martes, 18 de agosto de 2015

"Ella quiere un hombre candente...", respondió...

-¡¡¡¿Quién?!!!
-¡Mmm! ¡Se cuenta el milagro pero no el santo! 

- ¡Ya pues, cuenta, cuenta!
- ¡Jajaja! Fue muy chistoso todo.
- ¿?
    Estábamos analizando un hermoso poema de Alfonsina Storni, "Un sol", casi dándome vueltas de carnero, sacando conejos de la chistera, usando mi varita mágica láser (un regalo de hace años que ahora le he sacado partido), subiendo y bajando la tonalidad de mi bella voz, gesticulando cual mimo para que me entiendan, cuando surgió la pregunta del millón :
- ¡Jóvenes! : ¿Qué expresa la hablante en el verso
   "necesito un sol que me disuelva"?
   Y allí surgió la respuesta inmediata de un alumno que captó "al vuelo" el sentido del verso: "Ella quiere un hombre candente". Risas de mi parte y del resto de los alumnos. ¡Directo al blanco!, como Katniss Everdeen.
- Jajaja, ¡acertado el muchachito! 
- ¡Cierto! Y lo felicité, aunque su lenguaje no fue estrictamente formal.
- Tampoco fue inadecuado...
- No, pero pudo haberlo dicho mejor. Lo importante es que captó el sentido del verso y del poema. 
    Es cierto que una respuesta como la descrita no es la ideal, pero a fuer de respuestas equivocadas o no-respuestas, no cabe duda, que es un logro. Junto con ello, le agrega picardía a la clase, ingrediente tan necesario en ocasiones y en determinados grupos. 
- ¡Srta. Princess!
- ¡Dígame, estimada amiga!
- ¿Usted no necesita "un sol que la disuelva"?
- Jajajaja, ¡buena!
- ¿O ya te decidiste a vivir bajo un cielo nublado o con pequeños soles, que alumbran pero no calientan?, hablando en el buen sentido, se entiende...
- ¡Pequeños soles, de ninguna manera!
- Jajaja.
- ¿Un poderoso sol? ¡Hummm! ¡Depende!
     Es inevitable no ingresar al terreno de los "dependes". Con la(s)  experiencia(s) vivida(s) no puede dejar de ser así. A veces los soles aparentemente intensos, son sólo luces fatuas; en tanto, unos amarillentas y paliduchas estrellas podrían resultar jóvenes soles incandescentes (jajaja). Es que el Universo tiene para todos los gustos. Aquí traigo a colación la información que un colega me entregó esta misma tarde: que hay más estrellas (= soles) que granos de arena  en las playas de nuestro planeta. Le pregunté acerca del responsable de esa estadística, si era acaso el INE que estuvo a cargo del Censo pasado, pero no tenía la información (jajaja). ¡Interesante dato! 
- O sea, por ahí debe estar "tu" sol, jajaja. 
- ¡Ojalá sólo fuera cuestión de estadísticas!
    Dicen por ahí, que cada cual tiene su alma gemela. Sin embargo, no siempre se produce esa conjunción vital que permite el encuentro y, lógicamente, no hay nada especial que a uno le avise que aquélla es su alma gemela y no otra. Por tanto, uno sólo cuenta con dos elementos a considerar para tomar una decisión, llegado el momento sus sentimientos y  sus observaciones con el correspondiente análisis. Lo último es, lejos, lo más seguro, aunque no infalible. 
    A veces, hay "soles", que, al igual que la Luna, mantienen una de sus caras a oscuras y suele ser tarde cuando conocemos ese lado "B". Tarde tan sólo para algunos efectos, en todo caso, porque la verdad, en este mundo  relativo actual, no hay nada indisoluble: cualquier lazo, unión o acuerdo se puede cortar o terminar, refiriéndonos al ámbito de las uniones de pareja. Por lo tanto, solución hay en caso de errar en la elección. Lo único malo es que mientras más errores, menos esperanzas de dar en el blanco y más posibilidades de no contar con la suficiente calefacción en épocas invernales. Pero, como todo, mientras se viva, tiene solución, hay buenos calientacamas que alejan cualquier frío. ¡Algo es algo! (jajaja).
   

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