domingo, 28 de noviembre de 2021

Volteretas...

   

   En estos días la palabra voltereta se ha vuelto trend topic, a pesar de que es más antigua que el hilo negro. Su categoría de "tendencia" tiene que ver con los malabares atléticos, en sentido figurado, que han estado haciendo los Candidatos a la segunda vuelta presidencial, uno más que otro, seguramente por su juventud, para qué vamos a pensar mal, 😁.  Decía que 'voltereta' era muy antigua, no porque yo la conozca desde niña, sino que porque es parte de nuestro idioma seguramente desde su nacimiento, a mediados de la edad media. ¡Qué duda cabe que también los romanos deben haber hecho más de un movimiento de este tipo, literal y metafóricamente! ¡Para qué hablar de los homínidos y anteriores!, que para salvar sus vidas deben haber sido expertos atletas (los que sobrevivieron  porque harto torpes que eran, al parecer; les faltó motricidad fina, es decir, enseñanza parvularia, 😅)   

   Yo conservo algo de los homínidos (¡bravo!, jajaja). Soy torpe de nacimiento, ya se los he comentado. Esta vez no les hablaré de mis pocas habilidades "dancísticas" (pensé que la palabra no estaba en la RAE pero ¡¡¡sí!!!), sino de mi torpeza motora en el área de la gimnasia, como se le llamaba en ese tiempo. Debo contarles sin ni una pizca de vergüenza que la nota en esta asignatura fue por varios años 5,5 (no más allá, a pesar de que era alumna promedio superior a 6, así que me bajaba el NEM) y hasta creo que con ayuda de la profe. Cuando vivíamos en Pichirropulli City (pueblito cercano a Paillaco), estando en séptimo u octavo básico, recuerdo que ensayaba en el patio con prado del Retén de Carabineros (mi padre oficiaba allí de Jefe de Retén) mis "vueltas de carnero" y a pesar de ello no me resultaban nada de perfectas. Terminaba adolorida y frustrada, por lo que me descargaba en el estudio y la lectura (no me quedaba otra si quería conquistar el mundo). La rueda nunca la pude ejecutar (habría sido un suicidio) y otros ejercicios como lanzarse como "pescadito" a la colchoneta (no recuerdo como se llamaba ese ejercicio, 😂) tampoco. Era un desastre en el arte olímpico. Pero por persistencia no me quedaba atrás: corría hasta que no daba más aunque llegara de las últimas. Los saltos en cajón fueron sólo un sueño para mí. No me atrevía a realizarlos y creo que la profe tampoco lo permitía. Además era hija de la autoridad local, 😉, y había que cuidarme. En lo que no fallaba era en los desfiles escolares: ¡me encantaban! Continuamente tenía que corregir el paso mientras marchaba, eso sí, pero había aprendido a hacerlo. Claro que por mi estatura, habitualmente iba casi al final del desfile, aunque siempre digna, seria y empoderada.    

   Hoy tenía  planes de ir a la Feria de Avda. Grecia a comprar unas frutas y tierra para mi huerto-jardín. Debí desistir al sentir dolor en otro sector de la espalda diferente al de un par de semanas. No sé si la dolencia fue psicosomática (no me extrañaría porque no tenía muchas ganas de volver arrastrando el saco de tierra, 😁) o real. Como pueden ver ya es tiempo de masajes y no de ejercicios atléticos. Felizmente, para caminar no me echo atrás, así que igual realizo la actividad física necesaria para mi etapa de juventud, 😏. Además, está toda la acción desarrollada como hortelana. Esta mañana estuve dedicada por un rato a la tarea de mantención de algunas hortalizas.  Arranqué  unas plantas de tomates 🍅 🍅 sin ninguna flor pero con mucho oidio (hongo en hojas y tallos), porque a pesar de los fungicidas éste seguía  diciendo "presente" -hoy y siempre, 😁- (¡más porfiado el hongo!). Les he aplicado agua con manzanilla, h2o con bicarbonato, ajo con ají y alcohol, h2o con detergente, purín de hortiga y ¡nothing! ¡Así que a la basura con ellos! Con pesar y mucha reflexión, he debido aprender de los espartanos.  

  [Abro paréntesis: cuando conocí Esparta quedé encantada. Más aún, cuando, a unos 8 kilómetros de la actual ciudad, fuimos a visitar Mystras o Mistrá (fundada en el siglo XIII) en el monte Taigeto, que llegó a ser la segunda ciudad en importancia del Imperio Bizantino después de Constantinopla. Las ruinas que iban apareciendo entre la niebla el día de la visita y exploración daban cuenta de un mundo fabuloso y extraordinario. Iglesias, monasterios y palacios aún muestran la maravilla de la cultura bizantina que se asentó en aquel privilegiado lugar. Cierro paréntesis].

   Haciendo una voltereta en mis actividades dominicales, terminaré de escribir para dedicarme a otra cosa. Les cuento que estoy leyendo un libro llamado El infinito en un junco de Irene Vallejo (no confundir con Camila, ¡por favorcito!). ¡Interesante! Habla de la creación de las bibliotecas en el mundo antiguo. El junco es el papiro, que tuve el privilegio de conocer en Siracusa y en Egipto (su lugar de origen). Ya les hablaré de él próximamente. ¡Qué tengan un buen domingo!   

viernes, 26 de noviembre de 2021

Diez años...

    

    Hace diez años, a las 8 de la mañana recién me enteraba de la noticia más terrible jamás recibida por mí: la muerte  -por femicidio- de mi querida y única hija Mirella. Ella había sido asesinada hacía más de 7 horas, en la madrugada del 26 de noviembre de 2011, cuando aún no se habían acallado los últimos ecos de la conmemoración del Día contra la Violencia de la Mujer (25 de noviembre). Su muerte -y todas las posteriores hasta el día de hoy- son una clara evidencia de que la violencia hacia la mujer sigue vigente a pesar de campañas, programas y esfuerzos de muchos. Es una realidad lamentable, que no ha mejorado en lo más mínimo. ¿Qué será necesario para que ello ocurra? ¿Tiempo? ¿Cambios en la educación familiar y escolar? ¿Sistemas legislativo y judicial más efectivos y eficientes? ¿¡Quién sabe!? Nadie al parecer ha conseguido dar con las acciones adecuadas para aminorar el flagelo, del que América Latina marca un triste récord a nivel mundial.   

   Estos diez años que parecen una enormidad en la ausencia, no se ajustan a la distancia objetiva transcurrida. Todo lo sucedido es tan "reciente" en la emoción y en el sentimiento que la década resulta como una especie de mala jugada del calendario. Con 25 años a cuestas y un mundo lleno de ilusiones y proyectos, Mirella salía adelante en sus estudios y en el trabajo con éxito, en tanto, nuestra relación había llegado a un punto óptimo de intercambio de ideas y experiencias. Le "robábamos" tiempo a nuestras otras actividades y a cercanos para compartir quincenalmente horas valiosas que no sabíamos que serían las últimas. 

   Todo bien hasta que ya nada más pudo ser: ni navidades, ni cumpleaños, vacaciones, encuentros familiares o, por último, tardes de cine en casa luego de un rico almuerzo casero. La vida dio un vuelco, la muerte pasó a ser omnipresente aún sin entenderla ni aceptarla hasta que seguir negando lo evidente no fue posible. Nunca más podría verla salvo en sueños (muy pocos) y en fotografías, en las que permanecería inmutable, con su bella sonrisa y su mirada especial. La vida que soñó, anheló y por la que tanto se esforzó había llegado a un fin abrupto, inesperado y brutal. 

 No  me  detuve  a  realizar  un  análisis y re- planteamiento  de mi vida. Todo se fue dando casi en forma natural dentro de lo poco natural en  nuestro  esquema que tiene la muerte.  El dolor  se  fue  aminorando sin desaparecer, la ausencia pasó a formar parte de mi cotidiani- dad  y  los  ritos  se consolidaron. Cientos de visitas y fotografías en su lápida, miles de co- loridas flores, leal compañía en ocasiones y las hojas del ca- lendario disminuyendo sin pausa para iniciar un nuevo ciclo. El tiempo se detuvo para Mirella, no para nosotros. Es una de las pocas certezas con la que contamos, como que también la pátina del tiempo irá realizando su tarea. 

 El martes recién pasado busqué en Curicó el recinto de la Estación de Ferrocarriles que fuimos a visitar con Mirella y mi madre Urbana el año 2009, pero ya no existía. Pregunté y no supieron darme antecedentes de aquello. Sin embargo, yo conservo las imágenes que me confirman que no fue un sueño ni una idea fantasiosa de  mi parte. Estuvimos allí por una única vez y aquello forma parte de nuestra historia aunque el edificio haya desaparecido.    

   Hoy se cumplen diez de una separación físi- ca inapelable  y también, paradójicamente, de una  unión  madre-hija  indisoluble.  Para  mí, son diez años caminando por la vida en Ran- cagua y otros lugares, en soledad y en medio de los recuerdos; para Mirella son diez  años de silencio en esta vida y de aprendizaje, tal vez, en otra "vida". Un abrazo que encierre y traspase las barreras del tiempo, hija mía.

miércoles, 24 de noviembre de 2021

Condoricosas...

 

    Mis pasos me han llevado a la tierra de nuestro amigo Condorito, el pueblo de Cumpeo por un par de horas. Me avisaron con anticipación que dicha visita no daba para más. Así que preparé mi mochila en Rancagua y subí a un bus Andimar, ayer martes a primera hora, que me traería a Curicó (161.626 habitantes)No todo fue miel sobre hojuelas, pues como los hospedajes en la red eran escasos y caros, opté por venirme "a la buena de Dios" y, como ya saben que yo y Dios no somos precisamente amigos, casi fracasó mi expedición. Ya iban siete intentos infructuosos en dos horas y nada. 

    Un par de hoteles consultados estaban sin funcionamiento; un par de hostales de medio pelo, completo uno y el otro con sólo habitación para un día; y los locales restantes, residenciales bastante populares al parecer y ya pelo no les quedaba, estaban completas. Claro, sin hoteles funcionando, los hospedajes son la alternativa disponible. Ya estaba casi pensando en terminar el viaje ayer mismo cuando me encontré con otro alojamiento que había visto desde lejos al comienzo. Allí sí había habitación disponible, la que no era muy católica que digamos pero sí tenía un baño privado, minúsculo pero baño al fin y al cabo. Nada de petición de pase de movilidad ni nada. Al menos, anotaron mi nombre en un libro de registro. Dejaré a Curicó como un lugar poco recomendable para volver. Es el problema que tienen los algunos pueblos y ciudades sin mar, en los cuales la oferta hotelera de calidad es escasa y cara. Que quede claro que no pretendo 4 ó 5 estrellas. Tampoco pagaría las dichosas estrellas. Prefiero algo más económico y simple como yo misma, pero privado y aseado, lo que no siempre es así.   

   Son las 15 horas del martes y el termómetro marca 27 grados en Curicó. Es un calor seco y agobiante, que me ha llevado a la sombreada y fresca Plaza de Armas luego de dar cuenta de un chacarero con bebida. El asiento está bastante duro. Creo que volveré al alojamiento y saldré más tarde "con la fresca". Primero pasaré a un supermercado, de los cuales hay bastantes en el centro de la ciudad. Bien, se pensó y se hizo./.../  

   No me creerán pero me anduve perdiendo. No anoté la calle ni el número del hospedaje aunque sabía, más o menos, cómo llegar a él. Era "menos" que "más". Anduve algunas cuadras antes de ubicarme. De inmediato, busqué un supermercado de los varios que había visto en la mañana. Ahora no encontraba ninguno. Así suele pasar. Al final, a las 17 horas, roja como una pancora estaba recibiendo bajo la ducha un chorro de agua helada para bajar la temperatura. Algunas fotos buenas logré en medio de la canícula. Definitivamente, a Curicó hay que venir cuando el cielo esté nublado. Me recordó a San Felipe, que es lo más parecido al infierno en Chile.  

    Hoy miércoles, unos minutos antes de las 9 horas me dirigí al Terminal de buses que me llevaría hasta Cumpeo (4551 habitantes). Una hora y media de viaje, luego de pasar por un cuanto hay de pueblos y lugares: Maquehua, Lontué, Molina, Santa Rosa, Casablanca, Porvenir, Bolsico...¡uff! y, al fin, Cumpeo, pasadas las 10,30 horas. Caminé  por la plaza, por una avenida larga y sectores del centro del lugar y ...¡san se acabó! Obtuve imágenes de los distintos personajes pertenecientes al mundillo de Condorito que adornan los diferentes locales comerciales del sector. Obvio que también me saqué unas selfies con Condorito y Washington de recuerdo.  Pretendía almorzar allá pero encontré abiertos sólo lugares de comida rápida. Lo mejor de todo y a destacar fue que, al parecer, anoche o en la madrugada, había caído una pequeña lluvia sobre el pueblo, de manera que se respiraba un ambiente de frescura y el día nublado estaba ideal para caminar. Pasado el mediodía me subí a un autobús para iniciar el regreso por escalas.    

   Me bajé a conocer Molina (38.521 habitantes)ciudad muy comercial. Luego de caminar unas cuantas cuadras para conocer y comprar medio kilo de almendras, encontré un restaurante al que ingresé y me serví un buen y sabroso plato con una chuleta de cerdo con papas fritas, jugo de naranja, pebre, ensalada y postre. Nada sofisticado pero alimenticio y bastante rico. Mientras estaba allí el sol había aprovechado para hacerse presente con fuerza. Caminé un poco, descansé en un banco de la plaza y cuando empezó a ganarme la modorra decidí regresar...Y finalmente me ganó. Desperté cuando el autobús iba ingresando al Terminal en Curicó.  ¡Por suerte desperté, 😂! Cuánto ronqué en el intertanto no tengo idea y quien no sabe no puede sentirse culpable, 😅.   

    Algo más de Curicó antes de irme mañana  (y tal vez no volver más  que de pasada). La actividad que la lleva sin duda es el comercio; hay de todo y para todos. Al igual que en todos los pueblos y ciudades, mucho comercio ambulante. Hay sectores en que todo es casi una Feria persa. En los alrededores, camino a Cumpeo hay extensos y abundantes cultivo de vides y de árboles frutales. La fruta y verdura debiera ser más barata pero no se nota, al menos en lo que vi. A orillas de prácticamente todo el trayecto del recorrido hecho en bus hoy día, observé un cauce de agua, angosto pero con fuerza. Ignoro si es uno de los ríos que ha sido encauzado artificialmente o simplemente es algún canal de regadío creado. Ello explica la exuberancia de las viñas observadas.  

    En cuanto a mis registros personales destaco los 17 y medio kilómetros caminados ayer y los 12,30 de hoy. Los más gratos fueron los últimos caminados, la mayoría, en condiciones óptimas de temperatura. Mañana volveré a palacio con la satisfacción de haber conocido, no Pelotillehue, pero sí Cumpeo. El creador del personaje Condorito, René Ríos Boettiger (de seudónimo Pepo), ubicó el pueblo ficticio de Pelotillehue entre Buenas Peras y Cumpeo, siendo este último el único real, de lo que se aprovecharon sus habitantes para hacer suyo al personaje y darle al lugar un destino turístico, genial idea 💡  que hace borrosos,  una vez más,  los límites entre la realidad y la ficción.  Hasta pronto. 

lunes, 22 de noviembre de 2021

Lo que viene...

 

  ¿Dónde está el piloto? es la pregunta que vino inmediatamente a mi mente mientras caíamos en picada y la tierra se acercaba con rapidez de vértigo a nuestro encuentro. El susto inicial se trocó en alivio cuando abrí los ojos y me encontré estirada cuando corta soy en mi sillón cuasi-mecedora. La modorra me había vencido y por unos minutos había cerrado los eyes mientras estaba leyendo un divertido relato de un hombre que "despierta" en el Purgatorio. Que "despierta" es un decir nada más pues si lo hace allí es porque está muerto, 😁. Ya les contaré de esa interesante lectura. Anoche, luego de varias semanas de un muy buen dormir me desvelé un tanto, creo que por efectos del eclipse lunar más largo en mil años, según leí.  Desperté  a las 2 de la madrugada. Me levanté y asomé al balcón cual Julieta en espera de su Romeo. Allí estaba la Luna, feliz de la vida, -Romeo brillaba por su ausencia- no sé si ignorante o en conocimiento de que pronto iba a ser ocultada a los ojos humanos. Me asomé de nuevo a las 3 y ya no volví a hacerlo hasta las 4,19, hora en que los astrónomos habían anunciado que comenzaría a verse una sombra en su superficie. Mientras llegaba la hora, comencé a ver una serie coreana distópica, El mito de Sísifo, donde aparece también el desmañado actor de El juego del Calamar. No es ninguna maravilla la serie, pero la prefiero a las de narcos o de acción pura y dura. 

  Bueno, volviendo a la Luna, justo a la hora de la umbra me asomé nuevamente y efectivamente comprobé que lo anunciado era verdad -algo que lo sea, pensé-. Fue el momento en el que lamenté no tener una cámara fotográfica potente o un telescopio que me permitiera ver el fenómeno y fotografiarlo. Intenté algunas instantáneas pero no se distingue nada del evento astronómico. Luego grabé un video con acercamientos y alejamientos y lo que mejor quedó grabado fue el canto de unas aves, 😒.  En fin, se hace lo que se puede con los medios con los que uno cuenta. Que no se diga que no lo intenté.

  ..... Ha transcurrido un par de días de lo escrito. Mis "dormires" -permítaseme el plural, 😁- han recuperado lo propio de una conciencia tranquila -u olvidadiza, creo yo-. Anoche dormí menos, eso sí, por "la" calor dirían algunos y por la necesidad de acostarme informada que me mantuvo más tiempo del habitual "pegada" a los informativos televisivos y digitales. A esta hora, descanso de mis actividades matinales y escribo. Es otro día caluroso como el de ayer, al que evité someterme en su momento más álgido al concurrir a sufragar más temprano que otras veces. No es que haya madrugado ni nada parecido. Tampoco es que haya pretendido hacerle la competencia a los vocales de mesa. Salí como a las 9,30 horas de palacio para llegar pasadas las 10 horas al local de votación, pues me fui caminando, sana costumbre que he adquirido desde que abandoné las aulas, para darle todo el ejercicio posible a mis extremidades y demases. Una vez allá, fue tan rápido el proceso que quedé un tanto frustrada, 😂. No había nadie en la fila de mi mesa así que "dentré" inmediatamente y salí al par de minutos. No tuve ningún problema con el doblez de las papeletas y hasta le gané a una persona que estaba en la cámara secreta antes que yo (¡tremendo triunfo, 😅!). Después, el resto del día se estiró como un felino con sueño hasta que pasadas las 19 horas comencé a observar los informativos televisivos. Como no soy analista en el tema político no haré ningún comentario de los resultados, no haré pronósticos para la segunda vuelta ni daré consejos a los contendores. Eso queda para los entendidos y como tema de conversación con mis afines (una sola persona plenamente identificada, 😂, aumentada a dos recién). Así que a conversar conmigo misma "más" mejor, pues los debates con familiares o amigos pueden sacar una que otra "roncha" innecesaria.  

   Ayer terminé de leer ¡Coño, que me he muerto! de Jesús Lázaro (¡vaya seudónimo!). Es un relato "entre el Cielo ...y el Infierno" como dice el autor, muy divertido, en que se presenta la "vida" y las etapas que pasan los que abandonan este valle de lágrimas, que no se parece en nada -o muy poco- a lo que uno imagina (los que creen en la vida ultraterrena). Fácil de leer y con un buen sentido del humor, falta que hace en estos tiempos convulsos. Un aviso por si acaso: todo lo malo que has hecho en vida pesa en el momento de decidir hacia donde serás destinado, así que a tenerlo claro llegado el momento, para evitar sorpresas desagradables. Yo, de partida, pasaré unos cuantos años en el Infierno, les aseguro. Tendré que ir haciéndome a la idea, 😓 . 

   Otras lecturas han sido Aurora Boreal de Asa Larsson, El silencio de las Viñas de Gisela Pou, Sinuhé, el egipcio de Mika Waltari, La luz tras la ventana de Lucinda Riley y Cuando el cielo se caiga de Francisco Galván. Aunque al autor finlandés Mika Waltari lo busqué por recomendación, debo señalar que no me fue fácil terminar el extenso relato. Intenté leer otra obra de él pero quedé en eso nada más: en el intento. De los demás textos, me pareció destacable el estilo de Francisco Galván, aunque del tema de esta novela he leído mucho (la guerra civil española). Además del estilo interesante (no florido como el de Waltari) me gustó la perspectiva. El personaje que lleva la historia no es republicano ni nacionalista; es un policía que en un mundo absolutamente polarizado es capaz de mantenerse algo neutral y ser capaz de ver los errores (y horrores) de ambos bandos en guerra. Lo triste es que, a la larga, la neutralidad no es posible y aquello le termina costando la vida.

    Se acerca una fecha infausta. Lo bueno, dentro de todo, es que el tiempo transcurrido me ha ido preparando para enfrentarla de mejor manera. Y no es sólo el tiempo, también mi propio desarrollo que retomó su camino cuando correspondía hacerlo. Dicen que la vida es la mejor maestra y no les falta razón. Hasta pronto.  

   

jueves, 18 de noviembre de 2021

Vaivenes...

    

   Mientras el viento mueve para un lado y otro el cd colgante que tiene por objetivo espantar las palomas que suelen llegar a los balcones, pienso que gran parte de mi vida -y la de muchos, probablemente- ha sido similar a la de aquel cd en este par de años y últimos meses por varias razones que se han acumulado y potenciado. En nuestro país, como en el resto del mundo, la inestabilidad pareciera haberse transformado en la "nueva normalidad". Nada es seguro. Lo que parecía serlo hoy, mañana ya no lo es. Ninguna carrera está ganada sino hasta llegar a la meta porque se puede estar a un metro de ella y surge algo que impide la llegada (un ratón, una serpiente, un ataque cardíaco, una torcedura -o metedura, 😁- de pata, una piedra en el camino...) y ¡zas!, gana el rival.  Este ejemplo es muy ad hoc a lo que se está jugando en estos días previos a las elecciones "más importantes" de los últimos tiempos -dicen y lo creo-. Para muestra un botón: una candidata al honorable senado quedó en evidencia ante la opinión pública por los altos sueldos pagados a sus cercanos asesores durante su candidatura a gobernadora por la Región Metropolitana, lo que se agrava si se considera que pertenece a los "de la nueva política" que llegaron a este mundillo para eliminar los vicios de la antigua ídem. Ese "pequeño" detalle seguramente le costará el premio mayor (ganar el asiento senatorial).

    En aquel ámbito y en muchos otros distintos, así como en nuestra vida privada, se adolece de una mirada autocrítica y objetiva. En los demás tal actitud o acción está mal, en nosotros o en mí, es válida o se justifica. Y aunque algunos digan, "fuerte y claro", que hay que condenar "sin matices, venga de donde venga", no dicen la verdad. O tienen -han tenido- serios problemas visuales para ver y analizar la realidad y los hechos con anterioridad o hay ciertas pequeñas distorsiones, no sé si porque no durmieron bien en las noches pasadas y eso les impidió claridad intelectual o acaso es un tema que tiene que ver más bien con una mirada sentimental y de pertenencia (menos rigurosa por tanto). Otros -o los mismos- parecieran haber vuelto a la cordura y ahora condenan lo que hasta no hace mucho aplaudían y apoyaban. Seguramente, confían  en nuestra mala memoria, 😠, y en la completa obsolescencia de la información. 

   Si tuviéramos que aplicar un refrán a esto que vivimos, sin duda  el que calzaría como anillo al dedo sería "cada día tiene su afán". La planificación que acostumbraba hacer hasta hace poco ahora ya es sólo una mera referencia, una especie de listado, no más que eso. Ayer, hoy, mañana, te levantarás temprano y te prepararás para salir a conquistar el mundo y cumplir con tus cotidianos trámites, pero no sabes si tendrás algún resultado. En mi caso, hace unos meses venció mi pasaporte y aunque por este año no lo necesito, pretendo retomar mis viajes el próximo año -si no aparece otra pandemia o cualquier impedimento de fuerza mayor-. Cuando me enteré que el monto del nuevo documento iba a ser la mitad del anterior me alegré y me di a la tarea de esperar a que este anuncio se transformara en realidad. Sin embargo, ya sabemos qué pasó. El negocio de la lechera se vino al suelo y ahora, además de esperar la venganza china, habrá que pagar lo mismo de hace cinco años o más, con el serio agravante de que no sirve de nada que te levantes temprano y en un esfuerzo titánico, pensando que será por única vez en un lustro, concurras a hacer una cola interminable de horas. No, ni eso es posible ahora. Hay que pedir hora vía web. Estuve como tres días intentando hacerlo pero no lograba que el pc cargara la página. Hace un par de días, ¡eureka!, lo logré. ¡Bravo! Casi salí a buscar una piedra para golpear mi pecho, pues conseguí hora para el próximo año, en dos meses más y hasta pude escoger una hora entre cuatro posibilidades. ¡Qué maravilla! ¡Grrr! La verdad es que nunca había experimentado en carne propia la ineficiencia en grado sumo. Cuando me acuerdo de los continuos paros de esta entidad hace unos años para "mejorar" el sistema y de esa dirigente que dictaba cátedra sobre derechos y calidad del servicio, me da una indignación que más encima no puedo ni canalizar vía web, 😂. Más vale hacer ejercicios de respiración  y calmarme y... a otra cosa, mariposa...

   


Este ir y venir (va y ven=vaivén) se ha tomado la "agenda" como dicen los periodistas. No tiene para cuándo parar. En el campo político, económico, sanitario... Son tan relevantes en nuestra rutina diaria que cualquier acción imprevista causa movimiento, como en la bolsa de valores. A pesar de ello, no faltan los que dicen que da lo mismo "salga quien salga igual deberemos seguir trabajando" (obvio, no se van a ir de vacaciones eternas) o "todos son iguales de ladrones" (hum, tengo mis dudas: unos son más avezados que otros, 😂). Más encima, el "opio del pueblo" ya no está surtiendo efecto porque la selección chilena no deja de dar tumbos, al igual que algunos políticos. Entonces, habrá que aturdirse con las series de Netflix, con las compras en el retail, con la comida, con las reuniones sociales, con los juegos virtuales, con las noticias faranduleras, según sea el gusto de cada cual y la amplitud de los bolsillos. Yo, en cambio, he encontrado una nueva vía de catarsis: insultar a quienes me desagradan. ¡Momento! Me refiero a los políticos y personajes públicos. Pero mi desahogo es inocuo para mis víctimas y de algo me sirve a mí. Así que cada vez que los escucho en la radio o los veo en tv, si se lo merecen, les recrimino con algún suave improperio, total, no hay nadie que escuche mi exabrupto y, tal vez, por esos insondables misterios de la mente humana y de la alineación de los planetas, algo de mi mala vibra puede llegarle al elegido/a y afectar su campaña de engaño, 😂

   Así vamos, cada día, aprendiendo qué puede ser lo mejor para nuestra pequeña vida, al menos, lo que podemos manejar y elegir, colaborando en la alegría y bienestar de los cercanos; podando y regando; agradeciendo el sol de cada mañana y elaborando el pan nuestro de cada día. Hasta pronto.

domingo, 14 de noviembre de 2021

Pantorrillas...

 

  Resulta increíble que a pesar de estar más de una sesentena de años con este mismo bello cuerpo a cuestas, no necesariamente conozco de memoria cada una de sus partes, especialmente  las traseras,😂, por razones obvias.  Y además de no conocer cada centímetro de dicha obra perfecta (jajajaja), tampoco las "escucho" o las "siento" frecuentemente. Después de mucho tiempo, les cuento, tomé conciencia que seguía teniendo pantorrillas. ¡Increíble!, ¿verdad? Sé que forman parte de mis hermosas -y cortas, 😓- piernas, pero me había olvidado  de ellas. Sin embargo,  ellas continuaban allí ubicadas, sin dar qué hacer ni decir presente. Lo que quiero aclarar de inmediato -antes de que se me olvide,😡- estaban perfectamente aseadas y depiladas,... creo.  ¿Cómo  descubrí que seguían allí como desde el primer día? Les cuento. 

    Sucede que luego de casi dos años nos volvimos a encontrar con mi amiga América. Son también dos años que nos conocemos, luego de compartir dormitorios durante veinte días, cuando formamos parte del Tour denominado  "Las Mil y una noches", que nos llevó a Egipto, Jordania, Turquía y Grecia en noviembre de 2019. Nuestras historias de vida y nuestras profesiones nos acercaron más de lo habitual y logramos una cercanía y comunicación permanente con ella y dos amigas más, todas docentes en nuestra ex vida laboral. Perdimos, eso sí, el contacto con nuestro compañero de aventuras, Miguel, el más joven del grupo y que, paradójica e inesperadamente, se fue de este mundo en enero pasado... Decía que nos volvimos a encontrar con América. Hasta Talca fui el miércoles pasado como acordamos y desde allí nos trasladamos al sector de Vilches Alto (comuna de San Clemente), donde ella contaba con una cabaña familiar desde el año 2020.    

   Varias veces me había hablado de la maravilla del sector, de la tranquilidad, lejos del bullicio y de los problemas citadinos. Al fin logramos ponernos de acuerdo en la fecha y nos organizamos, claro que el mayor peso fue para ella pues yo iba de visita.  Además del deseo de volver a ver a mi amiga presencialmente, me atraía la posibilidad de conocer otro lugar del país al que no había accedido y que comportaba características distintas (en sector precordillerano). El lugar se encuentra entre los ríos  Claro y Lircay, a 70 kms. de Talca, a unos 1200 msnm. Llama la atención mientras uno se acerca, su vegetación boscosa principalmente de especies nativas, con unos cuantos campos de cultivo a la vista, de frutales y vides, a los que se tiene acceso gracias a una carretera en excelentes condiciones, amén de numerosas parcelas con cabañas que apenas se divisan entre los hualles y robles. El trayecto es sinuoso y en continuo y suave ascenso, bello de disfrutar.   

   La cabaña se encuentra levantada en un terreno interior, a unos quinientos metros de la carretera, entre otras construcciones -pocas-, contando con todas las comodidades de la ciudad, mucha luz natural y madera en su parte constructiva, lo que la transforma en un sitio ideal para ir a encerrarse en invierno, sin temor al frío  y a la nieve.  En la noche,  oscuridad completa; en las mañanas, concierto 🎶 de gorjeos diversos. Y si uno sale a caminar no falta la compañía de la Sarita de todos (perrita amistosa de los vecinos).

    Ya se estarán preguntando "¿Y qué  hay de las pantorrillas? ¡Allá  voy! ¡Paciencia! 

  Como habrán deducido cuando les hablé de 'terreno precordillerano', allí no hay visos de playa salvo algún remanso que pueda haberse formado en algún recodo del cauce de los ríos o arroyuelos. Pero como las caminatas no tienen por qué ser obligatoriamente en alguna playa, igual uno puede recorrer caminos rurales o sendas. Así lo hicimos con mi amiga, que dicho sea de paso, fue y es profesora de Ed.Física y se halla en plena forma. El jueves, luego de desayunar, salimos a caminar hasta el Mirador Tres Cuernos, desde cuya altura se veía y escuchaba el Río Lircay a cientos de metros de distancia (unos 900), cuyo cauce se desplaza encajonado entre dos cerros plenos de naturaleza. Recuerdo que mirando el lejano lecho del río allá abajo comentamos que sería imposible bajar hasta allá.

   Por la tarde, con la ayuda del "caballero" de la casa, llegamos a las afueras del sitio arqueológico Piedras Tacitas, al cual accedimos caminando. En este sitio se ubican enormes rocas con cavidades que habrían sido utilizadas por tribus recolectoras hace más de 10000 años, para moler granos. Caminamos otro poco hasta llegar a un refugio, donde nos encontramos con una sorpresa inesperada: árboles aún con digüeñes en perfecto estado de consumo. Buscamos y buscamos hasta que encontramos una vara de coligüe -o colihue- lo suficientemente larga para alcanzar los digüeñes y recolectarlos.

  Nuestra cosecha estaba en plena faena cuando una persona del refugio nos advirtió que tuviéramos cuidado con el consumo de los hongos porque según el árbol en que crecían podían ser alucinógenos (¡qué  nos dijeron a nosotras, 😁!). Yo nunca había escuchado de aquello cuando era infante y nativa así que me pareció extraña la información.  Sin embargo, la anfitriona decidió no arriesgarse. Yo igual me comí uno grande y no me pasó nada y a todos los honguitos les vi cara de inocentes, pero donde manda capitán... Debo señalar que fue una ardua tarea la que enfrentamos en la recolección y lamenté no poder preparar una rica ensalada.     

   Ésa no fue la única excursión realizada la tarde. Después de las Piedras Tacitas, América me invitó a verle la "Cara al indio", un mirador desde el cual, supuestamente, se observaba un cerro con un perfil aborigen, me imagino similar al que puede verse en Lago Ranco. Sin embargo, nunca llegamos a ver al dichoso personaje, pues la guía se equivocó de camino, 😂. Caminamos y caminamos, más encima en subida y cuando no eran las piedras los obstáculos, era el "trumao". La ventaja, además del esforzado ejercicio, fue que llegamos hasta la entrada del Parque Altos de Lircay a cargo de la Conaf y yo logré acceder a un servicio higiénico, 😂. En total, ese día caminamos trece kilómetros.

  [ Abro paréntesis: hasta hace un tiempo yo ignoraba que el sustantivo "Trumao" designaba a algo más que a un río, una estación de trenes, un puerto y a un sector ubicado entre Río Bueno y La Unión.  No sabía que se le llamaba así también a la tierra suelta de los caminos rurales, un verdadero suplicio para los que habitamos las ciudades pavimentadas. Hace poco había visto el término en una novela y debí  recurrir al diccionario para cerciorarme de su significado. En este viaje tuve ocasión de caminar sobre trumao y mis pobres zapatillas y jeans, además de mis "patitas", no quedaron muy felices de la experiencia. Cierro paréntesis]. 

  La excursión del día viernes la iniciamos a las 9,30 horas. La senda era distinta y en bajada. Pronto descubrimos que tal vez si continuábamos podríamos llegar al lecho del río. Bajamos por más de media hora, a veces resbalando pues el terreno era abrupto, hasta llegar a un sector de varias cabañas y camping a pocos metros del cauce fluvial. Todos los caminos cercados pero logramos pasar por un lado del portón .

   Una vez fuera de los terrenos privados del camping nos encontramos con un camino que orillaba el río, por el cual nos fuimos suponiendo que en algún punto debería ascender para volver a casa. No vimos ningún acceso fácil al río para habernos mojado las "patitas" en sus aguas, así que ese deseo de todo explorador no pudo ser cumplido. 

  Caminamos y caminamos ...hasta salir a la carretera, en el sector Vilches Centro, a cuatro kilómetros de la casa, con tres y medio de puro pavimento. Ojalá el trayecto hubiera sido plano, pero eso era mucho pedir, pues nos dirigíamos al sector alto. Debimos salvar varias cuestas, llegando a casa luego de tres horas de haber salido y con 13 kms. recorridos en ese período. No es mucho en sentido general, pero resultó realmente agotador por el descenso de cientos de metros y luego la subida de los mismos por carretera. La Sarita se sacrificó fielmente por nosotras.

    Luego de la ducha mis pantorrillas dijeron presente, primero en sordina y, pasadas las horas, a "grito pelao". Hoy domingo aún las escuché cuando volví de la feria y subí los sesenta peldaños para llegar a palacio. Imagino que ya mañana pasarán al anonimato hasta la próxima vez que decidan reclamar. Lo único que espero que sigan siendo bellas y perfectas como hasta ahora, 😃.

   








miércoles, 10 de noviembre de 2021

Ceguera...

 

   Antes de iniciar mi viaje, ya arriba del bus, mientras esperaba con algo de molestia que el recorrido comenzara pues ya estaba durando demasiado la espera, sin poder evitarlo escuché parte de una conversación que el pasajero tras mío mantenía con "su amor". Fue tal el rechazo casi físico que me provocó aquello que estuve en un tris de cambiarme de asiento y ubicarme lo más lejos posible del "seductor". Había muchos asientos desocupados por lo que no habría sido problema  cambiar de lugar. 

  ¿Qué es lo que comenzó a provocarme incomodidad y luego una reacción casi somática? Creo que lo primero tiene que ver con los prejuicios. Yo había visto, antes de sentarme, al sujeto y para un gusto femenino general debo señalar que era lo más parecido al "antimino", 😂. ¡Lo siento, pero el condicionamiento romántico de muchas féminas es muy profundo! Respondemos a estereotipos fijados a presión y con unos cuantos soberbios -tornillos-para que no se desprendan. La verdad es que no me interesaba escuchar una conversación privada de un "antimino" pero no podía evitarlo. Lo segundo fue que el tono y algunas expresiones activaron recuerdos de un sujeto que estuvo en mi vida por tres años y que me mantuvo por un tiempo engatusada como a una rata solitaria y hambrienta, 🐭 . Así es. Hay sujetos -y sujetas, 😏- que no maltratan ni ofenden literalmente, pero que te dominan como el araña al incauto mosquito antes de devorarlo o succionarlo (y que después de haber obtenido lo que querían lo escupen). 

   Palabras y expresiones  como "cariño", "envíame una foto reciente para ver a la Paula de ahora", "eres linda para mí", "consérvate para mí como yo me conservaré para ti" fueron parte de la conversa -y eso que no me interesaba escucharlo, 🙈-. Lo último, digno del mármol y dicho en un tono tan reposado, que me provocó náuseas por el recuerdo.  No es que a mí me hayan dicho exactamente eso, pero era en un estilo parecido. ¡Grrrr! Y a pesar de que no quería escuchar -dijera el copuchento- no faltaron frases como "ya estaremos juntos y nada ni nadie podrá separarnos", al más puro estilo de bolero o canción cebolla (recuerden que recién ayer, 9 de noviembre, como siempre y sin tarjeta,  Zalo Reyes le llevaba un ramito de violetas, a su amor de toda la vida). 

   Esta situación me indujo al autoanálisis -nuevamente- y a una condena casi en voz alta de mi estupidez pasada. ¿Cómo diablos pude estar tan ciega?, me pregunté. No crean que no me cuesta escribir ✍ sobre esa etapa oscura de mi vida, de la cual no quisiera ni acordarme, pero tal como lo expresé latamente en una ocasión anterior, "quien olvida su historia está  condenado a repetirla" , así que mejor es que apure un mal trago de vez en cuando, que caer de nuevo en una trampa como aquélla. Además, aunque me avergüence reconocer la estupidez personal, sirve para exorcizar y reconocer demonios tras una sonrisa y palabras melifluas.  

    Para evitar errores de este tipo o parecidos hay que aprender algo de matemáticas, al menos a calcular promedios (¿cómo le irá a Boric en este ámbito, 😂). ¿Qué debemos aprender a promediar y equilibrar? La imagen que uno tiene de sí mismo y la que los demás  tienen de uno, incluyendo familiares, amigos y algunos enemigos, para atender a una muestra objetiva del universo que nos conoce. Considerando que uno tiene más de un espejo en casa -además del de la cartera o mochila- debiera tener claridad de sus gracias y defectillos físicos, carta de presentación ante los demás, especialmente  frente a los postulantes a entrar en un  contacto más cercano. De manera que si un "posible" postulante a tu sensible -y a veces, estúpido- corazón ❤ , procede a halagarte en forma un tanto exagerada, es hora de ponerse en alerta y al menos comenzar a tener los ojos más abiertos y los oídos más receptivos, sumar 2+2  y cotejar los resultados, esperando que tus conocimientos aritméticos no estén anquilosados. Si a lo anterior se agregan promesas de viajes inolvidables que no se realizan, de expresiones como "todo lo mío es tuyo" sin tener nunca ocasión de ver "lo suyo" que va a ser tuyo, estás por un  camino  espinoso, te lo aseguro.  O es un mitómano/a  compulsivo/a o un estafador que está  preparando el terreno. Si a ello le agregas que te mantienen por mucho tiempo al teléfono es porque, por un lado, está creando la necesidad de una comunicación permanente, y, por otro lado, está controlando e impidiendo que un competidor pueda arrebatarle la "presa" (dicho en todos sus significados y acepciones). 

   Así que, amiga/o   mía/o, si comienzas con problemas visuales que te impidan ver la realidad de tus relaciones sentimentales, además de concurrir con periodicidad a consultar a un oftalmólogo, te recomiendo que pidas la opinión a un/a   buen/a   amigo/a  y  la sopeses en su justa medida, pues él o ella, lejos del ámbito de influencia de tu seductor podrá observar y analizar la situación con mayor objetividad.  ¡A buen entendedor suficientes palabras! 

   ¡Ah! Si eres de los suertudos y suertudas que ha encontrado el verdadero amor, felicitaciones  y a cuidarse mutuamente  porque no resulta fácil dar en la diana. Hasta pronto.