 24 de noviembre de 2021

Condoricosas...

 

    Mis pasos me han llevado a la tierra de nuestro amigo Condorito, el pueblo de Cumpeo por un par de horas. Me avisaron con anticipación que dicha visita no daba para más. Así que preparé mi mochila en Rancagua y subí a un bus Andimar, ayer martes a primera hora, que me traería a Curicó (161.626 habitantes)No todo fue miel sobre hojuelas, pues como los hospedajes en la red eran escasos y caros, opté por venirme "a la buena de Dios" y, como ya saben que yo y Dios no somos precisamente amigos, casi fracasó mi expedición. Ya iban siete intentos infructuosos en dos horas y nada. 

    Un par de hoteles consultados estaban sin funcionamiento; un par de hostales de medio pelo, completo uno y el otro con sólo habitación para un día; y los locales restantes, residenciales bastante populares al parecer y ya pelo no les quedaba, estaban completas. Claro, sin hoteles funcionando, los hospedajes son la alternativa disponible. Ya estaba casi pensando en terminar el viaje ayer mismo cuando me encontré con otro alojamiento que había visto desde lejos al comienzo. Allí sí había habitación disponible, la que no era muy católica que digamos pero sí tenía un baño privado, minúsculo pero baño al fin y al cabo. Nada de petición de pase de movilidad ni nada. Al menos, anotaron mi nombre en un libro de registro. Dejaré a Curicó como un lugar poco recomendable para volver. Es el problema que tienen los algunos pueblos y ciudades sin mar, en los cuales la oferta hotelera de calidad es escasa y cara. Que quede claro que no pretendo 4 ó 5 estrellas. Tampoco pagaría las dichosas estrellas. Prefiero algo más económico y simple como yo misma, pero privado y aseado, lo que no siempre es así.   

   Son las 15 horas del martes y el termómetro marca 27 grados en Curicó. Es un calor seco y agobiante, que me ha llevado a la sombreada y fresca Plaza de Armas luego de dar cuenta de un chacarero con bebida. El asiento está bastante duro. Creo que volveré al alojamiento y saldré más tarde "con la fresca". Primero pasaré a un supermercado, de los cuales hay bastantes en el centro de la ciudad. Bien, se pensó y se hizo./.../  

   No me creerán pero me anduve perdiendo. No anoté la calle ni el número del hospedaje aunque sabía, más o menos, cómo llegar a él. Era "menos" que "más". Anduve algunas cuadras antes de ubicarme. De inmediato, busqué un supermercado de los varios que había visto en la mañana. Ahora no encontraba ninguno. Así suele pasar. Al final, a las 17 horas, roja como una pancora estaba recibiendo bajo la ducha un chorro de agua helada para bajar la temperatura. Algunas fotos buenas logré en medio de la canícula. Definitivamente, a Curicó hay que venir cuando el cielo esté nublado. Me recordó a San Felipe, que es lo más parecido al infierno en Chile.  

    Hoy miércoles, unos minutos antes de las 9 horas me dirigí al Terminal de buses que me llevaría hasta Cumpeo (4551 habitantes). Una hora y media de viaje, luego de pasar por un cuanto hay de pueblos y lugares: Maquehua, Lontué, Molina, Santa Rosa, Casablanca, Porvenir, Bolsico...¡uff! y, al fin, Cumpeo, pasadas las 10,30 horas. Caminé  por la plaza, por una avenida larga y sectores del centro del lugar y ...¡san se acabó! Obtuve imágenes de los distintos personajes pertenecientes al mundillo de Condorito que adornan los diferentes locales comerciales del sector. Obvio que también me saqué unas selfies con Condorito y Washington de recuerdo.  Pretendía almorzar allá pero encontré abiertos sólo lugares de comida rápida. Lo mejor de todo y a destacar fue que, al parecer, anoche o en la madrugada, había caído una pequeña lluvia sobre el pueblo, de manera que se respiraba un ambiente de frescura y el día nublado estaba ideal para caminar. Pasado el mediodía me subí a un autobús para iniciar el regreso por escalas.    

   Me bajé a conocer Molina (38.521 habitantes)ciudad muy comercial. Luego de caminar unas cuantas cuadras para conocer y comprar medio kilo de almendras, encontré un restaurante al que ingresé y me serví un buen y sabroso plato con una chuleta de cerdo con papas fritas, jugo de naranja, pebre, ensalada y postre. Nada sofisticado pero alimenticio y bastante rico. Mientras estaba allí el sol había aprovechado para hacerse presente con fuerza. Caminé un poco, descansé en un banco de la plaza y cuando empezó a ganarme la modorra decidí regresar...Y finalmente me ganó. Desperté cuando el autobús iba ingresando al Terminal en Curicó.  ¡Por suerte desperté, 😂! Cuánto ronqué en el intertanto no tengo idea y quien no sabe no puede sentirse culpable, 😅.   

    Algo más de Curicó antes de irme mañana  (y tal vez no volver más  que de pasada). La actividad que la lleva sin duda es el comercio; hay de todo y para todos. Al igual que en todos los pueblos y ciudades, mucho comercio ambulante. Hay sectores en que todo es casi una Feria persa. En los alrededores, camino a Cumpeo hay extensos y abundantes cultivo de vides y de árboles frutales. La fruta y verdura debiera ser más barata pero no se nota, al menos en lo que vi. A orillas de prácticamente todo el trayecto del recorrido hecho en bus hoy día, observé un cauce de agua, angosto pero con fuerza. Ignoro si es uno de los ríos que ha sido encauzado artificialmente o simplemente es algún canal de regadío creado. Ello explica la exuberancia de las viñas observadas.  

    En cuanto a mis registros personales destaco los 17 y medio kilómetros caminados ayer y los 12,30 de hoy. Los más gratos fueron los últimos caminados, la mayoría, en condiciones óptimas de temperatura. Mañana volveré a palacio con la satisfacción de haber conocido, no Pelotillehue, pero sí Cumpeo. El creador del personaje Condorito, René Ríos Boettiger (de seudónimo Pepo), ubicó el pueblo ficticio de Pelotillehue entre Buenas Peras y Cumpeo, siendo este último el único real, de lo que se aprovecharon sus habitantes para hacer suyo al personaje y darle al lugar un destino turístico, genial idea 💡  que hace borrosos,  una vez más,  los límites entre la realidad y la ficción.  Hasta pronto. 

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