martes, 5 de diciembre de 2017

El día en que se detuvo la Tierra .... Veintitrés .... [Mañana]

  Veintitrés...                                                       [Mañana]
  ¿Veintitrés? ¿Estaremos vivos, los seres humanos quiero decir (nosotros que rato estaremos incinerados) en el siglo veintitrés? 
  - Así como  vamos, lo dudo- contestó Ami. 
 Su voz la sorprendió. Sólo entonces se dio cuenta que había expresado su pensamiento en voz alta. "Deberé tener más cuidado, ya no estoy sola", pensó. 
  Caminaron con cuidado, una detrás de otra, precedidas por Liu. Éste parecía tener grandes dotes de guía; se deslizaba con una seguridad impresionante. 
  Ami era la guía humana en esos momentos. Cuando estuvieron planificando Maui se dio cuenta que su pequeña amiga, por el hecho de haber nacido en Osaka, conocía menor la urbe. Ellas, con su madre, sólo hacía dos años que habían llegado a la gran ciudad, por lo que aún había grandes sectores desconocidos, vírgenes (como en el pasado, dicen, eran algunos lugares de la Tierra)
  Ami había asegurado que podría, sin problemas, llegar hasta donde estaba su familia y, una vez logrado aquello,  buscarían a su madre. El lugar donde vivían los padres de Ami estaba relativamente cerca, por lo que no debería ocuparles mucho tiempo. Claro, si todo estuviera normal, pero en esas condiciones, la cosa era distinta y ... atemorizante.
 Un maullido de horror la sacó bruscamente de su ensimismamiento. Liu se había detenido y estaba transformado en un  verdadero arco con púas. Lo que tenían delante era un amasijo extraño, en cuyo montón pudieron descubrir unos cuantos cráneos ...¡¡humanos!! El espanto les revolvió el desayuno a ambas y se vieron en la obligación de alejarse un poco para aliviar sus estómagos. Una vez algo recuperadas, decidieron alejarse un poco y parlamentar.
   Lo recién visto les daba más luces en relación a lo sucedido. El evento  había sido nuclear, atómico o algo parecido. No cabía duda. Estaban al interior de la cúpula y lo que había sucedido a esas "personas" era reciente. Por lo tanto, si ellas -perdón, "ellos"- no estaban en las mismas condiciones era porque la situación les había sorprendido en lugares cerrados y, por lo tanto, herméticos. 
   Maui recordó que cuando recobró el conocimiento estaba en un lugar desconocido, en la "ciudad vieja". Aún no puede recordar qué hacía allí; todavía tenía elementos inconexos en su memoria. En todo caso, ese sector estaba  bajo la cúpula también, aunque en la parte periférica, así como parte del mar, hasta las islas artificiales. Lo que significaba que todo el material que habían arrastrado las olas era, probablemente de las islas. 
   Comentó aquello con Ami. Llegaron a la conclusión de que la cúpula estaba destruida en alguna parte. Las plantas nucleares estaban a kilómetros de distancia y ellas habían podido ver el efecto en la misma ciudad. Claro que también cabía la posibilidad que hubieran sido víctimas de un ataque externo y, en tal caso, la situación adquiría mayor gravedad. 
   Tomaron la decisión de apurarse al máximo, de ir al trote donde el trayecto se los permitiera. Ahora no sólo se trataba de ubicar a sus seres queridos, sino también de protegerse: debían reducir al máximo el tiempo al "aire libre". Pronto la radiación empezaría a afectarles. 
   Recién pasado el mediodía, Ami comenzó a reconocer algunos hitos. ¡¡Al fin!! La esperanza les dio nuevos bríos. 
- ¡Allá es!- exclamó.- Casi no nos falta nada-. 
  Aumentaron la velocidad hasta casi llegar a la carrera y, luego, como temerosas de enfrentarse a una realidad insoslayable, fueron deteniendo paulatinamente el paso, como una máquina en funcionamiento a la que se le ha cortado el fluido energético. 
  El edificio estaba inclinado sobre un costado, con los primeros pisos reducidos al mínimo y con otros, superiores, absolutamente destruidos en parte, mostrando todo su interior a los observadores. 
 -¡Mis padres!-, gritó Ami e intentó correr hacia la construcción, prueba patente de la destrucción sucedida, pero Maui, más rápida, alcanzó a detenerla con firmeza. 
- ¡Espera!, debemos encontrar el camino más seguro para acercarnos-. 
  Liu, junto a ellas, ronroneó manifestando su acuerdo. Debían ser cautelosas, perdón, "cautelosos", pensó en su fuero gatuno. Esto de andar con sólo hembras era contagioso...

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