martes, 22 de octubre de 2024

Reencuentros...

  

   La vida es un interminable listado de reencuentros, especialmente cuando se tienen "ciertos" años. Mientras más avanza el reloj vital la cantidad aumenta, siempre y cuando uno esté dispuesto a promocionarlos o a participar, pues si uno se transforma en un ermitaño en medio de la ciudad, ni modo, como diría el Chavo. De estos reencuentros personales, familiares y amicales, les hablaré, pero también de otros, de los del alma, de los que sólo dependen de uno porque "el otro" ya no está acá para vernos ni saludar.  
     Viajé al sur hace unos días  (11 en la noche) no sin antes partir al reencuentro con Mirella en el parque-jardín, en esa visita quincenal desde hace casi 13 años. Nuevas flores, la reescritura de su querido nombre, la audición de su canción, el saludo y la despedida hasta la próxima ocasión.  Con aquella venia, inicié mi viaje hasta Valdivia, ciudad inolvidable, a la que llegué a buena hora de tomar un desayuno, para luego dirigirme al "Parque Los Laureles", en un recorrido interminable del microbús línea 3 que me paseó por donde quiso para, finalmente, dejarme en las afueras del parque,  donde me esperaba mi hermana. Allí nos reencontramos para, juntas, llevar flores a nuestros padres y hermano Tito. Mi madre, ese día precisamente, cumplía 9 años desde su partida a otros lares. Fue muy gratificante para nuestros espíritus llegar hasta ellos, o lo que resta de lo que fueron. El mundo siguió su curso inexorable después de ellos y aunque cada año la brecha temporal aumenta, siguen presentes en nuestros corazones y en el itinerario valdiviano de cada uno de los hermanos.  
    Me despedí de Gladys para irme con Marcela y, desde allí, a Lanco, no sin antes pasar a conocer "Botellones", ese local tan visitado por los residentes y visitantes valdivianos de los últimos tiempos. En mi caso, era mi primera entrada a ese antro del vicio, no así en el caso de mi compañera, 🤣 🤣. ¡Salud! Ese salud se hizo realidad cuando enfrentamos una docena de empanadas y un pullmay, según gustos, en la Feria Gastronómica de Niebla, que nos recibió con sus aromas y sabores de siempre. Obviamente, y desde tiempos inmemoriales (tiempos en que estuve allí con Mirella, mis padres y/o algunos de mis hermanos y/o sobrinos), yo me serví una Kunstmann bock, mientras mi amiga le hacía los honores a una Colacola, 🤮, 🤣. Olorosas a fritanga y moluscos bivalvos, 😬🤧, enfilamos camino a  Lanco no sin antes guardar lo que no pudimos comer de nuestros opíparos almuerzos por si se presentasen tiempos difíciles, 🤣, situación que en casa de Marce, de Adda, de Gladys, ni de nadie se produjo, lo que me trajo como trágica consecuencia el aumento de algo más de 2 kilos de peso y volumen a mi escultural cuerpo. Dicen que suele darse que una cosa lleva a la otra (si no, pregúntenle a Monsalve, 😁), la cuestión es que me vi en la necesidad  (si no quiero andar rodando en lugar de caminando en un tiempo cercano) de distanciar temporalmente mis viajes al sur. Sucede que me cuesta un mundo bajar hasta medio kilo de peso, para que después, en poco más de una semana, los multiplique por 3 ó más. ¡Nooo! Así no podré emprender en Onlyfans, ☺😚. Por lo tanto, visto lo visto, se me verá menos por esos andurriales, ¡upps!, se me salió, 😂 😂.  Ese día lo terminamos en compañía de Soa Lidia, la Candidata, probando unos cuantos pisco souer no-catedral, de elaboración casera (emprendimiento Madrid &Ltda.), que puede que hayan tenido alguna sustancia extraña pues a mi anfitriona no le resultaron muy saludables, 🤭🤭 durante lo que restó de noche. 
    El domingo 13, luego de alimentarnos con el correspondiente desayuno, enfilamos rumbo a la zona lacustre con Marce. Nadie más quiso acompañarnos, ignoro por qué, 😂. Pasamos como bólidos por Malalhue, Melefquén, Huellahue, Panguipulli y ...¡más allááá! , hasta llegar a Liquiñe, lo que no resultó tan cerca ni tan falto de curvas (me refiero a la carretera), subidas y bajadas. A pesar de ello, se hizo plenamente justificado el viaje apenas empezaron a aparecer los verdes campos, los cerros y las colinas cercanas, teniendo como corolario, la presencia del Volcán Villarrica al fondo de la postal caminera. ¡Hermoso trayecto! Íbamos subiendo la Cuesta Los Añiques cuando empezamos a ver plantas de nalcas y helechos a orillas del camino. Fue verlas y acordarme de una deuda veraniega, impaga hasta esa fecha, cuando anduvimos recorriendo la Carretera Austral y luego de haberme comprometido con "hacerme" de algún ejemplar de aquellas especies para el fundo de Marcela, no pude cumplir producto de la distancia existente entre el origen y el destino final que implicaban un real riesgo  de la supervivencia para las especies vegetales, que no para las especies-animales, 😉. Vistos aquellos productos e imbuida por el espíritu de Charles (Darwin se entiende), solicité la detención. Al final, luego de nuestra pequeña aventura naturalista, obtuvimos ejemplares de nalca, helecho, murtilla, muérdago y otra, desconocida. Insisto, todos estos especímenes estaban a la vera del camino público y eran pequeñitos, para que no se diga... Ya iré solicitando informes periódicos de sus estados desde Rancagua, pues quedaron todos plantados convenientemente por estas manos milagrosas. 
    Llegamos a Liquiñe. Intentamos encontrar unas termas de las que habíamos tenido noticia, pero sólo pasamos cerca de ellas según google maps, sin lograr ubicarlas como se debía.  La labor de discípulas de Darwin nos había dejado casi exhaustas 🤣 🤣, por lo que procedimos a buscar dónde ingerir "algo" de alimento antes de desfallecer  🙈 🙈.  El aroma a un asado de cordero nos convenció que habíamos llegado al lugar correcto, aunque casi caímos en una depresión profunda cuando se nos informó que ese plato no era parte del menú.¡Nooo, 😭😭😫! Debimos "conformarnos" con un salmón a la mantequilla y un lomo a lo pobre, 😂 🤣 🤣.  Al rato después, luego de haber eliminado el riesgo de caer en la fatiga por falta de alimentos, nos marchamos del lugar, iniciando nuestro regreso. 

   Esta vez ingresamos a Coñaripe, llegando hasta la playa  donde estuvimos un rato sentadas a orillas del Lago Calafquén, con la vista del Volcán a un costado. El día estaba maravilloso (23 grados) y había varias personas más, caminando, tomando el sol, conversando. Regresamos con hambre,🤭🤭, a preparamos unos sanguchotes muyyy ricos.  
   Lunes y martes fueron días de trabajo, especialmente para la anfitriona, pues se debe a su contrato. En tanto yo, en calidad de nana peruana, 🤭, me las afanaba entre ollas y costuras, preparando salmón en salsa de champiñones, ensaladas, postres y demases el lunes, bistec con berenjenas y papitas, más ensaladas y postre, el martes. Todo ello, además de lavar loza, apagar la caldera de pellet con que cuenta la residencia, regar a las transplantadas y ...eso, 😂  (bordar, mirar tv, tomar café), ¡pura pega!, como pueden ver, 😂.  Y así fue como llegó el Día del Profesor, jornada en la cual, a pesar de algo de lluvia, gozamos de una parrillada exquisita, especialidad de la anfitriona, la que contó  -la parrillada-  con costillar de cerdo y entrañas, con su ensalada, su pebre, su postre y acompañamiento líquido. ¡Mmmm! Luego de tan deliciosa celebración, en compañía de Marce y Ely, procedí a abandonarlas para trasladarme a Valdivia, en primera instancia, y a La Unión,  como destino final, a casa de mi hermana, donde llegué en 3 horas, todo casi cronometrado.  
   En La Unión,  Gladys había elaborado el correspondiente queque, así que, al llegar, ni siquiera alcancé a pasar hambre, 🤭🤭, mientras que, al día siguiente, estando de cumpleaños, preparó pollo al horno, con papas cocidas, ensaladas varias y postre. No alcanzábamos a reposar la comida y llegó la hora del "Apio verde", pues todos los visitantes emprendían vuelo. Pasadas las 21 horas logré llegar a Lanco Sur, por suerte, porque allí mismo el minibús quedó en panne. ¡Uff! Obvio, en casa de Marcela me esperaba una once contundente, para que no se diga después,  😉.   
    Y llegó el 18, tan acontecido hace 5 años, y tan acontecido este año también, aunque por razones diferentes, de similar origen. Un corte de cabello medio a la rápida en mi caso  -¡otra vez!-, para lucir de  mejor manera en tan magno evento: celebrar el retiro de las aulas de nuestra amiga María Esperanza, que hizo patria en Villarrica, luego de dejar un recuerdo indeleble en sus colegas, alumnos y apoderados de Lanco. Llegó de mademoiselle a Lanco -al menos en el trato, 😂; es bromita, amiga- y se fue transformada en madame y ya con unos bellos hijos formando parte de su familia. Fue un emotivo, hermoso y nutritivo reencuentro en casa de Adda, quien se esmeró, como de costumbre, en preparar exquisiteces saladas y dulces, a las cuales se agregaron las bebidas espirituosas que compramos con Marcela en "Botellones" de Valdivia (aporte de todos). Allí nos encontramos 8 de los "antiguos" del Liceo de Lanco, más dos participantes, uno no contemplado, 😂,  pero como donde comen 9 pueden también hacerlo 10, no hubo problemas para aceptar a Juan Carlos (alias Caco), el esposo de la festejada. Así que Sixto (alias Shitito) no tuvo que lidiar con tantas féminas empoderadas, contestatarias y de vuelta de todo, jajaja. El día estuvo casi veraniego, tanto así que la dueña de casa no juzgó conveniente encender su caldera a leña ¡Por suerte, 🥵🥵!    
   Todo estuvo fantástico: la conversación, las bromas, los recuerdos; la comida, una exquisita muestra de la buena mano -una vez más- de la Addita; los bebestibles, ad hoc con el momento y la ocasión. El bajativo, la torta, los kuckenes, ¡de miedo! ¡Y vamos comiendo, ¡uff! Sólo tengo un par de observaciones: en el momento de pasar a la mesa, los trozos de palta que adornaban una ensalada estaban de un dudoso color oscuro y la ensalada de lechugas, mi favorita, estaba lánguida total. ¿Fue una desinteligencia de la chef? 🤔🤔 ¡No, de  ninguna manera! Sucede que la festejada no estaba informada de la presencia de tan conspicuos personajes en dicha mansión, de manera que no azuzó lo suficiente a su maridito para llegar a tiempo con la merluza, 😂 😂, la excusa perfecta para pasar a la casa de Adda. ¡Sorprise! Sin embargo, la demora en la llegada, no sólo marchitó y oxidó algunos productos, sino que casi nos hizo desfallecer a las más glotonas, ☺🥴. ¡Y la merluza nada que llegaba! 🤣 🤣. Pero aquello es un pelo de la cola al lado de una amistad de más de 20 años. Adda, María Teresa, María Esperanza, Sixto, Lidia, Marcela, Marlis, Elizabeth y yo, todos estuvimos allí, una vez más.   
    Pasadas las 3 de la madrugada,  ya casi sin nada de encanto,  😁,  regresamos a casa de Marce. Dormimos unas pocas horas y nos fuimos el sábado 19 a gozar de las aguas cálidas de las Termas San Luis, ubicadas entre Pucón y Curarrehue  donde lucimos, por unas horas, nuestra esbeltez, 🤭🤭. Sólo nos conformamos, al salir, con un sánguche de carne y palta, que había preparado la Sita Marce, y un poco de café, todo home made. De regreso no nos detuvimos en ningún lugar, sólo recorrimos la costanera de Villarrica esperando no encontrarnos con María Esperanza,  quien nos ha invitado infructuosamente "n" veces a su casa, 🤣 🤣. Nuestra excusa-verdad: Lidia iba a ir al Pasaje Alhué a compartir una cerveza (que cabe señalar, fue más de una, 🤫🤭).  
    ¡Último  día, nadieN se enoja! Durante la mañana, en un momento en que amainó la lluvia, fuimos a una florería y luego al Cementerio de Lanco. Era ya el momento del reencuentro -aplazado más de una vez- con cuatro amigos lanquinos de hace más de 18 años. Era la ocasión para llevarles una humilde flor a cada uno de ellos, para mostrarles que seguían -y siguen- en mi recuerdo y corazón. Era el momento de ir a visitar las tumbas de Silvana (Carrasco), Hernán (Carrillo), Rubén (Pineda) y Jaime (Caro). No pudimos encontrar a Jaime, aunque lo buscamos con ahínco. Él comprenderá. Empezaba a llover nuevamente. En el proceso de búsqueda de Rubén me topé con la sorpresa de la partida, hace 6 años, de una buena persona, David (Fernández), con quien me relacioné en situaciones complejas y, a pesar de ello, no dejó de ser la misma buena persona y funcionario, orgulloso de llevar el uniforme de Carabineros de Chile. Le pedí permiso para dejarle una flor. 

   De colofón, en la tarde, logré comunicarme con mi amiga Carmen (Fernández), después de unos meses de no encontrarla al otro lado de la línea telefónica. Fue una genuina alegría conversar unos minutos con ella, saber de su vida en el tiempo transcurrido... ¡El tiempo! Ese juez inapelable, inexorable e incorruptible. ¡Quién lo quisiera para Chile! En fin, algunos hacen lo pueden, otros, lo que quieren. ¡Aquí y en la quebrá del ají, 😒! Hasta pronto.





   

   

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