sábado, 16 de diciembre de 2017

El día en que se detuvo la Tierra... Veintisiete... [Hoy]

   Veintisiete...                                                             [Hoy]
Maui se siente completamente satisfecha. Ya lleva 12 días en España y si bien es cierto ha habido algunos chascarros, éstos no han pasado de ser sólo menudencias del diario vivir en un país extranjero, del mismo idioma, aunque más "civilizados", como señaló un taxista (jajaja, como si nosotros anduviéramos con la pluma parada, piensa nuestra amiga). La verdad es que lo que cambia son algunas costumbres, usos y expresiones, no más que eso, que ya es bastante. Si a eso se agrega la "falta de mundo" completamos la escena.  
 Y así es como se ha enfrentado a algunas cosas y situaciones como si hubiera sido transplantada desde el siglo antepasado a la actualidad. Aunque esto último pareciera darle la razón al señor conductor de taxis, en favor de nuestra dilecta friend, debo señalar que no es así. 
   Por ello, cual si fuera Colón, se sintió descubridora del agua caliente para su café al darse cuenta que al  darle el máximo volumen a la llave en su color rojo, ésta casi le quemaba la piel. ¡Bien!
   También descubrió, cual Edison o Tesla, el funcionamiento de los calefactores adosados a la pared y que, vía cañerías con agua de calderas -probablemente- ofrecen una temperatura apta para fríos invernales, que a ella, no por efectos de soponsios ni nada parecido -eso dice ella- la considera, a veces, excesiva.
  Asimismo, esta vez en Zaragoza, tuvo la suerte de hacer funcionar un aparato de radio que estaba empotrado en la pared y que había supuesto, inicialmente, que tenía que ver con la calefacción. No era así, pues. Sólo el último día, la curiosidad y el tiempo disponible,  le hicieron intrusear y logró hacer funcionar el artefacto que resultó ser una radio. 
   En Soria casi la sorprende la tecnología. Las persianas exteriores funcionaban, decía un cartelito, con electricidad, por lo que había que buscar el interruptor correspondiente. No había ninguno cerca de la ventana. Al final, muy oportunamente (casi hizo todo un "show" frente a los visillos al querer desvestirse) descubrió que uno de los interruptores que había sobre el velador era el responsable de cerrar las personas. ¡¡Bien!!   

Al llegar a Barcelona, siendo la única pasajera que iba quedando en el bus, prácticamente la echaron abajo (eso me contó un pajarito, jajaja). Ni siquiera llegó el bus a un Terminal (o "Estación", como le llaman acá), sino simplemente en una Avda. cualquiera, que sabía era central pero nada más. En fin... Había taxis: estaba de suerte. Y era tannnta - a la suerte me refiero- que el taxista, en una detención de semáforo frenó bruscamente pero contra el trasero de otro taxi (jaja). "¡¡Guau!! ¡¡Ahora sí que la hizo de oro éste!! ¿¿Me bajo o no me bajo??", pensó Maui, preocupada, sin saber si tendría que salir a defender al conductor, si debería ir a la policía, o simplemente arrancar (soldado que huye sirve para dos guerras... a lo menos). Permaneció a la expectativa: el chófer se bajó, el otro arrimó el vehículo a la vereda (llevaba pasajero también), miraron la trompa y el trasero de sus respectivos vehículos, se dijeron algo, el chocado pidió un número telefónico al chocador y listo el problemita. Ambos se subieron a los automóviles y siguieron con sus vidas.  En nuestro país, seguro habría habido un florido intercambio de unos cuantos &@$#+* (entiéndase "garabatos"), tal vez unos intentos de agresión mutua, unos gritos y gestos destemplados, además de las amenazas del Infierno. Felizmente no llegó la sangre al río y el taxista, luego de dejarla cerca e indicarle cómo llegar a su destino, siguió su camino. 
  "¡¡Uff!!, de la que me salvé", pensó nuestra amiga. 
  Siguió la indicación señalada por el conductor y comenzó a buscar el Hostal como si estuviera a la caza de Wally. 44, 33, 30, vamos bien... Cuando de pronto ve unas letras al estilo "Hollywood", pero en sentido semicircular, que decían "HOSTAL   ..ROPA" . Con cristiana resignación pensó: "aquí debe ser". No era 8 sino 18 su número (lo que le faltaba en letras -se llamaba EUROPA- le sobraba en números), una cosa por otra, la vida suele tener sus compensaciones (jajaja). Insufló de aire sus pulmones y se dispuso a subir los veinte peldaños aprox. Recepción: un hombre, casi de mala catadura, la atendió. Todo bien, habitación 404, cuarta planta. Clave wifi, dispone de espacio y artefactos para calentar agua y demases. "¡¡Bien!!", pensó Maui. "Se acabó la mala racha", se dijo, claro que demasiado pronto. Allí está el ascensor, le dijo el hombre: otros peldaños, ascensor a punto de jubilar, que había que casi rezarle padre nuestros y ave Marías para que funcione. Por fin, la habitación: la cama, lámpara, velador, mesilla, lavamanos y...una silla adosada al calefactor, sobre la cual (la silla) había uno de esos baldes que usan los aseadores para estrujar sus mopas. ¿Cuál era la razón de aquel "adorno" tan poco estético? La razón más básica y mundialmente conocida: una gotera, que salía del calefactor adosado a la pared. 
  "¡Qué bajo hemos caído! ¿¿Me habrán visto las canillas??", pensó Maui. Estaba en el piso cuarto. Debió rogarle al ascensor para que funcionara y se presentó en recepción para pedir cambio de habitación. Tuvo éxito. La bajaron a la planta dos y aunque no había balde, igualmente la dependencia era básica y no contaba con tv. Por suerte no es fanática de aquel aparatito, pero que no hubiera habiéndose publicitado no hablaba bien de la empresa. Lo que hay que decir a favor es que frío no pasó, aunque el bullicio hasta tarde, que se escuchaba en dependencias anexas, era bastante desagradable. En fin, precios baratos, por algo son... Lo otro positivo fue la ubicación, a una cuadra de la Rambla y ésta a unas pocas cuadras de la Plaza Catalunya y, en sentido inverso, el Puerto.
 Al abandonar Barcelona, igualmente Maui se va completamente satisfecha, pues ha terminado de gozar la creatividad de Antonio Gaudí, a quien su antepasada no ha visto ni en pintura, ni siquiera en estilo rupestre, en tanto su descendiente, en el futuro, seguro tendrá otros ídolos e intereses que nuestra Maui no logra visualizar.
   La Tierra ha seguido su marcha y el viaje de nuestra amiga también. Ya veremos que otra novedad podemos compartirles.  
  

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