Lo prometido es deuda, especialmente si me lo he prometido a mí misma, 😂. Empiezo, entonces, la síntesis anunciada. La recientemente realizada fue la primera visita a México. Digo primera porque pretendo ir nuevamente, en un viaje particular, con la gran ventaja de cierto conocimiento adquirido, que es importantísimo a la hora de tomar decisiones de ruta y alojamiento. En general, tendría que decir que los mexicanos reciben muy bien a los turistas. Ignoro si hay algunos de determinada nacionalidad que no les agraden, pero nosotros fuimos muy bien atendidos, recibiendo respuestas y sonrisas genuinas. Creo haber escuchado a algún comentario acerca de que no les agradan mucho los argentinos, por su prepotencia y exigencias. Y lógico, frente a la sencillez y algo de apocamiento mejicano como parte de su idiosincrasia, no resulta extraño ese rechazo. En esta actitud, más humilde y reservada que nuestros vecinos, nos parecemos bastante a los herederos de Zapata, Villa y Juárez.
A propósito de estos tres personajes, importantísimos en el devenir histórico de México, como muchos otros, nos habló el guía Jesús cuando nos encaminábamos hacia Cuernavaca, en el Estado de Morelos, pues por allí nació Emiliano Zapata y este estado fue lugar de operaciones de todos ellos. No voy a entrar en detalles que desconozco, pero lo que sí recuerdo es que el famoso Pancho Villa no se llamaba así realmente, sino que había adoptado el nombre del líder de una banda de cuatreros a la que pertenecía cuando el verdadero Pancho Villa murió. Buscando los detalles de estos personajes revisé el whatsapp ese que el sistema entrega para que uno tome notas ( 😂 😂, recuerdo que les dije a unos compañeros de viaje que yo me mandaba whatsapps a mí misma porque no tenía muchos amigos, 😂 😂). Allí me encontré con el título de un documental que la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) publicó acerca de la Masacre de Tlatelolco de 1968 y que nos recomendó el guía. Esta mañana me dediqué a ver "El grito", documental de casi dos horas, donde se da cuenta de lo grabado desde casi los inicios del movimiento estudiantil de ese año y su trágico término el 2 de octubre del mismo año. Al ver las tomas e imágenes no pude evitar que mi memoria trajera al presente imágenes vistas en nuestro propio país por los años 70, en blanco y negro, de manifestantes que copaban "las grandes alamedas" de la historia. Busqué en YouTube y encontré "Tlatelolco, la otra versión", documental de 57 minutos. También lo vi. Fue interesante contrastar los datos, la perspectiva distinta con las mismas imágenes y una explicación más macro y global. Considerando que no soy mejicana, que sé muy poco de la historia de dicha nación, no puedo optar por una de las dos versiones a "rajatabla". Lo relevante es que vi los carteles de las marchas, las consignas, vi las imágenes omnipresentes del Che Guevara y eso me da la pauta, para, de lo visto en mi propio país cuando era adolescente, arribar a algunas conclusiones. Como en muchas partes y en distintos momentos de los siglos XX y XXI, los estudiantes fueron la primera línea, la punta de lanza de otras organizaciones ...y lo seguirán siendo, aquí y en la "quebrá del ají", una pena trágica para los que creen de corazón en los lemas de estos movimientos.
La nación mexicana arrastra esta tragedia y otras en su historia. Se sabe tercermundista, aunque por sus riquezas naturales y otras, tiene un futuro que podría ser promisorio para muchos, pero que no lo será sino para unos pocos. La corrupción parece estar a la orden del día. De ello nos habló, en broma y en serio, Jesús, el guía. Hasta los policías, es sabido y aceptado, que funcionan "untándolos", mientras la clase vulnerable y mayoritaria sobrevive y hace patria en las faldas de los cerros con las mínimas condiciones por años de años, pero haciéndole el quite a lo legal, mientras la savia joven, pasa a engrosar la lista de los Brayans y las Britanys, que viven en un mundo de drogas, de fiestas, de falta de metas, aprovechando la ley que permite el aborto y los beneficios del Estado. Estado que, cabe decir, no es muy eficiente, según pude observar. Sólo hay acotados sectores de la gran CDMX que se ven limpios y modernos arquitectónicamente hablando (de lo que vi en los recorridos a pie y en bus, añado). Las veredas, en general, se ven sucias, con mucho arbolado eso sí, pero descuidadas, con basura a cada paso, edificios con una pátina de mugre, que me habla de despreocupación e ineficiencia. Rallados por doquier (igual que en nuestro país), construcciones sin mantenimiento, por mucho tiempo se deduce. Hay abundancia de comercio ambulante, incluido de alimentación. Nada nuevo bajo el sol, a pesar de la cercanía a los Estados Unidos de América.
Sin duda el Turismo es una de las fuentes del desarrollo del país. Los hoteles, los resorts, los restaurantes están preparados para dar una muy buena atención al turista. Las tiendas, pequeños locales, mercados y ferias artesanales son infaltables en cada ciudad, donde todo lo mexicano se ofrece, generalmente, a buenos precios. La ropa típica no es muy barata, aunque se entiende si se considera que hay mucho trabajo a mano en tejidos y bordados, como también en el trabajo del cuero. Las joyas de plata son omnipresentes en cada lugar, pero de no conocerse adecuadamente el metal no cabe duda que más de un turista termina engañado. No obstante, los plateros no hacen fácil la decisión del turista, pues sus precios son bastante onerosos. Trabajan en abundancia también varias piedras preciosas o semipreciosas como la obsidiana, el jade, el ojo de tigre, el cuarzo, entre otras, obteniendo hermosos resultados.
Los souvenirs típicos de la cultura mexicana, tan imbuida de religiosidad, de vida, colorido y culto a la muerte (como parte de la vida) son las imágenes religiosas de la Virgen de Guadalupe (hacia la cual hay un culto predominante), las catrinas (representación de la muerte), las calaveras (muy coloridas), los alebrijes (pequeños monstruos imaginarios propios de pesadillas), los sombreros mexicanos y alguna botellita de tequila o mezcal, al que hay que agregar el pulque, aunque este último se consume recién hecho.
En cuanto a la gastronomía, cabe destacar la presencia de las tortillas de maíz (comí la tortilla de pipián en la comunidad del Cenote de dos Palmas), los tacos (no probé ninguno), la ensalada de nopal (cactus), el mole (salsa aplicada al pollo), guacamole (no me gusta, 😬), té de Jamaica (de hibisco 🌺 en realidad; delicioso con hielo), tamal (no me gustó, prefiero nuestra humita) y todo condimentado con mucho ají, que algunos intentamos probar pero en lo que no perseveramos, 😂 😂.
Sin duda lo que más nos divirtió fue el tipo de idioma español hablado en la nación azteca, tan lleno de expresiones locales, que para un foráneo no resulta fácil entenderlo a cabalidad. Nuestro guía nos hablaba en "mexicano" y vaya que nos causaba risa. A los buses se les dice camiones, a los problemas, "pedos". Por lo tanto, si alguien tiene un problema grande va a decir que "tiene un pedo atorado" y todos entienden allá, menos nosotros que mal interpretaríamos,😂 😂.Mientras acá alguien puede andar "mal de la caña", allá se levantan con la "cruda". Acá "bailamos", allá le "sacan el polvo a la chancla". En lo relativo al acto sexual hay una abundante creatividad (igual que acá) que realmente divierte. Es así como "apachurrar el sapo", "darle vuelo a la hilacha", "desplumar la cotorra", "despuntar al muñeco" se refieren a lo mismo: a realizar el acto sexual. Y si se es bisexual (a propósito de Frida) a lo mexicano se dice "que se gastaba parejo " o que "chuteaba con las dos piernas", mientras los homosexuales "traspasan corriente", 😳🙊. Y como además la Kahlo cojeaba se dice que era como el dólar, que subía y bajaba. Y el "¡No inventes!", "Neta", y otra serie de expresiones y giros lingüísticos nos hacían estar atentos al Jesús verdadero (el primer guía; el segundo, el de la Riviera Maya, no tenía la misma chispa).
Sólo de pasada, porque ya lo mencioné en detalle, no puedo dejar de destacar la riqueza cultural de los orígenes del pueblo mexicano, que alcanzó un desarrollo de conocimientos matemáticos, físicos, astronómicos, constructivos impresionantes, que los llevó a dejar huellas arqueológicas inigualables, que, en la actualidad, cuidan al máximo, aunque también fueron víctimas del expolio de su riqueza cultural por parte de muchos europeos antes de que tomaran conciencia de la relevancia de preservar sus raíces. Pero no deja uno de sorprenderse de una mezcla casi contradictoria en sus creencias y forma de vida: son muy religiosos y devotos, lo que no impide la corrupción, la violencia y los actos de delincuencia. Por un lado, se ven conservadores (desde la perspectiva espiritual) y, por otro, vanguardistas-decadentes, haciéndose eco de todas las causas feministas y Lgtbq+, con barrios rosas, con taxis de color rosa y con prostitución masculina a la vista de cualquiera que pase por la calle. Desde el bus, de regreso de la Plaza Garibaldi, vimos jóvenes sólo vestidos con un slip, exhibiéndose en la puerta de un local.
Inicié estas líneas con sentimientos encontrados hace un par de días. Recién me había enterado de la muerte de Claudio Iturra. Si no hubiera hecho dos viajes con su empresa, teniendo la compañía de su persona en el último tour -Turquía-, no hubiera hecho este comentario. Cada día mueren miles de seres humanos, de cuya mayoría ignoramos absolutamente todo y, por no conocerlos, no nos afecta su desaparición de entre los vivos. Lo mismo sucederá para miles de millones cuando nos llegue a nosotros la hora, lo que afectará -o no- sólo a nuestros conocidos, con la claridad de que no será un golpe emocional muy fuerte, porque, por nuestra edad, es lo que se espera. Sin embargo, cuando muere alguien joven, conocido por los medios, que aunque no conversó contigo estuvo cerca tuyo y del grupo, impacta, más por el hecho que por la persona. Enseguida viene la gran interrogante no resuelta ahora ni nunca, del por qué. Y si la partida es de un ser cercano, las interrogantes, las emociones, el dolor se multiplican. No queda más que esperar y desear que el tránsito no haya sido tan doloroso y que lo vivido, aunque insuficiente para la mayoría, haya sido de calidad, como parece haber sido en el caso de Claudio.
Frente a este gran muro, paso, abismo, que nos espera a todos, no cabe otra cosa que vivir al máximo, cada cual aplicando esta expresión a su realidad y a su visión del mundo. Vivir al máximo lo que cada día te entrega, atesorando experiencias, compartiendo con los seres queridos, llámese familia, amigos, compañeros de ruta circunstanciales o definitivas. Agradeciendo, decía Claudio, las oportunidades que te has ganado por tu esfuerzo o que la diosa Fortuna te ha regalado. Agradecer y no olvidar a los que ya no están y que se fueron antes que tú a caminar por otros senderos, tal vez, o sólo a estar. ¡Quién puede saberlo! Así que gracias, México, por lo visto y conocido, gracias Jesús -el guía, 😉- por tu simpatía, gracias, Vicente -el guía chileno- por tu paciencia con este atado de veteranas, gracias, amigas de viaje, por su buena onda y buenas vibras. Ya nos veremos. Hasta pronto.
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