domingo, 13 de junio de 2021

Desidia...

 

   Pintaba o, mejor dicho, intentaba hacerlo. Quise engañar a la maestra, pero no me resultó. Estaba muy atenta a mi desidia o poca creatividad. Me dio una oportunidad, que agarré de las mechas, como ahogado en el desierto. ¡Hum! Parece que confundí expresiones. ¡Jajaja! Imposible ahogarme allí, 'sediento' es mejor o 'ahogado en el mar'. Pega más. En fin... Cuando no se tienen dedos para el piano, hasta explicarlo resulta complejo.

  Estaba soñando y desperté algo angustiada. Me había sentido una vez más alumna en desventaja y eso, cuando me ocurría en la vida real -hace aaaños- era angustiante. Me quedé pegada, tanto que, mientras iba al inodoro, a medio dormir, seguía pensando en cómo realizar mi obra de arte pendiente y al regresar a la cama ya tenía la gran idea lista en mi mente para ponerla en práctica. El único problema es que, salvo que ocurriera alguna conjunción estelar extraordinaria, no podría volver al mismo sueño y remediar la situación. Me causó tal impresión la circunstancia que me puse a escribir ipso facto. De otra manera, al levantarme ya habría pasado al olvido.   

  ¡Uff, ya me desvelé! Esperaba burlar a mi conciencia y volver rápidamente a los brazos de Morfeo pero ha sido imposible. Son las 03:43 horas y estoy despierta. Ahora sólo falta un terremoto. Al final, en lugar de perder el tiempo consciente tratando de volver a la inconsciencia, me siento en la cama y recomienzo la escritura. Luego iré a la lectura. Mejor así, en lugar de dar vueltas y vueltas... 

   Este escrito llevaba quince días en el limbo y ya lo había olvidado. Si no me hubiera desvelado en esa ocasión, que me llevó a escribir lo anterior, jamás me habría acordado de aquel sueño. Se olvidan tan fácilmente apenas uno despierta a la vida activa. Sin embargo, hay algunos que no puedes borrar en absoluto, ya sea por lo terribles o por lo felices. Hay dos que tengo en la memoria reciente de estas mismas dos semanas. Uno, en que yendo con mi madre caminando por la calle, ella se caía de bruces sobre un charco. La caída me dolió en el alma y guardo esa imagen como si hubiera sido una situación real. Dos, un sueño con Mirella pequeñita y tomada de mi mano, mientras paseábamos por un parque y conversábamos.  Fue un hermoso sueño. 

  ¿Qué hace que recordemos tan bien algunos, mientras otros han sido absolutamente olvidados? En este caso, la respuesta es obvia. El profundo cariño hacia los dos seres amados se mantiene más allá de la distancia y de la muerte, tanto así que ellas siguen existiendo para mí en otro plano de mi conciencia. Están allí, latentes, inolvidables. En cambio, situaciones personales -o no- que son más lejanas a las vivencias concretas, uno las olvida porque carecen de sustento real, lo que no suele suceder con las pesadillas, imagino que porque éstas responden a temores, angustias, miedos patentes o subyacentes en nuestra conciencia. A veces es la escena o imagen de una película o de un libro lo que funciona como gatillante para una experiencia onírica.  

  Lo que resulta increíble o más bien incomprensible es que tantas horas de nuestra vida que ocupamos en dormir sean tan poco "aprovechadas" por nuestra mente. Ella sigue trabajando pero sólo superficialmente. Claro que lo que realmente importa y necesitamos es que descanse, que nos desconectemos, para seguir bregando cuando volvamos a la conciencia. Manejo sólo generalidades en relación al mundo onírico, de manera que no pretenderé ni pretendo establecer alguna premisa. Son sólo ideas producto de la lógica de las situaciones o de mi ilógica manera de establecer sinapsis. ¡Qué bueno que aún tengo y produzco ideas, aunque sean equivocadas, 😁!  

   Ahora estoy despierta, bien despierta, con tareas claras por delante. Por ejemplo, concurrir a emitir mi voto en una hora más. Estoy esperando que haya menos frío (7° aún) aunque, tal vez, espere menos tiempo. El día está hermoso, radiante, parece primaveral. Desde mi egoísmo particular me alegra, a pesar de que es una sentencia a muerte para los que viven de la tierra. Cada cual vela sólo por sus intereses, mayoritariamente. La empatía no deja de ser sólo una palabra vacía sin sustento real. Cuando no me cuesta nada de valor monetario soy empática o empático. Apenas algo me significa un coste, hay razones, múltiples, de mayor peso para dejar de lado la actitud solidaria. En fin, el día está demasiado hermoso para darle cabida al cinismo. Volvamos a nuestro metro cuadrado.

    ¡Ya, me he decidido! Voy a movilizarme enseguida. Ciertas tareas es mejor realizarlas sin dilaciones. Postergar contamina los momentos de espera, que no se gozan porque se tiene clara conciencia de lo pendiente. 

   Partí este escrito hablando de un sueño y termino divagando sobre una realidad concreta, lo que no es otra cosa que la vida misma, hecha de diferentes elementos. Muy poca gente en el local de votación. Había mucho más gente en la feria que estaba a la pasada en mi trayecto de regreso. Es contradictorio todo esto: los que pierdan deberán acatar el triunfo ajeno aunque el verdadero ganador haya sido la abstención o indiferencia. Mala cosa para la democracia. En fin, son las reglas del juego y hay que respetarlas, incluso si los jugadores son mínimos, frente a la gran cantidad de mirones.

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