viernes, 22 de octubre de 2021

Cabronas...

   


   No hace mucho, a través de wssp aconsejábamos a una amiga que sea más  "cabrona" para la próxima vez, 😁. ¡Yo, la más experimentada en el tema, 😔!  Al contrario, más tonta no pude ser con algunos "dulces" enemigos (no vayan a creer por el plural que el número es abundante, por favor; denme el beneficio de la duda, plis; lo uso -el plural- porque es + de 1, no porque me haya puesto a la moda). Obviamente otra de las amigas se atribuyó el título de "cabrona" oficial del grupo, de tal manera que decidí entrevistarla a la primera ocasión para aprender algo nuevo, aunque sea nada más que para aumentar mi bagaje "cultural" porque de allí a ponerlo en práctica, nones. Estoy tan bien sola que no me interesa ningún ejemplar masculino aunque me lo den regalado, jajaja 😂(menos de ésos pues siempre tienen más de una falla). La verdad es que no aprendí nada nuevo (sorry, amiga, te falta para obtener la membresía), pero igual nos reímos un buen poco.  

  La llamada "batalla de los sexos" es parte de la historia antigua, aunque la expresión se acuñara a propósito de los duelos tenísticos de Bobby Riggs con deportistas mujeres por los años setenta del siglo pasado. Es una lucha subrepticia o declarada desde el momento en que el sistema "patriarcal" (jaja) existe, es decir, desde siempre. Seguramente Eva y Adán más de un match de este tipo tuvieron: ¡Qué te he dicho que no puedes comer de ese árbol! ¿Y por qué no si somos los únicos habitantes en este aburrido "paraíso"? ¡Total, quién se va a enterar! (¡Por favor, Eva, ya eras medio transfu desde ese tiempo, ¡fea cosa!). ¡Es una condición que me puso el Jefe para permitirnos la estadía en este resort! ¡Dile a tu jefe que me la suda! (al parecer esta Eva era española de origen, jajaja).    

   Pero antes de entrar en el terreno de estas congéneres -admiradas y vilipendiadas por igual, además de altamente incomprendidas- veamos su significado intrínseco y todos los "flecos" que se le han ido agregando. Según una entendida en el arte al que hacemos referencia, una tal Sherry Argov (la que no conozco ni en una pelea de perros), "una cabrona es una mujer que mantiene su independencia, no persigue a un hombre, es misteriosa, siempre lo deja queriendo más, no permite que él la vea pasando un mal rato, tiene el control de su propio tiempo, mantiene su sentido del humor, se sabe valiosa, siente pasión por otras cosas", no sólo por un par de piernas pelúas,😂(esto último es de mi cosecha). Otras características: ser cabrona "es cuestión  de actitud y de tener las cosas claras. No significa que tengas que ser una mala mujer, que hagas sufrir a tu pareja o que juegues con los sentimientos de las personas. Al contrario, una cabrona es la que sabe lo que quiere, lo que vale y lo que desea". Si es por esto último,  yo soy ahora una cabrona de campeonato (más vale tarde, dicen...).

   [Entre paréntesis: la palabra cabrona en la traducción de la novela de Sherry Argov -Why man love bitches- significa también 'perra', lo que no deja muy bien paradas a las féminas  pertenecientes a esta categoría. La verdad es que la envidia pareciera tener muchas caras, 😅, o aristas, dicho en lenguaje televisivo.  Cierro paréntesis].

   Pero la palabra oficial se la cedo a la RAE (como corresponde a una docente de Castellano), quien nos entrega diez acepciones del término, de las cuales sólo una se acerca a lo señalado por el "académico" y popular saber sororal (me río de nuevo: ja ja). Se refiere la RAE a una persona "experimentada y astuta". Seguro, en un par de años más, aparecerá la acepción que hoy nos convoca.   

   En el conciliábulo amical, celebrado en mi palacio para mayor abundamiento, quedaron algunas verdades establecidas. Para ser una cabrona en sentido estricto, una debe abandonar completamente el hecho de sentirse y actuar como una incondicional. ¡No pues, si una también tiene vida y aunque la Biblia haya planteado como verdad irrefutable que somos fruto (¿o fruta?, 😁) de una costilla de Adán,  desde el momento en que nos separaron de su cuerpo -si es que fue así- adquirimos libertad, independencia y pensamiento propio, amén de otras características, cualidades y también defectillos. Por ello, una de las primeras acciones de esa carta de independencia debiera ser poner límites. Nada de aceptar cualquier cosa, palabra o acción de nuestro querido energúmeno. Y esos límites deben conversarse claramente y ojalá dejarlos en una especie de decálogo como los diez Mandamientos, en que puede haber algunos veniales, pero la mayoría deberían ser mortales. Es decir, no cumpliste, Chao, pescao, a rey muerto, rey puesto (¡qué  cabrona!, 😁).    

   Evidente e indiscutible nos pareció el siguiente principio: que aunque se tenga pareja los demás especímenes no se deben considerar que han muerto para uno, 😉, así que mirar no es pecado. La idea es que se practique el arte de mirar de soslayo y sin que la admiración se vislumbre en el rostro y siempre teniendo a la mano -o en la punta de la lengua más bien-  respuestas "comodines " (así como sucede con los políticos) preparadas para la ocasión o pequeñas acciones distractivas en caso de ser sorprendida con los ojos... en la masa. No les daré ejemplos para no limitar vuestra creatividad pero les adelanto que tengo varios, jejeje. Ahora, un detalle bien importante: la cabrona debe serlo pero no parecerlo (disculpa, Julio, por tomar prestada tu máxima y cambiarla un poquito). O sea, disimular siempre, total, en mirar no hay engaño. Sin embargo, eso no significa que, por querer ser justa, le permitas a él el vitrineo. ¡Never! Tú  puedes, él no. En eso consiste este plus en tu actuar y ser. De otra manera, "seguí siendo la incondicional de siempre" y te vas al club del frente y no regreses a llorar sobre mi hombro.    

   A lo anterior,  agregamos adquirir la sana costumbre de conversar todas las cosas, de expresar eso que te callabas antes, sea del tema que sea. Porque el que calla otorga y no puedes luego reclamar si no te has negado a algo o no has hecho ver tu postura contraria o diferente. Si quieres pertenecer a esta exclusiva estirpe de mujeres debes esforzarte y e v o l u c i o n a r. Debes aclarar -con todas sus letras- que no eres la misma de antes ni de siempre (si es necesario). Ya estás curada de espanto, te aburriste de ser la sacrificada mujercita de antaño, que aceptaba todo por el bien de la relación  y para no quedar sola (¡qué patéticas fuimos más de una vez!). Y esto no significa ser más o menos feminista ni inclusiva, ni toda esa tontería de la igualdad a ultranza, porque no somos iguales biológica ni emocionalmente a los hombres. Simple y llanamente se trata de tener respeto por uno misma y exigirlo dentro de lo que corresponde, como mínimo.  

   De mi parte y haciéndome cargo de las acepciones consideradas del vocablo, agrego la necesidad de dejar absolutamente sentado que la estrategia de las lágrimas debe ser desechada completamente, a excepción que sea un recurso distractivo. La cabrona debe hacerse fuerte y parecerlo, en especial ante el sexo opuesto. Si hay que derramar más de una lágrima que sea en soledad o con las amigas; de otra manera, tu imagen perderá toda credibilidad. Nada de quedar esperando el wssp como desesperada. Si no es posible controlar la ansiedad es preferible poner en silencio el celular y realizar una actividad agradable o salir con amigas. La tarea de esperar debe ser la que menos ocupe tiempo en tu vida. Que es difícil, ¡claro que sí!; que se aprende a sobrellevarlo, también. Otra cosa: no te esfuerces por agradar y cedas en todo con tal de que no te dejen sola. ¡Nooo! La soledad provisoria es parte de este juego. Es mil veces preferible que la pésima compañía. En el momento en que inicies el camino de la dependencia  ya te transformaste en una incondicional por no decir una palabra menos académica. Cuando aprendas a reírte un poco de ti misma estarás lista para obtener el diploma y el título correspondiente, porque estarás dejando de lado la actitud de víctima  y mártir. La vida tiene altos y bajos; no podemos pretender que todo salga bien siempre. Sería  muyyy aburrido y la  idea es que hagamos de nuestra corta vida la mejor experiencia posible, con múltiples momentos satisfactorios y felices. Y eso lo conseguiremos si nos paramos con "perso" ante el espejo de nuestra mirada y la de los demás. Es decir, hacer de los limones que te tocaron en suerte o en herencia biológica la mejor limonada del mundo que se pueda alcanzar con ellos. ¿Capice?


2 comentarios: