lunes, 18 de octubre de 2021

De regresos...

 

   Ya estaba bien de estar en silencio; regreso a la palestra (espacio en que se medían y enfrentaban los luchadores clásicos; precisamente en Olimpia tuve el privilegio de ver los restos arqueológicos de ese espacio de los atletas. Está claro que no soy atleta aunque pueda ser 'antigua', 😃. No lo niego.) No vuelvo  al ruedo a lidiar con nadie, salvo que sea con las palabras e ideas, necesarias estas últimas en este mundo tan pragmático y escaso de ideas y creatividad. Veremos si puedo aportar algo nacido de esta juventud más sabia que me invade. 

     Estoy de regreso en palacio, aunque salí apenas tres días. Regresé a matacaballo (pobre sobrino tras el volante variasss horas y con una copiloto que se venía quedando dormida -yo, sorry-). No había  "guagua" ni mascota esperando, sino el huerto-jardín. Y no me faltaba razón para apurarme, pues algunas plantas estaban con la lengua afuera,🌾. Anoche, pasadas las 23 horas, estaba dándole de beber a las más desesperadas.  Hoy me di cuenta que si me demoro un día más una pareja de palomas okupa ya habrían instalado nido en medio de unas plantas de tomates 🍅🍅. Debí recurrir a unos espantapalomas que espero sean efectivos (CDs colgantes y brillantes).   

  El silencio de este mes no se ha debido a que los Musos no me hayan venido a visitarlo hicieron en varias ocasiones pero no tenía la cantidad de tiempo ni la tranquilidad-ociosidad necesarios para atenderlos. ¡Basta!, les dije, ¡no me molesten!  ¡Hagan la fila!, 😂😂.  Estuve abocada a dos tareas principalmente: a la horticultura y a la colaboración de la celebración de los 70 (me refiero al cumpleaños de la hermana mayor de la Dinastía Alvarez-Saldaña).  Quienes organizaban eran sus tres hijos (Juan Carlos, Viviana y Pablo), pero los hermanos estuvimos ayudando en lo que podíamos, mientras los nietos pequeños ensayaban vía on line una canción para la "Yeya" bajo la dirección musical de Pablo. Es en estas situaciones y en todo el tiempo transcurrido en pandemia es que uno agradece el avance de las redes sociales, porque a pesar de las distancias geográficas, la comunicación iba y venía.   

   Me di a la tarea de preparar los recuerdos del evento para los asistentes (25 en total). La primera tarea consistió en pensar e idear qué entregar. Luego elaborarlo, tanto el envoltorio como el mensaje. Mi premisa era que el contenido debía ser el importante mientras el continente, sin ser deslumbrante y oneroso, debía estar presentable. Recorrí todos los locales chinos y de artículos de cumpleaños de Rancagua buscando cajitas que cumplieran su función de contener los "dulces" que pensaba elaborar. La caja más chica que encontré era muy grande (yo me entiendo, 😅).  Me habría  visto en la tesitura de realizar casi una producción semiindustrial para llenarlas, 😂.  Así que no, desechada la alternativa. 

   Entonces, me dediqué a pedirle consejo a YouTube.  Unos tres días me di a la tarea de ver videos de origami en fabricación de cajitas. El primer tipo que probé (de cajita, aclaro) casi me hizo desistir: lograba llegar hasta cierto punto, pero no podía continuar por tanto el resultado era nulo, a pesar de intentarlo con diferentes materiales.  Bien, me dije, a otra cosa, mariposa. Youtube vino en mi ayuda: me ofreció otro formato, estilo bolsita. Ahí sí me resultó. Estaban todas listas y no me gustaron, 😂. Consideré que se veían muy toscas y "guatoncitas". Otro formato y ahora sí que quedaban más estilizadas. Por tanto, partí a comprar papel 'entretenido' para el cometido.  En el intertanto no había dejado de buscar cajitas ya listas, hasta que encontré unos envases plásticos pasables, con una especie de imitación de tejido en los bordes, claro que sin tapa. Eran coloridos y eso les daba un plus. En síntesis, eran unos pequeños maceteros en forma de vaso con adornos en el mismo material. Compré la mitad pensando en entregar uno por familia. Sin embargo ya teniendo las macetitas y las bolsitas (valgan los diminutivos pues eran de pequeño tamaño) cabía comenzar la tarea de elaborar lo que iban a contener.

  Elegí malvaviscos (pensando principalmente en los pequeños), mazapanes, cocadas, privilegios y bombones.  Así hubo días en que estuve casi como la protagonista de Como agua para chocolate, claro que en pleno día y en mi diminuta cocina. En el ínterin, seguía con mis preparaciones de almuerzo de yogur griego y pan casero. También preparé pan dulce de colores y pan con hierbas aromáticas para llevar.  

  Si alguien se ve inclinado/a a pensar "¿Y para qué tanto? ¿Para lucirme ante los demás?". La verdad, además de aprender algo nuevo y demostrarme que puedo hacerlo, la finalidad última es compartir con los seres queridos y estimados (amigos). Es una manera antigua y familiar de decirle a los demás, a los que uno quiere, que ha preparado algo para ellos. Me hubiera gustado que la primera comensal y catadora fuera mi hija, Mirella, pero ante la imposibilidad insubsanable de contar con ella casi por 10 años ya, he elegido a la familia y a mis amigas. Con algunos mínimos percances todas las preparaciones resultaron exitosas, aunque los envases comprados dos días antes de irme al Sur terminaron perforados y rellenos con vermiculita y tierra de hojas y en lugar de un cactus bebé, también idea pergeñada por momentos, sirvieron de primera vivienda para semillas de verduras y flores, seleccionadas intencionadamente para sus dueños, pero que sólo descubrirán lo que les tocó si cumplen con la misión de ponerlos a la luz, darle agua y cuidado a cada uno de ellos. Los dulces se degustan y, aparte de la experiencia gustativa fugaz, nada más queda. Una planta tiene un mayor sentido.  A mi hermana le gustó mucho la idea,  claro  que no averigüé si a los organizadores les pareció bien, 😂 El último día anduve a la carrera entre crear los mensajes, llevarlos a imprimir, preparar cada envase con lo correspondiente y embalar. Fue un día a full.  

   Todo resultó muyyy bien. La sorpresa fue grandiosa. Todos los invitados llegaron (a excepción  de una consuegra que estaba delicada de salud) y mi hermana sólo esperaba a sus hijos con sus familias (9 personas). La primera gran sorpresa fui yo (bueno  no tan grande, 😅) que llegué a su casa con uno de sus hijos y sin que ella lo supiera con anticipación. Los más lejanos llegaron el día  antes y, si bien se hospedaron en las cercanías, no asomaron ni la nariz por la casa de Gladys para no hacer fracasar la sorpresa. Los cercanos llegaron directo al local del evento poco antes que la protagonista, que, ignorante de lo preparado, ya sospechaba algo, pero no su magnitud. En un restaurante en medio de la naturaleza, camino a Trumao estaban todos sus hermanos, hijos,  nietos, algunos sobrinos, nueras, yerno, cuñadas y amigas más cercanas esperándola.  ¡Fue hermoso!

   Así que estoy de regreso a lo de este último tiempo, ya cumplida mi participación familiar. Además de retomar la lectura un poco escasa en esta quincena, tengo planificado incursionar en otras artes a ver qué resulta, amén de seguir en contacto con la tierra y la verdura. Ya les contaré de qué se trata. Hasta pronto. 








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