Abandoné mi primer alojamiento en el país guatemalteco cuando ya eran pasadas las 9 a.m. del miércoles 31, luego de una noche más en vigilia que en sueño. Antes de las 3 a.m. desperté sin poder caer en los brazos de Morfeo nuevamente. Por tanto, aproveché el tiempo y la lucidez para terminar el primer relato de este viaje. A ratos escuchaba los aviones que pasaban por el sector en su viaje de ida o de vuelta. La noche anterior, no los había escuchado, 🙈 🙈, tanto había sido mi cansancio. El martes, pensando que mi sueño iba a ser profundo por todo el ejercicio físico realizado, no fue así. El cuerpo nos suele jugar unas malas pasadas en ocasiones que no es posible dilucidar racionalmente. Un uber me dejó a unos metros de unas micros o "góndolas", que son las que realizan el viaje a Antigua Guatemala u otros lugares cercanos. No hay Terminal, sino que se instalan en la calle, en una avenida.
Una vez arriba comenzó la aventura, 💪😁. Los "camionetas" son como nuestras micros antiguas, algo destartaladas, muy coloridas y ornamentadas, con asientos sin división para cada pasajero, sin maletero, pues la carga se ubica en el techo. Felizmente mi maletica la ubicaron en un espacio al costado del chofer, que no arriba, 🙄, si no habría llegado hecho pebre (la maleta). Un par de minutos arriba, y habiendo sólo 3 pasajeros, el vehículo inició su marcha y fue llenándose por el camino, carretera más bien. No supe cuándo salimos de "Guate" realmente, porque la cantidad de casas, construcciones, tiendas, outlets, automotoras, talleres mecánicos, con una profusión de carteles de publicidad impresionante, no terminaba nunca. Sólo en Tailandia había visto tantos carteles publicitarios en la carretera, pero como ésta es menos amplia, parecían más abundantes. Cuando empecé a darme cuenta que debía ir sujeta todo el tiempo a la barra que había delante mío, entendí lo que me había explicado el joven del alojamiento, que me había hablado de la poca comodidad de un viaje en "camioneta". Claro, uno iba literalmente saltando sobre el asiento, 😂 😂 (felizmente a mis "pompis" aún les quedan amortiguadores, 😉). Y como me ubiqué en el primer asiento para tener mejor visibilidad, veía como el conductor, sin disminuir la velocidad, que no era poca, zigzagueaba adelantando a otros vehículos. Parecía una carrera contra el tiempo y para ganar pasajeros, imagino. Los vehículos más pequeños adelantaban por ambos lados y las motos, para qué decir. La polución era muy alta, habiendo pasado lejos los límites permitidos para no perjudicar a los seres humanos, pero seguíamos. Al poco rato ya iba con dolor de cabeza. Si no hubiera sido por el alto tráfico por ambos lados, el trayecto se hubiera visto hermoso, pues la carretera está dividida por arbustos, más los de las orillas y yendo en subida y con muchas curvas, todo debe verse muy bonito sin vehículos.
Pasamos por algunas ciudades o pueblos: Mixco, San Lucas Sacatepéquez y Santa Lucía. Cuando el asistente del conductor voceaba la dirección hacia donde iba el vehículo, lo único que yo entendía clarito era Antigua; los otros nombres estaban abreviados: Lucas y Santa, y otros más que derechamente no logré entender. A pesar de su poco esbelta contextura (¿y bosnia?, diría alguien, 😁) y sus añitos ( 😅), era bastante ágil, bajaba de la micro en marcha y subía ídem, como un artista circense. ¡Todo un atleta!
[Entre paréntesis: mientras hacía este viaje confirmé unas situaciones interesantes en los pocos días que llevo acá. Uno: los guatemaltecos tienen la costumbre de abreviar todas las palabras abreviables: hablan de "Guate", de "Pana" (por Panajachel, otro lugar digno de visitar), de "seño" o "señito" (por señora o Srta., al igual que los peruanos). Dos: a pesar de que todos a los que pregunté si Ciudad de Guatemala era segura me dijeron que sí, en muchos locales comerciales, restaurantes, supermercados, bodegas, edificios públicos, había guardias armados en las entradas; asimismo, numerosos locales pequeños vendían a través de una ventanilla de fierro; joyerías con puertas cerradas, 🤔. Tres: gente muy amable toda; a quien le preguntara un dato equis, siempre contestaba de manera amable, independiente lo supiera o no. Cuatro: las motos 🏍, lejos, son un medio de transporte relevante en Guatemala. Cinco : uno de los olores más presentes en las calles de Guate es el olor a carne a la parrilla, porque la cantidad de ambulantes que suelen estar asando más de un producto cárnico sobre una parrilla son numerosos. Así que, si uno anda caminando, tiene sus jugos gástricos en permanente funcionamiento. Creo que ha sido por eso que he necesitado comer carne a la parrilla en estos días. De los cuatro almuerzos que me he servido, tres han sido de carne a la parrilla, 🤭😋😋. Cierro paréntesis, porque ya me dio hambre].
El "Terminal" donde llegan las "camionetas" de lugares cercanos, era una especie de Torre de Babel. Nos dejaron fuera del recinto, en el que de lejos vi muchos vehículos en desorden, mucho ruido y polución. Allí decidí, porque no conocía el lugar, agenciarme el traslado de mi personita junto a mi maletica hacia la "Casita de Angie", ¡qué cursi!, 🤭🤭. Se me complicó pedir un uber, así que negocié con un tuk-tuk o moto-taxi. Conseguí bajar un poco el precio, por suerte, porque el muy sinvergüenza sólo me anduvo trayendo unas 3 cuadras y ya estábamos en el hotel (porque era un hotel, bien bueno, la verdad, no cuatro ni cinco estrellas, pero al menos una 🌟). Habitación con baño privado, wifi, todo bien aseado, acceso a una cocina para servirse ☕, 18 lucrecias la noche, 👍💪. No me pusieron problemas por llegar antes y me entregaron enseguida la habitación. Una media hora de descanso y salí a conquistar la urbe.
Antigua es una pequeña ciudad colonial en el altiplano central de Guatemala. Fue la "Capitanía General de Guatemala" o "Reino de Guate.." (que contemplaba los actuales territorios de Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y el estado de Chiapas: ¡una enorme extensión!) entre 1542 a 1821. También fue conocida bajo el nombre de "Santiago de los Caballeros". En 1776 la Capitanía fue trasladada a otro valle, pues desde 1542 ya había sido derrumbada por tres terremotos (la tercera..., ya saben...). Después del terremoto de 1976 se gestionó ante la UNESCO considerar a Antigua como patrimonio cultural con éxito. En las dos décadas que van de este siglo, Antigua se ha transformado en un importante destino turístico por su bien preservada arquitectura barroca y sus numerosas ruinas de Iglesias Católicas. Su población alcanza la cantidad aproximada de 47 mil habitantes.
Sabía de Antigua desde hacía bastantes años, cuando una vez vi un reportaje que Don Francisco hizo de la ciudad, pero igualmente me informé lo suficiente antes de hacer este viaje. Quienes tienen pies -o "patitas"- delicados sufren un poco en Antigua. No sólo muchas de sus calles tienen adoquines, sino también algunas veredas. Y los adoquines de ninguna manera son perfectamente planos. ¡Para nada! Parecen calzadas romanas las cuestiones, disparejas hasta decir basta. Incluso me atrevería a decir que algunas vías romanas eran más parejas que estas calles y veredas, 🙈. Me vi impedida de usar sandalias, sólo pude calzar zapatillas y caminar con mucho cuidado, pues donde hay pavimento éste tampoco está en muy buen estado. Para los que somos un poco "anchitos", 😉, resulta todo un ejercicio de equilibrio caminar por muchas veredas, porque son muy angostas, con algunos postes de luz en su trayecto y con casas con ventanas tipo "box- windows", que quita espacio a la vereda. Además, en Antigua no hay semáforos, por lo que los peatones deben andar a salto de mata para poder cruzar las calles adoquinadas y con hoyos. Los automovilistas y motociclistas ya deben tener sus amortiguadores vencidos creo yo, pues los saltos permanentes son la norma, 😂.
Dicho lo anterior, no quiero que piensen que no me ha gustado la ciudad. Es más, ¡me ha encantado! En primera instancia me recordó, en parte, a nuestro San Pedro de Atacama, con la ventaja nuestra que allá no hay adoquines y con la desventaja que hay mucho polvo. ¿Qué es lo parecido entonces? Muchas construcciones de un piso, antiguas y básicas, sin grandes letreros publicitarios, con bastante limpieza y con un aire de provincia que no se las pueden. Son las coincidencias, no más que eso. Por acá hay bastante vehículo y motos en continuo movimiento. Se ve también abundante gente, mucho turista extranjero caucásico y numerosos habitantes ejerciendo comercio ambulante, especialmente de productos artesanales y típicos. Hay varias galerías artesanales, con abundancia de productos, la mayoría de telas tejidas o bordadas, así como objetos de cueros con aplicaciones bordadas, todo multicolor. Uno se cansa mirando tanta cosa que se repite hasta el cansancio y que coincide con los productos vistos en México, no en balde comparten la cultura maya en una amplia zona territorial. Lo conveniente para el turista es comprar en la calle, pues en las galerías el recargo suele ser de hasta el 70 ó 100%. No obstante se puede regatear y adquirir recuerdos y objetos artesanales pagando tanto en quetzales como en dólares. Si uno tiene paciencia, es posible conseguir muy buenos precios. En mi caso, algo he aprendido, 😉.
Recorriendo la ciudad, uno observa en muchos sectores ruinas de iglesias y conventos, muchas de las cuales se han preservado, aprovechando algún sector de esa construcción que está en buen estado y transformando las ruinas en atractivos turísticos. ¡Qué me dijeron a mí, que soy una amante de ruinas! No sé si es tema de sororidad o qué, 😂 😂 😂. La cuestión es que fotografié todas las ruinas habidas y por haber y logré ingresar a un par de ellas. También, esta tarde, pagué mi ticket para subir al 2° y 3er. nivel de la Iglesia La Merced, la más "famosa" de la ciudad. También está la Catedral, a la cual ingresé sólo unos momentos y fotografié, a la maleta, su parte ruinosa. Donde ingresé graciosamente, luego de inscribir mi nombre para la posteridad y guardar mi mochila en un locker, fue al Palacio de la Capitanía General, donde había una expo de artistas locales, algunos de los cuales tenían unas obras que me gustaron mucho. El edificio me pareció maravilloso, con sus soportales que ocupan toda una cuadra, mientras al otro lado está lo que fuera el antiguo Ayuntamiento, con locales comerciales de diverso tipo, varios ellos de alimentación. Desde ayer a partir de las 13 horas hasta las 18 y hoy desde las 10 hasta las 16, caminé y caminé, aunque no tanto en cantidad por la tosquedad del camino; así y todo la estadística marca un poco más de 17 kms. Y eso que uno de mis pies, especialmente el derecho (¡tan delicada la derecha, digo yo!, 😆😆), quedó algo lesionado con la caminata del segundo día en Guate...
Tuve una interesante experiencia en una entidad financiera local, el Banco Rural. Necesitaba cambiar más dólares, pues apenas había cambiado 200 U$ al llegar a tierra guatemalteca. Los alojamientos los había cancelado en quetzales precisamente, por lo que ya estaba quedando menos billullos locales. En Antigua no hay "cambiadores" informales como en la capital (que están en las veredas, sentados en unos taburetes plásticos a vista y paciencia de todos, pero sin decir nada). Busqué un banco (Google Maps ha sido un verdadero amigo) y para ingresar un guardia me abrió la puerta, "toqueteó" la mochila (buscando un arma seguramente, 😒), me dio un papel de atención, me atendió una señorita, pidiéndome el pasaporte e ingresando mis datos a un pc. Luego, en otro lugar, sin casi demora, me llamaron para una caja pagadora. Los billetes los examinaron casi con lupa y me pagaron 7,6 quetzales X dólar, 2 céntimos más que en el aeropuerto. ¡Súper! Todo expedito y seguro.
Mis almuerzos han estado espectaculares acá. Ayer, cerca del Mercado Central, pasé a un local con un pequeño jardín interior que anunciaba en una pizarra externa un almuerzo a 30 quetzales (¡4 lucas!). No era ultra-abundante pero estaba exquisito: un churrasquito, con ensalada, berenjenas, tortillas y jugo de melón. ¡Estaba muy sabroso! Hoy subí de pelo: también comí un churrasco (más grande), con arroz, una pasta de frijoles, ensalada y pico de gallo (equivalente al pebre nuestro). Aquello suponía también una sopita y unas tortillas, todo lo cual lo acompañé con té de Jamaica. Me comí todo, todito, 😋😋. El local bien amplio, con muy buena atención y un grato ambiente. Total del consumo 112 quetzales (15 luquitas). ¡Vaya diferencia!
Hoy terminé más temprano mi paseo. La lluvia me hizo recogerme a las 16 horas. No andaba preparada para la lluvia y tenía algo de cansancio. Ya en la mañana me había mojado su poco (también llovió un rato) y no tenía ganas de resfriarme (¡¿quién las tiene, 🙈?!). He estado escribiendo y viendo videos y, a continuación, deberé arreglar mi maletica. Mañana viajo a Tical y la hora es a las 04 a.m. El viaje es largo, más de 500 kms., y prefiero hacerlo en bus, pues la diferencia en avión es mucha. Así que ya tengo plan para los dos próximos días, de los que les contaré a la próxima. Hasta pronto.
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