Lunes 5...
Ha resultado cansador estar a la espera de que pase el tiempo y llegue la hora de ir a retirar mi equipaje para partir al Terminal de buses de Flores. Después de almorzar, revisar las redes e ir a comprar al Supermercado Latorre lo último que llevaré con los pocos billetes que me quedan, sólo me queda esperar. ¡Y pensar que hasta tuve planificado recuperar dólares si no podía gastar todo y me quedaban billullos! Y ha sucedido lo contrario: si mañana durante el día se me ocurre comer, estaré en aprietos, 😂 😂. ¡Nunca tanto! Si se me terminan los quetzales, pagaré en dólares no más. Me quedan chorrocientos, 😂 😂.
Al otro día, martes 6...
Nueva espera, esta vez en el Aeropuerto Internacional de la Aurora en Ciudad de Guatemala. Llegué acá a las 6 a.m. y unos minutos más, merced a un uber que me fue a buscar al Terminal de Buses ADN o algo así. Sucede que el lunes 5 a las 19 hrs. estuve por 9 horas en un bus de los grandes, un piso, en el que preferí comprar pasaje porque anhelaba viajar en buses como los de mi país, echada para atrás, con un asiento relativamente confortable, en lugar de venirme en un minibús, en que uno se entera hasta qué desodorante usa el vecino...¡o si no lo usa, 🤭🤧!
Ya en posesión de mi equipaje esperé una moto-taxi o tuk-tuk, que me llevó al Terminal de Flores. Allí aproveché de cambiarme de ropa, de vestido a pantalón y blusa taquillera, que por enésima vez me la puse al revés de los cristianos, 😂 😂. No quise volver a entrar al baño, pues estaba casi inundado, no sé si de agua o de orina, 🤢🤮. ¡Cosas que pasan! En todo caso, fue una suerte que me cambiara, porque si el bus tenía algo bueno era el aire acondicionado. Iba a necesitar abrigo si debía viajar en él toda la noche. Otra cosa positiva: viajábamos bien pocos, no creo que más de una docena, así que cada cual se instaló dónde quiso, que fue lo que sugirió también el asistente. Una veterana que iba delante mío echó todo lo pudo su asiento hacia atrás, 😒🤨. Debí cambiarme. No tuve más problemas de ese tipo, pero sí de otro... ¡No me creerán que los asientos no eran parejos! Me explico, eran lisos, lisos, pero algo inclinados hacia...¡adelante! La verdad a mí me pareció un bus refaccionado, de ésos que han sido eliminados en Chile, porque ni tenían número los asientos. Esa es mi teoría.
Por lo tanto, me trataba de arrellanar en el asiento y me resbalaba hacia adelante, 🤭😬, sin tener siquiera cinturón de seguridad, aunque hubiese quedado colgando, 😂 😂. Pero, no teman, encontré la solución. Me senté con una pierna doblada y ella servía de barrera para que no terminara en el piso del bus, 😂 😂. Durante el viaje dormía y despertaba (esa mañana había despertado pasadas las 3 a.m.) en forma intermitente, mientras sentía los saltos del bus (seguro que los amortiguadores eran los originales, ☺). De pronto, desperté asustada: ¡habíamos llegado y eran las 4,11 a.m.! Mi idea era esperar que llegue el nuevo día -¡bravo!-, para irme al aeropuerto, dejar en custodia mi equipaje y salir a patiperrear por los alrededores, que, según datos de Google, tenía varios espacios verdes.
Me fui a asear al baño (éste sí estaba seco). Poco es lo que pude hacer, pues ni toallas húmedas tenía, pero un pañito para limpiar mis anteojos me salvó la vida...y el honor, 😂 😂. La sala de espera estaba sobrada de sillas. Algunos (éramos 8 en ese momento) se tendieron en los asientos y se pusieron a dormir. Otros, nos aguantamos. Mientras tanto, el policía a cargo conversaba con un par de pasajeros. El 👮♂️, como los otros vistos en distintas partes, estaba armado. Se me había terminado el agua bebestible y debía tomar mis remedios. No podía arriesgarme a que me dé un patatús, por lo que, a pesar del arma, le pedí al Sr. Policía un poco de agua. Accedió y me llenó la botellita, mientras yo le sujetaba el arma...¡No, es broma! 😂 🤣. ¡Se imaginan! Aunque debo decir que, en general, algunas personas son bien confiadas. Por ejemplo: el domingo 4 fui a comprar a un local de artesanías en Isla Flores y como parecía era su primera cliente, no tenía vuelto. Me pidió que lo espere y salió por unos minutos. Los únicos que quedaron al interior eran dos niños, de unos 3 a 5 años, no más, que salían y entraban pues estaban jugando. A mi alcance había una buena cantidad de joyas de jade, incluso. Obvio, yo me comporté como chilena que soy, 😂 😂, ¡bien, pues! Corrijo, como chilenos que éramos, antes de que se desatara, paulatinamente, esta ola delincuencial.
A las 6 solicité un uber. El 👮♂️ me acompañó todo el rato mientras llegaba el vehículo e incluso me ayudó a subir el equipaje al maletero. Me quedó una duda, eso sí. Aunque él respondió que era policía ante mi consulta, a mí me tinca que era guardia "no más", porque cómo es posible que se dediquen a cuidar empresas privadas. Más bien creo que son guardias, pero con autorización de usar armas, lo que hace falta en nuestro país. Además, no sabía dónde estaba Chile ni que hablábamos español. De todas maneras, su falta de conocimiento se compensa con su amabilidad y función práctica.
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