miércoles, 22 de mayo de 2024

Entre olmecas, mayas y aztecas...

  

    No me resulta fácil enfrentar el tema del México Precolombino, del cual vi maravillosas huellas arqueológicas en la ex Tenochtitlán, en Teotihuacán, Chichén Itzá y Tulum. Aunque estuve allí de cuerpo presente y escuché bastante atenta las explicaciones de los guías (dos Jesús y un Gustavo) no me ha resultado fácil presentar una síntesis clara de estos riquísimos sitios donde la diosa Historia se paseó orgullosa antes de que llegara Colón y los demás por estas tierras,  que siguen siendo hasta el día de hoy motivo de estudio de arqueólogos y de un sinfín de científicos. ¿Qué puedo yo decir, una neófita aficionada a la historia y a los viajes culturales como vía de aprendizaje, con mucha lectura interesante, pero con un mínimo de estudios sistemáticos en el área?  Poco, muy poco. Por eso, si quiero minimizar groseros errores en lo que escribo, me veo en la obligación de leer e informarme al respecto. Por lo tanto, tuve que abocarme a una lectura de diferentes fuentes y textos en Internet acerca, principalmente,  de los aztecas y mayas para intentar cuadrar el círculo, 😂 😂 y presentar un relato más o menos veraz de lo visitado. 
     Ya les conté en relatos anteriores acerca de los restos arqueológicos vistos en Ciudad de México, la antigua Tenochtitlán de los mexicas (también llamados aztecas), que luego de peregrinar buscando la concreción de la leyenda del águila sagrada devorando una serpiente parada en un nopal logran encontrarla allí, donde fundaron su ciudad en 1325, en una isla, en la cual se emplaza en la actualidad el Palacio Nacional. A unos metros, producto de excavaciones, surge a la luz una mínima parte de lo que fue el Centro Ceremonial de la gran capital azteca. También les hablé de Teotihuacán, complejo arqueológico a sólo 42 kms.de CDMX, que comprende tres templos piramidales (de la Luna, del Sol y de Quetzalcoatl) y otras construcciones erigidas alrededor del siglo II a.C. No se sabe con certeza quiénes vivieron allí, aunque se supone que fue una población multiétnica, dedicada a la producción artesanal, el comercio, el sacerdocio y la guerra. Los mexicas encontraron la ciudad cuando ésta llevaba unos 6 siglos de abandono y le dio el nombre con el que se conoce. En aquel lugar, bajo un sol calcinante, admiramos la Pirámide de la Luna, recorrimos el Camino de los Muertos para llegar hasta la Pirámide del Sol y ascendimos los peldaños milenarios de la Pirámide de Quetzalcoatl para admirar, a unos metros, las figuras de la serpiente emplumada en el relieve de una de sus paredes.

   En los últimos días de mi estadía en la nación mexicana tuve el privilegio de visitar dos zonas arqueológicas más, importantísimos vestigios de lo que fue la otra civilización precolombina que floreció en parte de México (Península del Yucatán, Chiapas y Tabasco) y en los países de Guatemala, Honduras, El Salvador y Belice. Me refiero a la Civilización  Maya.  

     El lunes 13 de mayo salimos del resort al que habíamos llegado el día antes para visitar la zona arqueológica de Chichén Itzá, distante a 200 kms. Aunque partimos temprano, el hecho de no ser un tour exclusivo para nuestro grupo (se pasó a buscar a otros pasajeros en sus respectivos resorts) supuso más demora y menos exclusividad. No obstante, con mis amigas logramos quedar ubicadas alrededor de unas mesas que estaban en el centro del autobús,  de manera que nuestro viaje, aunque largo, fue cómodo. Poco antes de mediodía, luego de una charla del nuevo guía (también llamado Jesús), llegamos a nuestro destino. Después de pasar por los torniquetes de entrada ingresamos a la zona arqueológica, caminamos por ella unos cientos de metros y, de pronto... ¡maravilla de maravillas!...Estaba frente a nuestros ojos el Templo de Kulkulcán, 😲😍🤩, en toda su magnificencia, con sus 91 escalones, sus 9 niveles y su templete superior, todo de piedra, perfecto desde lejos, como recién hecho. Era la misma imagen que yo había visto desde niña en enciclopedias, más tarde en libros y en la actualidad  en videos o Google. ¡Allí estaba una de las máximas expresiones de la civilización maya, mezclada con avanzados conocimientos matemáticos y astronómicos, a pesar de que cuando fue construida aún el continente de América no había sido "descubierto" ni "civilizado" por los españoles! Alrededor de él, había un amplio espacio libre para desplazarse y observarlo. En la pared izquierda, la entrada con dos cabezas colosales de la serpiente emplumada a ras de suelo, efigies del dios Kulkulcan, no sé si protegiendo o dando la bienvenida. No pude comprobarlo; no se puede llegar hasta ellas, buena medida para su preservación. En este lado, durante el equinoccio, dicen los que lo han visto, que el juego de luz y sombras que se produce hace parecer que las serpientes descienden hacia la tierra.  Hay planteamientos que desestiman la apreciación anterior, pues el "fenómeno" no sería exclusivo de esa fecha. Uno, neófito en asuntos como éstos, se queda con el misterio y la magia. 
     La construcción de esta ciudad o centro Ceremonial se realizó entre los años 800 a 1100, aunque el asentamiento se haya llevado a cabo alrededor del año 250 d.C. El diseño tiene clara influencia tolteca; el dios que  preside el Templo, según la mitología maya, es Kulkulcán, la versión que esta civilización tiene de la divinidad tolteca Quetzatcoatl. Los edificios que lo conforman son numerosos, a lo que se agrega la existencia de un cenote sagrado en las cercanías, en el que fueron descubiertos huesos humanos de niños, evidencia de los sacrificios humanos realizados por los mayas en algún momento de su desarrollo. Lamentablemente el tiempo que tuvimos para recorrer la explanada y sus alrededores, amén de visitar los servicios y comprar, fue mínimo si consideramos toda la zona. Al revisar Google me doy cuenta que faltó mucho por ver y admirar, lo que espero contemplar en una próxima visita, 🤞🏽.  
     De lo visto y de lo que guardo imágenes es: el Templo de Kulkulcán (el más conocido y famoso del sitio), la Plataforma de Venus, la Plataforma de Águilas y Jaguares, Templo Inferior de los Jaguares (con una escultura de jaguar en su frontis), el Gran Juego de Pelota (una extensa explanada con muros alrededor y un pequeño templo al fondo; en esos muros se observa a ambos lados unos aros en altura, que se supone eran parte del juego). El Templo de los Guerreros y Grupo de las Mil Columnas son dos construcciones rectangulares aledañas, que ocupan bastante extensión y que se ubican de manera lateral a las serpientes del Templo de Kulkulcán. De todos ellos aparecen imágenes en los collages que grafican esta crónica. Para lograr una visión global, se requiere visitar este lugar un día completo incluido el tiempo necesario para llegar hasta la zona arqueológica desde una ciudad más grande. 

     Ese mismo día,  luego de disfrutar de un almuerzo con mucho té de Jamaica, 😋😋, nos llevaron al Cenote Saamal, uno de los 2400 existentes en la Península de Yucatán. La palabra "cenote" deriva del término maya 'dzonot' que significa "abismo". Para los mayas, estos "ojos de agua" eran considerados fuentes de vida y que, además de proporcionar el líquido vital, eran una entrada hacia otro mundo y centro de comunión con los dioses. Cuando me enteré que el cenote tenía una profundidad de 30 metros, desistí a priori de  gozar de sus aguas heladas, descanso indiscutible luego de una temperatura exterior superior a 30 grados. Varios del grupo fueron los valientes. Yo, como el cura Gatica, sólo observé y fotografié desde un Mirador a media altura. Me perdí esa experiencia única por temor a irme a pique a pesar del chaleco salvavidas, 😢😥😭. De regreso al resort nos detuvimos y bajamos, los que quisimos, unos minutos, en la segunda ciudad más grande de Yucatán, Valladolid, con un bello centro histórico  Colonial.  
    El miércoles 15 participamos con América en la aventura particular de ir a otro sitio arqueológico, llamado TULUM ('muralla'), por suerte a una distancia de sólo 20 kms. de nuestro alojamiento. Antiguamente fue una ciudad amurallada llamada Zamá ('amanecer') en la costa del Mar Caribe y al interior del Parque Nacional Tulum. Este recinto Ceremonial se cree fue construido entre los años 1200 a 1450, ya sin residentes a fines del siglo XVI. El edificio más importante de este sitio recibe el nombre de "El castllo" y se ubica frente al mar. Cuenta con ventanas que se estima eran iluminadas para servir de faro a los navegantes, que necesitaban esquivar los peligrosos arrecifes del sector. La zona en totalidad tiene una forma rectangular, con cuatro puertas originalmente en sus murallas y varias construcciones, en más de una de las cuales se ha encontrado pinturas en su interior, aunque ingresar a ellas está vedado para el simple turista. Es una zona que, por su ubicación estratégica, cuenta con varios miradores con vista al mar. Tanto para acceder como para salir del sitio se debe caminar por calzadas de pavimento que se abren paso entre la naturaleza y que hace de su recorrido un hermoso paseo. Pero, ¡cuidado!, pues a pesar de la brisa marina, el sol ataca fuerte. Prueba de ella es que una de las participantes del tour, muy joven, debió ser atendida por varios minutos ya que sufrió una descompensación debido al excesivo calor, calor del que las iguanas parecen disfrutar sin inconvenientes.  
     El tour de medio día  no sólo consistía en la visita a este importante reducto de la civilización maya. También incluyó, además de agua mineral, jugo y alimento, la visita a la Comunidad del Cenote Dos Palmas, donde se nos enseñó a preparar una tortilla para un taco (la masa ya preparada de antemano), que fue cocida sobre el comal y luego rellenada con una pasta (de semillas de calabaza molida y ajitomate) y condimentada con unas gotas de  chile 🌶 habanero (el más picante usado en México). Cada uno de nosotros estiró su tortilla, recibió el relleno y se comió el producto que estuvo delicioso. La masa era elaborada con maíz. ¡Increíble que un alimento tan simple fuera tan delicioso! De allí nos fuimos al Cenote, luego de pasar por una ducha abierta para quitarnos el sudor y las cremas. Este ojo de agua tenía la forma de un picarón, con un agua cristalina y fresca, que ya daba alivio sólo de verla. Debe haber tenido unos dos metros en la parte más profunda y aunque igual me habría ahogado sin chaleco salvavidas, 😂 😂, tomé la decisión de aprovechar esta segunda y última oportunidad de sumergir mi bello cuerpo, 😊, en estas deliciosas  aguas. No me alejé de la escalera, eso sí (ya saben, "Juan Segura vivió muchos años..."). Al salir nos esperaba una tiendita de souvenirs y un pequeño refrigerio con té de Jamaica y trozos de fruta con ají espolvoreado. ¡Sí, tal como lo leen! Fruta dulce con ají. La probé y... seguí probando y probando. ¡Estaba exquisita! El ají que se le echa es como el merkén nuestro. Se me grabó la marca, tanto así que, mientras vitrineaba en el aeropuerto vi una botella con aquella "salsa" (en polvo). No lo dudé un momento. Compré ipso facto un envase, que pretendo probar con piña, mango y manzana, 😋😋😋 en unos días más. 

   Se me han agotado la mente y los dedos. Quería realizar una síntesis de la experiencia total, pero el escrito se alargaría mucho y su elaboración  requiere de unas cuantas vueltas más en la cabeza... y en el corazón.  Estamos a un paso, sí. Va a la próxima. Por el momento, comparto con ustedes la maravilla de estas huellas humanas de otros tiempos y latitudes, tan decidoras de nuestra capacidad como especie. Las construcciones erigidas, los calendarios creados y usados por aztecas y mayas y otros ejemplos son una prueba fehaciente del conocimiento que alcanzaron en los ámbitos de las matemáticas, física  y astronomía. Y lo más importante, sin ayuda de elementos tecnológicos avanzados.  ¡Qué maravilla! Hasta pronto.








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