lunes, 28 de octubre de 2024

El día del níspero...


 Ya era otro día cuando despertamos, jueves 24 para ser exacta. El día se nos adelantó y el sol nos tomó de sorpresa aún sin desayunar. Sin embargo, no importaba, pues ese día Diego nos iría a buscar a las 9 a.m. Destino: Alto del Carmen, sector precordillerano, a 40 kms.de La Verbena. La idea era llegar hasta allá y luego dirigirnos al menos a uno de los valles de los dos existentes, ya sea al de San Félix o al del Tránsito, de distinta herencia predominante, española e indígena, respectivamente.  Visitaríamos, además, a lo menos a un par de emprendedores del sector, con productos típicos.  
 La primera sorpresa del trayecto fue el encuentro con el Embalse Sta.Juana, que nos acompañó por 10 kilómetros, por nuestra derecha, con abundante agua, dadora de vida, oro líquido para los habitantes de la zona. Entre curvas, eludiendo y rodeando cerros, en un moverse serpenteante, las azules aguas del embalse nos vieron pasar. El cielo, completamente despejado, hubiera sido parte de la esfera si no hubieran estado los altos cerros que constriñen el Embalse y lo protegen al mismo tiempo. La frescura que ofrecen como plus las azules aguas se hicieron manifiestas.  
   Luego de kilómetros de sinuoso recorrido  arribamos a la localidad Alto del Carmen. En la plaza nos bajamos y recorrimos los lugares aledaños. Ingresamos a la iglesia, sencilla y con  sus 200 años a cuestas; pasamos por  las sencillas oficinas públicas; entramos a la Biblioteca Pública, que nos asombró por su orden y gran cantidad de material bibliográfico, con distintos espacios de lectura y trabajo; observamos el edificio municipal, imponente y moderno aunque poco acorde al entorno; fuimos hasta las puertas y la barrica, 🤣 🤣,  de la Pisquera Alto del Carmen, apreciamos un pueblo limpio y con diversos trabajos viales activos. Continuamos..., no sin antes detenernos en los alrededores, para obtener la panorámica infaltable de la localidad desde lo alto de un mirador. Allí uno no deja de sentirse maravillado y agradecido de tanta verdura en medio del desierto, 😲🤩🤩.  
   A 24 kilómetros nos esperaba San Félix, la localidad más importante del valle dominado por los españoles, que recibe su nombre del río que pasa por el lugar, que, unido al río El Tránsito en el sector "La Junta", dan origen al Río Huasco. Nos bajamos nuevamente al llegar a la plaza, fuimos hasta la Iglesia, aceptamos la invitación a servirnos un helado artesanal por parte de Kosmo Sapiens, 🍦🍦😋😋, que, sentados en una banca, consumimos mientras conversábamos. La plaza llamó nuestra atención por lo variado de sus especímenes vegetales, que, desde sus jazmines, pasando por bugambilias, rosas, madreselvas, palmeras, jacarandás y otra serie de ejemplares, era una evidente muestra de la dedicación entregada a su cuidado. Allí fue donde me enteré que la zarzamora de toda la vida, conocida como maleza en mis infantiles tierras sureñas, tenía como "bioequivalente", 😂, un árbol  de moras. ¡Nunca lo hubiera imaginado! 😳🤗  ¡Siempre se puede seguir aprendiendo, no cabe duda! 
    Una vez degustados nuestros exquisitos helados (el mío, pie de limón) y apreciado el curso del Río San Félix, empezamos el "shopping" de productos típicos.  Habiendo ya realizado el contacto telefónico y personal, Diego nos llevó hasta la parcela de don Héctor, un señor de sus años, productor de una extensa franja de tierra con nísperos, que se presentó como "soltero", aprovechando que su esposa no estaba presente, 🤣. Allí nos asombramos no sólo por la cantidad y extensión de su plantación,  sino también por la diversidad de flores en el camino de entrada. La recepción fue amable y abierta. Nos decidimos por comprar un licor de nísperos, por supuesto, y una mermelada ídem de su producción. Había otros sabores, pero optamos por agregar el fruto de la casa en crudo y natural: nísperos, los que nos asombraron por su calibre. Ahora mismo, mientras escribo, me dieron de ganas de comerme un par de ellos, de los pocos que me aún me quedan, luego de preparar  mermelada y licor caseros de marca personal, 😁😁.  ¡Deliciosos frutos! Además de aquello, a la hora de preguntar cuánto debíamos por las frutas, don Héctor dijo "¡Nada, son un regalo!" 🥰😍. También nos ofreció unos damascos y unos duraznos para probar , que completaron nuestra carga, con la cual nos fuimos felices y con  destino  a La Vega, donde la Sra.Alejandra.  
 "Agroturismo Raíces" fue el nombre que vimos al ingresar a la nueva parcela, luego de dar unas cuantas vueltas, ayudados por el GPS. La especialidad de esta emprendedora era la elaboración de quesos de cabra 🐐,  producto del cual nos habló la misma dueña en el momento de mostrarnos sus variedades. Cada una optó por dos, uno puro y otro macerado. Yo, siempre picante, 🤣, elegí con aceite de oliva y merquén. Hecho el negocio, nos fuimos a recorrer el lugar con Diego. Llegamos a los corrales de las cabras, cuya leche es la materia prima de los quesos, pasamos por una estructura en construcción con material de adobe, fuimos hasta donde unas llamas y un carnero compartían espacio, siendo seguidos de cerca por un cabrito (¿?) que andaba libre y parecía ejercer de vigilante. Por allí estaba también una cabaña de arriendo, una piscina y un invernadero, que doña Alejandra nos mostró con orgullo. ¡Qué manera de aprovechar la valiosa cantidad de agua existente! Nos fuimos cargadas de nuestras compras y contentas del resultado de nuestro shopping rural, 😉.   
   Pero no era suficiente. Al conocer los pimientos el día anterior y haber recolectado una media docena de racimos luego de comprobar a través de mis papilas gustativas que era efectivamente pimienta, seguramente imbuida por el espíritu emprendedor de sus habitantes (que en mí se ha desarrollado al máximo desde la pandemia), me empeciné en recolectar más pimienta. Es así como un árbol de plaza de Alto del Carmen sufrió la pérdida de varios de sus frutos, a lo que se agregó otro pimiento bien cargado encontrado en el camino de regreso (entre tantos otros). Con la leal y esforzada colaboración de Diego, junté una buena cantidad, que traje a palacio y que en estos días tengo bajo el sol rancagüino para terminar el secado y permitir la conservación, 🤗🤗.  
   Llegamos a muy buena hora esa jornada a la cabaña. Era la última tarde para aprovecharla al máximo. Bajamos al río a refrescarnos, pero era mucha la corriente. Miguel, nuestro anfitrión,  nos había ofrecido la piscina,  la que tendríamos sólo para nosotras si queríamos. Yo opté por ella, total, no había paparazzis en las cercanías, 😉.  Cuando llegamos a ella entendí por qué se le categorizaba de  "biopiscina", 😲😳. Tenía a un costado una plantación de nada más y nada menos que de ejemplares de la planta de la cual los egipcios, desde tiempos inmemoriales, obtenían el papiro. ¡Quedé patidifusa con el descubrimiento! ¡Qué maravilla! Yo había tenido, hace unos años, el privilegio de disfrutar la vista de la planta en una fuente antiquísima -del tiempos de los romanos-  en la ciudad de Siracusa (en la isla de Sicilia) y me pareció lo máximo. ¡Y vaya con lo que me encontré, sin buscarlo, en el "Ayllú del Guasco", sector de La Verbena de Vallenar, Chile. ¡Sorpresas de la vida, de la naturaleza y de los emprendedores! 👏👏. El agua de la piscina estaba fresquísima, ideal para aminorar el calor ambiente (que llegó a 28°ese día). No pude practicar mis habilidades como nadadora pues el fondo de la piscina estaba algo resbaloso y si me soltaba de la orilla podía ahogarme, 🤣, además de que América no tenía ninguna intención de bañarse, por lo que yo me vería imposibilitada de salvataje si lo hubiera requerido, 😅.  
   El resto de la tarde lo ocupamos en la cama de cuarzo relajándonos un poco, sirviéndonos una copa de vino al atardecer, intentando, sin éxito, fotografiar estrellas, alimentarnos, mientras el minino del anfitrión insistía en acercarse e intentar entrar a la cabaña en calidad de okupa. ¡Qué gato más cargante, 😠😡! ¡Sorry, se nota que no me gustan estos felinos! Al final del día, nada mejor que una ducha, un buen café y a dormir para descansar de una maravillosa jornada de nuevo. Al día siguiente nos levantaríamos con calma, prepararíamos nuestro equipaje, ordenaríamos y limpiaríamos  en algo nuestro lugar de estadía, para estar preparadas para la partida a mediodía. 

   Tal como acordamos, de nuevo como gentileza de Kosmo Sapiens,  Diego nos fue a buscar y nos llevó a Vallenar, luego de habernos despedido de Miguel, el anfitrión.  Ya en Vallenar, después de dejar nuestro equipaje en custodia (regresaríamos a nuestros hogares en la tarde-noche) y de ir hasta la Plaza de Armas, nos despedimos de nuestro gentil guía de esos días (y de parte del viaje anterior), agradecidas por las atenciones recibidas, por lo aprendido y recorrido de la zona con su compañía. Sin duda, el plus de nuestra visita fue su colaboración y apoyo. ¡Muchas gracias!   

  Ya solas, recorrimos el centro de Vallenar por segunda o tercera vez. Ingresamos a la Parroquia San Ambrosio, que esta vez encontramos abierta al público, llegamos hasta el Mercado nuevamente. Allí vimos en venta los nísperos a la módica cifra de $ 3000, 😬, de manera que más apreciamos el regalo de don Héctor, que habíamos guardado casi entre algodones para que lleguen lo más intactos al "sur", como dicen allá de Rancagua y Talca, 😁. Luego nos fuimos a almorzar a un local ubicado frente a la Plaza, que nos había gustado la vez anterior, por lo que decidimos repetir la visita. Cumplía con las 3 B (bueno, bonito y tranquilo...además de barato, 😉). Carne salteada fue nuestra elección, con arroz, la una, con ensalada, la otra. ¡Estaba delicioso el plato! Para terminar, un helado y un café, según gustos, y luego a realizar la sobremesa a la plaza, esperando ver palomas de ojos azules nuevamente.   
   Acortamos y terminamos la tarde recorriendo parte del Paseo Ribereño, como nos recomendó y mostró Diego. Nos propusimos llegar hasta las letras volumétricas, lo que logramos no sin esfuerzo. Nos gustó mucho el paseo, con sus enormes y floridas bugambilias, los parasoles, asientos, puentes, ciclovía y lugares para bañarse a lo largo del cauce del Río Huasco, cuyas aguas nos sorprendieron por su transparencia. Vimos jóvenes y familias gozando de aquellos espacios de naturaleza y frescura. Al iniciar el camino de regreso luego de fotografiarnos con las letras, nosotras vimos tantos rayitos de sol que quisimos traernos muestras de ellos a nuestros hogares. Sin embargo, no tuvimos suerte y volvimos al Terminal, habiendo gozado de la caminata y con las manos limpias; bueno, no tanto. Tuvimos que lavárnoslas antes de consumir unos duraznos.

   Al otro día,  un poco antes de las 6 a.m. llegábamos a Santiago, Terminal San Borja, el cual aún estaba cerrado para la circulación interna. Nos vimos en la obligación de esperar, 🥴, un buen rato, antes de  salir y acceder al Metro 🚇 - gratis ese día-, ingresar al Terminal Sur y buscar el bus que nos llevara de regreso a nuestros respectivos palacios. Allí nos despedimos, deseándonos buen viaje, después de haber pasado unos cuantos días juntas, recorriendo, conociendo y disfrutando parte de nuestro país. ¡Quién diría que en pleno Desierto de Atacama pudiera haber tanta verdura y color, tanta vida!  Nosotras, que lo comprobamos in situ. Hasta pronto.

      

  

sábado, 26 de octubre de 2024

Entre pimientos y tunas...


   ...entre nísperos, naranjos, limones y damascos; entre añañucas, cardo santo y pat'e guanaco; entre burros, llamas y guanacos; entre pingüinos, lobos marinos y cormoranes; entre cerros, cordillera y valles, hemos pasado estas jornadas calurosas y despejadas al máximo durante el día, estrelladas y frías en la noche. ¡Una verdadera cura en salud para mí y América (el burro adelante, 🤣)! Hemos vuelto a visitar la Región de Atacama, esta vez por menos días, pero más intensos. Todo ha sido recorrer, conocer, disfrutar la zona y descansar en la noche. ¡Un verdadero recreo en nuestras ajetreadas vidas de profes jubiladas con PGU, 🤣!

   Apenas había yo llegado desde el sur (Valdivia, La Unión y Lanco), el mismo día, con una diferencia de pocas horas, América salía desde su hogar de Talca para dirigirse a Rancagua. Por suerte para ella alcancé a llegar, 🙈, pues esa mañana no pude bajarme en Rancagua ya que estaba durmiendo 😴 😴: el auxiliar del bus no me avisó como debería haber sido y pasé de largo. La cuestión es que, cuando desperté, luego de un breve e intenso sueño😴, ya estaba cerca de Paine, lo que pude averiguar gracias a Google maps. Ante lo irremediable, opté por llegar hasta Santiago y desde allí volver, luego de haber realizado el correspondiente reclamo y haber recibido el dinero para mi pasaje hasta mi lugar de residencia, a la que llegué con 3 horas de retraso, 🤨😒. Ya allí, todo fue prisas y tareas antes de que llegara la visita. ¡Uff!😵‍💫 

   Al día siguiente, martes 22, nuestras camas fueron abandonadas bien temprano. Con restos de sueño en los eyes, nos sentamos a la mesa a desayunar unos wafles del día anterior, que nos dejaron satisfechas y con la fuerza necesaria para irnos al Terminal de buses en un uber que nos costó un ojo de la cara, 🥴. ¡Demoró el dichoso bus para llegar a Santiago un montón! y allá, en el Terminal San Borja, nos esperaba otro bus que nos llevaría hasta Vallenar. Así que, llegando al Terminal Sur, rapidito tuvimos que bajar al inframundo del Metro de Santiago e irnos a la siguiente estación. ¡Uff! ¡Llegamos a tiempo! 

  Partimos a las 9,30 pasadas y luego de un viaje que se nos hizo interminable, a ratos con exceso de aire acondicionado, otras, con exceso de calefacción, llegamos a Vallenar a las 18,30 horas. Unos 5 minutos de espera -la nada misma- y nos reencontramos  con Diego, el guía de "Kosmo Sapiens", a quien conocimos en el viaje anterior, cuando fuimos a recorrer el "Parque Llanos de Challe" y "Carrizal Bajo". Esta vez no sólo haríamos a lo menos un tour con él, sino que también nos llevaría hasta la cabaña en que pernoctaríamos durante tres noches, que él mismo nos había gestionado, 🤗🤗.En primer lugar, nos llevó a un supermercado, para avituallarnos con una que otra cosilla para no fenecer de inanición; a continuación partimos al sector "La Verbena", al "Ayllú de Guasco", nuestro hogar por tres días.  

  Si bien habíamos recibido fotos de la cabaña y nos parecía muy de nuestro gusto, al llegar allá y conocer el entorno no pudimos estar más contentas y satisfechas. La vivienda se ubicaba a unos 100 metros de la carretera,  en la parte superior del cauce del Río Huasco, que, a su vez, pasaba ronroneando cual gato, a unos 50 m. más abajo, de cuyo cauce teníamos conciencia permanente al escuchar el sonido del agua. ¡Qué relax! La cabaña se complementaba con un espacio para una parrilla con mesa, sillas y techo, una tina o "tinaja" -como le llaman en todos lados-, una "cama' de cuarzo para espantar las malas vibras y un camino de bajada bien implementado hasta el lecho del río, donde había unas hamacas y un par de reposeras. La cabaña (cupo 6 personas), de dos dormitorios, una amplia cocina-living y una terraza, completamente equipada, se correspondía con lo ofrecido. Llegando allá nos sentimos completamente felices...como perdices, 😉.    
    El resto del primer día nos dedicamos a recorrer nuestro entorno, bajamos hasta el río, nos alimentamos con ganas (casi nada habíamos ingerido durante el viaje) y gozamos de la llegada de la noche, de la aparición de las primeras estrellas, del sonido ambiente que, al murmullo fluvial, agregaba el canto de aves y grillos, al parecer (porque rugidos de leones y pumas no eran, 😂). No "duramos" mucho en pie. Ya a las 22 horas estábamos en cama y casi listas para dormir. Yo me resistí un poco más, pero el sueño 😪 igual me derrotó por completo, porque no vi la luz sino hasta que el celular, al día siguiente, me avisó que debía levantarme, a las 6,45 hrs. América no había pasado muy buena noche, pues ésta -la noche- era más fría de lo que estábamos acostumbradas. 
    A las 7,30 de esa mañana vimos aparecer el sol ...¡tras la montaña 🎶 🎵!, frente a la puerta de vidrio de la cabaña y llegando hasta nosotras. ¡Hermoso! Desayunamos, nos pusimos al día en la contingencia nacional, revisamos nuestras redes, esperando que Diego nos fuera a buscar para emprender el gran Tour Full Day, que nos llevaría hasta Caleta Chañaral de Aceituno (a 160 kms.aprox.) y todos los alrededores habidos y por haber, más lo que pudiéramos encontrar durante la ruta. A las 8,30 estábamos emprendiendo la marcha.  
   Una vez tomamos la Ruta del Desierto rumbo a Carrizalillo, la caleta más cercana, todo fue "desierto". Por kilómetros (140), después de dejar atrás Vallenar, no nos cruzamos con ningún otro terrestre, ni a pie ni en vehículo. Parecíamos los últimos habitantes en un mundo distópico, pero con excelente carretera, eso sí, 😁. Cerros y más cerros, la Cordillera de la Costa hacía su aparición, con anchas planicies al inicio, con la típica vegetación oscura y polvorienta de lugares con escasez de agua, y más estrecha en tanto avanzábamos. No había flores que aportaran color al paisaje, salvo el color de un cielo absolutamente despejado. Pronto los cerros se fueron acercando y pudimos comprobar la abundante actividad minera de la zona en los caminos y piques abiertos en mitad o en lo alto de los  cerros. Ya cerca de Caleta Chañaral de Aceituno -nuestro objetivo principal- nos asombramos al divisar los gigantescos y numerosos molinos de viento del Parque Eólico emplazado en el sector, ¡cientos de ellos! 😳😱. 
   ¡Seguimos!😁 De lejos divisamos la Caleta Carrizalillo, que visitaríamos de regreso de Chañaral de Aceituno, donde esperábamos tener la fortuna de navegar y, tal vez, avistar ballenas. Antes de llegar, disfrutamos de hermosas vistas de la costa, en que el oleaje marino llegaba con calma y abundancia a la orilla. Me olvidaba señalar que, si bien la carretera había cambiado el pavimento por bischofita -un mineral que se mezcla con agua, que suprime el polvo y compacta la tierra-, el trayecto estaba en perfectas condiciones. Había un sector hacia la caleta principal en que estaban trabajando, eso sí, mientras pasamos por allí.    
   Caleta Chañaral de Aceituno a la vista. Muchas embarcaciones estaban aparcadas en la playa, poca gente, las oficinas de turismo permanecían cerradas. Recorrimos la caleta, admiramos el vuelo de las gaviotas, infaltables en estos lugares, nos tomamos una cuantas fotos y selfies, buscamos un servicio higiénico (¡harto malacatoso el encontrado!), quedamos encantadas con los abundantes y coloridos rayitos de sol y cardenales a orillas de las casas, nos acercamos a un pequeño museo del pariente, 😁,"Roberto Álvarez" (nombre que se le dio a la sala de exposición), donde se mostraba una balsa fabricada por don Roberto con cuero de lobo marino. De él y su esposa se manifestó orgullosa una mujer que se acercó al vernos llegar y nos explicó el trabajo que estaban haciendo para rescatar saberes y costumbres de los Chonos, sus ancestros. 
   Luego de este baño cultural nos fuimos a la Caleta Carrizalillo. Después de caminar a orillas de la caleta,  prácticamente deshabitada a esa hora y en ese día, inmortalizarnos en unas cuantas fotografías sin ver a ningún burro por el sector, 😆,Diego decidió recurrir a su Plan B: si no había navegación en estas caletas, nos llevaría a Punta de Choros. ¡Yupi!  
   [Entre paréntesis: el letrero de Bienvenida de Carrizalillo agrega como información que en el lugar de celebra el "Rodeo de Burros más grande del mundo", de los que vimos varios ejemplares en nuestro recorrido. Esos especímenes, más bien sus antepasados, llegaron desde España -nos contó Diego- traídos como bestias de carga para las tareas mineras. Una vez que se fueron sus dueños y que la tecnología transformó en antidiluvianos a los cuadrúpedos, ellos quedaron en libertad y se adaptaron al medio, transformándolo en su hábitat. Así que no es extraño ver nietos y bisnietos burros de los primeros que arribaron a estos lares. El singular rodeo es organizado por los habitantes de Carrizalillo, cada año, en el mes de octubre. El objetivo es juntar los burros para llevar un conteo de ellos, tarea en que todos participan, sin que falte ayuda de cercanos de la Comuna a de Freirina. Se suele llegar a contabilizar 4 a 5 mil ejemplares. Una vez contados y marcados por el SAG son dejados en libertad. Cierro...] 
  Unos 20 kms. y ya estuvimos en Punta de Choros, caleta que yo conocí y recorrí hace unos años por primera vez. Llegamos cruzando los dedos. La cosa no se veía muy promisoria. Igual dejamos un teléfono para que nos avisaran si salía pronto una embarcación. Caminamos por los alrededores y llegamos hasta una hermosa playa, donde aprovechamos de tomar contacto con la arena y el agua del mar, lo que resultó una delicia. Nuestras patitas nos lo agradecieron. El sonido del celular nos tomó de sorpresa. ¡Albricias! Saldría una embarcación con 3 turistas más. Volvimos rápidamente al muelle, pero debimos esperar un poco  porque los turistas se tomaron su tiempo para llegar. Estaban alimentándose.  
   Cabe acotar que esta caleta pertenece a la Región de Coquimbo, la cuarta, la que, junto a la de Atacama, comparte el título de ser "Reserva Nacional del Pingüino de Humboldt". Mientras en la cuarta región hay dos islas protegidas, Choros y Damas, en la tercera está la Isla Chañaral (la que no pudimos conocer)... ¡Por fin llegaron nuestros compañeros de navegación,  dos costarricenses y un chilenito! El día se prestaba para navegar, todo despejado, las aguas tranquilas y un guía bien entendido y experimentado en la materia. Visitamos los alrededores de las dos ínsulas (no se puede recorrerlas vía terrestre),  avistando algunos pingüinos (escasos; su población disminuyó producto de la gripe aviar que los afectó hace poco), lobos de mar (relajados como siempre, 😆😆), cormoranes negros o patos yecos, gaviotas, patos lile y piqueros. Fue una interesante clase de ciencia naturalista que recibimos mientras rodeábamos la Isla, hasta llegar a la Damas y su hermosa playa, inalcanzable para nosotros. 
   Dos horas y poco más de navegación, por mucho que haya sido relajante, nos dio hambre, que calmamos una vez en tierra, con sendas empanadas de loco con queso, exquisitas, elaboradas ante nuestros ojos. Mientras esperábamos intercambiamos algunas palabras con nuestros compañeros de navegación, quienes se habían instalado ante una mesa para comer en forma. Nosotras, con nuestras empanadas de locos en la mano, nos subimos a la camioneta de Kosmo Sapiens y empezamos el regreso. 

   A propósito de locos y sin pensar en nadie conocido, 🤣,  nos sorprendió el tamaño de los moluscos que venían recién llegando de la mar ese mediodía. ¡Impresionantemente grandes! Por eso estaba tan rica y contundente la empanada, que con una sola quedamos satisfechas, sólo agregando unas mandarinas al almuerzo de campaña.  

  Tomamos una ruta distinta para regresar, sinuosa en extremo, con subidas y bajadas, de bischofita en su totalidad, poniendo a prueba la pericia del conductor, nuestro guía. Antes de aquello vimos a orillas de carretera una mina de cobre abandonada. Nos detuvimos y fuimos a curiosear. Interesante resultaron algunos detalles aprendidos y observados in situ. Obvio, las fotografías no podían faltar. Luego de aquella detención, continuamos. La alta y abundante cadena montañosa que nos rodeaba por ambos lados se acercaba y se alejaba a ratos. Nos encontramos con más de un guanaco y burro en el trayecto, que se mostraban indiferentes ante nuestra presencia. No sucedió lo mismo con mi amiga América, que sólo en la cabaña me confesó que ella venía aterrada en la ruta del cerro El Moradolos Bronces y Labrar

    Vimos   restos  arqueológicos de numerosos asentamientos humanos de siglos   pasados,  de   antes   y   poco después de la llegada de los españoles. Es decir, esta  ruta  alternativa  a  la pavimentada  y  "moderna" era     una verdadera   Ruta Patrimonial, que por cientos     de    años,    hollaron    los habitantes originarios de la zona. Al final de ese trayecto esperábamos     encontrar añañucas rojas, las más escasas, pero nuestra búsqueda no dio resultados. Sí pude fotografiar un ejemplar de oreja de zorro, pues las otras estaban ya marchitas.    
  Antes de regresar a Vallenar, nos acercamos a Huasco Bajo, donde había un campo de añañucas blancas, rosadas y amarillas, más patas de guanaco. Se nos vino el atardecer encima y alcanzamos a llegar antes de que el astro rey se escondiera. Claro que las pat'e guanaco nos habían ganado la partida y se "acostaron" antes de que llegáramos, de manera que sólo pudimos disfrutar de las añañucas en medio de una puesta de sol fantástica. ¡Qué  privilegiadas nos sentimos!   
   Las estrellas ya poblaban el cielo cuando arribamos a La Verbena. Allí nos esperaba una tina con agua caliente,  ¡exquisita!, en la que nos sumergimos de inmediato y por unos buenos minutos. Teniendo por cielo las estrellas y como música de fondo el agua corriente del río, disfrutamos del agua temperada de la tina antes de preocuparnos de nuestra alimentación, la que podía esperar sin duda. Al rato, mientras tomábamos un buen vaso de vino 🍷 para celebrar lo compartido hasta ese momento y comíamos una marraqueta crujiente, nos fuimos poniendo al día en las noticias. Ignorábamos que de tanto ir el cántaro al río, unos alumnos del INBA se habían quemado y que la "teleserie" del subsecretario seguía entregando novedades, cada cual de ellas más comprometedora. A esas alturas, la popularidad del pisco souer había bajado a sus mínimos históricos según la CADEM. ¡Uff! Se vivían tiempos revueltos y nosotras, frente a tanta realidad inmanejable, estábamos casi desconectadas... y a salvo. Casi... 

  Cuando nos fuimos a acostar el cansancio nos superaba. Lo bueno es que era sólo un cansancio corporal, sin problemas de conciencia, que auguraba una incursión por tierras de Morfeo sin complicaciones ni pesadillas. Es la ventaja de los años, de la tranquilidad que da el deber cumplido y de la ligereza de ánimo de vivir y dejar vivir. Creo... ¡Qué mejor! Hasta pronto.




  

martes, 22 de octubre de 2024

Reencuentros...

  

   La vida es un interminable listado de reencuentros, especialmente cuando se tienen "ciertos" años. Mientras más avanza el reloj vital la cantidad aumenta, siempre y cuando uno esté dispuesto a promocionarlos o a participar, pues si uno se transforma en un ermitaño en medio de la ciudad, ni modo, como diría el Chavo. De estos reencuentros personales, familiares y amicales, les hablaré, pero también de otros, de los del alma, de los que sólo dependen de uno porque "el otro" ya no está acá para vernos ni saludar.  
     Viajé al sur hace unos días  (11 en la noche) no sin antes partir al reencuentro con Mirella en el parque-jardín, en esa visita quincenal desde hace casi 13 años. Nuevas flores, la reescritura de su querido nombre, la audición de su canción, el saludo y la despedida hasta la próxima ocasión.  Con aquella venia, inicié mi viaje hasta Valdivia, ciudad inolvidable, a la que llegué a buena hora de tomar un desayuno, para luego dirigirme al "Parque Los Laureles", en un recorrido interminable del microbús línea 3 que me paseó por donde quiso para, finalmente, dejarme en las afueras del parque,  donde me esperaba mi hermana. Allí nos reencontramos para, juntas, llevar flores a nuestros padres y hermano Tito. Mi madre, ese día precisamente, cumplía 9 años desde su partida a otros lares. Fue muy gratificante para nuestros espíritus llegar hasta ellos, o lo que resta de lo que fueron. El mundo siguió su curso inexorable después de ellos y aunque cada año la brecha temporal aumenta, siguen presentes en nuestros corazones y en el itinerario valdiviano de cada uno de los hermanos.  
    Me despedí de Gladys para irme con Marcela y, desde allí, a Lanco, no sin antes pasar a conocer "Botellones", ese local tan visitado por los residentes y visitantes valdivianos de los últimos tiempos. En mi caso, era mi primera entrada a ese antro del vicio, no así en el caso de mi compañera, 🤣 🤣. ¡Salud! Ese salud se hizo realidad cuando enfrentamos una docena de empanadas y un pullmay, según gustos, en la Feria Gastronómica de Niebla, que nos recibió con sus aromas y sabores de siempre. Obviamente, y desde tiempos inmemoriales (tiempos en que estuve allí con Mirella, mis padres y/o algunos de mis hermanos y/o sobrinos), yo me serví una Kunstmann bock, mientras mi amiga le hacía los honores a una Colacola, 🤮, 🤣. Olorosas a fritanga y moluscos bivalvos, 😬🤧, enfilamos camino a  Lanco no sin antes guardar lo que no pudimos comer de nuestros opíparos almuerzos por si se presentasen tiempos difíciles, 🤣, situación que en casa de Marce, de Adda, de Gladys, ni de nadie se produjo, lo que me trajo como trágica consecuencia el aumento de algo más de 2 kilos de peso y volumen a mi escultural cuerpo. Dicen que suele darse que una cosa lleva a la otra (si no, pregúntenle a Monsalve, 😁), la cuestión es que me vi en la necesidad  (si no quiero andar rodando en lugar de caminando en un tiempo cercano) de distanciar temporalmente mis viajes al sur. Sucede que me cuesta un mundo bajar hasta medio kilo de peso, para que después, en poco más de una semana, los multiplique por 3 ó más. ¡Nooo! Así no podré emprender en Onlyfans, ☺😚. Por lo tanto, visto lo visto, se me verá menos por esos andurriales, ¡upps!, se me salió, 😂 😂.  Ese día lo terminamos en compañía de Soa Lidia, la Candidata, probando unos cuantos pisco souer no-catedral, de elaboración casera (emprendimiento Madrid &Ltda.), que puede que hayan tenido alguna sustancia extraña pues a mi anfitriona no le resultaron muy saludables, 🤭🤭 durante lo que restó de noche. 
    El domingo 13, luego de alimentarnos con el correspondiente desayuno, enfilamos rumbo a la zona lacustre con Marce. Nadie más quiso acompañarnos, ignoro por qué, 😂. Pasamos como bólidos por Malalhue, Melefquén, Huellahue, Panguipulli y ...¡más allááá! , hasta llegar a Liquiñe, lo que no resultó tan cerca ni tan falto de curvas (me refiero a la carretera), subidas y bajadas. A pesar de ello, se hizo plenamente justificado el viaje apenas empezaron a aparecer los verdes campos, los cerros y las colinas cercanas, teniendo como corolario, la presencia del Volcán Villarrica al fondo de la postal caminera. ¡Hermoso trayecto! Íbamos subiendo la Cuesta Los Añiques cuando empezamos a ver plantas de nalcas y helechos a orillas del camino. Fue verlas y acordarme de una deuda veraniega, impaga hasta esa fecha, cuando anduvimos recorriendo la Carretera Austral y luego de haberme comprometido con "hacerme" de algún ejemplar de aquellas especies para el fundo de Marcela, no pude cumplir producto de la distancia existente entre el origen y el destino final que implicaban un real riesgo  de la supervivencia para las especies vegetales, que no para las especies-animales, 😉. Vistos aquellos productos e imbuida por el espíritu de Charles (Darwin se entiende), solicité la detención. Al final, luego de nuestra pequeña aventura naturalista, obtuvimos ejemplares de nalca, helecho, murtilla, muérdago y otra, desconocida. Insisto, todos estos especímenes estaban a la vera del camino público y eran pequeñitos, para que no se diga... Ya iré solicitando informes periódicos de sus estados desde Rancagua, pues quedaron todos plantados convenientemente por estas manos milagrosas. 
    Llegamos a Liquiñe. Intentamos encontrar unas termas de las que habíamos tenido noticia, pero sólo pasamos cerca de ellas según google maps, sin lograr ubicarlas como se debía.  La labor de discípulas de Darwin nos había dejado casi exhaustas 🤣 🤣, por lo que procedimos a buscar dónde ingerir "algo" de alimento antes de desfallecer  🙈 🙈.  El aroma a un asado de cordero nos convenció que habíamos llegado al lugar correcto, aunque casi caímos en una depresión profunda cuando se nos informó que ese plato no era parte del menú.¡Nooo, 😭😭😫! Debimos "conformarnos" con un salmón a la mantequilla y un lomo a lo pobre, 😂 🤣 🤣.  Al rato después, luego de haber eliminado el riesgo de caer en la fatiga por falta de alimentos, nos marchamos del lugar, iniciando nuestro regreso. 

   Esta vez ingresamos a Coñaripe, llegando hasta la playa  donde estuvimos un rato sentadas a orillas del Lago Calafquén, con la vista del Volcán a un costado. El día estaba maravilloso (23 grados) y había varias personas más, caminando, tomando el sol, conversando. Regresamos con hambre,🤭🤭, a preparamos unos sanguchotes muyyy ricos.  
   Lunes y martes fueron días de trabajo, especialmente para la anfitriona, pues se debe a su contrato. En tanto yo, en calidad de nana peruana, 🤭, me las afanaba entre ollas y costuras, preparando salmón en salsa de champiñones, ensaladas, postres y demases el lunes, bistec con berenjenas y papitas, más ensaladas y postre, el martes. Todo ello, además de lavar loza, apagar la caldera de pellet con que cuenta la residencia, regar a las transplantadas y ...eso, 😂  (bordar, mirar tv, tomar café), ¡pura pega!, como pueden ver, 😂.  Y así fue como llegó el Día del Profesor, jornada en la cual, a pesar de algo de lluvia, gozamos de una parrillada exquisita, especialidad de la anfitriona, la que contó  -la parrillada-  con costillar de cerdo y entrañas, con su ensalada, su pebre, su postre y acompañamiento líquido. ¡Mmmm! Luego de tan deliciosa celebración, en compañía de Marce y Ely, procedí a abandonarlas para trasladarme a Valdivia, en primera instancia, y a La Unión,  como destino final, a casa de mi hermana, donde llegué en 3 horas, todo casi cronometrado.  
   En La Unión,  Gladys había elaborado el correspondiente queque, así que, al llegar, ni siquiera alcancé a pasar hambre, 🤭🤭, mientras que, al día siguiente, estando de cumpleaños, preparó pollo al horno, con papas cocidas, ensaladas varias y postre. No alcanzábamos a reposar la comida y llegó la hora del "Apio verde", pues todos los visitantes emprendían vuelo. Pasadas las 21 horas logré llegar a Lanco Sur, por suerte, porque allí mismo el minibús quedó en panne. ¡Uff! Obvio, en casa de Marcela me esperaba una once contundente, para que no se diga después,  😉.   
    Y llegó el 18, tan acontecido hace 5 años, y tan acontecido este año también, aunque por razones diferentes, de similar origen. Un corte de cabello medio a la rápida en mi caso  -¡otra vez!-, para lucir de  mejor manera en tan magno evento: celebrar el retiro de las aulas de nuestra amiga María Esperanza, que hizo patria en Villarrica, luego de dejar un recuerdo indeleble en sus colegas, alumnos y apoderados de Lanco. Llegó de mademoiselle a Lanco -al menos en el trato, 😂; es bromita, amiga- y se fue transformada en madame y ya con unos bellos hijos formando parte de su familia. Fue un emotivo, hermoso y nutritivo reencuentro en casa de Adda, quien se esmeró, como de costumbre, en preparar exquisiteces saladas y dulces, a las cuales se agregaron las bebidas espirituosas que compramos con Marcela en "Botellones" de Valdivia (aporte de todos). Allí nos encontramos 8 de los "antiguos" del Liceo de Lanco, más dos participantes, uno no contemplado, 😂,  pero como donde comen 9 pueden también hacerlo 10, no hubo problemas para aceptar a Juan Carlos (alias Caco), el esposo de la festejada. Así que Sixto (alias Shitito) no tuvo que lidiar con tantas féminas empoderadas, contestatarias y de vuelta de todo, jajaja. El día estuvo casi veraniego, tanto así que la dueña de casa no juzgó conveniente encender su caldera a leña ¡Por suerte, 🥵🥵!    
   Todo estuvo fantástico: la conversación, las bromas, los recuerdos; la comida, una exquisita muestra de la buena mano -una vez más- de la Addita; los bebestibles, ad hoc con el momento y la ocasión. El bajativo, la torta, los kuckenes, ¡de miedo! ¡Y vamos comiendo, ¡uff! Sólo tengo un par de observaciones: en el momento de pasar a la mesa, los trozos de palta que adornaban una ensalada estaban de un dudoso color oscuro y la ensalada de lechugas, mi favorita, estaba lánguida total. ¿Fue una desinteligencia de la chef? 🤔🤔 ¡No, de  ninguna manera! Sucede que la festejada no estaba informada de la presencia de tan conspicuos personajes en dicha mansión, de manera que no azuzó lo suficiente a su maridito para llegar a tiempo con la merluza, 😂 😂, la excusa perfecta para pasar a la casa de Adda. ¡Sorprise! Sin embargo, la demora en la llegada, no sólo marchitó y oxidó algunos productos, sino que casi nos hizo desfallecer a las más glotonas, ☺🥴. ¡Y la merluza nada que llegaba! 🤣 🤣. Pero aquello es un pelo de la cola al lado de una amistad de más de 20 años. Adda, María Teresa, María Esperanza, Sixto, Lidia, Marcela, Marlis, Elizabeth y yo, todos estuvimos allí, una vez más.   
    Pasadas las 3 de la madrugada,  ya casi sin nada de encanto,  😁,  regresamos a casa de Marce. Dormimos unas pocas horas y nos fuimos el sábado 19 a gozar de las aguas cálidas de las Termas San Luis, ubicadas entre Pucón y Curarrehue  donde lucimos, por unas horas, nuestra esbeltez, 🤭🤭. Sólo nos conformamos, al salir, con un sánguche de carne y palta, que había preparado la Sita Marce, y un poco de café, todo home made. De regreso no nos detuvimos en ningún lugar, sólo recorrimos la costanera de Villarrica esperando no encontrarnos con María Esperanza,  quien nos ha invitado infructuosamente "n" veces a su casa, 🤣 🤣. Nuestra excusa-verdad: Lidia iba a ir al Pasaje Alhué a compartir una cerveza (que cabe señalar, fue más de una, 🤫🤭).  
    ¡Último  día, nadieN se enoja! Durante la mañana, en un momento en que amainó la lluvia, fuimos a una florería y luego al Cementerio de Lanco. Era ya el momento del reencuentro -aplazado más de una vez- con cuatro amigos lanquinos de hace más de 18 años. Era la ocasión para llevarles una humilde flor a cada uno de ellos, para mostrarles que seguían -y siguen- en mi recuerdo y corazón. Era el momento de ir a visitar las tumbas de Silvana (Carrasco), Hernán (Carrillo), Rubén (Pineda) y Jaime (Caro). No pudimos encontrar a Jaime, aunque lo buscamos con ahínco. Él comprenderá. Empezaba a llover nuevamente. En el proceso de búsqueda de Rubén me topé con la sorpresa de la partida, hace 6 años, de una buena persona, David (Fernández), con quien me relacioné en situaciones complejas y, a pesar de ello, no dejó de ser la misma buena persona y funcionario, orgulloso de llevar el uniforme de Carabineros de Chile. Le pedí permiso para dejarle una flor. 

   De colofón, en la tarde, logré comunicarme con mi amiga Carmen (Fernández), después de unos meses de no encontrarla al otro lado de la línea telefónica. Fue una genuina alegría conversar unos minutos con ella, saber de su vida en el tiempo transcurrido... ¡El tiempo! Ese juez inapelable, inexorable e incorruptible. ¡Quién lo quisiera para Chile! En fin, algunos hacen lo pueden, otros, lo que quieren. ¡Aquí y en la quebrá del ají, 😒! Hasta pronto.