jueves, 8 de octubre de 2015

Mirándome al espejo...

    Mirándome al espejo trato de adivinar...no, más bien, descubrir (sí, eso sí) las huellas del futuro,... de mi futuro. Así como si fuera un software de aquellos que son capaces (no, tampoco, no es un tema de "capacidad" ni "habilidad"), mejor dicho, que están programados para establecer los cambios que el tiempo puede dejar en un rostro, aunque  ignoro con qué porcentaje de acierto y error; digo "acierto" primero porque me obligo a elegir la opción positiva en primera instancia. 

   Sin duda, hacerlo virtualmente es una tarea fácil para el usuario, claro está, aunque no creo que haya sido muy simple para el o los programadores artífices (¿serán artistas realmente?). Ahora bien, que yo o cualquier humano medianamente inteligente y sin ningún poder extrasensorial, logre visualizar cómo seremos  (o estaremos, jajaja) en 5, 10, 15 ó 20 años más a través de un simple espejo (que, por desgracia, no es mágico) es un poco más complejo (digo un "poco más" para no pecar de pesimista, jajaja).

   Seguramente tendré el cabello con más canas (o bien, éste  lucirá un hermoso color dorado, rojo furioso o negro como ala de cuervo), habrá más "líneas de expresión" en mi rostro y mi testa estará en proceso de jibarización.
    Me parece, de acuerdo a lo que he visto en estos pocos años de vida míos (jajaja) que, efectivamente la cabeza empieza a achicarse ...¿o derretirse?  Tal vez sea por efectos de los años de sol sobre nuestros cuerpos. Por tanto, habría que adoptar la moda del sombrero, especialmente en el verano. 
- Oye, Princess... 
- ¡Ah! ¡Estás ahí! 
- ¡Como siempre...! ¿No te parece que es una falta de seriedad plantear esa teoría tuya? 
- ¿Teoría? ¡Para tu información, yo soy de lo más concreta y práctica!
- ¡Hummm! ¡Permíteme dudarlo! ...Pero, volviendo a lo nuestro, te preguntaba por esa idea de que la reducción de cabezas se debe a la exposición al sol.
- ¡A ver, a ver...Una pregunta: ¿Tú podrías probar lo contrario, es decir, que no se  debe a aquello? 
- Yo no, pero los científicos sí. 
- ¡Humm! ....¡Espera un poquito! ¡Voy a consultar con Google!


  Mientras ella busca, me gustaría explicarles (doña Princess pronto leerá esto y ojalá pueda entender) que los efectos del paso del tiempo en el cuerpo humano, son análogos a las consecuencias en otros seres vivos. Todo lo que tiene vida finita (que yo sepa) es "víctima" del paso de Cronos; en todos deja huella y no para bien, precisamente. Cuanto hay se va deteriorando, envejeciendo, desarrollándose hasta llegar a un punto cúlmine, en que comienza el proceso inverso.

- ¡Ajá! Así como el conflicto en el género dramático.

- ¿Qué tienen que ver peras con manzanas?
- Es que en ese género literario, para tu información, un conflicto se inicia, se desarrolla, llega a su clímax y luego se produce el desenlace. ¿Dime si no es equivalente a la vida humana? 
- Bueno...a groso modo, puede que sí, pero son situaciones completamente distintas. Estaba yo haciendo referencia a su categoría de seres vivos y las obras literarias son ficción pura.
- ¡No todasss! 
- Cierto, (¡¡¡grrr!!),  lo sabemos, pero cada lector debe entenderla como ficción aunque contenga elementos de la vida real y cotidiana... ¡Sigue husmeando en Google, no más, mientras termino la idea!
- Ok, no te molestaré...jijiji...
   
   Continúo:...Desde una planta a nosotros, pasando por los animales (y algunos congéneres también, jajaja), estamos sometidos a las leyes de la naturaleza: crecimiento y desarrollo hasta un punto máximo y luego, proceso contrario. El itinerario vital de cada uno de estos seres será similar e insoslayable, dependiendo de la especie y de toda una serie de factores externos, siempre que no interrumpan abruptamente el  camino o lo aceleren. El sol, sin duda, tiene un rol fundamental, más beneficioso que dañino (hasta ahora, al menos). Claro que todo, en su justa medida, permite la armonía.
   Una flor, una fruta, un perro, una mosca, envejecen, sólo que lo hacen a velocidades distintas. Cada uno tiene un reloj biológico diferente.


- ¡Sonó bonito aquello! 

- ¡También tengo mis aciertos!
- ¡Zaaa! .... Oye, amiga, ¿cómo se puede diferenciar una mosca infante de una mosca de tercera edad? Jajaja.
- En todos los otros ejemplos que di es fácil señalarlo, pero tenías que preguntarme precisamente por la mosca. Un estudioso de aquellos insectos seguramente lo sabrá, después de observarlas bajo el microscopio. Ignoro cuáles serán los signos, pero no deben ser tan distintos a los de otros seres vivos: el deterioro de sus funciones fisiológicas con algunos indicios corporales externos. Todo aquello, imposible de distinguir bajo nuestra mirada. 
- Lo que yo creo, a propósito de moscas, es que cuando mato una, ésta debe ser joven o adulta, pero no de tercera edad. 
- ¿¿¿???
- Me cuesta tanto cazarlas, que debe ser por la agilidad de la juventud; las de tercera edad, si se aparecieran ante mí, no lograrían escapar, jajaja.
- ¡Ufff! ¡Qué brillante!.... ¿Me permites terminar mi planteamiento?
- ¡Avanti!

   Por último, resulta relativamente fácil darse cuenta en los ejemplos dados (salvo en las moscas, ¡grrr!) cuándo se comienza a bajar la cuesta. Una flor pierde lozanía, brillo, tersura; una fruta detiene su crecimiento, disminuye su dureza, luminosidad y suavidad (salvo algunas que, debido a su naturaleza distinta, carecen de estas características, como la piña y el kiwi, por ejemplo). En otros casos, es el color lo que cambia. 
   Sea como fuere, todos y todas vamos perdiendo volumen, el agua se va escapando de nuestros cuerpos y el tejido se va ablandando... y soltando (jejeje).

     ¡C'est la viè! No me gusta lo que veo al mirarme al espejo, para qué engañarme y decir lo contrario. La ventaja que tenemos los que empezamos a bajar la cuesta, es que los ojos también se nos achicarán y cada vez veremos menos (jajaja). Algo bueno, después de todo: me miraré de memoria más adelante; mientras tanto, puedo sacarme los anteojos y no ver los detalles innecesarios. Pero desde hoy, comenzaré a ayudarle a este reflejo mío, haciendo de las líneas expresivas las huellas de mis sonrisas, mientras mis eyes miran con sincero asombro y sinceridad lo que se ponga por delante ..., que sea digno de ser mirado, por supuesto.  
    ¡Arrivederci!

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